martes, 24 de septiembre de 2013

LA NOCHE DE LAS SIRENAS




Más o menos alrededor de las cinco de la tarde del día 2 de agosto de 2013 recién llegado a Moveros y  aún casi sin haber desecho la maleta y después de echar un rato la siesta en las horas más calurosas del día, salí un rato a la tertulia  con algunos vecinos a la sombra de una casa de piedra donde las mismas piedras rezuman  frescor  por el lado que toca la sombra.

Desde allí, se empezó a ver humo, un humo espeso en la parte sureste en las inmediaciones de la raya de Portugal aupado por el fuerte viento que lo apretaba hacía España, pero que parecía que con la dirección que llevada el viento Moveros se iba a escapar de la quema o por lo menos parecía. Yo más o menos a las seis y media de la tarde cogí el  camino de Acañices para ir a sellar una primitiva que normalmente voy haciendo semanalmente todas las semanas del año. Cuando regresaba para Moveros y una vez rebasado el valle de Sahú en Alcañices, la columna  de humo ya había nublado el sol y entre la espesa humareda se veían las llamas  mientras  se oía un ruido como si de una tormenta se tratara en los pinares de la raya en los términos de Ceadea y Arcillera, apuntando a la facera de Arcillera aún sin cosechar “Pobres trigos” dije yo al pasar. No había llegado yo a Moveros cuando la guardia civil cortaba la N 122 a la altura del empalme de Gallegos del Río, desviando el trafico dirección Braganza por Lober, Tolilla y Rabanales para luego salir a la N122 en Alcañices, mientras el fuego ya había arrasado las cosechas de cereal de Arcillera, había atravesado la N122 a la altura de Arcillera  y cinco aviones anfibios ,siete helicópteros, y 60 militares luchaban contra el fuego alrededor del pueblo de Arcillera pudiéndolo controlar al borde de las casas. El fuego ya había causado un gran desastre ecológico con la pérdida de más de 1.000  hectáreas monte bajo y de toneladas de madera de pino, fruto  de la repoblación llevada a cabo por Icona en los años 50 y 60, en la frontera portuguesa, además de haber dejado sin cosecha de cereal a los vecinos del pueblo de Arcillera. 

Si bien el mayor desastre que causó este incendio según comentarios originado por la chispa que desprendió una cosechadora en el pueblo portugués de San Martinho, además de una carroceta de los bomberos portugueses calcinada, las quemaduras causadas a cinco bomberos portugueses que habían sido sorprendidos y rodeados por las llamas, uno de ellos murió a las pocas horas y otro murió después de luchar más de un mes entre la vida y la muerte en un hospital de Braganza.

Ya eran las 11 de la noche, y los medios aéreos habían dejado de trabajar y el fuego parecía controlado  en Arcillera, pero aún quedaba un foco que quemaba descontrolado en la zona de los pinares, y a esta hora el viento continuaba soplando, pero ahora ya había cambiado de dirección soplando del poniente,  lo que favorecía cada vez más que el fuego se metiera en el pueblo de Moveros. Des de mi casa veía las llamas cada vez más cerca, los bomberos estaban preparados para trabajar, pero le hacía respeto entrar entre los robledales y jarales a esa hora ya sin protección de los medios aéreos por lo que el fuego campaba a sus anchas arrasando todo lo que encontraba por delante. Yo cada vez lo veía más cerca de mi casa mientras rociaba con la manguera de agua de mi jardín las persianas de casa y la maleza de hierba de las fincas colindantes y  con el fin de que cuando el fuego llegará perdiera intensidad. Las Buldofer limpiaban caminos y hacían corta fuegos, las motosierras de los bomberos cortaban  robles para evitar que las copas de los arboles desprendieran llamas evitando que el fuego ganara terreno. Eran alrededor de las 2 de la mañana cuando los bomberos dieron por controlado  a unos 200 metros de mi casa uno de los fuegos más feroces en la comarca de los últimos años.

Gúmaro, 24 de septiembre de 2013.