miércoles, 16 de febrero de 2011

TENÍA QUE SER EL DÍA DE NOCHEBUENA

Todo ocurrió en una madrugada de la primavera del año2005 cuando a las 5 de la mañana me levanté para ir al curro y de momento noté una pinzada en la zona lumbar, después de refrescarme la cara con agua fría y tomar una taza de café de cafetera como cada mañana solía hacer, perece que el pinzamiento se había pasado y me dispuse continuar el camino de la parada del autobús para ir al curro, la cual no dista más de cinco minutos de mi casa. Pero cuando iba por la calle, y apenas había andado tres minutos, una pinchada de nuevo me dejo clavado en medio de la calle que después de unos segundos inmóvil, pude llegar a la pared donde me apoyé unos minutos para luego emprender de nuevo el camino de regreso a mi casa. No había sido la única vez que esto me sucedía, por lo que sabía que, yendo al ambulatorio para que me receten unas inyecciones de Voltaren y unas pastillas antiinflamatorias, y estirado en el sofá unos días de reposo con la bolsa de agua caliente, pues la dolencia desaparecería, y así lo hice.

Como no era la única vez, y pensaba que no sería la última que esto me pasaba, pues un día le dije mi médico de cabecera que me enviara al especialista para estudiar aquella dolencia de que provenía, entonces el médico me envió reumatología, cuando fui y después de un corto examen, el reumatólogo me envío a hacerme un escáner, no recuerdo bien cuando fue, pero sí recuerdo que tardaron bastante tiempo en darme la hora para hacer esa prueba que era para el día 2 de julio a las cuatro de la tarde de aquél mismo año. Total que yo ese día fui a hacerme la prueba con el culo un tanto estrecho por haber oído que esa prueba era lo más parecido a estar metido dentro de un ataúd, y el mismo metido dentro de un nicho, y sí, pues más o menos eso era, te meten dentro de un cajón allí estirado y este dentro de una máquina oscura, y si mal no recuerdo solo se veía una pequeña luz de color verde creo recordar.

Pues bien, me hicieron esa prueba, y creo que era por los primeros días del mes de septiembre que tenía que volver con el reumatólogo para saber el resultado, pasaron las vacaciones y yo en todo aquél tiempo no volví a tener la dolencia del lumbago, ni siquiera me acordaba de la prueba que había hecho, pero llegando el día acudí al reumatólogo para que me diera el resultado del escáner.

Llegué a la consulta bien relajado, cuando el médico sacó una carpeta en la cual guardaba los resultados el escáner y me dijo: Mira, tienes una hernia discal en la L3 creo que dijo, pero no creo que la dolencia te provenga de eso, puede ser de otra cosa, y para descartar que sea de otra cosa te voy a enviar a un internista para que te haga pruebas, así lo hizo. Yo ignoraba todo aquello, pero medio una fotocopia del informe de el escáner, la cual ponía que tenía una hernia discal en la L3 y un posible mieloma múltiple, lo leí pero me quede tan ignorante como estaba y no di importancia, fui al internista que me mando hacer unas pruevas,  para saber el resultado de las cuales me dieron hora el día de Nochebuena.

Pero un día me dio por volver a coger el resultado del escáner para estudiar aquello del mieloma múltiple, y que yo no le daba importancia ninguna, pero tenía curiosidad de saber qué era eso. Entonces yo no tenía Internet, ni siquiera ordenador, pero tenía un diccionario enciclopédico que de vez en cuando me resolvía algún que otro problemilla, y eché mano de él para averiguar qué quería decir aquello de mieloma múltiple, y fue entonces cuando descubrí que estaba delante de un posible cáncer de huesos, es entonces cuando se te viene el mundo encima cuando piensas que puedes tener los días contados, por lo que, amigos lectores os podéis imaginar cómo fueron aquellos siguientes días.

Por otra parte pensaba: No puede ser, yo me encuentro perfectamente, y si fuera así debiera tener otros síntomas, a medida que transcurrían los días me sentía más tranquilo pensando que tal como me encontraba eso no podía ser en aquellos momentos.

Esto ya debía ser por el mes de octubre, y era el día de Noche buena a las 12 de la mañana cuando bebía ir al internista para saber el resultado de las pruebas. Largos se hicieron esos dos meses, guardé secreto durante ese tiempo, siendo solamente sabedores en mi casa. Nada más pensaba en la Nochebuena que yo iba a pasar, pudiendo ser que yo posiblemente estaba ante el fin de mis días.

Y por fin llegó aquel día de Nochebuena, recuerdo que llegué a la visita relajado para escuchar las palabras del médico, me senté en la silla frente a él mientras el ojeaba los resultados que tenía encima de la mesa, y levantó la cabeza y me dijo: Se te han hecho estas pruebas para descartar, pero las pruebas están dentro de lo normal, por lo que te puedes ir a tu casa y comer el turrón tranquilo.

Malgrat, 16 de Febrero de 2011.

Gúmaro