sábado, 20 de diciembre de 2008

Que oscuro te quedas "Lober"



Ay Lober, que largas son tus noches de invierno des de el ocaso hasta el amanecer.

Ay Lober, como caen tus hojas cuando llega la tardor.

¡¡Que sólo te quedas cuando tus hijos te abandonan…!!

Que oscuras quedan tus laderas y galazas por la soledad y las sombra que la rodea.

Ay Lober, como se han perdido tus caminos por la sombra de tus montes, y la oscuridad se agrava entre la niebla que el mortecino sol no tiene fuerzas para romper.

¡¡Que solas se quedan las calles cuando llega el atardecer…!!

Solo el humo que sale de las chimeneas pueden decirnos que dentro de las cocinas quedan corazones que todavía laten.

¡¡Ay Lober, quien te ha visto y quién te ve.!!


20.12.08 Gumaro

miércoles, 10 de diciembre de 2008

LA MATANZA

La matanza
A cada cerdo se le llega su San Martin, ese es el refrán que siempre se ha dicho, no tanto en estos últimos años dado, que las matanzas han dejado de ser protagonistas en todos los pueblos alistanos, perseguidas por el problema del envejecimiento de la población, y las enfermedades derivadas de los ricos productos de las carnes porcinas.

Se decía que del cerdo se aprovechaba todo menos las cascañetas, también se decía que del cerdo eran buenos hasta los andares.

La matanza en los pueblos alistanos era considerada como una de las fiesta familiares más grandes del año. El día de la matanza se harta la casa, era otro antiguo refrán que se dejaba oír por los días que antecedían a ésta familiar fiesta.

Si nos remontamos a los años 50 ó 60 años que por lo regular casi todas las familias alistanas eran numerosas, pasado el verano las despensas quedaban con las estacas vacías, pues de una manera u otra preparaban para hacer la matanza tan pronto como el tiempo lo permitiera, las primeras comenzaban entrando en el 15 de noviembre, los más pobres, y los que se creían más ricos la solían hacer por aquellos días de navidad, y eran los menos que se esperaban a pasado año nuevo.

Por los días que antecedían a la matanza nos teníamos que prevenir de leña, por tanto había que rajar cepos y hacer las tizas, el día de la matanza se hacía buena lumbre todo el día, y con la caldera colgada de las llares por que el agua caliente era necesaria en cualquier momento en los días de la matanza.

Pocos días antes se había amasado pasara prevenirnos de pan de
pocos días. El pan era necesario para elaborar algunos productos como podían ser los torrejones o torriones y las morcillas.

Las morcillas alistanas son elaboradas muy diferentes a lo que pueden ser en otras comarcas los ingredientes son: Pan, azúcar, sangre fresca del cerdo, untos del cerdo y tripas para embutirlas.
Primeramente se miga el pan el día anterior en un recipiente que podía ser una caldera o dornajo. Al día siguiente cuando se mata el cerdo se recoge la sangre suficiente en un cubo removiéndola constante mente, y se vierte en el dornajo o caldera donde está migado el pan, una vez envuelto y bien removido se le añade el azúcar hasta el punto de quedar dulce al gusto, y por último se fríen los untos, envolviéndolo todo y queda hecho el llamado mondongo , que pasadas unas horas en reposo ya se pueden embutir las morcillas, que en acto seguido se entrecuecen unos 20 minutos. Una vez frías se cuelgan en la cocina y a los pocos días listas para comer, cociéndolas otra vez, y se sólian comer para desayunar.

Llegado el día de la matanza, bien temprano se juntaban familiares y invitados en la cocina alrededor de la buena lumbre para tomar el aguardiente, pues aparte de la fiesta familiar era un día de intenso trabajo, tanto para los hombres como para las mujeres.

Una vez que se había tomado el aguardiente se comenzaba manos a la obra, se entraba en la corteja con un gancho de hierro se arrastraba el cerdo hacia el banco donde se ponía el cerdo estirado y bien sujeto con sogas hasta el punto de dejarlo inmóvil donde se sangraba, recogiendo la sangre para el menester anterior mente dicho. Una vez sangrado, se bajaba del banco y se estiraba en el suelo cubierto con pajas, a las cuales se le prendía fuego con el fin de chamuscarlo.

Después de chamuscado se subía de nuevo al banco donde se lavaba con agua caliente y a continuación se abría en canal, las tripas se ponían en un dornajo donde las mujeres las repasaban quitándole las grasas para posteriormente ir a lavarlas al río. El cerdo ya en canal se colgaba de una viga para el oreo hasta el día siguiente.

Era hora de almorzar, era tradicional en éste almuerzo la chanfaina, cocinada con migas de pan y sangre que anteriormente se había entrecocido, también era tradición comer oreja y morro del cerdo del año anterior, todo acompañado de buen vino casero.

Después de almorzar los hombres cargaban los dornajos a hombros dirección al río para lavar las tripas, que una vez lavadas el trabajo quedaba terminado hasta el día siguiente. Pero la fiesta continuaba llegaba la hora de la comida con un buen cocido de alguna machorra que se tenía destinada para tal evento.

Por la noche, todos alrededor de la lumbre, puesto que solían ser noches gélidas, donde se jugaba a las cartas y los abuelos nos contaban sus historias vividas en Cuba o en Buenos Aires donde emigraron por los primeros años de 1900. También eran muy frecuentes contar historias o cuentos de lobos, animal muy conocido por nuestra comarca de Aliste. Con estos cuentos de lobos, más de una vez los más pequeños tenían pesadillas de noche, siendo el lobo una fiera a la que siempre se le tenía mucho respeto en nuestra comarca.

Llegaba el segundo día de la matanza. A primera hora este segundo día igual que el primero lo primero que se hacía era preparar una buena lumbre, y que luego los asistentes al evento esperaban al Sr. Alcalde que llegaba con la romana para pesar los cerdos. Era porque el ayuntamiento tenía un impuesto grabado para recaudar impuestos a los cerdos de la matanza, dado que en la zona no se disponía de otras muchas fuentes de ingresos.

A la llegada del alcalde se tomaba el aguardiente,( licor muy apreciado por los alistanos) con torradas a la lumbre, y después se procedía a pesar los cerdos, que después de pesados comenzaba el trabajo de deshacer las canales.

El segundo día siempre fue mejor trabajo que el primero. Los hombres deshacían las piezas separando la carne del tocino, sacando lomos, jamones y espaldas, las mujeres clasificaban las carnes para hacer diferentes calidades de chorizos. Mientras duraba este trabajo se iban asando hebras y el jarro del vino no paraba, era quizás el mejor momento de la matanza. Llegaba la hora de la comida, el trabajo de desecho había terminado. La comida podía ser un cocido de garbanzos con carne de la machorra, pero este día la comida no era ya muy deseada por las hebras asadas que se habían comido durante la mañana.

Después de comer quedaba el trabajo de picar la carne, que luego sería adobada por las mujeres, ponieno ajos, pimiento y sal, la cual quedaba macerando hasta el día siguiente que se hacían los chorizos, botillos y lomos.

En Aliste disponemos de unos de los mejores chorizos caseros, no sé si son los ingredientes, la calidad de las carnes, o el clima. Al día de hoy, las fábricas de embutidos de San Vitero y Rabanales elaboran los mejores chorizos a nivel nacional.

Los hombres ponían los tocinos y jamones de sal, así también los huesos del espinazo, y de la cabeza. Los tocinos tenían que estar unas tres semanas de sal, que después se colgaban en la cocina para el ahumado.

La noche ya llegaba, sólo quedaba poner a deshacer la manteca, en una gran caldera al fuego, cuando ya estaba casi deshecha se ponían manzanas para cocer en la manteca que luego se comían, las “ pingadas” eran rebanadas de pan que se hacían también en la manteca, que una vez sacadas se espolvoreaba azúcar, que a pesar de ser una buena fuente de colesterol eran deliciosas.

Una vez que se había retirado la caldera con la manteca del fuego se dejaba reposar unos minutos que después se filtraba al tiempo que se metía en las ollas donde se guardaba para el consumo y sustento de todo el año. Cuando ya se había sacado la manteca de la caldera, en ésta quedaban los cuscarones, los cuscarones se volvían a poner en el fuego dentro de lacaldera, con un cucharon de madera se iban machacando, se añadía pan migado y azúcar al gusto, eran los torrejones o turriones. Este exquisito dulce se guardaba en un escriño y era el desayuno de las frías mañanas de invierno.
10 de diciembre de 2008.
Gumaro

sábado, 15 de noviembre de 2008

Nunca te vayas de Aliste.


Nunca te vayas de Aliste,
nunca te vayas vecino,
que en Aliste ya no hay nadie,
que sepa matar los cuchinos

Nunca te vayas de aquí,
nunca te vayas amigo,
que las escuelas se cierran,
porque ya no quedan niños.

Las fuentes ya se han secado,
las viñas ya no hacen vino,
los negrillos ya sean secado,
ya no se matan cuchinos.

Los linares ya no se aran,
ya no se siembra lino,
las mujeres ya no hilan,
ya no hay camisas de lino.

Nunca te vayas de Aliste,
que te lo dice un amigo,
que un día él se marcho,
y nunca lo tiene en olvido.

Las calles están desiertas,
los pueblos medio vacios.
¡!Quien ira con la ovejas,!!
¿Quien guardara los vacios.?

Ya no se carda la lana,
ni tampoco se teje lino,
ya no se baila la jota,
todo se lo llevó el río.

Las tierras ya no se aran,
los valles están perdidos,
ya no se echa la ronda,
porque los mozos nos fuimos.

Nunca te vayas de Aliste,
nunca te vayas amigo,
te lo dice un alistano,
Que quizás está arrepentido.

Autor: Gumaro,15/11/08

viernes, 19 de septiembre de 2008

LA TRASHUMANCIA EN LOS AÑOS 60 EN LOBER

La trashumancia en Lober ha existido desde tiempos remotos. Había otros pueblos vecinos que por su ubicación en riberas o pastos más frescos y con abundante agua, el ganado podía quedarse pastando sus terrenos durante la calurosa época estival sin hacer la trashumancia.
Lober, un pueblo siempre con un exceso de ganado ovino, llegando el verano los pastos se quedaban secos o escaseaban debido al exceso de reses, por eso en verano siempre se tenía que hacer la trashumancia hacia las sierras de Puebla de Sanabria, buscando los frescos pastos y el agua de aquellas sierras, la gente decía que si las ovejas iban a la sierra, en invierno enfermaban menos. Había unas gentes de algunos pueblos que se cuidaban de arrendar los pastos, éstos eran los llamados amos, que después contrataban ovejas cobrando un tanto por cada una. También éstos tenían que contratar pastores y arreadores para cuidar la gran cabaña de ovejas que se juntaban, y que siempre solían ser dueños de las ovejas.
La trashumancia se hacía a finales de junio, salíamos de Lober al atardecer y llegábamos a dormir a los corrales de Rabanales cerca del río Ceval, allí metíamos las ovejas en los corrales campestres, y los pastores íbamos a Rabanales al bar del “Rabiau,” allí recuerdo que vi yo la televisión por primera vez, era el año 1963, tenía yo 14 años. Al día siguiente, había que madrugar quedaba un largo y agotador camino por andar, así salíamos los siete u ocho ganaderos de Lober y allí se juntaban también otros dos o tres que había en Tolilla, y salíamos río Ceval arriba, que nos empezaba a salir el sol antes de llegar término de San Vitero, allí ya se empezaban a ver rebaños de diferentes pueblos de Aliste, las ovejas de Lober y Tolilla ya iban juntas, aunque los rebaños iban aglomerados, no se acababan de juntar, por el instinto que las ovejas tenían, ya que por el balar ellas se conocían. Ya llegábamos a los campos de Aliste, mochila llena de comida, y capa al hombro, para llevar todo esto durante todo el día, era un gran esfuerzo . La comida que solíamos llevar era pan y tocino, chorizo ya no había o si había alguno se guardaba para medicina. Por los campos de Aliste ya empezaba a calentar el sol, allí no había agua ni sombra, a veces se encontraba alguna fuente que no era agua corriente, era agua detenida, y para cogerla teníamos que quitar una gran cantidad de “saltones”saltamontes, que caían al agua y como no podían salir allí morían, pero como no había otra aquella era buena para saciar un poco la sed y mojar el pan que llevábamos que ya se había quedado duro. En los campos de Aliste el sol era agotador, teníamos que taparnos con la capa de paño, de esa manera no daba el sol tan directamente en la cabeza. De hay el dicho que dice que lo que quita el frío , también quita la calor.
A medio día estábamos frente a San Cristobal, y continuábamos caminando, las ovejas con el sol no caminan, había que esperar que cayera la tarde . Llegando al término de Gallegos del Campo ya empezaban a caminar más, y había que recuperar terreno, Allí, ya se veía la cabaña de todo Aliste, aún no iban juntas, era en la “Fuente el Horno” donde se juntaban todas las de Aliste unas 5000aproximadamente. La fuente “El Horno” en término de Gallegos del Campo era una fuente con abundante agua fresca y que todo el día pensábamos en llegar a ella, durante muchos años sació la sed de todos los pastores alístanos.
El camino continuaba, ya sólo se veían ovejas por todas partes, pero ningún pastor conocía las suyas, la noche ya se echaba encima, aún quedaba camino por recorrer. Por fin se llegaba ya al sitio llamado el “Carrilon” que era donde se dejaban, esto era termino de “Flechas”en la Sierra de la Culebra, cerca de Peña Mira. Allí , se hacían cargo de la cabaña los pastores y arreadores que las llevaban al destino, a la sierra de la Pedriña, la Escoba, entre otras. Llegando allí después de tres o cuatro días más de camino, los arreadores volvían a sus casas y ya sólo quedaban los pastores, con sus grandes perros para defenderse de los lobos, eran los que las cuidaban durante dos meses aproximados dependiendo del pasto que hubiera mas o menos.
Tomábamos el camino de regreso, hacía Mahide, llegando a ese pueblo, cenábamos en una taberna que había, la cena solía ser latas de sardinas y jarras de vino, esa noche eso no falta, y acabado de cenar el gasto se pagaba a “escote”, la cama era campestre, íbamos a la era donde trillaban y dormíamos entre la paja, por aquella zona las noches eran bastante frescas, nos tapábamos con paja solo dejando la cabeza fuera, que también teníamos que tapar con la capa, por que sino picaban los mosquitos. Por la mañana había que levantarse temprano, había que coger el autobús en Mahide, que nos llevaba hasta Ceadea. De allí caminando hacia Lober, parábamos a almorzar algo en la fuente la ferrada, que era algún trozo de pan duro que nos había quedado del día anterior, y llegando a casa final de viaje.
Al cabo de mes y medio o dos, los arreadores subían hasta Puebla en tren, buscaban la cabaña y emprendían el viaje de regreso, después de cuatro días de camino, llegaban al destino, que era algún pueblo de Aliste, normalmente era Grisuela. Allí acudían todos los ganaderos de Aliste, había que apartar las ovejas, cada uno tenía que buscarse un corral de algún amigo o conocido, las ovejas iban dando vueltas por la calle, y tenias que vigilar cuando pasaban para conocerlas y irlas metiendo en el corral que habías buscado. Para conocerlas, las ovejas tenían una señal en las orejas, ésta señal cada ganadero tenía la suya propia, de ésta manera nadie se las podía quitar. También tenían otra marca para conocerlas, era “la mela” cuando se esquilaban, se le hacía una señal con pez caliente, cada uno también tenía la suya, que solía ser una letra. Una vez apartadas venían los disgustos, a uno le faltaban dos, a otros cuatro, en fin, los pastores traían algunas pieles, la cuales unas decían que las había comido el lobo, otras que se habían caído de alguna peña y se había muerto, en fin cosas así.
Esta es la historia de la trashumancia en Lober en aquellos años60.Hoy aún se continua haciendo,y no creo que el sistema mucho haya variado.
Gumaro

TURISMO RURAL

Lober de Aliste es un pueblo de turismo rural de la provincia de Zamora, situado al sureste de la comarca de Aliste a dos horas y media de Madrid y a treinta minutos de la ciudad de Zamora por la N. 122 y donde te podrás alojar en las casas rurales de Lober ó en el hotel la “JAFRIZ” de Fornillos.
Aquí no tenemos museos, ni tampoco catedrales, pero puedes disfrutar de una naturaleza sin nada de continuación, y disfrutar de sus noches de estrellas brillantes y que el único ruido es el aullido de algún lobo, el canto de los grillos o de las ranas en alguna charca.
Podrás visitar las antiguas minas de hierro de la Ferrada, o la fuente con abundante agua con el mismo nombre, en primavera veras abundantes praderas repletas de margaritas y campanillas, y las blancas flores de las jaras, las amarillas de las escobas y codesos que hacen contraste con las azules del abundante tomillo en todas sus laderas y colinas. En Lober encontraras gentes humildes que nunca te defraudaran, sus antiguas casas y pajares están hechas de piedra y una mezcla de paja y barro y algunas con sus tejados de pizarra y contrastan con las modernas de nueva reconstrucción hechas de ladrillo.
En Lober puedes ver vacas y burros por la calle, éstos ya en peligro de extinción, hay pequeñas explotaciones agrícolas que todavía se usan éstos animales para la labranza, también se pueden ver dos molinos harineros centenarios en la rivera que todavía funcionan alguna vez.
La gastronomía en Aliste es muy rica en carnes, por ejemplo: el chuletón de la muy conocida “TERNERA DE ALISTE”, en San Vitero, los buenos callos y mollejas de casa Matellan en Rabanales y de casa Catalina en Grisuela, el buen solomillo de casa Alfonso y el sabroso cordero de Grisuela, con un gran surtido de jamones y embutidos de la zona, todo esto regado con los distinguidos vinos de Toro y la Rivera del Duero.
Tenemos Miranda de Douro a 19 kmt., ciudad muy conocida de Portugal por su gran número de comercios, donde antes de llegar, pasaremos por Moveros pueblo de tradición alfarera, donde podrás visitar los diferentes talleres de alfarería con un gran surtido de piezas actuales y centenarias. Llegando a Miranda puedes darte una vuelta por la gran cantidad de comercios, y también te encontraras con el exquisito bacalao que allí cocinan, y si te apetece te puedes dar un paseo en barco por los arribes del Duero, donde pasa el río por un estrecho cañón durante varios kms que hasta llegar al agua hay hasta 200 mts de profundidad, y llegando un poco más arriba `puedes ver el puente de Pino construido en el año 1914 y que fue diseñado por un alumno de Eifel.
Ven a Lober te encontraras a gusto.
Gúmaro

EL PAN

En tiempos antiguos muy remotos en la mayoría de las casas se “amasaba”, no sólo en Aliste, sino en la mayor parte de los pueblos de todas las regiones de España.
Este trabajo, normalmente lo hacia la mujer de la casa. Dependiendo de la época del año se hacían más o menos hogazas, en invierno el pan aguantaba más, y en verano se quedaba más duro. Por eso algunas mujeres se ponían de acuerdo, y hacían tres o cuatro hogazas más que se prestaban entre las vecinas, devolviendo éstas, cuando ellas amasaban. Era una manera de comer el pan más tiempo sin estar tan duro, eso sí, cuando se prestaba pan ,siempre se pesaba. Yo recuerdo que el peso lo contaban por libras.
El trigo se molía en molinos especiales llamados fábricas, uno había en Doméz otro en Rabanales y como no podía ser menos, otro había en Alcañices. Hasta los años 1970, iba tanta gente a moler, que que muchas veces se tenían que esperar al día siguiente, o incluso al otro, eran los años que en todas las casas se hacía el pan.
Para amasar era imprescindible tener varias herramientas o artilugios, el horno, y por supuesto harina, éstos artilugios eran: el organero, la pala, la estaca grande y otra pequeña, el rodro, el barredero, artesa y la caldera. Las materias primas que se necesitaban eran: Agua caliente, harina, sal, hurmiento y más tarde también levadura.
Lo primero que se hacía era la masa, envolviendo la harina con agua caliente, el hurmiento, la sal, y la levadura en la artesa, todo bien amasado y mullido, que después se dejaba reposar o dormir. Una vez hecha la masa, se encendía el horno, algunos tardaban más de dos horas en calentarse, para estar caliente se tenían que poner los adobes de la bóveda bancos. Cuando el horno estaba caliente, con el rodro se arrastraban las brasas hasta la boca, y con el barredero, que solía ser de trúvisco ó de escoba, se barrían las baldosas quedando éstas impias de ceniza. Ya estaba el horno a punto para cocer. Después de hora y edia o dos la masa ya estaba “despierta”, ya había crecido, y mientas el horno se había terminado de calentar, ya se habían hecho las hogazas y alguna rosca que espolvoreadas con harina esperaban en la artesa para entrar en el horno.
Al cabo de hora y medía o dos el pan estaba cocido, lo primero que se sacaba del horno eran las roscas, con éstas a veces se hacía “sopa en vino”. Para la sopa en vino, se partía la rosca en “cachos” pequeños en una cazuela y se ponía vino, azúcar y agua, esto era la sopa en vino, y se comía con cuchara.
Después del año 1970 muchas mujeres dejaron de amasar. La gente joven había emigrado de los pueblos, las familias se habían quedado pequeñas, y ya no se gastaba tanto pan. Algunos optaron por dar harina al panadero, y éste le devolvía los mismos kilos de pan, otras continuaron amasando hasta casi entrado el año 2000, y hoy los hornos ya son piezas de museo.
Gumaro

LA ERMITA YA ES HISTORIA

En la mitad del camino entre Lober y Tolilla existe un paraje que se llama “LA ERMITA, pero yo creo que hoy hay gente en Lober y Tolilla que no saben que allí existió una Ermita, en la cual yo me acuerdo siendo un niño de 6 ó 7 años de ir a Misa el Domingo de Ramos y el día de Jueves Santo, a la salida de Misa, los vecinos de Lober y de Tolilla podían verse, saludarse o hacer alguna conversación o comentario.
También había una fuente cerca de la Ermita por encima del camino. Yo no la conocí con agua pero los antepasados contaban que siempre tenía agua, si acaso se secaba algún año de los más secos, los monaguillos siempre cojian allí el agua para consagrar en la Misa y el cura D. Pedro (años 1910 1920) no gustándole la idea esa de coger de aquella agua les dijo: de esa fuente no cogereis más agua, y desde aquel año dicen que la fuente se fue secando poco a poco, hoy aún puede verse en aquel sitio la hierba verde incluso en verano, pero de agua, ni cuando llueve.

Los Santos que había en el retablo, San Fabián y San Sebastián creo que eran, si no recuerdo mal, fueron robados de la Ermita por el año 1960 , y denunciado el robo a la Guardia Civil fueron encontrados en Madrid, hoy día dicen que están en la Iglesia de Tolilla.
Después, por los años 1963 ó 1964 ya estando la estructura de la Ermita en estado ruinoso decidieron derrumbarla, la piedra se subastó, y hoy día pede verse como cierre en una finca de Lober.
El año 2004 fueron al sitio de la Ermita el pueblo de Lober y Tolilla con el párroco de ambos pueblos D. Mariano y clavaron allí una cruz que es lo que hoy allí existe.
Gumaro 8  de Febrero de 2008.

LOS MOLINOS

Los molinos en Lober y en general en Aliste, son edificios simples, no muy grandes, de una forma rectangular, adaptados para el trabajo que desarrollaban. Yo diría que éstos molinos hoy ya son edificios históricos en Lober y en Alite, de los cuales ya sólo nos quedan recuerdos. Yo desde aquí diría a las administraciones que corresponda que tomen mano en éste asunto, no para ponerlos en marcha, sino para rehabilitar los edificios de éstos molinos, que formaron parte de nuestra historia y que hoy están a punto de desaparecer, y no creo que rehabilitarlos saliera muy costoso.
Todos los molinos tenían la misma forma, forma rectangular, y situados a un lado del río, sitio estudiado, de forma que el agua pudiera entrar bien en él, a través de una calienda que la llevaba a una presa llamada “Zuda”, y que en invierno, época de crecidas no quedara enaguado, ya que con las crecidas el agua retrocedía por el desagüe y el rodezno quedaba frenado.
Los edificios no tenían mucha claridad, solo tenían una pequeña ventana para mirar desde dentro la Zuda si tenía suficiente agua, tampoco tenían chimenea aunque en todos ellos durante el invierno se hacía lumbre sobre todo cuando se tenía que ir a moler de noche. Los tejados solían ser de pizarra, en tiempos material barato en Aliste por existir canteras en diferentes pueblos de la comarca.
Los mecanismos del molino eran muy primitivos, de ahí el valor histórico que tienen, aparte de las piedras o muelas y el rodezno, todo lo demás era de madera. Podemos mencionar algunas partes de la maquinaria que hacía funcionar el molino: el rodezno,l as piedras (muelas), la tolva, la caja (tambor) la criba (canaleja), el tocador (tarabillo) y el farnero. Cuando la tolva se quedaba sin grano, y las piedras continuaban funcionando se decía que andaba de “Rueso”.
Las piedras eran de cantería como allí decíamos (granito), piedra muy abundante en Fornillos y Moveros, tc., había algunas que las llamaban francesas, éstas hacían el harina más fina .Estas piedras eran redondas, con un aro metálico, a su alrededor tenían un rayado, era lo que molía el grano, este rayado con el tiempo se gastaba, y había que picarlas periódicamente. Para sacar la piedra de arriba se disponía de un artilugio en forma de media luna con una especie de uña por cada lado, se enganchaba en dos agujeros que la piedra tenía por los lados dándole la vuelta.
La Canal era una canal estrecha en forma de embudo por donde salía el agua con mucha presión que hacía funcionar el rodecno. El rodecno era una pieza circular con muchas aspas metálicas, fijada sobre un eje, que al caer el agua sobre él volteaba con mucha fuerza provocando el movimiento de las piedras. Las piedras se graduaban por medio de un tornillo, que con más o menos separación la harina salía más o menos granulada, la caja era una caja de madera circular que cubría las piedras, la tolva era un artefacto de madera donde se echaba el grano, que resbalando poco apoco iba cayendo en la criba, la criba era un cajón pequeño de madera donde caía el grano que venía de la tolva, tenia una tela metálica agujereada donde quedaban algunas posibles espigas o pequeñas piedras que podía tener el grano, el tocador era un palo redondo, dentado, enganchado a la vara del rodezno, que al rozar los dientes con el cajón de la criba hacía que el grano cayera alas piedras donde éstas lo machacaban, el farnero era un deposito escavado en el suelo y forrado con pizarras donde caía el harina que salía de las piedras.
Normalmente los molinos solían ser comunales donde varios vecinos tenían parte , unos tenían un día, otros tenían dos, y otros podían tener horas, por que normalmente en las herencias se repartían , para que todos los herederos pudieran moler.
Como ya he dicho anterior mente, los molinos si en breve no son rehabilitados, pronto solo tendremos el recuerdo, y pensando sentiremos en la mente, aquel. Tic- tac- tic- tac que era el corazón de los molinos.font>
Gumaro

LA CAPA ALISTANA

La capa alistana se usó en Lober, hasta la década de los años 70 aproximadamente, hoy ya prácticamente, desaparecida. Unas acabaron de espantajo para los pájaros en las viñas, otras las cortaban para hacer alforjas, o para poner de melenas cuando se uñian las vacas, y otras todavía los más cuidadosos las conservan como prendas muy valiosas; las podemos ver en la procesión del Viernes Santo en Bercianos, y en otras procesiones de la Semana Santa en Zamora.
La capa era una prenda usada mayoritariamente por los hombres, hecha de paño pardo casero, y tenía tres partes diferenciadas, la capucha de forma puntiaguda, la esclavina con flecos a veces con un remate llamado “chiva”, y la capa sin mangas, que llegaba casi hasta los pies.
Casi todos tenían dos capas, la ordinaria de cada día que se usaba para ir al campo, con vacas u ovejas, para quitar el frío o la lluvia, y la de las fiestas, que se usaba para ir a misa los Domingos y otros actos religiosos, antiguamente la capa se usaba no solo para quitar el frío, sino que se ponía siempre que se entraba en la Iglesia.
La capa en tiempos pasados se usó también como traje de boda de los novios, iban tapados de arriba a bajo que apenas se le veía la cara, y las novias con el manto de crista, eran las indumentarias de rigor para ésta ceremonia. También se usaba la llamada casca parda también, y hecha de mismo paño, pero con mangas, ésta se usaba como hoy se usa un abrigo, por la parte de Pobladura, La torre, y por esa zona se usaba también la “Jerga” hecha también del mismo paño, pero ésta era en forma de manta.
En Portugal por la zona de Miranda, aún se fabrican estas capas, la confección es igual ó muy parecida, pero el paño ya es de fábrica, no es casero como era el alistano.
Gumaro

La lengua alistana

En la comarca de Aliste, no siempre se ha hablado el castellano, anteriormente era el “Charro”,o en otros términos, el asturleones, era una mezcla de gallego, asturiano, castellano y portugués, hoy día, todos los que hemos nacido en Aliste, aun nos queda un acento de aquel charro, pero, aquel idioma se ha perdido para siempre.
En diferentes provincias españolas hay comarcas que tienen su propia lengua dentro de la misma región, y que, con el paso de los años, han sabido conservar, ó incluso la han enriquecido. En Aliste es todo lo contrario, la hemos dejado perder, como tantas otras cosas.
He aquí, algunas palabras que yo guardo, de algunas conversaciones oídas a las gentes de pueblos que hace unas cuantas décadas, todavía hablaban algo el charro:
En la feria del 15 en Rabanales, había un hombre que tenia unos vacios a vender, llega un comprador y pregunta: Caballero, ¿quien los vende? R. ui no me digais eso, por que el otrudie pola mañana se mos murió la burra y tenemos un disgusto mu grande, ontavia no semos ha pasau, ui que cueño...Bueno, canto quereis polos vacios. R. dos mil riales. P.ui....., por hai los hi visto, y no quieren tanto.R.Pero no seran tan buenos.P. Bueno, pa que veais que bolos quiero comprar, vos doy cin riales menos i si quereis chambar cambelos y si no dejelos. R. pues no volos doy; Bueno, peque la feria ya sesta estrupiando, porque comostá amenazando agua tolamañana, nusotros marchamos pa casa nosiendo que agarremos una chupa dagua, y dispues esa frescura simpre le sale a uno.
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Tí Justo, que andais faciendo......Ya facía mucho tiempo que no vos via. R Si, ya hacie, ya, es que i estau algo ruin i no salie mucho, P. Uei.... Jesus, sí peque teneis ontavia los ojos fundius. ...R. .Si, es que ontavia no ando bien, el oturdie diemos aconsulta, y me mando unas melecinas, ayer fuei el rapa a buscalas a la Villa. P. Y la tí MarÍa aunde la teneis... R..Bueno, la tí Maria en casa quedo, dié que dieba a masar, por que tiniemos un cuchino, que tamien habíe andau algo ruin, y lo dejemos havesi agradicie algo y hora lo quiriemos matar, y dijo que dieba a hichar unas uguazas, pa migar, pa facer unas morcillas, y unos torrejones pa los rapaces. Bueno tí Justo, haber si otro día que vos vea ya is arribau. Ala quedaivos con Dios.
Eeste era el idioma de nuerstras raices Alistanas....
Gumaro

LOS DUROS TRABAJOS DEL CAMPO EN LOBER.

Los trabajos del campo eran realizados por los hombres y mujeres indistintamente, unas veces solos y otras acompañados. Había trabajos que indispensablemente tenían que ser dos personas o más.
El recoger los cereales del campo, fue siempre la principal preocupación de los labradores, unas veces por miedo al fuego, otras por las tormentas, y ya con las mieses en la era, la preocupación más grande era la lluvia, siempre estaba el sufrimiento presente.
El cultivo de los cereales se hacía tradicionalmente a una “hoja”, con un sistema de año y vez, quedando un año sin sembrar hasta el año siguiente.
Después de abonada la tierra se sembraba a voleo, y se araba para tapar el grano. Esto era la sementera en el mes de octubre, anteriormente, se había hecho la rielva en marzo, y la bima ó “bina” a primeros de junio. En el mes de junio era también la siega de la hierba, se segaba con el gadaño “guadaña,” después de dejarla secar varios días se cargaba en el carro, y con el rastro se arrastraba para que no quedara nada en el prado. Para cargar el carro se necesitaban por lo menos dos personas, una a bajo para darla y otra arriba para componerla. El carro bién cargado, sobrepasaba por encima de los picones, y con unas sogas gordas echadas por encima que sujetaban la carga.
Con estas fechas de la hierba también coincidía la siega de la cebada, ya se había secado, y había que segarla y trillarla, había que ir al molino para hacer pienso, ya que los graneros se habían quedado vacíos y los cuchinos estaban cuincando en la corteja.
A primeros de julio se segaba el centeno , y a continuación el trigo, la siega hasta no hace muchos años se hacía manual con la hoz. Los segadores usaban “dediles”especie de fundas de cuero que se ponían para proteger sus dedos, y hacer la manada de mies más grande, a la izquierda se dejaban las manadas formando gabillas, y después se juntaban en manojos ceñidos com pajas de centeno llamadas ataderas ó garañuelas, y éstos se juntaban en montones llamados mornales ó morenas.
La comida era en el campo y a veces a pleno sol de julio, o también si había algún árbol o arbusto cerca se aprovechaba la sombra. El cántaro y la barrila para el agua, y el barril para el vino, eran siempre fieles compañeros de los segadores.
El día de Santiago se partían las eras, y el acarreo empezaba al día siguiente, los manojos se daban para el carro con el “urcon”, cuando el carro estaba cargado, se echaban unas sogas cruzadas y tensadas fuertemente para sujetar la carga por los largos caminos pedregosos y polvorientos. Llegando a la era se descargaba en grandes montones llamados “medas.”
A continuación venía la trilla, los trillos estaban formados por cuatro fuertes tablas juntas, y por debajo fuertes piedras de “siles”que cortaban la paja y desgranaban las espigas, el trillo lo arrastraba una pareja de vacas o de burros, en el trillo siempre iba una persona para hacer peso y recoger los excrementos de los animales. Durante la trilla había que dar varias vueltas a la parba con tornaderas, y cuando la paja estaba más fina, se daba con una pala de madera para sacar las espigas del fondo. Cuando estaba la paja desmenuzada se juntaba en un montón largo llamado parbón, en Lober se alineaban con la “Peña el Burro” de la sierra de la culebra, por que decían que entraba el aire más recto.
La limpia consistía en aventar la paja y el grano para separar éste de la paja, la limpia no requería mucho viento, para que no se llevara también el grano, el aire se llamaba portugués y el castellano. Cuando ya se había aventado casi toda la paja, se empezaba a sacar el grano con la pala de madera, era el Pejo, las granzas se pasaban por una ceranda o críba para separar el grano, el grano se juntaba en un montón llamado muelo, que después se metía en sacas hechas de lino para llevarlo al granero. El día que se recogía el grano se llamaba el día del gallo, por que ese día se solía matar algún gallo para celebrarlo. La paja era lo último que se recogía, se guardaba en pajares, la cual servía en invierno para envolver con pienso a las vacas y como abrigo en las cuadras para los animales .
Gumaro

El Intruejo

El Intruejo en Lober hasta los años1970,era muy diferente de lo que es en la actualidad, bueno en la actualidad no se de cierto si se celebra tal evento ó no, ya que eso son cosas de la juventud, y de juventud hoy en Lober hay poca.. Yo hoy boy a explicar un poco lo que era el intruejo en tiempos pasados. Este día, la gente mayor ya lo esperaba con anhelo, ya era tradición el toque al concejo por la mañana, el alcalde disponía y mandaba lo que se tenía que hacer, que cada año más ó menos era lo mismo: una parte de vecinos los mandaba a guiar el agua al valle de Balde el Mayo, y esparcir las boñigas y lo que es limpiar un poco el valle en lo que se podía, otra parte de gente la mandaba a arreglar algún camino, éstos trabajos solo duraban hasta medio día. Las mujeres se quedaban en casa haciendo los típicos dulces de este día, las “fiyuelas”, que eran huevos batidos con harina y azúcar, y la masa frita en la sartén, con aceite y manteca, después de fritas se le espolvoreaba más azúcar por encima. Cuando los hombres llegaban del concejo, era la hora de comer, ese día era ya a base de, cocido con chorizo, tocino, y algún hueso del espinazo, y de postre las fiyuelas, al día siguiente, ya no se podía comer nada de esto por que era tempora.
Por la tarde ya empezaba la fiesta, a medía tarde el Sr. Alcalde volvía a tocar a concejo, se juntaban los vecinos, mujeres y la mocedad, en la casa concejo, y el alcalde invitaba a todos a vino, y si las cuentas del pueblo andaban bien, también había aceitunas o escabeche, por que todo esto lo cargaban en las cuentas del pueblo.
A esa hora, también se empezaba a escuchar el fol y el tamboril, era la hora que salían los intruejos, los más pequeños no sabían donde esconderse de miedo, ya que los disfrazados eran irreconocibles, se enciscaban la cara con corcha quemada, se ponían una prótesis dentaria hecha de patata, y vestidos con andrajos, corrían detrás de las mozas para enciscarle la cara, y todos bailaban en “La Moral”, al son de la gaita y el tamboril.
Los intruejos a la hora, ó hora y media ya marchaban, pero la fiesta continuaba hasta cerca de la media noche. Los vecinos continuaban también tomando rodas de vino, y algunos de ellos cuando marchaban a casa, toda la calle era suya.
Al día siguiente era el “entierro la sardina”, y poca cosa era lo que se hacía, los mozos con una escalera y unas jaras encima tapadas con una manta, iban a enterrar la sardina, quemando trozos de pellejos y trozos de gomas y dando voces, pero ya no había ni baile, había entrado la cuaresma.
Durante toda la cuaresma, estaba prohibido hacer baile, no se bautizaba y tampoco había bodas, se tenía que esperar al día Pascua. Pero, no por eso, la mocedad dejaba de divertirse, los domingos por la noche salían a la “Moral”, punto de encuentro de toda la vida, y allí jugaban a las “Tierras”, a los “Casaos,” y a la “Guardadica”, y la juventud se divertía así.
Llegaba el día Pascua una de las grandes fiestas del año, para aquel día, casi siempre se esperaba algún pregón, y la víspera era el día de la famosa “Chisca”, que consistía en hacer una gran lumbre a la puerta de la que se apregonaba, quemándole casi todo el cabañal que tenían, luego salían los protagonistas del casamiento, invitando a la gente a pan y vino.
El día de pascua, siempre se formaba un gran baile en la Moral desde media tarde, hasta cerca de la media noche, había que recuperar todo lo de la cuaresma, el baile ese día se solía hacer con una música mas buena que un domingo normal: Faustino, con la dulzaina, y Paulino de Gallegos con bombo y redoblante, y así acababa la fiesta.
Gumaro

LAS BODAS EN ALISTE

Las bodas en Aliste en la actualidad poco se diferencian de las de cualquier otra parte, pero no siempre ha sido así, hoy trataré de explicar lo que era una boda en Lober ó en Aliste hace unas décadas, para que los más jóvenes tengan una idea como se casaron nuestros abuelos ó bisabuelos y un día lo puedan contar a generaciones venideras.
El día de la boda, desde muy de mañana los invitados estaban ya vestidos de rigor rural a la puerta de sus casas haciendo tiempo para los actos.
Cuando sonaba el primer cohete, los invitados se ponían en camino hacia la casa de uno de los protagonistas, el novio, y acompañados por el estruendo de los cohetes, los rapaces ilusionados corrían saltando paredes de los prados y cortinas persiguiendo la caída de las varillas.
La comitiva se reunía en el corral de la casa del novio, era el momento de tomar el aguardiente, cosa que los invitados no podían renunciar. Cuando se suponía que éste evento ya había terminado, y ya animados por el artesanal licor, se encaminaba la comitiva a la casa de la novia, presidida por el novio por el padre y el padrino.
Al llegar el acompañamiento del novio a la casa de la novia, las mozas invitadas cantaban los cantos de llegada:
Bienvenidos caballeros,
que esperando están por ella;
bienvenidos, bien llegados
sean todos los invitados.
Acabados los cantos, llegaba el emocionado momento de la bendición paterna. El padre siempre con emoción la despedía dándole su bendición, recordándole su vida en casa y diciéndole de la responsabilidad del cambio de vida, refiriéndose a la fidelidad a su esposo. Este era el canto de la bendición del padre:
Arrodíllate, niña hermosa,
en éste patio barrido,
que te eche la bendición
el padre que te ha querido.
Despídete, niña hermosa,
de la casa de tus padres,
que ésta es la última vez
que de ella soltera sales.


Después, todos los invitados juntos , y los novios con sus trajes regionales, llevando él sobre los hombros la típica capa Alistana, y ella el manto de “crista”, y se dirigían camino de la Iglesia acompañados también del gaitero, en ese día no faltaba nunca la gaita.
Las mozas continuaban sus cantares, refiriéndose al paso que iban a dar:

Mira, niña, lo que haces,
mira lo que vas a hacer,
que ese nudo que se hace
no se vuelve a deshacer.


El canto de éstos cantares, se iba repitiendo hasta llegar a la Iglesia. Al llegar a la puerta de la Iglesia, como era de costumbre tenía lugar la primera parte de la ceremonia. El momento más grave y Emocionante era el del “si” . Era el momento más sonado del día. En el momento que los novios decían “si quiero”,una verdadera tormenta de cohetes y bombas rompían el silencio de la mañana, ocho ó diez mozos prendían cohetes sin interrupción y se llenaba el aire de humo cogiendo la dirección del viento.

Después ya comenzaba la misa, y durante el ofertorio tenía lugar la tradicional ofrenda de la novia, unas velas en una cesta engalanada con un paño de lino que seguramente ella misma habrá hilado el lino, y el novio ofrecía una jarra de vino que también habría salido del sudor de su frente.

A la salida de misa todos le daban la “enhorabuena”, y emprendían el camino hacia la casa de la novia, ya después comenzaba la comida, había un menú tradicional, de entrada sopa de fideos a base de caldo de cocido, y no cabe duda que de bebida era el tinto vino de casa que con él se empezaba a animar la comida desde el primer momento, después venían los garbanzos, cocidos con la carne de los carneros sacrificados el día anterior, luego el plato fuerte; grandes trozos de carne cocida. Se servía en grandes cazuelas encima de las mesas provisionales que días ante habían preparado para tal fin, se ponía una cazuela cada ocho ó diez personas y todos comían del mismo recipiente.

El postre eran las típicas rosquillas de las bodas, que habían sido elaboradas por las mozas que habían sido invitadas, se lo hacían como obsequio a la novia, y las repartía la madrina.
Terminada la comida salían los novios e invitados, nunca faltaba la gaita y el tamboril todos juntaban su alegría entre la vueltas y revueltas de las jotas, baile charro, agarrao, baile llano, corrido.

Era tradición el baile de la medida el día de la boda, era un recipiente lleno de vino, y a su alrededor se movían los bailadores levantando sobre él las dos piernas, esto se hacía por la tarde a la hora de los “cachos”. Los cachos eran trozos de pan y vino que repartía la madrina y el padrino a toda la gente del pueblo. Después venia “el carro” se subían los novios y los padrinos encima de un carro, tirando los mozos de él y cantando.

Quien fuera gato ésta noche,
para entrar por la gatera
para dormir con la novia,
y echar al novio pa fuera.


Al día siguiente se hacia el segundo día de boda, que soila ser en domingo. Se hacía una comida de lo sobrante del anterior, y a media tarde el estallido de un cohete anunciaba el final de la fiesta.

Gumaro

EL LINO.

El lino formó parte de la economía y de la cultura de aliste durante yo diría que cientos de años ya que no se sabe bien cuando se introdujo ésta planta en la comarca de Aliste, pero yo diría que los celtas ya la cultivaban.
Hasta principios de los años1970 se cultivó el lino en Lober, y era una buena parte de la economía de nuestro pueblo, ya que de él se sacaba la mayor parte de la ropa que se usó hasta finales de la década de los años 1960, esta ropa también llevaba un composición de lana, otro de los motores económicos que daban sustento a la mayor parte de las familias.
De el lino se hacían ya desde tiempos muy antiguos, por ejemplo las camisas de los hombres, manteles, sacas para meter el grano, alforjas para las caballerías, también se usaba la hebra del lino para las espitas de las cubas. Hoy todavía se conservan en los baúles de muchas casas, de las mujeres más cuidadosas, y con aquel fuerte olor a alcanfor muchas de éstas apreciadas prendas.
El lino era muy trabajoso desde que se sembraba hasta el final de la elaboración, se empezaba por trabajar la tierra, la cual tenía que estar en muy buenas condiciones, fina y sin terrones, se sembraba por el mes de abril en un sitio con suficiente agua para regar, después había que entresacarle la hierba que nacía y regarlo periódicamente cuando tenía falta.
Había dos clases de lino, uno se llamaba abertizo y el otro cerradizo, a la hora de la recolección había que vigilarlo por que el abertizo se le abría la vaina y se perdía la linaza sino se arrancaba a tiempo, y el cerradizo no se abría, ese se tenía que mayar para sacar la linaza. La linaza se guardaba alguna para la siembra del año siguiente, otra se guardaba para medicina de remedios caseros,(para cataplasmas para curar catarros,) la sobrante se vendía a los linaceros que pasaban por los pueblos comprándola, si se quería cobrar alguna perra gorda más, se iba a vender a la feria del Cristo de San Vitero el día 14 de septiembre.
El lino se elaboraba con gran trabajo, después de arrancarlo en el mes de junio, se sacaba la linaza, luego allá a finales de agosto se llevaba a curtir: se tenía unos 21 días tapado de agua en el río, después se sacaba y se dejaba secar bien, a finales de octubre se mayaba , que consistía en machacarlo encima de una piedra (poyo) para romper el tallo de la hebra dándole golpes con una mayadera, luego se espadaba, consistía darle golpes cociéndolo en manadas poniéndolo encima de una tabla clavada de punta en un madero, (fitera) y dándole con la espadilla, (forma de cuchillo grande de madera,) con ésta operación se separaba el tallo de la hebra, la hebra quedaba en la mano y el tallo caía al suelo (tascos.)En ésta operación ya nos quedaba solo la hebra, después venia el rastrillo, se peinaba la hebra con un artilugio de madera con púas de hierro en el centro y conseguíamos una hebra aún más fina, de ésta hebra ya se hacían los cerros, que era lo que se iba. Luego ya se ponía el cerro en la rueca y se hilaba. Yo trabajé en una fábrica de tejidos, y cuando elaborábamos lino se dejaba el tejido con un 10% de humedad, de hay que cando nuestras madres o abuelas hilaban el lino tenían que ir mojando el hilo con saliva tal como se iba empezando ha hacer el hilo para que éste quedara más suave. Una vez hilado se hacían las madejas con la naspa, (aspa) que era un artilugio de madera con cuatro aspas y una manivela que dando vueltas se hacían las madejas. Hechas ya las madejas se cocían éstas en potes grandes con ceniza de fresno para que quedaran más blancas, después de cocidas con otro artilugio llamado argadillo se hacían los duvillos (ovillos) y ya quedaba el lino a punto para ir al telar. Los telares que han existido en ésta comarca son primitivos, hoy ya son piezas de museo, en Lober todavía se conservan varios de éstos telares, igual que en la mayor parte de la comarca. Para confeccionar las prendas de éste tejido que éstos telares hacían, había las llamadas costureras, mujeres que se dedicaban a coser por las casas, en una casa cosían un día , en otra una semana, dependiendo siempre de las prendas que tuvieran que hacer, pero siempre cosido a mano, más tarde ya había máquinas de coser y cada mujer se hacía sus prendas.
Las mujeres siempre eran las que cargaban con éste duro trabajo, desde que se sembraba el lino hasta que se hacían las prendas, el hilado requería mucho tiempo, se reunían para hilar en los llamados hilandares, yo recuerdo que en casa de mi madre había un hilandar, comenzaban a finales de octubre y acababa el día de las candelas que hacían una cena, que solía ser botillo con arroz,
!!bien merecida se la tenían!!. el hilandar comenzaba sobre las ocho y media de la noche hasta las doce aproximadamente, en aquellos años aún no había luz eléctrica, y lucían con la pobre luz de un candil de aceite o de petróleo, al humor de la lumbre y siempre contando alguna historia, o algún suceso ocurrido en el pueblo o en la comarca.
Esta es la historia del lino, aunque aún me podría extender algo más con lo del hilandar y otras anécdotas que ocurrían.
Gumaro

YO TAMBIÉN SOY DE LOBER

Yo nací en Lober y me bautizaron en la Iglesia de Santa Marina, en cuya torre, la cruz ya no existe porque una malvada tormenta se la arrebató en el mes de septiembre del año 2007. Yo, cuando era un niño, también iba a jugar a la Moral con alguna pelota hecha por nosotros mismos con trozos de goma por dentro y con hilo de lana por fuera, o con algún camión hecho con un trozo de madera y una lata de las sardinas.
Yo también era de los que iban por las calles de Lober corriendo detrás de un aro, guiado con un artilugio hecho de alambre y un palo llamado gancho. Yo también era uno de tantos niños que todas las tardes ibamos a buscar agua con los cántaros al chariz de la era. Yo también fui a la escuela con Dª Casiana y el Sr. Pedro y jugábamos en la plaza de debajo de la escuela durante el recreo. Yo también, los días 18 y 19 de septiembre, compraba chirrilletes y petardos al Araujo y a Santiguiñas, con las pocas pesetas que conseguíamos para la fiesta de nuestros padres. Yo también pagué la media para ser mozo y poder estar en la calle después de que tocaban a la oración.
Yo también iba a echar la partida los sábados por la noche a casa del tío Sidoro. Yo también bailé en la casa concejo los Domingos de aquellas oscuras noches de invierno, a la tímida luz del candíl de petróleo, al son de aquel viejo tamboril cuyas pieles habían sido arrebatadas a un perro y labradas por los mozos más habilidosos y que lo tocaban aquellas buenas mozas que había en Lober en la década de los años 60. Yo también era de los que volteaban las campanas las vísperas de las grandes fiestas y que echaban la ronda alrededor del pueblo cantando, acompañados por la dulzaina o el fol de Paulino. Y yo también fui uno, como tantos de Lober, que un día dejaron su querido pueblo y nos fuimos a otras tierras desconocidas mirando a ver si se encontraba algo mejor.
Hoy ya han pasado 36 años y yo, todavía, cada día, pienso en Lober.
Un saludo para Aliste y, en especial, para todos aquellos que, como yo, son de Lober.
Gumaro

AGRADECIMIENTO

Gúmaro da las gracias a todos cuantos hayan leído sus artículos. No es mucho lo que en ellos he aportado, a los mayores, recuerdos de sus maravillosos años en Lober, y en Aliste, a los jóvenes , tal vez alguna pista, y pudiera ser que en años venideros éstos artículos alguien los pueda ampliar.
Un saludo, y muchas gracias.
gumaroep@hotmail.com

miércoles, 3 de septiembre de 2008

40 años atrás...

Esta poesía la dedico a una niña de 15 años que conocí en Moveros de Aliste en el año 1968, que después de 5 años de novios nos casamos el día 18 de agosto de 1973, hace 35 años.

Una tarde de abril,
por primera vez estaba
en el pueblo de Moveros
y con una quinceña bailaba.

El mes de abril ya pasaba,
y el mes de mayo llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por que en Lober arando estaba.

El mes de mayo pasaba,
Y el de junio ya llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por qué en Lober segando estaba.

El mes de julio pasaba,
Y el de Agosto ya llegaba
Y grande fue mi disgusto,
Por qué la moza que yo bailaba,
en Moveros ya no estaba.

Se marcho pa Barcelona,
La gente así comentaba,
y yo con gran disgusto,
a Lober yo regresaba.

No paraba de pensar,
en aquella moza guapa,
que el 27 de abril
yo con ella bailaba.

El mes de agosto pasó
Y el de septiembre llegaba,
Y en la fiesta de Lober
con Nati yo me encontraba.

Con ella yo fui a bailar,
para poder preguntar
por aquella moza guapa,
que yo en Moveros bailaba.

En la fiesta de Lober,
sólo con Nati bailaba,
haber si me podía dar,
las señas que yo preguntaba.

Por eso no te preocupes,
Nati me comentaba,
las señas yo las conseguiré,
aunque a mí me cuesten caras.

El día 10 del mes de octubre,
por Moveros yo pasaba,
y aquella chica tan buena,
las señas a mí me daba.

No pasaron muchas horas,
que yo escribiendo ya estaba,
a aquella quinceña guapa,
que yo en Moveros bailaba.

Los días largos se hacían,
y los meses no pasaban,
al ver que aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.

Casi un año pasó,
yo, desesperado estaba,
al ver aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.

Un día del mes de junio,
uñendo las vacas yo estaba,
cuando pasó el cartero,
y a mí una carta me daba.

Grande fue mi sorpresa,
cuando el remite miraba,
por que aquella carta era,
de aquella quinceña guapa.

Des aquel día, todo cambio,
yo aquella carta guardaba,
al ver que de mí se acordó
aquella quinceña guapa.

Ya en el mes de julio,
la siega ya comenzaba,
y yo deseando estaba,
que el verano se acabara.

El verano se pasó,
y yo sólo me preguntaba,
el día que volveré a ver,
aquella quinceña guapa.

Pasamos todo el invierno,
cada semana dos cartas,
ya no podíamos pasar,
sin saber que nos pasaba.

Llega ya el mes de abril,
y el ejército me llama,
siento tener que ir,
y dejar mi novia guapa.

Llego ya al campamento,
contenta ya tengo el alma,
pensando que en 15 meses,
veré la quinceña guapa.

Quince meses duró,
aquella pesadilla larga,
sólo con el consuelo,
que me daba con sus cartas.

Al cabo de 15 meses,
aquello ya se acababa,
pensando que estaría al lado,
de aquella quinceña guapa.

El día 15 de julio,
a Malgrat yo ya llegaba,
para no separarme mas
de la quinceña que bailaba.

Trabajando estuve un año,
al lado de mi quinceña del alma,
y el día 18 de agosto,
en Moveros me casaba.

35 años han pasado,
de aquella boda tan blanca
y aunque hoy ya no es quinceña,
la quiero con toda el alma.

Malgrat Gumaro.
de Mar,3 de septiembre de 2008

viernes, 11 de julio de 2008

UNA TARDE DEL MES DE MAYO PASEANDO POR LAS CALLES DE MI PUEBLO LOBER

Una tarde del mes de mayo, cuando el sol brillaba en el alto cielo alistano por la ya avanzada primavera, me dispuse ir a mi pueblo, Lober, y dar un paseo por sus añoradas calles para mí.
Desde Moveros nos separan unos 14 klm, los cuales parece que se multiplican al no tener visibilidad hacía la Sierra de la Culebra, pero que llegando al Sierro de Mellanes puede verse a lo largo del horizonte, y en el visible valle pueden verse también las tierras de Lober.


Pues bien, llego a Lober alrededor de las cinco de la tarde, bajo un espléndido sol primaveral, mientras el canto del cuco se dejaba oír por los robledales del cercano Tomillar, y los pardales cantaban por los tejados de las viejas casas mientras la hembra seguramente encubaba los huevos. Aparco el coche frente a las llamadas casas rurales, y máquina en mano por si las circunstancias lo requerían tirar alguna foto, y me dispongo a dar el mencionado paseo por las mencionadas calles de mí pueblo.



Me detuve frente a la vieja escuela (hoy reformada y destinada a consultorio médico) y mirándola, di la vuelta alrededor, pensando lo que aquella plaza fue en algún tiempo durante las horas de recreo, y entradas y salidas de la escuela. A la salida al recreo nos daban aquella leche de polvos, no tenía el gusto de la de vaca que tomábamos ocasionalmente cuando alguna vaca criaba, y nos daban los calostros de aquellos primeros días, y que comíamos familiarmente todos de la misma tartera. Por la tarde a la salida nos daban una especie de mantequilla de un color amarillo, y que untábamos un buen rescaño de pan de la guaza, más bien tirando a duro, y espolvoreado con poco azúcar por encima.


Las rapazas jugaban a la comba con una cuerda hecha de juncos por ellas mismas que anterior mente habían arrancado seguramente en el arroyo del Valle. Los rapaces jugábamos a la “Pínguela”, juego que después se dejó por peligroso a consecuencia de una accidental lesión que sufrió uno de nuestros compañeros y q1ue a punto estuvo de perder un ojo.


Continúo la calle abajo dejando atrás la plaza y la escuela de donde tantos recuerdos guardo de toda mi niñez, y de todos los rapaces de aquella época. Un poco más abajo ya comienzo a divisar la iglesia con las campanas y el chivital, donde tanta afición teníamos los rapaces los sábados y domingos a repicar las campanas, y de donde yo en particular guardo una anécdota que ahora no me quiero parar a explicar, seguramente mucha gente de Lober aún la recuerdan dado los comentarios que por el pueblo hubo por aquellos días, y que a mí me costó unas tortas que me dio el sacerdote que era D. Antonio González(años 1961- 1962).


Tantos recuerdos de la plaza de escuela, guardo de la plaza “La Moral”, punto de encuentro de los rapaces de toda la vida. Decimos “LA Moral”, por que antiguamente había dos grandes morales en ésta plaza, ubicadas donde estaba el ya también desaparecido charíz, con su correspondiente pilón, que fue construido en el año 1957, y se destruyo en la década de los años 90.


La plaza de “La Moral” punto de encuentro también de los mozos ,todas las noches los mozos allí se reunían, tanto en invierno como en verano, donde contaban anécdotas y aventuras ocurridas durante el día, en invierno hacían una gran lumbre, donde alargaban sus veladas hasta bien pasada la media noche.


Continuo en solitario con mi paseo, aun no había encontrado ni una sola persona con quien intercambiar una sola palabra, solo continuaba escuchando el cantico de los tordos en el tejado de la iglesia, y dos burros que estaban pastando detrás de la casa de la cual yo soy hijo, un poco más abajo veo un hombre subido el lo alto de un tejado, tal vez quitando alguna gotera que hubiera visto con la lluvia caída días antes, con el cual intercambiamos un saludo y escasas palabras más, y llegando a la punta de abajo del pueblo me doy la vuelta con un montón de recuerdos en mi mente, y unas cuantas fotos en la cámara, y ya comienzo el camino de retorno hacia el punto de partida por la calle de abajo. Llegando al punto donde se encuentra expuesto el mayo, me encontré un rapa de escasa edad, el único que vi en todo mi paseo, y con el que hable escuetas palabras.


Sé que hay poca gente en el pueblo, pero no me pensaba dar una vuelta por el pueblo y no encontrar a nadie con quien hablar, pero es así, y es que yo estaba acostumbrado a ir en el mes de agosto cuando Gumaro los habitantes se multiplican.


Carretera arriba hacia balance de éste deseado paseo, el cual solo me hizo refrescar la mente de recuerdos de años ya muy lejanos.
Gumaro

sábado, 21 de junio de 2008

HISTORIAS Y COSTUMBRES DE MI PUEBLO LOBER


EL TOQUE DE ORACIÓN

El toque de oración fué costumbre en nuestro pueblo, consistía en tocar ocho ó díez campanadas al tiempo de anochecer, con interválos de cinco segundos apróximadamente, la cual, no sé si aún contínua o no, pero en aquellos años tenía dos significados, uno rezar las ave marías, cosa que en aquellos años se hacía en la mayor parte de las cocinas al humor de la lumbre. La otra era como un toque de recigida, al oir la prímera campanada, los más menores que jugaban en el punto de encuentro "La Moral", tomaban carrera hacía sus respectivas casas, cosa que tanto nuestros padres como nuestros maestros nos tenían dicho, y las calles a partir de esa hora quedaban prácticamente solas.

A esa hora de la noche, los que tomaban las calles por suyas eran los mozos, y si quedaba algún menor despistado, los primeros corrian tras él haciendolo entrar en casa en pocos minutos. Los mozos poco apoco se iban reuniendo en el punto de encuentro "La Moral", en tiempo de frío hacían una gran lumbre cojiendo la leña del cabañal de mi tío cualquiera, en ella se calentaban por delante, pero por detras con las espaldas heladas, pero allí aguantaban hasta altas horas de la noche contando anécdotas ó histórias ocurridas por el día, a veces acompañados de alguna botella de aguardiente, que ellos habian comprado a "escote".

Entre los mozos había el llamado "Alcalde", era el que mandaba, para dar alguna orden juntaba los mozos, siempre por la noche a toque de cuerno, al sentir éste, acudían todos, ya que se imaginaban que algo nuevo sucedía.

PAGAR LAS COSTUMBRES

Era costumbre cobrar las costumbres a los mozos forasteros cuando éstos comenzaban relacciones con alguna moza del pueblo, si éste, acudía varias veces a hablar con ella. El alcalde tocaba el cuerno, acudian los mozos, y todos iban a hablar con él con el único fín de que pagase "Las Costumbres", ésto consistía en que págase una invitada en la taberna, que solía ser un cántaro de vino y una lata de escabeche. Sí alguno se resistía a no pagar (que de todo había) corria el péligro de que se le diera un chapuzón en el pilón aunque fuera en pleno invierno. Pero si éste contínuaba con la relacción, cuando se casaba se le cobraba el "Cigueño", el cigueño ya era más caro, yo recuerdo que en que en la década de los 60 se le cobraban 1000 de la antíguas pesetas, con ésto ya había para una gran cena, yo recuerdo que en aquella década se casaron en Lober ocho ó díez forasteros, a la cena se invitaba también al anfitrión si se había portdo bien, y se acababa la fiesta hechando la ronda alrededor del pueblo amenizada con gaita i tamboril, ya de tradicción en nuestro pueblo.

PAGAR LA MEDIA

También era tradicción pagar la "Média". Al cumplir los 14 ó 15 años, para ser mozos los chavales tenían que pagar la "Média", Si no la pagaban, éstos no tenían derecho ha bailar con las mozas, ni a andar por la calle después del toque a la "oración", por tanto, que llegada ésa edad, y pensando las complícaciones que podía tener, no dudaban en pagar. Pagar la média quería decir pagar médio cántaro de vino, que junto con algo más que ponían los mozos se hacía una cena a base de escabeche y vino en la tabérna. Durante ella al nuevo mozo se le leian las leyes penales por el alcalde de éstos, que consistía en esplicarle como se debía comportar en su nueva vida, y sobre todo guardar secreto de cuantas conversaciones hubiera entre los mozos.

EL RAMO

El Ramo era otra tadicción en Lober, tenía lugar la noche de San Juan. Esa noche en grupos o en sólitario, los mozos ponían el Ramo a las mozas.Era tiempo de cerezas, los mozos corrían los cerezos del pueblo cortando los mejores ramos de cerezas y poniéndolos en los tejados de las mozas, ninguna de éstas se quedaba sin Ramo, pero claro está, si un mozo festejaba con una moza, éste siempre miraba deponerle el mejor, por tanto que si una moza no tenía admirador a ésta siempre le tocaba el más malo. También sucedía que si una moza daba calabazas a un mozo, éste en vez de Ramo de cerezas le colocaba un ramo de cardos como venganza.
Otra tradicción era poner el "Mayo" el dia 1 de mayo. Aquí ya no me boy a extender, dado que según referencías, aún en el día de hoy ésta tradicción perdura, y yo, de eso me alegro.

LA MACHORRA

L a "Machorra" era otra buena. Tenía lugar el día de Todos los Santos. Los mozos el día de Todos los Santos de buena mañana cojian un carro tirado por ellos mismos, y se dirigian a un monte público donde mejor leña habia, arrancaban jaras, podaban robles, haciendo un buen carro de leña, que luego ellos mismos tirando lo llevaban hasta "La Moral", donde a la salida de misa se subastaba, y se le adjudicaba al mejor postor. Esto era para recaudar fondos para La Machorra, la cual, el día antes los mozos habian comprado, y la tenían para celebrar el mencionado día. Ese día se cojia una casa vieja deshabitada própiedad de algún mozo, y allí se preparaba el regocijo, se hacía el almuerzo, que solían ser patatas guisadas con carne, a medío día se hacia la comida a base de carne guisada, y la cena de la noche ya era de las sobras de médio día, a éstas comidas las acompaña un buen pellejo de vino (odre) y alguna botella de coñac, y no acostumbrados a tantos excesos esa noche había muy malas digestiones
Gúmaro

lunes, 9 de junio de 2008

Las abejas


Las colmenas eran otro recurso económico de algunas familias de Aliste, y desde antiguo estaban, y aún continúan estando presentes en pequeñas cantidades, en todos los pueblos de nuestra comarca.

Las primeras colmenas que cobijaron las abejas eran hechas de troncos de árboles, bien de trozos de árboles que con el paso de los años se habían quedado vacíos por dentro, o bien de trozos de árbol vaciados por dentro para tal fin.

ya son piezas de museo, aunque aún podemos contemplar algún ejemplar. Las colmenas de corcho protegían a las abejas del frío de los crudos inviernos alistanos, y al mismo tiempo también del la lluvia. Solían ser de forma redondeada como el árbol donde habían extraído el corcho, otras también de forma cuadrada hechas de piezas de corcho y clavadas por los lados con puntas de madera hechas de urces o de jara, en los dos casos la tapa era también de corcho. Por encima iban protegidas con una pieza de pizarra que servía de tejado y al mismo tiempo hacia de peso para no ser arrastrada por el viento, la base solía ser de una pieza de piedra. El orificio de salida y entrada de las abejas estaba situado siempre al medio día.

Dentro de la colmena se ponían dos palos en forma de cruz para evitar la deformación de la colmena.

En el mes de octubre era la época de la recolección. Con un ahumador se ahumeaba la colmena por dentro, con el humo las abejas no son tan agresivas, y hacía que la maestra subiera hacía arriba evitando que al cortar los panales, ésta muriera, ya que si moría la maestra, moría todo el enjambre.

Para sacar la miel del corcho, se hacía con la castradera, (forma de espátula) se cortaban los panales que ataban pegados al corcho, luego estos se iban cortando a trozos que se dejaban en un baño tapado con un trapo para que las abejas no se metieran en él.

Mas o menos se dejaba la mitad de la miel en la colmena , para que las abejas pudieran comer durante el largo invierno, si el invierno venia muy frío, también se le llevaba azúcar para que comieran, a la espera que salieran las primeras flores de la primavera.

Para extraer la miel de los panales, se ponían estos en una caldera, y estrujados con el cucharón, se ponía la caldera al fuego hasta dejarlo hervir. Una vez hervidos se dejaba en reposo hasta el día siguiente, quedando la miel reposada al fondo, y la cera flotando, con una espumadera se sacaba la cera por encima, cuando ya se había sacado la cera se repetía la operación de hervirlo, si quedaba alguna impureza de cera se volvía a pasar la espumadera, ahora la miel ya quedaba limpia. Después la cera se ponía dentro de una caldera con agua, se hervía para lavarla, de éste agua de lavar la cera salía una miel más floja llamada melada, que era repartida a la gente que no cosechaba miel, la cual se calentaba en una cazuela, y para mojar pan era exquisita. Luego la cera aún caliente se apretaba con las manos haciendo unas pelotas, las cuales se vendían a buen precio.

Antiguamente le sacaban más rendimiento a la cera que a la miel, eran los años que en las iglesias lucían velas constantemente.

En nuestros días hay las colmenas llamadas “movilistas o artificiales”, más modernas y prácticas que las de corcho, construidas con tablas sujetas con puntas de hierro, constan de dos elementos, la base y el alza, están colocadas en el suelo sobre una base de piedra y por encima tienen una cubierta de chapa. En su interior hay panales de cera artificial en los cuales las abejas hacen la miel, y al no tener que fabricar la cera, fabrican mas cantidad de miel, a la hora de la recolección o de “castrar” es mas fácil, sólo se tiene que sacar los panales llenos, y repostar otros vacíos. La maestra siempre habita en la base, y está mas protegida, por que sólo se recolecciona la miel del alza. En algunas regiones las mueven de una parte a otra dependiendo de las épocas de las floraciones, esto lo hacen apicultores que trabajan en cantidades industriales, en Aliste la mayor parte son para el consumo familiar, y si sobra se vende, pero siempre en pequeñas cantidades.
En la primavera, entre el 15 de mayo y el 15 de junio salen los enjambres, os enjambres son la cría de las abejas, suelen pararse un día fuera de la colmena, si no encuentran sitio adecuado para meterse se marcha todo el enjambre junto buscando sitio para alojarse, puede ser en un árbol que contenga algún agujero, o hasta en alguna chimenea a veces se ha dado el caso.

miércoles, 14 de mayo de 2008

La lana

La lana en Aliste, hasta finales de los años 1960, era la materia prima para confeccionar la mayoría de las prendas de vestido para toda la familia. Con ella se hacían paños y prendas de punto pero, antes, la lana requería un largo proceso de elaboración.

Nos tenemos que ir muchos años atrás, en una época en la que venían por los pueblos gentes que se dedicaban. única y exclusivamente. a elaborar la lana. Estas gentes procedían de Astorga, comarca de la Maragatería provincia de León. Eran familias que iban por las casas de Aliste haciendo dicha elaboración a la gente que se lo encomendaba. Eran los “maragatos”. Todavía hoy, en Lober, hay familias que provienen de aquella zona y época y que se afincaron en Lober, dedicándose mayormente a la labranza.

Los trabajos de la lana comenzaban el día de la “Esquila” de las ovejas. Días antes ya había pasado el afilador que preparaba las tijeras para dicho evento. Las tijeras, de enormes dimensiones, era la única herramienta que se necesitaba y los esquiladores las manejaban con gran maestría.

La esquila se hacía a primeros de junio. Se ataban las cuatro patas del animal con una cuerda de lana, para no lastimarlas, y tirado en el suelo, era despojado de su "Vellón", el cual envolvían con mucho cuidado las mujeres. Un buen esquilador tardaba aproximadamente una hora en cada oveja.

Después de esquiladas las ovejas, una parte de la lana se vendía tal como salía en vellones y, la que se dejaba para elaborar, se lavaba y se ponía a secar al sol. La lana que se usaba para colchones y almohadas se abría a mano, otra se cardaba y, después, se hilaba con la rueca para, por fin, hacer prendas de punto como toquillas, medias, guantes, calcetines, jerséis, refajos y jergones, entre otras.Las mujeres solían hilar al sol en cualquier rato que dispusieran de tiempo, hasta encima de la burra cuando se iban de un lado a otro, pero era en los típicos hilandares de las veladas nocturnas donde las mujeres se dedicaban especialmente a este menester.
La lana que se usaba para hacer paños en el telar, se hilaba en el “torno” después de cardarla. Este trabajo lo solían hacer los hombres por las noches, en el "escaño". El torno era un artilugio semimecánico compuesto de una rueda grande que movía el huso mediante una correa transmisora. Esta lana servía para tapar, o "trama.

Otra lana se "peinaba, lo que consistía en sacarla con los peines, que eran parecidos a las cardas, pero con las púas más largas. Esta lana se hilaba con la rueca, más fina que la que se hilaba con el torno y se llamaba “anzuela” o de urdimbre.

La operación de urdir se hacía en el telar, aquí era donde tenía lugar la última fase de la elaboración de la lana. En Lober había tres o cuatro telares en los cuales tanto tejían los hombres, como las mujeres pero, en cualquier caso, requería un buen aprendizaje de un buen maestro en la materia.

Cuando ya se había tejido el paño, aún quedaba otro proceso, el “pisonero”, que consistía en pasar el paño entre dos pesados rodillos para enfurtirlo.

En Aliste nuestros antepasados nunca compraban ninguna clase de ropa, pues, entre el lino y la lana, hacían todas sus prendas tanto interiores como exteriores para su uso diario, para invierno y verano, pues no había distinción de las prendas entre el frío y el calor.

Cada año se celebra el día de la “Comarca de aliste, Tábara y Alba” en diferente pueblo cada año (este año la organiza Carbajales de Alba) y allí, habitualmente, se puede disfrutar de las exhibiciones que reproducen algunos de estos trabajos de la pequeña industria alistana que, como tantas otras, van desapareciendo.

lunes, 5 de mayo de 2008

Nacer en Aliste

Nacer esa la parte principal de la vida, pero nacer en Aliste hasta hace pocos años era algo distinto a lo que es hoy en cuanto a costumbres se refiere.

El embarazo, las mujeres lo llevaban casi en secreto hasta bien avanzada la gestación, llegando a un punto que ya no podían esconder más. Durante el embarazo las mujeres no eran visitadas por ningún médico ni comadrona, y cuando llegaba la hora del parto, éste tenía lugar en casa de la que en breve sería madre, siendo ayudadas por mujeres vecinas o familiares que ya hubieran pasado por ésta experiencia.

En los primeros días de vida del recién nacido, no era la madre la que daba de mamar al niño, por considerar que en éstos primeros días la leche de la madre no era buena, y en su lugar lo hacía otra mujer que estuviera lactando a otro niño ya de meses, era “la amamantadora” esto lo hacían durante los dos o tres primeros días de vida del niño.

Los padrinos para el bautizo se buscaban entre parientes o amigos, o si bien anteriormente ya éstos se habían ofrecido. Estos padrinos también serían de bodas si estos aún Vivian llegado ese día.

A los ocho días aproximados con el toque de campanas anunciaban el día del bautizo, y si el niño corría peligro, éste se bautizaba en casa con “agua de socorro” agua bendita que la gente solía tener en casa traída de la iglesia el día de sábado santo, día de la bendición de ésta.

El día del bautizo asistía el padre, y en nombre de la madre, lo hacía la madrina, ya que hasta no pasada la cuarentena la madre no podía salir a misa, se bautizaba durante la misa del domingo, cosa que aún hoy persiste. El nombre que se ponía solía ser el del santo del día que nació, o también se acostumbraba a poner el nombre de algún familiar más cercano.

A la salida del bautizo, los padrinos tiraban los tradicionales confites, buscando para tirarlos la parte más seca de la calle, dado que en aquellos años las calles aún no estaban encementadas y el barro en invierno era abundante.

Era costumbre en el pueblo, cuando nacía un niño ir a visitarlo toda la gente del pueblo, llevándole algún presente para la madre, que solía ser alguna tableta de chocolate, o también unos garbanzos o alubias.

El día del bautizo se solía hacer una fiesta, invitando a los familiares a la comida, que hacía la abuela del niño, ya que siendo el bautizo tan reciente la madre aún no podía.
El niño se alimentaba de la leche materna, hasta que empezaba a comer comidas sólidas, lo primero que se le daba era el “pan mascado”, en aquel tiempo en todas tas casas el pan casero solía ponerse algo duro, y para dárselo al niño el padre o la madre se lo masticaban primero, de ésta manera el niño aún sin dientes lo empezaba a comer.

Después de dar a luz, la madre quedaba en casa sin salir guardando la cuarentena, pasada ésta, tenía lugar la “salida a misa" con el niño, y antes de entrar en la iglesia el sacerdote le echaba la bendición, este rito se debe a la presentación de la Virgen al niño el día de las candelas.
El niño iba creciendo y desde ya los primeros meses de vida, se iba acostumbrando al campo, ya que por circunstancias la madre era obligada a llevarlo con ella a hacer las geras del campo, ya que no siempre tenían con quien dejarlo.

A los seis años se llevaba a la escuela por primera vez, a todos nos costó nuestros lloros el primer día de la escuela, la edad escolar era de seis a catorce años, pero la edad escolar ya se compaginaba ésta con las jeras de la casa y del campo. No era una edad muy tardía que ya teníamos quehaceres designados, como partir leña, ir a buscar agua a la fuente. A la edad de catorce años, todos ya estaban incorporados prácticamente a todas las tareas del campo.
Por aquellos tiempos, después de catorce años en Aliste muy pocos eran los que tenían el privilegio de continuar estudiando, no es que fuéramos más torpes que en otras partes de la provincia que si lo hacían, es que Aliste después de ser una comarca pobre, deprimida, y con pocos recursos económicos, la mayor parte de los pueblos estuvimos incomunicados por cualquier medio de transporte con la capital de la provincia hasta bien entrados los años 1970.

lunes, 21 de abril de 2008

El Cristo de San Vitero


AL lado del pueblo de San Vitero, entre las eras y la carretera hay una Ermita, es la Ermita del Cristo.En ella se celebran dos fiestas, una el 19 de marzo (Cristo de marzo) y otra el 14 de septiembre (Cristo de septiembre).


En mi reciente viaje a Aliste, y después de 41 años, tuve la ocasión de estar presente en el Cristo de marzo.


Gran cantidad de gente se amontona entorno a la Ermita en éstas fiestas, fiestas bien conocidas en toda la comarca, incluso en León y buena parte de Galicia.
Pude observar que la fiesta religiosa poco ha cambiado respecto a hace 41 años, quizá lo que vi más cambiado fue la poca asistencia de gente a misa y a la procesión, en total asistieron unas 40 rsonas aproximadamente, y me extrañó mucho, por que Aliste es de una gran tradición católica , tal vez fuera por que las inclemencias del tiempo que lo impidieron, al ser un día de mucho viento y temperatura desagradable.


También pude ver que no faltaban las “pulpeiras” de gran tradición en las ferias de los Cristos, antiguamente, el pulpo lo cocían en grandes calderas a la lumbre, ahora lo cuecen con gas. No estaba al alcance de todos el degustar una tabla de pulpo en la feria, ya que costaba 30 euros, teniendo en cuenta, que en el mercado podemos adquirir el kilo entre 6 y 10 euros dependiendo de la calidad.


Había paradas con antiguos aperos de labranza, arados de madera primitivos, trillos, cuero curtido de cuyo material se hacen zagones, cornales y sobeos para la labranza, y hasta en una parada vendían las famosas cholas, al precio de 53 euros, hoy ya casi extinguidas, (pero muy sanas por cierto).


En los años 60 el Cristo era una feria con grandes concentraciones de ganado de todas clases, y hasta había exposiciones de toros sementales de raza alistana, ahora no hay compra -venta de ganado vacuno, y aunque en algunos prados de Aliste aún se ven algunas explotaciones de ganado pudiera ser que, en un tiempo no muy lejano, nuestra denominación de origen “Ternera de Aliste” este al borde de la extinción.


A partir de los años 60 la feria de ganado fue sustituida por feria de maquinaria agrícola, el día del Cristo no había ni una sola máquina agrícola a la venta, esto significa que la poca agricultura que teníamos en Aliste está tocando techo. Si bien, en los últimos años a tomado auge la exposición de buches de raza alistana, la cual se celebraba el sábado día 22, me hubiera gustado asistir, pero por circunstancias no pude.

Burro alistano en San Vitero


Antiguamente cuando empezaba a caer la tarde la gente de los pueblos emprendían el viaje de retorno a sus respectivos pueblos de origen, el único medio de locomoción eran las caballerías quedándose la juventud a los bailes que a partir de la noche se hacían en San Vitero. El día del Cristo, la cuaresma no prohibía hacer baile, amenizado con gaita alistana y tamboril. Ahora ésta fiesta conlleva hasta cuatro noches de baile amenizado por diferentes y costosas orquestas.
En aquellos años al caer la noche en Lober el día del Cristo, llegaban los carbajalinos con las vacas compradas en la feria, hacían noche en Lober en casa la “Ti Mariguiña” se habían llegado a contar hasta 20 vacas compradas en el Cristo sólo los de Carbajales, y parece que hasta en Lober nos llegaban aires de fiesta.


Hay alguna leyenda en Aliste que dice que la Ermita del Cristo es “alistana”, es decir, que colaboraron en ella varios pueblos de Aliste. De ahi que en tiempos pasados pidiesen “los cuadrilleros” en los pueblos para el Cristo, estos fondos se entregaban para gastos de la Ermita.

La emigración en Aliste

Aliste, como otras comarcas del mundo rural, durante las décadas de los años 60 y 70, sufrió una despoblación descomunal, desviando más del 90% de sus jóvenes a provincias más industrializadas. En las últimas décadas este goteo ha continuado, si bien en menor porcentaje, pero teniendo en cuenta que se está despoblando una zona ya despoblada y envejecida.
Las gentes que en aquellos años no emigraron y que en esas décadas tenían 40 ó 45 años, hoy tienen 80 u 85,y éste es otro problema grave de despoblación.

La mayoría de estos emigrantes supieron adaptarse a sus puestos de trabajo y, procediendo de una zona rural y deprimida como era Aliste en aquellos años, supieron administrar su economía y, con sus ahorros, hacerse una casa en sus pueblos de origen. Por eso, en época de puentes y vacaciones, nuestros pueblos vuelven a estar alegres. Ahora, muchos están jubilados y pasan largas temporadas en los pueblos.

La consecuencia de la despoblación y el envejecimiento de la comarca ha provocado la casi total de desaparición de la ganadería y de la agricultura en la zona alistana y, si desaparece la agricultura y la ganadería, hasta el mismo alistano está también en peligro de extinción.
Para apaliar el problema de despoblación en Aliste se tendrían que buscar nuevas alternativas y para eso, debieran tomar mano las administraciones.

Una medida podía ser el desarrollo del turismo rural y Aliste tiene muchas cartas para ganar esta partida. Por un lado tenemos el proyecto para alargar la autovía del Duero hasta la frontera con Portugal. La lástima es que por el norte no nos haya cogido el tren de alta velocidad, entonces sí que tendríamos la partida ganada.

Pero Aliste tiene otros encantos que también nos podrían ayudar. Tenemos la Sierra de la Culebra, con la mayor reserva del “Lobo Ibérico” de toda Europa, tenemos una naturaleza y atmósfera limpias de contaminación, tenemos la relajante temperatura de las noches de verano y, también, buena gastronomía, con las prestigiosas carnes alistanas, entre otras muchas cosas.
Todas éstas cosas las tenemos, pero nos faltan las principales: El alojamiento. Se tendrían que hacer hoteles por diferentes pueblos de la comarca, acondicionar casas rurales y posadas, acondicionar los tradicionales palomares, telares, molinos y fraguas y ponerlos en funcionamiento de su manera natural y de fácil acceso.

Un museo sería imprescindible en la comarca, donde estuviera representada toda la cultura tradicional de Aliste, como pueden ser aperos de labranza, utensilios de cocina como potes y calderas, los típicos trajes alistanos y otras piezas artesanas.
Una biblioteca con libros de temas alistanos, dotada de alguna sala donde se pudieran dar charlas y pasar videos con la cultura alistana.

Interesante sería también la ubicación de un Museo Taller en algún pueblo de Aliste donde algún tejedor pudiera exhibir su trabajo a los visitantes y explicar la elaboración de la lana y el lino desde el cardado y el hilado hasta el tejido de las mantas y mandiles que fueron tan característicos en la comarca alistana.

Promocionar la caza sería también un reclamo para el turismo, soltando perdices y faisanes de granja en primavera, cuando es el tiempo de incubación, para aumentar el número de ejemplares en tiempo de caza.

Igualmente promocionar la pesca del cangrejo y otras variedades de pesca en los ríos y arroyos de la comarca.
¿Sería ésta una solución para Aliste...? Soñar cuesta poco y, a veces se hace y hasta parece que por la mañana se levanta uno más relajado. Pero nunca se sabe.

Aragón, “Los Monegros” comarca rural de la provincia de Zaragoza, desértica, despoblada y envejecida. En los últimos meses los principales diarios a nivel nacional hablan de que se está haciendo un estudio para llevar a cabo un gran proyecto “a Gran Escala” de instalaciones en esta comarca: tres campos de golf, tres parques temáticos, casinos, numerosas salas de juego y entidades financieras, 70 hoteles donde se dará empleo a 60.000 personas y por donde pasaran 25 millones de turistas anuales, siendo el primer centro de ocio a nivel mundial, incluso por delante del de las Vegas.

sábado, 19 de abril de 2008

Las casas antiguas en Lober

Los materiales básicos en las casas antiguas en Lober eran: el barro, la paja, el adobe, la piedra y la madera. El barro (tierra mezclada con agua y paja) se ha usado en la construcción de casas desde que el hombre existe. Los adobes no era un barro muy pegajoso, era tierra mezclada con paja y agua, que se hacía en grandes masas, y que se amasaba con los pies, a mi me toco hacerlo, (la tierra se sacaba en balde el mayo al lado de la fuente ), una vez la masa hecha, con una horma llamada adobera se hacían los adobes que se dejaban secar al sol durante días, una vez secos se recogían guardándolos en pajares para reservarlos de la humedad. Este trabajo se solía hacer en el mes de septiembre.. los adobes se utilizaban para hacer tabiques y para hacer la bóveda de los hornos.


La piedra se arrancaba en canteras, no siempre se encontraban canteras con buena piedra, las más largas y rectangulares se guardaban para las esquinas, y miembros de puertas y ventanas.
Los tejados son de pendiente a dos aguas, en la antigüedad cubiertos con pizarra, y más tarde con teja roja, ambos productos extraídos del subsuelo de la comarca, la pizarra de los yacimientos de Fradellos, y el barro, materia prima de la teja, extraído del subsuelo de Ceadea, y elaborada en los antiguos tejares del mismo pueblo (hoy ya desaparecidos). La maderera, procedía de la del corte de árboles particulares y era imprescindible para el armazón de los tejados, vigas cantiagos y chilla, y también para el “sobrao”.


La casa en Lober, era una construcción adaptada a las trabajos agrícolas, y ganaderos. Como ya he dicho, hecha de piedra suelta recibida con barro, y las paredes de un grosor de 55 cm. La casa rural alistana solía estar dividida en dos partes, una para las personas, y otra para los animales, la cuadra y el corral. En el corral solía haber una portalada donde se guardaba el carro y los aperos de labranza, el espacio que seguía era el corral, donde estaba la cuadra de las vacas, y donde se almacenaba el estiércol sacado de la cuadra y que por él andaban escarbando todo el día las gallinas.

Por el corral se entraba a la vivienda, con una puerta de cuarterón. Dentro de la vivienda, lo más común era la cocina, la despensa, y algún cuarto, y la escalera que subía al sobrao, donde estaban los dormitorios, y muchas veces el granero.


La cocina fue siempre el alma de la casa en Lober y en Aliste, la chimenea con las llares y la caldera de cobre en la que se cocía la comida para los cuchinos siempre ennegrecida. Alrededor de la lumbre unas tizas de roble o de encina, los potes ,los pucheros, la sartén, el fuelle, las esparrillas y las tenazas. El mobiliario se componía de algún escaño, banquilla, las banquetas, y la mesa de comer. Allí comía toda la familia, y todos comían de la misma tartera, se pasaban largas veladas los días lluviosos de invierno, hilando o contando anécdotas al humor de la lumbre.
En la actualidad, hay viviendas de nueva constricción con todos los adelantos y comodidades modernas, algunas de ellas con apariencia de chalet, que normalmente solo son habitadas en época de vacaciones. Los pueblos de Aliste aún conservan la belleza de la arquitectura tradicional, pero que poco a poco van perdiendo las características propias de nuestra tierra alistana