La historia que voy a contar sucedió en un pueblo de Aliste, el cual no voy a á mencionar por no ser este el sitio más adecuado, pero puedo asegurar que esta historia es verídica, o por lo manos así yo lo tengo entendido.
Como muchos alistanos recodareis, o por lo menos los que estudiemos el catecismo del PP. Astete en los años 50 y parte de los 60, creo recordar. En aquellos años los pueblos de Aliste estaban repletos de gente, y ya por norma era costumbre en las semanas próximas a la pascua hacer el cumplimiento pascual con las llamadas “confesiones”. Para ello, y con el fin de hacer más breve este trabajo para que la gente no gastase tiempo haciendo colas en los confesonarios ya que las buenas gentes alistanas deberían hacer sus trabajos cotidianos y que los cuales no eran pocos, pues se juntaban varios curas de otros pueblos de la comarca para hacer las confesiones. Normalmente, nos gustaba más que nos confesara el cura de otro pueblo por aquello por aquello de que no nos conocía, y alomejor podíamos esconder alguna cosilla.
Los curas que acudían al evento, siempre paraban en casa del cura, y siempre encontraban un rato para echar la partida, y gastarse bromas entre ellos. Un día se juntaron en un pueblo de Aliste para hacer las confesiones, y el cura anfitrión tenía una joven viuda como “criada”, la cual estaba de muy bien ver, y los compañeros del cura sospechaban si el cura y la criada dormirían en la misma cama, pero no sabían cómo averiguarlo. Como los curas de tontos no tienen nada a uno de los invitados se le ocurrió como supuestamente podían saber si el cura anfitrión dormía o no con la criada. Para ello, después de comer y mientras la criada hacía las labores de la casa, un cura de los invitados cogió el fuelle de soplar la lumbre y lo escondió entre las sábanas de la cama de la criada y allí lo dejo escondido.
Al anochecer una vez acabadas las confesiones, los curas invitados abandonan la casa del cura, quedando solos el cura y su crida, encienden la lumbre y no tardan mucho en darse cuenta que el fuelle faltaba de la cocina, que era el sitio más habitual, miraron por todos los sitios y no pudieron encontrarlo, por lo que sospecharon que alguno de los invitados no tuviera fuelle y se hubiera llevado as u casa. En días posteriores el cura decidió ir a casa de los invitados uno a uno preguntando por el fuelle, y todos le dijeron lo mismo, que el fuelle lo habían visto en su cocina, pero que ellos no se lo habían robado. El cura y la criada continuaron buscando el fuelle, pero no fue hasta que pasados dos meses, que un día el fuelle apareció en la cama de la criada del cura, y fue entonces cuando los curas invitados a las confesiones descubrieron que la criada del cura no dormía en su cama, ya que en dos meses no había encontrado el fuelle, y si no dormía en su cama era de suponer que la criada dormía en la cama del cura todas las noches.
Gúmaro, 3 de Mayo d 2011
Muy buena. ¿ Don Carlos tenía criada en esa casita, no ?
ResponderEliminarAhora habría que descubrir con quien dormía el resto de curas. Este de la historia al menos lo hacía con una mayor de edad... Jejeje.
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