viernes, 23 de diciembre de 2011

AQUELLAS YA LEJANAS NAVIDADES DE LOS 50

Ya han pasado tantos años…. Pero aun recuerdo mis años de rapa en Lober  cuando  llegaban las Navidades.  Unas  Navidades en las que no había regalos, pero quizá eran más esperadas y celebradas que en la actualidad.

El día de noche buena en casa no había una mesa decorada,  no  había marisco ni turrones, simplemente, una vez encerrado el ganado y toda la familia reunida al amor de la lumbre y, en el mejor de los casos arrimado a las brasas estaba el  enciscado pote con un pulpo  con patatas enteras cociendo dentro.  Este pulpo posiblemente lo habíamos adquirido el día 22 en la feria de Fonfría  si habíamos tenido la suerte de vender un saco de patatas que habíamos llevado a vender a lomos de la  sufrida burra. También, si todo había ido bien recuerdo que mi padre había comprado una culebra de mazapán que repartíamos un trozo pequeño con el fin de que hubiera para toda la familia. Pero recuerdo, que el postre más tradicional en casa eran las uvas, estas uvas  habían sido guardadas  de las mejores parras de la viña  del camino Tolilla, las cuales guardábamos colgadas en una viga en lo más alto del sobrado.

Acabada  la cena,  el día de noche buena,  ya no se hilaba como se hacía cada noche, después de haber alargado un poco más que de costumbre la sobre mesa,  se iba a dormir,( no había televisión) en aquellos años  en Lober no había misa de gallo, ya que la misa de gallo se hacía en el pueblo que habitaba el cura, misa,   en la que  los pastores hacían la “Cordera” en la cual los pastores ofrecían una cordera a la Virgen,  a esta especie de comedia  acudía  la mocedad de otros pueblos colindantes.
El día de Navidad, era una de las fiestas más celebradas del año, ese día en la mesa no faltaba el ya tradicional caldo de berzas con botillo,   que los comensales comían de una misma cazuela o tartera acompañado de una buena jarra de vino.

El día noche vieja no se celebraba nada en especial. El día de año nuevo era costumbre de los rapaces ir a pedir el aguinaldo a casa del padrino y la madrina, los rapaces acudían  a casa de los padrinos a dar los buenos días,  y estos los  obsequiaban con una longaniza de cuatro ramales, y en el mejor de los casos un paquete de galletas o unos cacahuetes.

Pero   igual que ahora, el día más esperado por los rapaces era el día de reyes,  no por que los reyes nos trajeran juguetes como ahora.  Nuestra   ilusión era el día 5 de enero al tiempo de oscurecer, salir todos los rapaces en grupo a cantar los reyes  de  en puerta en puerta, aunque conociendo el carácter del vecino podíamos actuar o no. Los cantares eran siempre los mismos, estos eran algunos entre otros:

Estas puertas son de pino,
Aquí vive un gran vecino,
Estas puertas son de oro
Aquí vive el Ti  Sidoro.
Hoy es víspera de reyes
Un día muy señalado
Y por eso se celebra
La primer fiesta del año.

Había algunos vecinos que para darnos algo nos hacían cantar hasta la saciedad,  prácticamente en todas las casas que nos daban, nos daban lo mismo, unos nos daban castañas, otros entre mozos, en alguna casa nos podían ofrecer una jarra de vino que bebíamos a morro todos por la misma jarra, y eran muy pocos los que nos podían ofrecer alguna moneda.

La casa más esperada para ir a cantar era la del Ti Sidoro el tabernero.  Allí si se nos ofrecían otras cosas que normalmente no teníamos a nuestro alcance, como cacahuetes higos pasos aceitunas o algunas galletas.
Y ya terminada la cantinela por las embarradas  y oscuras calles de Lober, a la luz de algún candil  o farol  repartíamos las castañas y entre mozos que nos habían dado, y con las monedas nos podíamos comprar alguna golosina.

Esa noche, solíamos dejar las “Cholas” en sitio visible par si los reyes nos dejaban algo, que en mi casa,(como creo que en la mayoría de el resto de rapaces), me dejaban en el mejor de los casos me dejaban unos cacahuetes o avellanas.

Muchas  veces  he oído comentar  y he visto imágenes  de los niños del tercer mundo, sabemos que  necesitan comida, que no tienen juguetes, que los hacen trabajar a una edad temprana, que  esas gentes no disponen de maquinaria para trabajar la tierra, que no tiene agua corriente en sus casa, que en sus casas no tienen electrodomésticos, que el medio de transporte que tienen es un burro y en el mejor de los casos una bicicleta, y a mi todo eso no me extraña nada, no me dice nada nuevo, por que esa fue la infancia que a mi, como a tos los alistanos de aquella época nos tocó vivir,  y no tenemos que ir muchos años atrás, ya hemos pasado y sabemos lo que es un tercer mundo.

¡¡¡FELICES  NAVIDADES Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
GUUMARO, 23 de Diciembre de 2011.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

FALTA DE OPORTUNIDADES

El deporte, que ya en los años 50 y 60  comenzó a descollar en las ciudades, también en  los pueblos de Aliste  hablaba de Puscas Gento del Real Madrid..., y en particular refiriéndome a Lober,  ya en aquellos años comenzaba a tomar atención entre los chavales  aunque   sin ninguna clase  información por  televisión, prensa incluso por radio.  

 Lejos de nuestro alcance estaban los  balones  para practicar futbol,  así como disponer de un calzado, ropa adecuada  y un asesoramiento de tutores o personal especializado. No era del gusto de nuestra familia vernos un día de primavera corriendo con unas “cholas” en la era dando patadas a una pelota de  lana y goma construida por nosotros mismos. Más bien en aquellos años nos enseñaban a cuidar ovejas o vacas, a buscar agua a la fuente del chariz de la era.

Menos aún estaba una bicicleta para hacer deporte, o una moto para practicar moto-cros  por los barrancos. Tampoco nos favoreció el calzado para correr, ya que como bien comenté antes, las cholas fueron siempre el calzado más utilizado, siendo  sustituidas en verano por “albarcas”, no tan pesado este como las cholas, pero sí bastante incómodas.

Así como con el deporte, ocurría con la enseñanza, la falta de profesionales por un lado el absentismo, la  falta de material escolar, así como ponernos a guardar ganado a una edad temprana,  todo esto nos hacía terminar la   escolaridad  a una edad temprana. Pero tampoco es que saliéramos tan mal, yo,  andando por la vida me he dado cuenta de, que  gente de aquella época,  procedentes de otras ciudades y regiones  quizá con más medios y oportunidades de las que tuvimos nosotros, salieran con menos educación que salimos los alistanos de aquella generación.

Y no quiero decir con todo esto, que en Aliste en aquellos años pudieran haber surgido grandes deportistas o grandes genios, pero si  he pensado muchas veces que nos faltaron oportunidades, que si  podíamos haber personas en Aliste para haber llegado más allá en el mudo del deporte y de la cultura.

Por otra parte pienso que nunca es tarde (si para el deporte porque ya tenemos una edad) pero veo que en el mundo de las nuevas tecnologías, mucha gente de aquella época (hoy ya jubilados)  se debieran haber animado y saber  lo que es Word, Facebook, Tuiter, Foros , oct. oct.

Un servidor con 63 años va  a clases de informática dos veces por semana de septiembre a junio simplemente por curiosidad  y  saberme defender dentro de este apasionante mundo para mí.

Desde aquí, y a través de los  internautas que me puedan leer, ánimo a todos aquellos alistanos que nunca tuvieron la oportunidad de  ponerse delante de un teclado, lo hagan, que piensen que nunca es tarde, y que los malos rollos en internet es como los de la vida real, solo los hay si los buscas.

Gúmaro, 20 de Diciembre de 2011.

domingo, 11 de diciembre de 2011

LA FUENTE LA FERRADA


Cuando nos dirigimos hacia Ceadea, aproximadamente a un kilometro y medio de Lober nos encontramos un arroyo entre verdes pardos donde crecen frondosos sauces y chopos, allí en un descampado nos encontramos con una fuente de aproximadamente un metro cuadrado.  Es  la Fuente la Ferrada, de ella, sale abundante agua con un sabor a hierro, la cual, parece estar tibia en invierno y  fría en verano, lo que hacía en tiempos, que la gente que en verano pasaba por el lugar se detuviera para beber amorarandose  a ella un trago para aliviar el cansancio de una larga velada de siega o arada. Sitio también donde se paraban pastores y vaqueros donde podían mojar en la fuente un trozo de pan duro, el cual aunque mojado en agua perdía por completo el sabor a pan, era la única manera de poder masticar el pan por unas dentaduras deterioradas  mayormente por  el  poco  mantenimiento .

 Se cree que en ella se lavaba  el mineral de las antiguas minas de hierro, al encontrarse por la zona restos de piedras de color negro procedentes de las minas. Son tres minas, se encuentran  subiendo arroyo arriba, a  pocos metros de la fuente, están situadas al margen izquierdo del arroyo a unos 200 metros de distancia unas de otras, estas minas pueden tener como unos 80 metros de longitud. No se sabe con exactitud, pero se cree que fueron explotadas por los años 1800, el mineral era transportado con carros y bueyes hasta Zamora, siendo desde allí transportado por otros medios a Avilés donde era fundido para convertirse en hierro. Según comentarios se dice que estas minas se cerraron por que el  transportista que transportaba el mineral a Zamora, en el transporte reventó varias parejas de bueyes, y al no poder continuar con el transporte, la empresa explotadora de las minas tuvo que cerrar.  Aún se puede ver por el entorno de las minas algún montón de mineral abandonado al no poder ser transportado.

Hasta hace poco, estas minas abastecían de agua a unos aljibes, de los cuales durante años re regaron fértiles hueras donde se criaba todo tipo de productos hortícolas, siendo los pimientos   alubias y patatas los productos que ese tipo de tierra mejor  criaba. Desde hace unos años comenzó a escasear el agua,  siendo este, y la despoblación los  únicos problemas que hacen que en la actualidad esas huertas se encuentran en estado de abandono total.
En la actualidad en estas minas albergan  una importante colonia de murciélagos, los cuales permanecen colgados en el interior oscuro esperando que llegue la noche para salir revoloteando  para atrapar insectos.
Hasta hace poco la Fuente la Ferrada abastecía de agua a tres pozas arroyo abajo, en estas pozas se acumulaba el agua que corría de la fuente, y que después se aprovechaba para regar la denominada Huerta. La Huerta está compuesta por pequeños latifundios, en la que prácticamente todos los vecinos del pueblo de Lober poseen una de estas pequeñas propiedades  Llamadas “Linares” los cuales hasta principios de los años 70 eran destinados a sembrar lino y frejoles de  palo.

Dichas pozas y albañales eran limpiadas cada año por los propietarios de las fincas, y el agua era repartida por cada finca a razón de 12 horas, correspondiendo regar a unos por la mañana y a otros por la tarde. Cuando a un vecino le sobraba agua por disponer de poco terreno para regar, el agua sobrante podía ser  aprovechada  por otro vecino que previamente la había pedido y era cedida como favor.

Hoy esta Huerta, igual que prácticamente todo el demás terreno de regadío o de secano permanece en  un total abandono  fruto de la emigración  hacia las ciudades  industrializadas de la mayor parte de la población en los años 60 y 70, dando lugar a un total envejecimiento de la población  hasta el punto de hoy quedar paralizada la agricultura en su totalidad..

Si la fuente la Ferrada
manara vino.
la campana grande
sería el cuartillo.
Gúmaro,  11  de Diciembre de 2011

jueves, 17 de noviembre de 2011

MI PRIMERA BICICLETA

Yo creo que ya por naturaleza la mayor parte de los humanos cuando somos niños pensamos en montar en bicicleta, cosa que desde hace varias décadas los niños lo tienen muy fácil. Nuestros hijos o nietos antes de empezar a dar los primeros pasos ya le hemos regalado algún coche de cuatro ruedas, en el cual se suben, y ayudado con los pies corren por las calles y parques. No tarda mucho tiempo que ya le comparamos la primera bicicleta con dos ruedas pequeñas acopladas a la rueda de atrás, que estas evitan que caiga y pueden correr en bici desde el primer día. Más tarde estas ruedas se quitan por que el niño ya se siente más mayor y quiere ir sin que vaya amparado de esas dos ruedas que hasta ahora lo habían acompañado.

El niño sigue creciendo, y ya quiere otra bici más grande con un manillar diferente y unas ruedas más anchas, ya quiere ir solo con los amigos a correr por las plazas y parques, bueno, han sido los hijos de la abundancia, y todos se lo han podido permitir.

Yo también fui niño, pero a mi m tocó vivir una época muy distinta, eran muy pocos los privilegiados que en aquellos tiempos en la edad de niños se podían permitir correr por las calles con una bicicleta. Yo, de mi época no recuerdo ninguno de mi pueblo que sus padres pudieran comprar a sus hijos una bicicleta en aquellos años. Solamente recuerdo a un niño de Tolilla de unos 10 años, que en el verano venía a clases de repaso a Lober, y traía una bicicleta pequeña cromada, bien me acuerdo, era el hijo del carpintero de Tolilla que se llamaba Marciano, yo cuando pasaba cerca de mí me quedaba mirando aquella bicicleta, y como entonces los caminos y calles todos eran de tierra, yo me quedaba mirando el dibujo de las roderas, incluso las tocaba con la mano mirando lo bien que parecían las roderas de la bicicleta. Muchas veces cogía un palo a modo de manillar, y corría simulando que iba en bicicleta. Otras veces me subía en la cañiza que cerraba alguna finca en la cual me podía montar a caballo pedaleando con los pies como si fuera una bicicleta.

Yo, que entonces tenía 7 u 8 años, pensaba que algún día posiblemente podía tener una bicicleta, tampoco me hacía muchas ilusiones porque no era el único, simplemente me conformaba con correr detrás de la bicicleta de aquel niño cada vez que venía.

Siempre los niños disfrutábamos corriendo de tras de los coches o bicicletas de cualquier forastero que llegaba al pueblo, aunque coches en aquellos años solo se veían de vez en cuando, excepto el camión de las gaseosas que regularmente venía cada semana.

Recuerdo una vez que vino el veterinario de Sarracín en bicicleta, y como siempre, los rapaces íbamos corriendo tras él, era en la cuesta la Moral, yo me cogí al portabultos de la bici, y le dije al veterinario: bájate de esa bicicleta que lo mismo es mía que tuya, el veterinario se baja de la bici, de quien es este muchacho, de quien es este muchacho, ya se entero quien era mi padre, y menuda labra que me dio aquella tarde con el vergajo.

Fueron pasando los años, y yo continuaba sin bicicleta, y ya fue en el año 1967 con mis 18 años, que un día mi padre me dijo: vamos a ir a Alcañices y compramos una bicicleta, si bien aquel año yo ya había ido a ganar para ella. Por fin tuve una bicicleta BH de color negro, que recuerdo que con luz y todo nos costó 1060 pesetas. Si bien, me hubiera hecho más ilusión de niño, pero también de mayor disfruté de ella. Aún la guardo como recuerdo, la cual quiero arreglar cambiando algunas cosas que están inservibles, y ahora ya siendo abuelo quiero volver a disfrutar de aquella bicicleta que tanta ilusión me hizo, y que tantos buenos recuerdos me dejo.



Gúmaro, 17 de noviembre de 2011.

martes, 15 de noviembre de 2011

DÍA DE AGUA, TABERNA O FRAGUA

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Esto es lo que pensaba esta mañana cuando me desperté mientras oía caer las goteras sobre la barandilla del balcón. Pues ni una cosa ni la otra, simplemente encendí el ordenador y me puse a ojear los titulares del periódico por si algo me interesaba leer.

Pero la frase de (taberna o fragua) me recuerda lo que decían en Lober los viejos de hace medio siglo atrás, y es que por aquellos años, después de “espachar las vacas” en un día de agua es lo que se hacía, ir a la fragua para arreglar alguna reja del arado desgastada de abrir los surcos rompiendo la escabrosa tierra. Allí en la fragua se pasaban largas veladas entre la gente que acudía con el mismo fin, el fin de encontrar gente creando tertulias que podían durar varias horas.

Otra manera de pasar un día de lluvia que,( en aquellos años eran muchos, ) era picar un palo que previamente se había cortado y guardado con el fin de sacar alguna serventía como herramienta o apero de labranza: como hacer un arado o reparar el viejo, hacer una rastra , confeccionar un huso o rueca o hacer una cañiza para cerrar la entrada de una finca, así como hacer los mangos para tornaderas guinchas y azadas, estos quehaceres se guardaban para hacer en los días de lluvia o nieve cuando en el campo no se podía hacer otra cosa. Cada casa disponía de las herramientas adecuadas para trabajar la madera: barrenas para taladrar la madera de varias medidas, azuela, cepillo, serrón, escoplo, y martillo, eran las herramientas más necesarias, y si a algún vecino le faltaba una, otro se la podía prestar, que siempre se cuidaba con más cuidado que siendo propia, con estas herramientas se podían construir toda clase de aperos de madera para trabajar la tierra de una manera primitiva.

Unos con más habilidad y otros co no tanta, en todos los pueblos de Aliste, cada uno hacía sus propios aperos de labranza. Los hombres y mujeres alistanos/as debían ser unos verdaderos maestros, un hombre y una mujer en Aliste debían tener habilidad para hacer un poco de todo desde carpintería hasta albañilería pasando por todo lo demás. Las mujeres, quizá debían tener más quehaceres, desde trabajar la tierra con el primitivo arado, hasta plantar y sembrar las hortalizas en las huertas, hacer los quehaceres de la casa, así como hilar el lino y la lana previamente preparado por ellas mismas, y confeccionar la ropa para toda la familia.

Lo de la taberna, también era frecuentada en estos días de lluvia o nieve, siempre con excepciones, pero había gente que le gustaba echar el cuartillo, y ya sabían que en esos días que las inclemencias del tiempo lo permitían en la cocina del tabernero se hacía buena lumbre, a la que algunos acudían tapados con la casaca con un trozo de pan y chorizo, o una sardina de escabeche que mandaban poner para acompañar al cuartillo de vino.

Gúmaro, 15 de noviembre de 2011

jueves, 22 de septiembre de 2011

CON LA MALETA ACUESTAS

Aún recuerdo aquella fría mañana de finales del 27 de Diciembre de 1966 tomando el café con mi padre en la cocina, mientras me daba los últimos consejos antes de emprender el viaje a Madrid con mi vieja maleta de madera acuestas. Mientras mi padre le ponía el aparejo a la burra, yo cerraba la maleta después de haber metido ropa de trabajo y poca para vestir, pues el viaje que quería hacer, era para buscar trabajo, me proponía buscar una vida diferente a lo que era la vida de pastor y agricultor por aquellos años en Aliste. Mi padre puso la albarda a la burra y se dispuso acompañarme a Domez a coger el coche de línea, debían ser sobre las 6 y media de la mañana, y en pleno invierno toda vía a esa hora era de noche. Recuerdo que era una mañana lluviosa y oscura, y con apenas luz en las calles, no tardo en aparecer la primera anécdota del viaje, la burra tropezó por las inmediaciones del charíz de la era, y mi padre que iba a caballo sujetando mi maleta delante de él, salieron rodando él y la maleta por encima de las orejas de la burra. Mi padre dijo ya empezamos bien, después de levantarse medio embarrado del lodo que por aquel entonces si criaba por los alrededores del charíz.

Ya llegamos a Domez, y en la parada del auto bus iba llegando gente de pueblos colindantes para desplazarse a la capital, (Zamora) yo era la primera vez que viajaba, nunca había salido del pueblo, apenas había subido en algún coche, y menos en un autobús. Ya se llega la hora de salida, me despido de mi padre, y las palabras que me dijo: Mira haber, si ves que no estás bien allí, o te dan un trabajo para reventarte, vuelves a casa, ya llevas dinero para volver, en casa nos haces falta y no te faltará que comer. Recuerdo que llevaba 1.200 pesetas en una vieja cartera de piel de vaca, que seguramente mi tío Andrés Macho había traído de Cuba, y el viaje me costaba unas 200 pesetas. Emprendemos viaje hacía Zamora vía Carbajales recogiendo gente por las pueblos. Llegamos a Zamora y yo sin saber donde estaba, aquellos edificios altos, las calles llenas de coches y aquel olor a carbón de las calefacciones, cogí un taxi para ir a la estación, tenía que llegar cuanto antes para coger el primer tren que saliera para Madrid, me tenía que bajar en la estación del Escorial. Alrededor de los dos de la tarde salía un expreso, y fue el que cogí después de comer la merienda que mi madre me había dado, una tortilla de patatas, y un poco de chorizo de la matanza. Subo en el tren, y antes había unos empleados de RENFE que dando una propinilla te subían la maleta y te buscaban el vagón y el asiento, y se le daban las gracias por esa amabilidad y favor que nos hacían a gente que como yo, nunca las habíamos vista tan gordas.

Todo el camino fui en los pasillos asomando por la ventanilla, y de vez en cuando preguntar a algún viajero no se me fuera a pasar la estación. Ya era de noche cuando llegué a el Escorial, de allí cogí un taxi que me llevó hasta Navalagamella donde me esperaba mi amigo Antonio.

Antonio, unos meses mayor que yo trabajaba desde hacía algunos meses en dicho pueblo, en una conocida empresa, AGROMAN y se hospedaban en unos pabellones de dicha empresa, la cual contaba también con servicio de comedores para los trabajadores de la empresa. Previamente Antonio, había hablado con el barraconero, para pedirle permiso para alojarme allí por una noche, y al día siguiente yo iría a las oficinas de la empresa a pedir trabajo. Allí pasé la noche, el barraconero me alojó en una litera de la parte alta, yo cogí mi cartera desconfiando de los que allí dormían y la metí debajo de la almohada para que no me la quitaran, a la mañana cuando me desperté, me faltaba la cartera, y es que se había caído a la litera de abajo y estaba al lado de la cabeza del compañero que dormía.

Al día siguiente, me dirijo a las oficinas de AGROMAN a pedir trabajo, pero al no tener cumplidos los 18 años me afiliaron como pinche, mi trabajo consistía en servir de agua a una cuadrilla, y mantener fuego para si algún compañero necesitaba calentarse. Siendo ya a primeros de enero la cuadrilla bebía poco agua, pero cada día debía andar como unos dos kilómetros ida y vuelta para llenar un barril de agua (una especie de tonel de madera.)

El primer mes, ese fue mi trabajo, y a partir de ahí me enviaron a otro sector, allí me pusieron como ayudante de unos encofradores, trabajo que hice hasta el mes de abril que volví a mi casa para ayudar en las labores del campo.

Durante esos meses estuve ganado como unas 1000 pesetas semanales como pinche, además me daban la mantención y dormir, los oficiales ganaban alrededor de unas 250 ó 300 pesetas más. Durante ese tiempo hacía giros semanales a mi casa de unas 700 u 800 pesetas, el resto lo guardaba para mí.

Dado que era invierno y los días eran muy cortos, entraba en el trajo de noche, y salíamos de noche, del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, debía madrugar bastante, pues, había que dejar la litera echa y subir a los comedores a desayunar. Para desayunar nos ponían unas cafeteras de chocolate por las mesas, no muy espeso, podías servirte el que quisieras, pero estaba muy caliente, por eso había que ir pronto para dar tiempo a enfriar.

La jornada era de lunes a sábado, solamente teníamos fiesta el domingo, el cual Antonio y yo destinábamos a lavar la ropa, con un baño y un paquete de polvos ELENA íbamos al rio Perales y allí lavábamos la ropa, si el día estaba bueno la poníamos a secar y la traíamos seca, si no, la traíamos para tenderla cerca de los barracones. Hecho esto, la tarde la dedicábamos a ir de paseo por la carretera de Navalagamella haber si veíamos algún grupo de chicas que también paseaban. Algunos domingos por la mañana aprovechábamos para ir Madrid, y recorrer la ciudad en metro, el mercado del RASTRO era el sitio más frecuentado.

CON LA MALETA ACUESTAS 2º PARTE.


Me trataron como a un perro.

Recuerdo que era por el 12 de febrero de 1977, cuando una tarde en el trabajo después de comer, me comencé a sentir indispuesto con fiebre y con cierta tirantez en las carrilleras, pero sin mediar palabra con nadie aguanté hasta dar por terminada la jornada. Llegamos a los barracones en el transporte de costumbre, que eran los camiones de mover tierras en la obra, pero acondicionados con un toldo y unos bancos construidos de tablones por nosotros mismos para ir un poco más cómodos. La noche la pasé con fiebre, y al día siguiente ya no me presenté al trabajo, sino que acudí a la visita del médico para que me recetara algo para quitar aquella fiebre. Entré a la visita, y el médico no tardo mucho en diagnosticarme “Paperas” una enfermedad que se inflaman las carrilleras y los genitales, pero que a mí no me había llegado ni me llegó a tal punto.

AGROMAN, disponía de una pequeña clínica – barracón, con cuatro o cinco habitaciones y un par de despachos, para casos que tuvieran que aislar a algún enfermo de los demás compañeros por alguna enfermedad infecciosa, esta clínica estaba bastante separada del pueblo y de los pabellones donde pernoctaban los trabajadores, como una media hora andando. Dado que el diagnostico que me había dado el médico era contagioso, pues me metieron en aquella clínica, que más que una clínica la recuerdo como un zulo. Los dos o tres primeros días había allí otro compañero con la misma enfermedad que yo, pero el ya estaba prácticamente recuperado y se marcho a los dos días.

A partir de entonces, me dejaron allí solo, allí no había tele, ni radio, ni periódicos ni revistas ni nadie que me los llevara, el médico pasaba visita cada cuatro o cinco días, la primera semana un enfermero venía a media mañana a ponerme una inyección, y aparte de eso, el barraconero encargado de llevarme la comida, venía a traerme un poco de café con leche cuando se acordaba, y la comida más o menos pasaba lo mismo, la cena me la solían traer junto con la comida, que eran dos huevos cocidos, o un poco de embutido y un chusco de pan. A parte, no veía a nadie, todo el día mirando por una ventana me entretenía en contar los coches que pasaban cada hora por una carretera que se veía a lo lejos. Mi amigo Antonio, me acompañaba los domingos, y alguna noche después del trabajo se pasaba un rato. Allí permanecí por unas cuatro semanas, aunque ya estaba recuperado, debía estar aislado por precauciones de contaminación.

Acabado todo esto, volví al trabajo, la obra se estaba terminando que era un canal de abastecimiento de agua potable a la ciudad de Madrid. Acabada la obra de allí, nos enviarían a otra obra a Bilbao, pero yo en el mes de abril volví a casa, para ayudar en los trabajos del campo.

Recuerdo, que antes de volver a casa fui Madrid a comprarme un traje, era mi primer traje, lo compré en el rastro por 700 pesetas, no era nada barato en aquél tiempo. Era por el 8 ó el 10 de abril el día de pascua, y ese día emprendía viaje de vuelta hacia tierras alistanas con mi traje nuevo puesto. Sobre las cuatro de la tarde cogí un tren en Chamartín, y a las 12 de la noche llegaba a Zamora. Por aquellos años, había gente que iba a la estación para ofrecer habitaciones a algún viajero que se bajaba del tren y necesitaba hacer noche, y un señor ya de avanzada edad me la ofreció, me fui con él, me dieron cama y desayuno a buen precio. El autobús no salía hasta por la tarde, llegaba a Domez sobre las 8 de la tarde, que por cierto aquella tarde llovía a cántaros. Dejé la maleta en Domez, para ir al día siguiente a buscarla con la burra, pero llegué a casa cargado de agua, el traje que llevaba de estrena al mojarse se quedó arrugado, que prácticamente no lo volví a poner.

En los tres siguientes inviernos continué emigrando hacia Vitoria, para en verano volver a la agricultura en Aliste, no es que me fuera mal, pero había que ser conscientes de que en casa también hacía falta y debía ayudar, y fue ya en 1972, que después de hacer el servicio militar, fijé mi residencia en la “Costa del Maresme”.



Gúmaro, 23 de septiembre de 2011.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LAS MORAS

En la última semana de agosto comenzaba en Aliste la recolección de moras. En Lober la gente se perdía por los zarzales de las callejas y caminos en busca de tan prestigioso fruto con el fin de conseguir unos €uros de unas plantas que ni se han plantado ni se han cultivado, han crecido a su albedrio por el envejecimiento, la despoblación y el abandono de las fincas.

A 1.20 €uros el kilo nos las pagan decían algunos recolectores, los más reservados decían, nada esto no o pagan nada, casi solo lo hacemos por no estar en casa.

Pero de una manera u otra, y con más o menos trabajo, estas gentes de los pueblos que no tienen otra cosa que hacer, y que igual que las hormigas no paran haciendo cada vez el montón más grande, a las cuales felicito por su incansable afán de seguir adelante, y pienso que mucha gente les queda mucho que aprender de ellos.

Me di cuenta que los zarzales más grandes y viejos, apenas se podía recoger el fruto por pequeño y de poca calidad, por lo que a mi manera de pensar, creo que lo que se debiera de hacer es, cultivar estas pantas con una simple poda igual que se hace con las viñas, y entonces se podía obtener un producto de buena calidad, incluso haciendo plantaciones en tierras buenas ya que las zarzas es una planta que parce no necesitar muchos cuidados aparte de una simple poda allá por el mes de marzo.

Fuera como sea, y no creo que como está pasando con las setas, las administraciones tarden mucho en querer poner una licencia, y tener que hacer cursillos para poder recolectar dicho producto, y bienvenidos sean los cursillos si son para no darse picazos.

Gúmaro, 7 de Septiembre de 2011

LAS CABRAS EN LA RAYA

La Asociación Europea de Cooperación Territorial Duero-Douro presenta hoy martes en el municipio portugués de Guarda su proyecto 'Self-Prevention', un programa basado en la reintroducción de la cabra en la zona de frontera, con el objetivo de prevenir los incendios a través de la eliminación natural de maleza, que actúa como principal combustible en los fuegos forestales.


Según explicó el presidente de la AECT y alcalde de la localidad salmantina de Trabanca, José Luis Pascual, 'Self-Prevention' «es un proyecto pionero e innovador en materia de prevención de incendios forestales, basado en un modelo auto organizativo de desarrollo sostenible». De esta forma, a través de la introducción de 150.000 cabras, se pretende generar todo un motor de desarrollo socioeconómico para la zona, con las múltiples implicaciones de la cría del ganado caprino.


Pascual recordó que la zona fronteriza entre España y Portugal vive cada verano «una auténtica tragedia con miles de hectáreas calcinadas por el fuego», lo que además de un importante desastre medioambiental, supone «riesgo para población y pérdidas millonarias para el sector turístico y agro-ganadero. Esto desemboca en un abandono progresivo de las explotaciones agrarias y una despoblación creciente de las zonas rurales».


La AECT considera que el abandono y falta de cuidado de los terrenos agrícolas hace que prolifere la maleza, facilitando así la propagación de los incendios estivales que asolan la zona.


Ante esto, José Luis Pascual consideró que la reintroducción de las cabras «supone una importante tarea preventiva y, además, la generación de oportunidades de empleo y riqueza».


Para la reincorporación al hábitat de las 150.000 cabras, se pretende contar con al menos 60 explotaciones ganaderas a los dos lados de la frontera, lo que generaría a su vez negocio en queserías, industrias lácteas, mataderos, transportes e incluso establecimientos hosteleros vinculados al aprovechamiento del turismo que pueda generar la cabra. En total, 558 empleos directos.


Para todo ello, se prevé una inversión necesaria de más de 48 millones de euros que se pretenden gestionar a través de una empresa mixta de capital público y privado. Según explica Pascual, bajo el lema 'Una acción, una cabra', todos los habitantes de la zona abarcada por la AECT «podrán aportar dinero para sufragar una cabra o bien terrenos, ya que hay mucha gente que tuvo que abandonar estos pueblos buscando opciones laborales y ahora cuenta con fincas de su propiedad que están abandonadas y que podrán poner a disposición del proyecto».


Para el alcalde de Trabanca, la inversión «es muy importante, pero su rentabilidad también lo es», ya que se calcula una previsión de ingresos globales al año de 30,4 millones de euros, además de las consecuencias positivas en la prevención efectiva y natural contra incendios y la recuperación de razas en peligro de extinción.

El Norte de Castilla.
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De quien haya salido la idea no es mala, Esta noticia si se lleva a cabo pudiera ser un alternativa para apaliar el envejecimiento y devolver a la comarca la natalidad para continuar viva, y al mismo tiempo liberar el monte de los incendios muchas veces provocados
No será fácil sacar adelante un proyecto de tal envergadura, por un lado, los pueblos de la comarca están plagados de paredes, muchas de ellas deterioradas por el paso del tiempo, y con la llegada de las cabras quedarán derruidas en su totalidad siendo un perjuicio para los dueños de las fincas.

Falta saber de qué manera se llevará a cabo el pastoreo de esas cabras, si será a modo de cooperativa con pastores remunerados, o serán pastores que percibirán un porcentaje de los beneficios. De ser la primera opción, podemos pensar en aquél refrán que dice” La oveja de muchos el lobo la come”. Quiero decir con esto que muchas se perderán por el camino, y otras las come el lobo. Por otra parte pienso que el oficio de pastor o cabrero tampoco es fácil, tengo la experiencia de haberlo vivido en mi juventud, pienso que eso no se aprende de hoy para mañana, más bien se tiene que haber mamado, se tiene que haber crecido al lado del ganado, viviendo el pastor única u exclusivamente para el ganado. Como quieran poner pastores a relevos de 8 horas como creo haber leído en algún otro artículo, van daos.
Aliste y la Raya, más que tierra de agricultura es tierra de ganado, y pienso que solo un proyecto como este de introducir ganado en la zona y todo lo que ello conlleva, puede ser a corto plazo un freno para frenar el continuo goteo de la emigración.
Gúmaro, 7 de Septiembre de 2011

sábado, 11 de junio de 2011

El DÍA DE LA SALUD

Y poco a poco y en pocos días dejaremos a trás la primavera por lo que dará comienzo el verano, y en los primeros días del mes de julio (el día 2) es la Virgen de la Salud patrona de la comarca alistana que se celebra en Alcañices donde acuden devotos de todos los pueblos alistanos que llegaban por caminos y veredas en los lomos de la sufrida burra. A parte del Cristo de septiembre, que se celebra el 14 de ese mes en San Vitero, la Salud es la última de las fiestas que se hacen en tiempo de primacera- verano a modo de romería por la comarca alistana.

Antiguamente se tenía esta fecha como referencia para comenzar a segar el centeno y el trigo, siendo estos los cereales que más se cultivan y se adaptan a la comarca alistana.

A esta fiesta también acudían vendedores ambulantes, con aperos de labranza: colleras y albardas para las caballerías, tornaderas y palas de madera para dar vuelta a la parva, hoces y guadañas. Tampoco faltaban los “Trilleros” de Cantalejo (Segovia) con los tradicionales trillos hoy ya desaparecidos o usados como piezas de museo. Tampoco faltaban los cantareros de Moveros con los tradicionales cántaros y barrilas, piezas claves para llevar el agua a la segada y la trilla con la que aplacar la sed de aquellos largos y calurosos días de siega.

Nunca olvidaré en los años de niño, cuando nos juntábamos para salir por la tarde a esperar los de la salud que llegaban a caballo en la burra con las compras en las alforjas y sombreo nuevo, y para los rapaces en el mejor de los casos podía ser un “ maragato” tradicionales de la confitería de Alcañices, el maragato, es un muñeco de dulce de rosquilla, que hoy más de medio siglo después, se continúan vendiendo en dicha confitería.

Como ya he comentado, a partir del día de la Salud,, y prácticamente en todos los pueblos alistanos, se comenzaba la segada, quizá la época más trabajosa del año en el campo alistano por la larga velada al sol, que podía ser desde las 6 de la mañana hasta pasadas las 10 de la noche, aunque de ahí debemos descontar el tiempo de las cuatro comidas que se hacían y el rato de siesta a la sombra del roble.

El cansancio nunca se notaba en los sufridos hombres y mujeres alistanos. Durante el día, y hoz en mano, se podían escuchar las coplas y canciones alistanas por las familias que en aquellos años por lo regular todas solían ser numerosas. Por las noches de regreso hacia el pueblo, se juntaban en grupos contando las anécdotas del día, o entonando alguna canción entre mozos y mozas a modo de diversión. Aún llegando a casa los mozos y mozas podían quedarse un rato sentados en un poyo en reunión tomando el fresco.

Gúmaro, 11 de Junio de 2011

lunes, 16 de mayo de 2011

EL LABRADOR EN ALISTE

De Aliste tiene que ser,
aquel labrador que canta,.
que araba con una vaca y un burro
cuando la tierra levanta.

Siempre cantado iba,
el labrador por la mañana,
andando tras de las vacas,
con sombreo en la cabeza,
y en la mano la vara..

Arre bonita arre garbosa,
nunca le dice otra cosa,
vamos algo más de prisa,
que después la mosca pica,

Cuando llega el mes de marzo,
el labrador ya va a relvar,
para remover la tierra,
y en mayo volver a bimar.

Luego en el mes de septiembre,
otra vez la vuelve a arar,
para en el mes de octubre,
la tierra poder sembrar.

Cuando ha hecho la sementera,
el trigo germinará,
y cundo llega el adviento,
el trigo tiene que aricar..

Cuando llega el mes de abril,
ya no hay paja en el pajar,
tampoco grano en el granero,
para poder amasar.

Ya llega el mes de mayo,
junio no acaba de pasar,
en julio el trigo se pone rubio
ya hay que empezar a segar.

Cuando llega el 2 de julio,
a segar comienzan ya,
no temen al calor del día,
por que pronto pan tendrán.

Unos llevan la barrila,
otros la fárdela y poco pan,
otros el barril del vino,
que en la segada no ha de faltar..

Allá a finales de julio,
a acarriar se empieza ya,
llevando la miés a la era,
para poderla trillar.

El mes de agosto en la era,
en la  fárdela hay poco pan,
menos mal que en la cortina,
los fréjoles comienzan ya.

Por fin a mediados de agosto,
a limpiar se empieza ya,
al otro día van  al molino,
y al otro pueden amasar.

Así era la vida en Aliste,
mucho sudor y poco pan,
pero ni aún con todo eso,
el labrador no dejó de cantar,.

Gúmaro, 16 de mayo de 2011

lunes, 9 de mayo de 2011

LA ROMERÍA DE LA LUZ

.

Un año más paso la Romería de la Luz que se celebra normalmente el último domingo de abril el honor de San Marcos y la Virgen de la Luz.

Esta romería tiene lugar en la Raya en el denominado Alto de la Luz, al lado de la carretera que une Moveros (Zamora) y Constantin Miranda do Douro donde se encuentra el santuario

Después de varios años, este, he vuelto a coincidir en esta fiesta en la que en 40 años he coincidido cuatro veces, pero eso sí, año tras año la he recordado con cierta nostalgia, recordando aquellos ya lejanos años 60.

Este año no ha tenido gran lucidez que digamos, por un lado, el cambio de día no ha favorecido en nada, aunque previamente se había informado en algunos medios el cambio, hubo mucha gente que no se percató de dicho cambio, y el sábado 23 y domingo 24 se presentaron en Moveros cantidad de comerciantes dispuestos a abrir sus paradas, muchos romeros también acudieron de diferentes provincias confiados en que la romería se celebraría el último domingo de abril como últimamente se venía haciendo. Este año se cambio por coincidir el último domingo de abril con el día de Páscua . Un vendedor de helados se lamentaba al llegar de Santiago de Compostela con un camión cargado de helados.

Particularmente, creo que un evento como el de la Romería de la Luz, al que acude gente de una buena parte de la comunidad castellano leonesa, así como de la vecina Galicia, se debiera establecer una fecha determinada. Todo lo que pueda alterar la fecha de celebración, puede causar confusiones entre comerciantes y asistentes que nunca es bueno.

Por otra parte, tampoco acompañó el tiempo, la tormenta que descargó el sábado día 30 en toda la comarca alistana, y los nubarrones que amanecieron el día 1 por la mañana amenazando lluvia, hicieron a que gran parte de gente optara por quedarse en casa. Igualmente los que acudieron a la romería hicieron sus compras por la mañana, abandonando el alto antes de comer. Muchos optaron por comer en casa y subir al alto después de comer, pero hacía las tres de la tarde el tiempo amenazaba lluvia, y los romeros decidieron por regresar a sus casas.

En la parte portuguesa no faltaron los comercios con las tradicionales toallas y ferreterías con navajas y machetas, el café “Palmeira” así como toda clase de árboles y plantas hortícolas, estos últimos y los vendedores de paraguas lograron hacer buenas ventas.

La parte española, aparte de los puestos de productos chinos vendidos por marroquíes y otros, poco más podemos añadir. Los tradicionales productos alfareros de Moveros, el supermercado de José Luis y Mari, Juan Prieto con productos de menaje, y un par de paradas más con utensilios para caballerías y objetos de labranza.

Por último se celebró la tradicional misa y procesión en honor a San Marcos y la Virgen de la Luz oficiada por el obispo de Miranda ayudado por los párrocos de Costantín y Moveros, tampoco faltó la banda de música de la Cámara de Miranda, y los cánticos por el coro también de Miranda.

A las 6 de la tarde los devotos a la Virgen emprendieron procesión con la Virgen de regreso a Costantin entre los estruendos de las bombas dando por concluida la romería.

Dado el regreso de emigrantes portugueses devotos a la Virgen de la Luz en el mes de agosto, desde hace años se viene celebrando una misa con procesión en el santuario que suele ser el segundo domingo de agosto. Ya antiguamente, el último domingo de agosto, se celebraba otra romería, en la que aparte del tradicional café Palmeira, no faltaban los higos y las ubas recogidos de las tempanas cosechas de las tierras mirandesas.

Gúmaro, 9 de Mayo de 2010

martes, 3 de mayo de 2011

EL FUELLE DEL CURA

La historia que voy a contar sucedió en un pueblo de Aliste, el cual no voy a á mencionar por no ser este el sitio más adecuado, pero puedo asegurar que esta historia es verídica, o por lo manos así yo lo tengo entendido.

Como muchos alistanos recodareis, o por lo menos los que estudiemos el catecismo del PP. Astete en los años 50 y parte de los 60, creo recordar. En aquellos años los pueblos de Aliste estaban repletos de gente, y ya por norma era costumbre en las semanas próximas a la pascua hacer el cumplimiento pascual con las llamadas “confesiones”. Para ello, y con el fin de hacer más breve este trabajo para que la gente no gastase tiempo haciendo colas en los confesonarios ya que las buenas gentes alistanas deberían hacer sus trabajos cotidianos y que los cuales no eran pocos, pues se juntaban varios curas de otros pueblos de la comarca para hacer las confesiones. Normalmente, nos gustaba más que nos confesara el cura de otro pueblo por aquello por aquello de que no nos conocía, y alomejor podíamos esconder alguna cosilla.

Los curas que acudían al evento, siempre paraban en casa del cura, y siempre encontraban un rato para echar la partida, y gastarse bromas entre ellos. Un día se juntaron en un pueblo de Aliste para hacer las confesiones, y el cura anfitrión tenía una joven viuda como “criada”, la cual estaba de muy bien ver, y los compañeros del cura sospechaban si el cura y la criada dormirían en la misma cama, pero no sabían cómo averiguarlo. Como los curas de tontos no tienen nada a uno de los invitados se le ocurrió como supuestamente podían saber si el cura anfitrión dormía o no con la criada. Para ello, después de comer y mientras la criada hacía las labores de la casa, un cura de los invitados cogió el fuelle de soplar la lumbre y lo escondió entre las sábanas de la cama de la criada y allí lo dejo escondido.

Al anochecer una vez acabadas las confesiones, los curas invitados abandonan la casa del cura, quedando solos el cura y su crida, encienden la lumbre y no tardan mucho en darse cuenta que el fuelle faltaba de la cocina, que era el sitio más habitual, miraron por todos los sitios y no pudieron encontrarlo, por lo que sospecharon que alguno de los invitados no tuviera fuelle y se hubiera llevado as u casa. En días posteriores el cura decidió ir a casa de los invitados uno a uno preguntando por el fuelle, y todos le dijeron lo mismo, que el fuelle lo habían visto en su cocina, pero que ellos no se lo habían robado. El cura y la criada continuaron buscando el fuelle, pero no fue hasta que pasados dos meses, que un día el fuelle apareció en la cama de la criada del cura, y fue entonces cuando los curas invitados a las confesiones descubrieron que la criada del cura no dormía en su cama, ya que en dos meses no había encontrado el fuelle, y si no dormía en su cama era de suponer que la criada dormía en la cama del cura todas las noches.

Gúmaro, 3 de Mayo d 2011

miércoles, 16 de febrero de 2011

TENÍA QUE SER EL DÍA DE NOCHEBUENA

Todo ocurrió en una madrugada de la primavera del año2005 cuando a las 5 de la mañana me levanté para ir al curro y de momento noté una pinzada en la zona lumbar, después de refrescarme la cara con agua fría y tomar una taza de café de cafetera como cada mañana solía hacer, perece que el pinzamiento se había pasado y me dispuse continuar el camino de la parada del autobús para ir al curro, la cual no dista más de cinco minutos de mi casa. Pero cuando iba por la calle, y apenas había andado tres minutos, una pinchada de nuevo me dejo clavado en medio de la calle que después de unos segundos inmóvil, pude llegar a la pared donde me apoyé unos minutos para luego emprender de nuevo el camino de regreso a mi casa. No había sido la única vez que esto me sucedía, por lo que sabía que, yendo al ambulatorio para que me receten unas inyecciones de Voltaren y unas pastillas antiinflamatorias, y estirado en el sofá unos días de reposo con la bolsa de agua caliente, pues la dolencia desaparecería, y así lo hice.

Como no era la única vez, y pensaba que no sería la última que esto me pasaba, pues un día le dije mi médico de cabecera que me enviara al especialista para estudiar aquella dolencia de que provenía, entonces el médico me envió reumatología, cuando fui y después de un corto examen, el reumatólogo me envío a hacerme un escáner, no recuerdo bien cuando fue, pero sí recuerdo que tardaron bastante tiempo en darme la hora para hacer esa prueba que era para el día 2 de julio a las cuatro de la tarde de aquél mismo año. Total que yo ese día fui a hacerme la prueba con el culo un tanto estrecho por haber oído que esa prueba era lo más parecido a estar metido dentro de un ataúd, y el mismo metido dentro de un nicho, y sí, pues más o menos eso era, te meten dentro de un cajón allí estirado y este dentro de una máquina oscura, y si mal no recuerdo solo se veía una pequeña luz de color verde creo recordar.

Pues bien, me hicieron esa prueba, y creo que era por los primeros días del mes de septiembre que tenía que volver con el reumatólogo para saber el resultado, pasaron las vacaciones y yo en todo aquél tiempo no volví a tener la dolencia del lumbago, ni siquiera me acordaba de la prueba que había hecho, pero llegando el día acudí al reumatólogo para que me diera el resultado del escáner.

Llegué a la consulta bien relajado, cuando el médico sacó una carpeta en la cual guardaba los resultados el escáner y me dijo: Mira, tienes una hernia discal en la L3 creo que dijo, pero no creo que la dolencia te provenga de eso, puede ser de otra cosa, y para descartar que sea de otra cosa te voy a enviar a un internista para que te haga pruebas, así lo hizo. Yo ignoraba todo aquello, pero medio una fotocopia del informe de el escáner, la cual ponía que tenía una hernia discal en la L3 y un posible mieloma múltiple, lo leí pero me quede tan ignorante como estaba y no di importancia, fui al internista que me mando hacer unas pruevas,  para saber el resultado de las cuales me dieron hora el día de Nochebuena.

Pero un día me dio por volver a coger el resultado del escáner para estudiar aquello del mieloma múltiple, y que yo no le daba importancia ninguna, pero tenía curiosidad de saber qué era eso. Entonces yo no tenía Internet, ni siquiera ordenador, pero tenía un diccionario enciclopédico que de vez en cuando me resolvía algún que otro problemilla, y eché mano de él para averiguar qué quería decir aquello de mieloma múltiple, y fue entonces cuando descubrí que estaba delante de un posible cáncer de huesos, es entonces cuando se te viene el mundo encima cuando piensas que puedes tener los días contados, por lo que, amigos lectores os podéis imaginar cómo fueron aquellos siguientes días.

Por otra parte pensaba: No puede ser, yo me encuentro perfectamente, y si fuera así debiera tener otros síntomas, a medida que transcurrían los días me sentía más tranquilo pensando que tal como me encontraba eso no podía ser en aquellos momentos.

Esto ya debía ser por el mes de octubre, y era el día de Noche buena a las 12 de la mañana cuando bebía ir al internista para saber el resultado de las pruebas. Largos se hicieron esos dos meses, guardé secreto durante ese tiempo, siendo solamente sabedores en mi casa. Nada más pensaba en la Nochebuena que yo iba a pasar, pudiendo ser que yo posiblemente estaba ante el fin de mis días.

Y por fin llegó aquel día de Nochebuena, recuerdo que llegué a la visita relajado para escuchar las palabras del médico, me senté en la silla frente a él mientras el ojeaba los resultados que tenía encima de la mesa, y levantó la cabeza y me dijo: Se te han hecho estas pruebas para descartar, pero las pruebas están dentro de lo normal, por lo que te puedes ir a tu casa y comer el turrón tranquilo.

Malgrat, 16 de Febrero de 2011.

Gúmaro

sábado, 29 de enero de 2011

ENTRE EL RANERO Y LA CALIENDA

A veces me pongo a pensar en las “trastiadas” que de rapá hice, y la verdad es que no sé como en muchas ocasiones como salí con vida. Y es que cada vez que pienso en la espeluznante historia que voy a contar se me ponen los pelos como escarpias.

Podía ser ya la avanzada primavera o comienzos de verano, (más o menos yo con 12 años) cuando mi padre me mando a cavar la hierba que crecía por la viña del camino Tolilla, y en esto apareció por allí Angelito Teso algún año mayor que yo, el cual me comentó que el día anterior había estado en el molino”La Raya” y había visto que en la zuda y en la calienda del molino había muchos peces, y que yendo entre dos, y cortando el agua en la calienda, y luego vaciando la zuda cogeríamos todos los peces. Yo acepte ir, y más si me podía librar de cavar la viña, cogemos andando el Carrascal abajo y llegamos al molino más o menos a las 10 de la mañana, comenzamos tal como habíamos planeado a cortar el agua reventando la calienda y poniendo gajas con algas y espadañas, lo cual  no se hacía difícil porque había bastante corriente de agua, pero al cabo de rato y trabajando un montón, conseguimos de cortar el agua, si no toda, si lo suficiente como para cuando vaciásemos la zuda, los peces quedasen con muy poco agua donde los podíamos coger fácilmente.

Una vez cortada el agua de la calienda, debíamos comenzar a vaciar la zuda, y para vaciar la zuda no había otra opción que vaciarla por la comporta del rodezno. Para ello debíamos primero inmovilizar el rodezno para poder trabajar desde encima del rodezno, cogimos un hacha con la que cortamos unos palos bastante gruesos y los metimos por entre las aspas del rodezno aprovechando las más ralas por ya faltar algunas. Una vez inmovilizado el rodezno abrimos la comporta para que se fuera vaciando y pusimos un saco en esta para que loa peces que el agua fuera arrastrando quedaran en el.

Es ahí cuando corrimos el peligro que Angelito y yo nunca vimos, el que la fuerza del agua hubiera desfrenado el rodezno, y hubiéramos salido despedidos contra la pared del “ranero” o en el mejor de los casos hubiéramos quedado mutilados de algún brazo o pierna, pero algo hizo que no fuera así.

El vaciado de la zuda tardo unas horas, no sé cuantas, pero ya había sobrepasado el medio día y la zuda tardaba en vaciarse mientras nosotros mirábamos los peces y algún cangrejo que había en el fondo. Tal como el nivel del agua bajaba, los peces subían escandalizados la calienda arriba aprovechando el poco agua que quedaba para escapar, cuando la zuda se vació, no había quedado ni tan siquiera una sarda, nos quedaba el consuelo de que el saco que habíamos puesto en la comporta estaría lleno. Pero cuando sacamos el saco entre los dos por que pesaba bastante, lo desatamos, y no había más que lodo, trozos de palos, basura y ahí quedó nuestra desilusión.

Cuando habíamos acabado el trabajo, y yo había llegado a mi casa era ya más de media tarde, mi padre me había ido a buscar a la viña, el trabajo que me había mandado no lo había hecho, por lo que pensó que había estado buscando nidos todo el día. Yo cuando llegue a casa conté toda la verdad, y en mi casa lo único que se alegraron que no me hubiese pasado nada, dado el peligro que en todo momento pudimos correr.

Gúmaro, 29 de enero de 2011

miércoles, 19 de enero de 2011

EL VENDEDOR DE CEREZAS

Debía ser a principios de los años 1900 en tiempo de primavera cuando en las comarcas de Sayago comienzan a enrojecer las primeras cerezas, y algunos sayagueses se desplazaban como arrieros para vender sus cerezas por la comarca de Aliste, siendo su capital Alcañices donde más posibilidades tenían de vender.

Mi abuelo Antonio “El Gúmaro”, natural de Ceadea y no menos como casi todos los alistanos en los primeros años de su juventud los dedicó como pastor, dado que la ganadería era la principal sustento de las familias, aprovechando su lana para el vestido, su estiércol para las tierras y unas pesetas en aquellos tiempos de los carneros que vendían para los gastos de las casas.

Un día, estaba mi abuelo con el ganado por el pago de “Prao nuevo” por las inmediaciones de la carretera N 122, cuando en tiempo de cerezas algún arriero sayagués se dirigía hacia Alcañices para vender a buen precio unas banastas de buenas cerezas. Mi abuelo, pensó un día en parar al arriero para preguntarle por el precio de las cerezas, ya estaba preparado y cundo vio venir al arriero se fue hacía él y le preguntó : Oiga Vd. Buen hombre, ¿Por cuánto me deja artarme de cerezas? El arriero que no se esperaba tal pregunta se quedo pensativo sin saber que contestar, pero cuando pensó le contestó. Pensando que vendía el Kilo de cerezas a tres perras gordas, y que por muchas que comiera no comería más de tres kilos, pues le dijo: Mira pastor, por una peseta y media te dejo comer todas las que quieras. Pero como no tendrás dinero en esta ocasión te vas a quedar con las ganas, a lo que mi abuelo le contesta: Si, buen hombre, si tengo dinero, que el otro día mi padre vendió unos carneros y me dio un poco de dinero, entonces el arriero dio la mano a mi abuelo y le dijo: pues trato echo.

El arriero se baja de la mula y la ata a un roble, mi abuelo se pone sobre la banasta y comienza a comer cerezas mientras el arriero lo miraba. Cuando ya llevaba un rato mi abuelo comiendo cerezas el arriero le preguntó: Oye pastor, estoy observando que desde que comenzaste a comer cerezas te tragas todas las caruñas, mi abuelo levanto la cabeza, lo miró y le dijo: De esta banasta me las tragaré todas, cuando comience la otra alomejor comienzo a tirar alguna.

Al oír esto, sin mediar palabra el arriero desata la caballería, le pega a esta una patada a la mula en la barriga, y dice, arre mulaaaaa…. Emprendiendo el viaje sin esperar siquiera a cobrar la peseta y media que en un principio habían acordado.

Al día siguiente, después de vender las cerezas que le quedaban en las banastas el arriero regresa de vuelta a su casa, cuando de lejos ve a mi abuelo y piensa, a este ahora le voy a decir una que no va a saber que contestar, y cuando llega a él le dice: Oye pastor ¿Cuáles ovejas pastan más, las blancas o las negras, y mi abuelo sin pensarlo le dice: A tantas a tantas, a ellas a ellas, levántele el rabo a las blancas y bésale el culo a las negras. El arriero se marcho mientras decía, nuca mas quiero tratos con un pastor.

Gúmaro, 19 de enero de 2011

miércoles, 12 de enero de 2011

El TABACO



Después de tantas idas y venidas con la nueva Ley para los fumadores ya que en todo lo que llevamos de año ha llevado a miles de fumadores a ponerse serios probando miles maneras para dejar de una vez el poco saludable y caro vicio de fumar.
Yo,  ya me considero exfumador después de ya casi 19 años sin fumar. Aun recuerdo aquel  ya lejano día 24 de abril de 1992 fumando mi hasta ahora último cigarro de “fortuna” camino del hospital aquejado de un fuerte y opresivo dolor en el pecho, el cual se extendía hasta el brazo. Todo esto me causaba un nerviosismo que hacía que durante toda la mañana llevara la mano al bolsillo y sacar el paquete de tabaco. Llegando al hospital me diagnosticaron un infarto de miocardio en fase aguda, el cual me dejó una lesión  irreparable en el corazón prácticamente del 50%.
Durante unos 20 años había sido un fumador empedernido, llegando a fumar un paquete y medio, siempre pensaba que el tabaco era nocivo para los demás, para mí como siempre me había encontrado bien, nunca me imaginaba semejante problema. Siendo sincero, la verdad es, que nunca  más me ha dado por poner un cigarrillo en los labios por eso de haber visto las orejas al lobo. No sé si mi problema de salud pudo ser provocado por el tabaco o no, yo afirmaría que si, puesto que nunca más he tenido problemas similares, pero no quiero decir con esto, que el problema esté escondido a la vuelta de la esquina. Toquemos madera.
Para mí, la nueva Ley (con matices) aprobada recientemente por el gobierno socialista, debiera haber  venido antes, aunque haya muchos que por unas u otras circunstancias piensen lo contrario. Creo que los no fumadores tenemos derecho a entrar en sitios públicos sin tener que respirar el humo de los más acérrimos.
Desde muy joven  tuve el instinto fumador, recuerdo que no más de unos 8 ó 9 años de edad, mi padre me mandaba con las vacas para el prao de los “carrascos”. Allí, con la cajilla de cerillas  en el bolsillo, recogía hojarasca de zaraza seca, otras veces eran hojas de patata secas, que liaba en papel “destraza” y luego le daba unas caladas, lo cual más que las hojas de zarza, el humo del papel ingiriendo dejaba la garganta irritada. Más tarde, ya con catorce o quince años compraba un paquete de “celtas” cortos, los cuales, recuerdo, que aunque el paquete era idéntico, había de dos clases uno que con letras muy pequeñas ponía “francino” y otro que ponía “ribadeneira”, siendo el primero más suave y más apetecible. Hasta los 18 ó 19 años era un fumador que podíamos llamar dominguero, ya que fumaba algún cigarro el domingo, y hacía durar el paquete toda la semana, y fue ya después de venir del ejército cuando el vicio me cogió de lleno. Tal era el vicio que tenía, que si alguna vez me había encontrado solo, y se me había acabado el encendedor, mientras hubiera tabaco en el paquete con un cigarro encendía otro, esto lo había hecho más de una vez.
Y no es que en mi casa no se opusieran aún siendo mi padre fumador, por eso siempre fumaba escondido, aún contado con más de 30 años si fumaba delante de mi padre o de mi madre, siempre lo hacía poniendo las manos detrás, y si los veía venir,  por respeto tiraba el cigarro con disimulo.
Hoy, me molesta el olor a tabaco,  y procuro alejarme de sitios de fumadores, y veo en ellos ahora,  lo que nunca logré ver en mí mismo.
Gúmaro, 12 de  Enero de 2011.