viernes, 6 de diciembre de 2013

LA TRISTE HISTORIA DEL TRIGO


Un buen día  se despierta el trigo lamentándose de su vida triste y austera sin que nadie se acuerde de él  hasta que no está encima de la mesa.

Pido atención a los lectores que lean este breve relato de las tristes aventaras de trigo, que como testigo directo de la agricultura y sus vivencias  guardo y que  hoy voy a tratar de explicar, y que estoy seguro que todos los que vivieron aquellos largos y duros veranos de hasta los años más o menos 70 por las tierras alistanas me sabrán entender.

Después de recogerme en verano, en unas paneras me guardan y me dejan reposar durante unos dos meses, apenas llega el otoño con piedra lipe me queman, y con una pala de hierro me dan miles de vueltas, después me hacen  en un montón, me meten en un costal  y me llevan a la oja,  aran con un arado y me entierran sin piedad, apenas voy naciendo me vuelven a tapar,  (aricar)  y allí me dejan solo sin más amigos que el sol, el aíre y la helada, y así me paso el invierno. Siempre estoy a flor de tierra, y luego en el mes de marzo ya llega la primavera. En las  primaveras frondosas sale el sol y me calienta, y me voy desarrollando como junco en la ribera, luego viene abril y mayo,  voy echando la espiga, y  cuando me ven al pasar los pájaros se detiene y me miran. Luego llega el mes de junio, que es el mes de las tormentas, me cortan con una hoz y me tiran por el suelo,  todos me van pisando desde el niño hasta el más viejo, luego me atan en manojos y me hacen en un montón y allí me dejan al sol. El día que le parece se presentan con un carro y con una horca de hierro arriba me van echando,  después de ir por un camino a una era me llevan, luego cuando les parece me desparraman  por la era, y me pasan un trillo todo llenito de piedras  allí me pisan y me cortan y cuando estoy desmenuzado me ponen en un parvón  y un día de mucho viento me tiran al alto con un viendo sacándome de la paja y me quedo solito en cueros. Luego con una pala, me ponen en un montón, de noche duermen conmigo para  nadie me robe  y al día siguiente me recogen en costales y otra vez  a la panera me llevan, el día que les parece al costal me vuelven a echar  y cerca de un  río me llevan,  me tiran en una tolva y me muelen entre dos piedras,  cuando ya estoy hecho polvo  al costal voy a parar , y el día que le parece con las piñeras me ciernen y me meten en una artesa, echándome por encima agua que esté bien caliente, y allí me hacen una masa, y con una manta me tapan para que duerma  caliente, luego cuando despierto hogazas me van haciendo y en un horno candente me meten. Una vez que estoy cocido me llevan para casa, y cuando estoy encima de la mesa con toda la familia reunida  me van pasando la navaja.
Y  así queridos lectores, termina la aventura del trigo para que sirva de ejemplo a  los niños y mayores, que sin saber cómo se cría  lo comen todos los días.


Gúmaro, 6 de Diciembre de 2013