Ya han pasado más de cuarenta años que abandoné mi pueblo
natal Lober de Aliste, un pueblo situado en la comarca zamorana de Aliste entre
la Sierra de la Culebra y la franja fronteriza con Portugal, por su término
trascurre el río Mena a un kilómetro aproximadamente del núcleo del pueblo.
A su paso por el término de Lober, el rio Mena transcurre
por un escarpado terreno por lo que en
su margen tanto derecho como izquierdo apenas queda una estrecha franja de
terreno de césped con prados frescos y abundantes chopos y alisos, y como
terreno de regadío pequeños minifundios en su parte derecha aguas abajo sin
apenas reconocimiento agrícola.
Lober dispone de enormes praderas comunales, entre las que
podemos citar principalmente Valdelmayo, Valdecarbayo, El Campetón, “Praus de
Alvaro” así como otras de menor tamaño. Todos estos terrenos comunales producen
abundantes pastos en primavera con
algunos manantiales que aportan agua a bebederos para el ganado vacuno y ovino.
Cuando yo vivía en Lober, estos terrenos producían pastos para alimentar unas
300 vacas y unas 2000 ovejas, hoy con el éxodo rural apenas quedan cuatro o
cinco vacas y un rebaño de ovejas que no llegan a 200.
En cuanto a la agricultura, Lober dispone de tierras fértiles
capaces de producir trigo en su mayoría, siendo aprovechadas las tierras más
agrestes y pedregosas para sembrar centeno destinado a pienso para el ganado
principalmente para el vacuno. Las tierras más bajas al lado de valles y
arroyos eran destinadas como huertas para sembrar patatas, garbanzos, berzas
remolacha y otros productos hortícolas. Muchas de estas tierras disponen de
pozos poco profundos, que proporcionaban agua para el riego, mayoritariamente
el agua se extraía con un cubo por medio
de unos artilugios confeccionados
con unos palos llamados “cigüeñales” que facilitaban el esfuerzo físico a la
hora de extraer el agua. Por norma general la producción hortícola de cada
vecino no pasaba del consumo familiar, si bien sobraban patatas, y también se
vendían garbanzos y alubias, pero siempre en poca cantidad.
Todos estos productos hortícolas eran producidos
naturalmente y sin abonos minerales, simplemente se aprovechaban los recursos
propios, el estiércol del ganado y la ceniza. Al ser el clima alistano un clima de crudos
inviernos. A parte de los depredadores de productos de la huerta como pueden
ser las diferentes variedades de pájaros, la huerta estaba prácticamente exenta
de otras plagas, si bien el escarabajo
de la patata era el más temido (hoy ya casi extinguido) En cuanto a la viña,
Lober siempre fue un pueblo con viñas que producían vino para las exigencias de
las familias de aquellos años casi siempre numerosas. Todavía hoy en Lober se
conservan viñas centenarias que continúan produciendo vino para el consumo
familiar.
Todos estos productos tanto de la huerta como mismamente la
carne tienen un sabor inigualable, que solo los que vivimos fuera de Lober
sabemos distinguir cuando vamos al pueblo, la diferencia de comer una ensalada
de lechuga, o unos tomates, pimientos, un caldo de garbanzos o berzas. Son
productos naturales criados de una manera natural en un entorno libre de contaminación
lo que da ese sabor que nada tiene que ver con los productos de verduras que
nos llegan de otras tierras criados de una manera artificial.
Todas estas peculiaridades, a mi particularmente me hacen
pensar que en nuestra comarca alistana, la agricultura y la ganadería tiene capacidad de incentivarnos para que podamos
volver a nuestras raíces para sacar al mercado la calidad, el sabor y el
prestigio de todos esos productos que por ser de alta calidad podían alcanzar
en el mercado la confianza de los consumidores más exigentes.
Pero para poder llevar acabo un proyecto como este se
debería comenzar por “concentrar”, Hoy,
no se pueden seguir trabajando los minifundios en los que antiguamente sembrábamos
lino, hay que hacer parcelas grandes donde se puedan hacer plantaciones que nos
permitan sacar una producción diaria para llevar al mercado, en estas parcelas
se debieran perforar pozos sondeo con sistemas de riego automático. En Lober,
en la actualidad disponemos de entre 15 o 20 pozos sondeo todos ellos con abundante
agua, por lo que es de pensar que las tierras de nuestro pueblo tiene una
capacidad de agua subterránea suficiente para las necesidades de poder regar
todas las tierras como huerta que hasta ahora solamente se han utilizado para sembrar
trigo.
Por otra parte sería necesario ganarnos un mercado por medio
de una operativa con franquicias en Mercamadrid que tiene un mercado de 2000
000 de clientes capaces de consumir todo el potencial hortícola productivo de
toda la comarca alistana.
Este año Rafita de Lober ha tenido la iniciativa de plantar
una plantación de tomateras, y por lo que tengo entendido, ha tenido éxito tanto
en la producción donde ha sido capaz de producir tomates hasta de 1.400. como
en su venta que ha sido capaz de introducirlos en una tienda de Madrid, donde
estoy seguro que quien este año ha probado esos tomates, al año que viene
repetirá.
Gumaro, 26 de Octubre de 2015