Debía ser por los años 50 ó 60 contado yo y mi amigo Antonio con 10 u 11 años de edad.
Había un cura en Lober, D. Antonio González, que cumpliendo con su misión decía el rosario durante casi todos los sábados del año. Pero llegando el mes de mayo el rezo se extendía a todos los días del mes.
Por aquellos años los rapaces teníamos una gran afición a repicar las campanas. Rapaces habíamos muchos en el pueblo, y el cura no era muy partidario de repicar las campanas durante mucho rato por no tratarse de una fiesta, si no de una simple llamada a esa oración. Y era por eso que los rapaces nos disputábamos el subir al campanario a repicar, lo cual ganaban siempre los más grandes.
Un día, cansados mí amigo Antonio y yo de que los rapaces más grandes no nos dejaran repicar, pesamos hacerle una putada, la cual habíamos estudiado un buen rato antes. Llegó la hora de repicar para el rosario, y como siempre, nos quedamos con las ganas, si bien sólo los más grandes nos dejaban subir a tocar alguna de las tres señales que tocaban después de repicar antes de entrar al rosario.
Pues acabado de repicar, Antonio y yo subimos al campanario, bajamos los pantalones y defecamos untando las cadenas de las campanas con los excrementos para cuando subiera algún rapa mayor se embostonara las manos. Y así fue, hicimos la trampa, subió Eloy, y efectivamente se untó las manos, cuando bajo D. Antonio le preguntó qué pasaba al ver la cara que traía y marchar derecho al pilón a lavarse las manos. Eloy le respondió: las cadenas de las campanas están embetunadas. D. Antonio no tardó muchos segundos en comprender y reaccionó diciendo: ¿han puesto mierda? A lo que Eloy contesto: Si señor, hay mierda.
D. Antonio comenzó la investigación, Antonio se marcho a su casa, y yo me escondí, pero yo debía ir al Rosario, de no hacerlo en mi casa se iban a enterar y el asunto se iba a complicar más. Una vez habían entrado al rosario, yo salí del escondite y entre rezagado. Los rapaces siempre subíamos arriba de todo en la iglesia, pero yo aquél día decidí quedarme abajo por llegar tarde y no molestar subiendo iglesia arriba cuando el cura había comenzado a rezar el rosario.
Grande fue mi sorpresa cuando entré en la Iglesia y ver que D. Antonio que rezaba el rosario detrás de la puerta cuando normalmente lo hacía desde el púlpito. Yo entré y mientras el rosario solo pensaba de salir el primero y meterme en casa, pero D. Antonio que ya estaba preparado detrás de la puerta no me dejó salir, me retuvo. Cuando ya había salido la gente me hizo preguntas mientras yo temblaba como una vara verde, y le acabe diciendo que yo había sido el autor, a lo que él me respondió con dos hostias en la cara y una patada en el culo, y tener que confesar lo ocurrido al día siguiente.
Pero no acabo todo ahí, llegado a mi casa mi padre ya se había enterado. Todavía al recordarlo siento los vergajazos que recibí aquella noche.
Mi amigo Antonio quedo ileso, en su casa no se enteraron por que no fueron al rosario y no se enteraron de los hechos.
Al día siguiente recuerdo que era día 28, y era feria en Gallegos del Río, en la feria dicen que no se hablaba de otra cosa enterándose todos los pueblos del contorno.
Yo hasta pocos años lo recordaba con retraimiento.
Gúmaro, 9 de febrero de 2010.
Tierrasdealiste es un blog en el que podeis colaborar con vuestros articulos o vivencias alistanas, así como dejar vuestros comentarios y opinión. Para contactar con el propietario del Blog dirigirse a: gumaroepr@hotmail.es Muchas gracias. #Gúmaro
martes, 9 de febrero de 2010
martes, 12 de enero de 2010
QUE VIAJE EL DE AQUELLA VEZ
No es muy cómodo viajar con niños cundo un viaje es casi de mil kilómetros sin disponer de un vehículo propio, y menos aún a mediados de los años 70 cuando Dori y yo decidimos ir pasar las vacaciones en el año 75 a nuestros respectivos pueblos Lober –Moveros, para enseñar a nuestra hija Mónica que acababa de cumplir su primer año, a sus abuelos que no la conocían.
Habíamos preparado el viaje con antelación mirando la manera de viajar lo más cómodos posible por tratarse de un viaje bastante largo, casi 1000 kilómetros.
Disponíamos de dos opciones, hacerlo en autobús directo, o hacerlo en tren expreso vía Madrid teniendo que hacer trasbordo en esta capital, para luego coger otro tren que nos llevaba a Zamora capital.
Y cuando ya habíamos estudiado las dos opciones, nos decidimos hacerlo por vía ferrocarril pensando que la comodidad podía ser mucho mayor. Y día a día deshojando el calendario llega el escogido día, (no recuerdo cual) pero era uno de los primeros días del mes de agosto. Yo me encargo de equipaje y Dori se encarga de la niña que acababa de comenzar a dar los primeros pasos. A las dos de la tarde nos ponemos camino de la estación de Malgrat para coger un cercanías que tenía su salida más o menos sobre las tres de la tarde, deberíamos estar a las 7 de la tarde en la estación de Francia de Barcelona para coger el expreso que nos llevaría a Madrid(Chamartín). De Malgrat a Barcelona nos separan unos 60 kilómetros(una hora y media) de tren, tiempo suficiente para llegar a enlazar con el expreso en Barcelona. Pero llegando a la estación de Malgrat, y después de estar un buen rato esperando, anunciaron por megafonía que por avería en las instalaciones, los trenes llegaban con retrasos que oscilaban entre 30 minutos y una hora. El tiempo pasaba y los nervios se ponían a flor de piel, teníamos que estar en Barcelona antes de la siete. Al fin cogimos las cercanías a las cinco más o menos, y llegábamos a Barcelona a las siete menos cuarto. De la estación de cercanías a la estación de Francia está bastante cerca, pero no menos de ocho o diez minutos, nos bajamos y corriendo llegamos a la estación de Francia sudando con la boca seca y los pantalones caídos mientras buscábamos la vía que se encontraba el expreso. Tan pronto lo vimos nos subimos, con tres minutos más tarde nos hubiéramos quedado en tierra, pero parece que en estos casos alguien llega, que echa una mano y siempre tenemos que dar gracias hasta en el más extremo de los casos. Ya subidos en el expreso buscamos nuestros asientos donde nos acomodamos ya más tranquilos, y pudimos beber agua de una botella que llevábamos aunque no muy fresca por tratarse del mes de agosto.
Ya eran las siete y media cuando el tren comenzaba a moverse dejando atrás la estación y se mete bajo tierra, cuando sale ya habíamos dejado atrás la ciudad de Barcelona. Siendo aún muy claro, yo decido salir al pasillo para ver el paisaje, cosa que siempre me ha gustado, y ceder el asiento a nuestra hija, pues solo habíamos comprado dos asientos, yo unas veces sentado y otras paseando mientras la niña dormían en el asiento. Ya entrando la noche, le dimos de cenar y comimos nosotros unos bocadillos que llevábamos de casa, La noche se presentaba larga y había que mirar la manera de ir más cómodos dentro de las posibilidades que contabamos, por eso yo puse mis maletas en el pasillo y decidí subirme al portamaletas, allí podía estirarme y dejar mi asiento para que la niña pudiera ir dormida el él mejor que en los brazos de su madre.
Y así fuimos toda la noche. En Zaragoza paro para hacer cambio de maquinas, pero mucho rato, y todo mundo preguntaba que pasaba que no salíamos de allí, yo me tome un refresco que un hombre ofrecía por la ventanilla a un precio caro. El tren tenía la llegada a Chamartín sobre las nueve de la mañana, y el que debíamos coger para Zamora tenía la salida sobre las once más o menos. Yo en el portamaletas dormí un rato, y por lo menos iba estirado, pero ya amaneciendo no paraba de pensar si llegaríamos a la hora para enlazar con el tren de Zamora, el día iba avanzando y distaban aún muchos kilómetros para llegar a Madrid, los nervios volvían a salir a flor de piel. Recuerdo que eran las diez de la mañana y nos encontrábamos por Sigüenza, todo estaba perdido, ya no llegábamos a coger el tren de Zamora, ya pensaba si deberíamos hacer noche en Madrid, o mil pensamientos me pasaban por la cabeza.
Llegábamos a Madrid mas de las once, el tren de Zamora ya había salido, fui a mirar horarios, y quedaba uno que salía a las siete de la tarde, ya debíamos de pasar el día por Madrid, pero, ¿donde íbamos con la niña de un año? Si apenas daba algún paso y cochecito no llevábamos. Fui a comprar unos bocadillos de tortilla de patatas a un bar para nosotros, para la niña ya llevábamos comida. Era sofocante el calor que hacía aquél día en Madrid, la niña andaba casi desnuda por la estación, y en aquellos años muchos trenes aún de carbón, pues se puso la niña como un carbonero de negra. Pero vaya, allí en la estación había una manguera de agua que al tocarle el sol estaba muy caliente, la pudimos bañar, y ponerle un vestido limpio.
Se acerca la hora de la salida del tren, y nos vamos a coger posiciones con tiempo para no andar con prisas de última hora. Salimos de Madrid a la hora señalada y llegamos a Zamora sobre las once de la noche, pero el problema continuaba, nos teníamos que trasladar al pueblo, había que coger un Taxi, pero bueno, después de tantas penurias ya no era el mal mayor, ya estábamos cerca de casa, cogimos un Taxi y llegábamos a Moveros tocadas las doce de la noche.
Así termino un viaje lleno de penurias, largo, caro, e incomodo. Fue ese año cuando pensamos de sacarme yo el carnet de conducir, y comprar un coche de segunda mano para no tener que repetir la experiencia vivida.
Gumaro, 11 de Enero de 2010
Habíamos preparado el viaje con antelación mirando la manera de viajar lo más cómodos posible por tratarse de un viaje bastante largo, casi 1000 kilómetros.
Disponíamos de dos opciones, hacerlo en autobús directo, o hacerlo en tren expreso vía Madrid teniendo que hacer trasbordo en esta capital, para luego coger otro tren que nos llevaba a Zamora capital.
Y cuando ya habíamos estudiado las dos opciones, nos decidimos hacerlo por vía ferrocarril pensando que la comodidad podía ser mucho mayor. Y día a día deshojando el calendario llega el escogido día, (no recuerdo cual) pero era uno de los primeros días del mes de agosto. Yo me encargo de equipaje y Dori se encarga de la niña que acababa de comenzar a dar los primeros pasos. A las dos de la tarde nos ponemos camino de la estación de Malgrat para coger un cercanías que tenía su salida más o menos sobre las tres de la tarde, deberíamos estar a las 7 de la tarde en la estación de Francia de Barcelona para coger el expreso que nos llevaría a Madrid(Chamartín). De Malgrat a Barcelona nos separan unos 60 kilómetros(una hora y media) de tren, tiempo suficiente para llegar a enlazar con el expreso en Barcelona. Pero llegando a la estación de Malgrat, y después de estar un buen rato esperando, anunciaron por megafonía que por avería en las instalaciones, los trenes llegaban con retrasos que oscilaban entre 30 minutos y una hora. El tiempo pasaba y los nervios se ponían a flor de piel, teníamos que estar en Barcelona antes de la siete. Al fin cogimos las cercanías a las cinco más o menos, y llegábamos a Barcelona a las siete menos cuarto. De la estación de cercanías a la estación de Francia está bastante cerca, pero no menos de ocho o diez minutos, nos bajamos y corriendo llegamos a la estación de Francia sudando con la boca seca y los pantalones caídos mientras buscábamos la vía que se encontraba el expreso. Tan pronto lo vimos nos subimos, con tres minutos más tarde nos hubiéramos quedado en tierra, pero parece que en estos casos alguien llega, que echa una mano y siempre tenemos que dar gracias hasta en el más extremo de los casos. Ya subidos en el expreso buscamos nuestros asientos donde nos acomodamos ya más tranquilos, y pudimos beber agua de una botella que llevábamos aunque no muy fresca por tratarse del mes de agosto.
Ya eran las siete y media cuando el tren comenzaba a moverse dejando atrás la estación y se mete bajo tierra, cuando sale ya habíamos dejado atrás la ciudad de Barcelona. Siendo aún muy claro, yo decido salir al pasillo para ver el paisaje, cosa que siempre me ha gustado, y ceder el asiento a nuestra hija, pues solo habíamos comprado dos asientos, yo unas veces sentado y otras paseando mientras la niña dormían en el asiento. Ya entrando la noche, le dimos de cenar y comimos nosotros unos bocadillos que llevábamos de casa, La noche se presentaba larga y había que mirar la manera de ir más cómodos dentro de las posibilidades que contabamos, por eso yo puse mis maletas en el pasillo y decidí subirme al portamaletas, allí podía estirarme y dejar mi asiento para que la niña pudiera ir dormida el él mejor que en los brazos de su madre.
Y así fuimos toda la noche. En Zaragoza paro para hacer cambio de maquinas, pero mucho rato, y todo mundo preguntaba que pasaba que no salíamos de allí, yo me tome un refresco que un hombre ofrecía por la ventanilla a un precio caro. El tren tenía la llegada a Chamartín sobre las nueve de la mañana, y el que debíamos coger para Zamora tenía la salida sobre las once más o menos. Yo en el portamaletas dormí un rato, y por lo menos iba estirado, pero ya amaneciendo no paraba de pensar si llegaríamos a la hora para enlazar con el tren de Zamora, el día iba avanzando y distaban aún muchos kilómetros para llegar a Madrid, los nervios volvían a salir a flor de piel. Recuerdo que eran las diez de la mañana y nos encontrábamos por Sigüenza, todo estaba perdido, ya no llegábamos a coger el tren de Zamora, ya pensaba si deberíamos hacer noche en Madrid, o mil pensamientos me pasaban por la cabeza.
Llegábamos a Madrid mas de las once, el tren de Zamora ya había salido, fui a mirar horarios, y quedaba uno que salía a las siete de la tarde, ya debíamos de pasar el día por Madrid, pero, ¿donde íbamos con la niña de un año? Si apenas daba algún paso y cochecito no llevábamos. Fui a comprar unos bocadillos de tortilla de patatas a un bar para nosotros, para la niña ya llevábamos comida. Era sofocante el calor que hacía aquél día en Madrid, la niña andaba casi desnuda por la estación, y en aquellos años muchos trenes aún de carbón, pues se puso la niña como un carbonero de negra. Pero vaya, allí en la estación había una manguera de agua que al tocarle el sol estaba muy caliente, la pudimos bañar, y ponerle un vestido limpio.
Se acerca la hora de la salida del tren, y nos vamos a coger posiciones con tiempo para no andar con prisas de última hora. Salimos de Madrid a la hora señalada y llegamos a Zamora sobre las once de la noche, pero el problema continuaba, nos teníamos que trasladar al pueblo, había que coger un Taxi, pero bueno, después de tantas penurias ya no era el mal mayor, ya estábamos cerca de casa, cogimos un Taxi y llegábamos a Moveros tocadas las doce de la noche.
Así termino un viaje lleno de penurias, largo, caro, e incomodo. Fue ese año cuando pensamos de sacarme yo el carnet de conducir, y comprar un coche de segunda mano para no tener que repetir la experiencia vivida.
Gumaro, 11 de Enero de 2010
jueves, 1 de octubre de 2009
Subasta del cordero
En el vídeo, el "tío Manolo"subasta con arte alistano un cordero a la salida de Misa en las Fiestas de 2007 en Lober.
D.E.P.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Medicina natural en Aliste
Algunas hierbas que de usaban como medicina en Aliste.
LAS MALVAS: con su alto porcentaje de "mucilágo"se usaban el agua de las hojas y la flor cocidas como calmante y desinflamatorios de heridas infectadas.
LA SALVIA: Como su propio nombre indica SALVIA ="Salvar" Usada en infusión, útil para hacer garuaras en la infección de las encías. Tambien conocida como estimulante de la fecundidad femenina.
LA LINZA: Se usaba hervida en cataplasma en el pecho para los estados agudos de tos. Hoy se sabe que la linaza controla el colesterol y ayuda a perder peso.
LA MANZANILLA: En infusiones ayuda en los problemas digestivos, y estados de desanimo, para infecciones en los ojos lavan dolos con este agua entre otros.
EL LANTEN: Para curar catarros, bronquitis, y la ronquera, y ayudar a la expectoración.
LA CEBOLLA: Usada asada y aplicada en cataplasma para curar quemaduras, cortadas infectadasy furúnculos.
EUCALIPTO: Se usaba generalmente para hacer inhalaciones externas para mejorar la respiración en estados gripales.
VINAGRE: Aparte de ser usado como condimento para las ensaladas, se usaba rebajado con agua, y añadiendo un puñado de sal para dar baños a los pies cansados, tambien el mismo baño como desodorante para los pies.
LA HOTELANA: Tomada en infusión, para el estomago y los nervios, y masticada para calmar el dolor de muelas.
LAS ORTIGAS: Son numerosas las própiedades de esta plantaa: Ortigas toenen própiedades de detener hemorragias, aligera el quemazón de las urceras, va bien para la reuma, es diuretuca y depurativa. Se puede usar para hacer tortillas, se puede comer como verdura, siendo las hojas las mas aprovechadas, ya que el tallo relta demasiado duro.
LAS AMAPOLAS: Infusión de amapolas para el insomnio:
En un litro de agua hirviendo poner una decena de cápsulas de amapola (habiendo separado primero las semillas). Dejar reposar un mínimo de quince minutos. Tomar dos o tres cucharadas mezcladas con leche antes de acostarse.
CONTINUARA.....
LAS MALVAS: con su alto porcentaje de "mucilágo"se usaban el agua de las hojas y la flor cocidas como calmante y desinflamatorios de heridas infectadas.
LA SALVIA: Como su propio nombre indica SALVIA ="Salvar" Usada en infusión, útil para hacer garuaras en la infección de las encías. Tambien conocida como estimulante de la fecundidad femenina.
LA LINZA: Se usaba hervida en cataplasma en el pecho para los estados agudos de tos. Hoy se sabe que la linaza controla el colesterol y ayuda a perder peso.
LA MANZANILLA: En infusiones ayuda en los problemas digestivos, y estados de desanimo, para infecciones en los ojos lavan dolos con este agua entre otros.
EL LANTEN: Para curar catarros, bronquitis, y la ronquera, y ayudar a la expectoración.
LA CEBOLLA: Usada asada y aplicada en cataplasma para curar quemaduras, cortadas infectadasy furúnculos.
EUCALIPTO: Se usaba generalmente para hacer inhalaciones externas para mejorar la respiración en estados gripales.
VINAGRE: Aparte de ser usado como condimento para las ensaladas, se usaba rebajado con agua, y añadiendo un puñado de sal para dar baños a los pies cansados, tambien el mismo baño como desodorante para los pies.
LA HOTELANA: Tomada en infusión, para el estomago y los nervios, y masticada para calmar el dolor de muelas.
LAS ORTIGAS: Son numerosas las própiedades de esta plantaa: Ortigas toenen própiedades de detener hemorragias, aligera el quemazón de las urceras, va bien para la reuma, es diuretuca y depurativa. Se puede usar para hacer tortillas, se puede comer como verdura, siendo las hojas las mas aprovechadas, ya que el tallo relta demasiado duro.
LAS AMAPOLAS: Infusión de amapolas para el insomnio:
En un litro de agua hirviendo poner una decena de cápsulas de amapola (habiendo separado primero las semillas). Dejar reposar un mínimo de quince minutos. Tomar dos o tres cucharadas mezcladas con leche antes de acostarse.
CONTINUARA.....
lunes, 14 de septiembre de 2009
ATRÁS QUEDARON LAS NOCHES Y DÍAS DE AGOSTO EN ALISTE
Con el comienzo del curso 2009-2010 dejamos atrás un caluroso verano, quizá uno de los más calurosos, aquellas noches sofocantes de los días que estuve en Guadalajara, menos mal que la podíamos combatir dentro de la piscina. Después en Aliste se pudo respirar un poco de fresco, ya de por sí, casi ya normal en las noches alistanas, pero que después vinieron varios días que se superaron los 35Cº. Fueron frecuentes los incendios provocados durante casi todo el mes y algunos de tales dimensiones como el que se inicio en la Torre el día 23 de agosto, que después se extendido por Cabañas teniendo que evacuar la totalidad de los vecinos por el peligro que suponía la inhalación del humo.
Atrás quedaron también las meriendas populares de las fiestas de Moveros y Lober mientras se merendaba escuchando los gaiteros, y recordando anécdotas de nuestros primeros años de juventud.
También se quedo atrás la ya tradicional cena anual en el restaurante de Moveros entre las parejas que más o menos frecuentábamos aquellos paseos por la carretera de de finales de los años 60 y primeros de los 70, y que después bailábamos en la plaza las canciones de Manolo Escobar con el tocadiscos de Pepito y de Manuela, o al son de la flauta y el tamboril de “Ti PARÍS”, sí, sí, del ti París he dicho.
También pasaron las noches de tertulia al freso sentados en el poyo de Francisco, con Claudio “Cabito”, Flora y Aurora, y que sobre todo cuando hablábamos de política no lográbamos nunca ponernos de acuerdo pensando cómo piensan aquellas mentes tan “retorcidas”, aunque en política cada uno tenemos nuestras ideas, y… que más , nada mas faltaría que todos estuviéramos de acuerdo en todo, entonces ya no habría debates en el congreso y no tendríamos que “pagar a tantos diputados”.
Con la llegada del otoño tendré una nueva nieta que aún no sabemos el nombre, esta será “alcarreña”, y por tanto haremos un viaje a la comarca alcarreña, que esperamos que ya no haga tanta calor como el pasado agosto.
Con la llegada del nuevo curso comienzan a caer las ya pálidas hojas de los árboles, y en pocos días ya estará el castañero en la plaza de la Iglesia vendiendo castañas y moniatos, ¡¡¡que buenos están estos últimos!!! cuando se comen calientes que bajan quemando la gorja a bajo con un trago se buen “Vi novell” que este año llegará pronto por adelantarse la vendimia.
También comenzaré un curso de informática el día 21 que me tendrá ocupadas algunas tardes hasta el mes de junio. Hay que ver, como decían en mi pueblo: “De viejo, gaiteiro”
14-09-2009, Gumaro
Atrás quedaron también las meriendas populares de las fiestas de Moveros y Lober mientras se merendaba escuchando los gaiteros, y recordando anécdotas de nuestros primeros años de juventud.
También se quedo atrás la ya tradicional cena anual en el restaurante de Moveros entre las parejas que más o menos frecuentábamos aquellos paseos por la carretera de de finales de los años 60 y primeros de los 70, y que después bailábamos en la plaza las canciones de Manolo Escobar con el tocadiscos de Pepito y de Manuela, o al son de la flauta y el tamboril de “Ti PARÍS”, sí, sí, del ti París he dicho.
También pasaron las noches de tertulia al freso sentados en el poyo de Francisco, con Claudio “Cabito”, Flora y Aurora, y que sobre todo cuando hablábamos de política no lográbamos nunca ponernos de acuerdo pensando cómo piensan aquellas mentes tan “retorcidas”, aunque en política cada uno tenemos nuestras ideas, y… que más , nada mas faltaría que todos estuviéramos de acuerdo en todo, entonces ya no habría debates en el congreso y no tendríamos que “pagar a tantos diputados”.
Con la llegada del otoño tendré una nueva nieta que aún no sabemos el nombre, esta será “alcarreña”, y por tanto haremos un viaje a la comarca alcarreña, que esperamos que ya no haga tanta calor como el pasado agosto.
Con la llegada del nuevo curso comienzan a caer las ya pálidas hojas de los árboles, y en pocos días ya estará el castañero en la plaza de la Iglesia vendiendo castañas y moniatos, ¡¡¡que buenos están estos últimos!!! cuando se comen calientes que bajan quemando la gorja a bajo con un trago se buen “Vi novell” que este año llegará pronto por adelantarse la vendimia.
También comenzaré un curso de informática el día 21 que me tendrá ocupadas algunas tardes hasta el mes de junio. Hay que ver, como decían en mi pueblo: “De viejo, gaiteiro”
14-09-2009, Gumaro
sábado, 12 de septiembre de 2009
Curiosidades de las Abejas
Ya sabemos que el mundo de las abejas está lleno de curiosidades, y muchas otras cosas que la ciencia humana aún no ha llegado a descubrir.
Sin ir más lejos este verano se me ocurrió una idea después de observar las abejas todas las mañanas y todas las tardes en las flores de dos macetas en plena floración que yo tenía por los alrededores de mi casa. Eran unas plantas silvestres, pero que domesticadas en macetas y si no les falta humedad se cargan de flores, las cuales mas bien, se cierran durante el caluroso día y se abren al atardecer, durante la noche, y continúan abiertas con el fresco de la mañana hasta que el sol como a todo hijo de vecino durante las calurosas horas del día lo encierra en casa.
Pues contemplando a estos dulces insectos que acudían al atardecer la labiar las flores, pude comprender las escasas horas que descansan, aprovechando que estas flores sólo estaban abiertas algunas horas, pues podía verlas hasta ya bien oscurecido y ya casi entrada la noche cuando desaparecían, pero por la mañana como las flores continuaban abiertas, cuando venía la luz del día los incansables insectos ya revoloteaban de flor en flor.
Un día pensé de llevar estas dos macetas a mis colmenas, pensando de que como en el mes de agosto más bien escasean las flores por todos los sitios, pues no le vendría mal tener un par de macetas cargadas de flores al lado de la casa de mis abejas. Al mismo tiempo pensé también qué, aunque no tienen el agua muy lejos, pues no les vendría mal tener unos recipientes de agua al lado de las colmenas, y así lo hice. Una vez que ya había colocado las macetas de flores en las colmenas y dos recipientes de agua limpia del pozo del arroyo, pues me quede allí durante un rato observando lo que los dulces insectos hacían, pero pude comprobar que durante el rato que estuve, y las flores continuaban abiertas, que ni una sola abeja se había parado a labiar una sola flor, ni tampoco acudieron a recoger agua limpia a los recipientes de que yo con todo cuidado le había preparado. Todo esto me hizo pensar, yo sabía que esas flores le gustaban a las abejas, por que cuando las tenía en casa veía que eran muy apreciadas. Por la tarde volví, y allí me pasé otro rato observando, pero las abejas pasaban volando por encima de las flores y no se paraba ni una.
Después de pensar toda la noche, por la mañana me levanté temprano y volví a las colmenas haber si se habían decidido a posarse en las flores, y efectivamente, las abejas ya labiaban las flores y se paraban a recoger agua de los recipientes.
Yo no soy un experto en apicultura, pero comprendo que las abejas no se paraban a labiar las flores y a recoger agua por que las exploradoras no habían tenido tiempo de avisar a la colonia de que allí estaban las flores y el agua, y es que, las abejas no saben por sí solas donde se hallan las flores.
Para eso estan las exploradoras. Las exploradoras son abejas que localizan flores con su olfato especial, y sus potentes ojos capaz de ver radiaciones ultravioleta, cosa que las abejas meliferas no pueden detectar sin la ayuda de esas especialistas. Cuando las exploradoras regresan a la colmena, avisan a la colonia de lo que han encontrado por medio de diferentes danzas y sonidos.
La reina vive unos tres años aproximadamente, sólo se aparea una vez en su vida en la danza nupcial, su misión es única y exclusivamente poner huevos que se encuban cada 21 días, y se alimenta de jalea real. Las abejas melíferas tienen una vida mucho mas corta, duran entre 6 u 8 semanas, de ahí que la reina tiene que poner muchos huevos en su vida para mantener la colonia activa. No creo que al día de hoy se hayan podido calcular los huevos que pone una abeja reina en su vida, teniendo en cuenta que tambien ponen huevos para alimentar la colonia en caso de que les falte alimento.
Las abejas disponen de un aguijon recto provisto de pequeños dientes microscópicos de manera que, cuando lo introducen queda anclado al objeto que lo introducen. Al intentar sacarlo se desgarra parte de su abdomen y muere al poco rato.
La "Pitoxina" que es el veneno que la abeja segrega, tiene una fuerza antiinflamatoria 100 veces superior a la "Cortisona" y se puede aplicar a muchas enfermedades que afectan a los huesos y a las vias respiratorias. De ahí, cuando nuestros ancestros decían que las picaduras de las abejas eran beneficiosas para el reuma.
Sin ir más lejos este verano se me ocurrió una idea después de observar las abejas todas las mañanas y todas las tardes en las flores de dos macetas en plena floración que yo tenía por los alrededores de mi casa. Eran unas plantas silvestres, pero que domesticadas en macetas y si no les falta humedad se cargan de flores, las cuales mas bien, se cierran durante el caluroso día y se abren al atardecer, durante la noche, y continúan abiertas con el fresco de la mañana hasta que el sol como a todo hijo de vecino durante las calurosas horas del día lo encierra en casa.
Pues contemplando a estos dulces insectos que acudían al atardecer la labiar las flores, pude comprender las escasas horas que descansan, aprovechando que estas flores sólo estaban abiertas algunas horas, pues podía verlas hasta ya bien oscurecido y ya casi entrada la noche cuando desaparecían, pero por la mañana como las flores continuaban abiertas, cuando venía la luz del día los incansables insectos ya revoloteaban de flor en flor.
Un día pensé de llevar estas dos macetas a mis colmenas, pensando de que como en el mes de agosto más bien escasean las flores por todos los sitios, pues no le vendría mal tener un par de macetas cargadas de flores al lado de la casa de mis abejas. Al mismo tiempo pensé también qué, aunque no tienen el agua muy lejos, pues no les vendría mal tener unos recipientes de agua al lado de las colmenas, y así lo hice. Una vez que ya había colocado las macetas de flores en las colmenas y dos recipientes de agua limpia del pozo del arroyo, pues me quede allí durante un rato observando lo que los dulces insectos hacían, pero pude comprobar que durante el rato que estuve, y las flores continuaban abiertas, que ni una sola abeja se había parado a labiar una sola flor, ni tampoco acudieron a recoger agua limpia a los recipientes de que yo con todo cuidado le había preparado. Todo esto me hizo pensar, yo sabía que esas flores le gustaban a las abejas, por que cuando las tenía en casa veía que eran muy apreciadas. Por la tarde volví, y allí me pasé otro rato observando, pero las abejas pasaban volando por encima de las flores y no se paraba ni una.
Después de pensar toda la noche, por la mañana me levanté temprano y volví a las colmenas haber si se habían decidido a posarse en las flores, y efectivamente, las abejas ya labiaban las flores y se paraban a recoger agua de los recipientes.
Yo no soy un experto en apicultura, pero comprendo que las abejas no se paraban a labiar las flores y a recoger agua por que las exploradoras no habían tenido tiempo de avisar a la colonia de que allí estaban las flores y el agua, y es que, las abejas no saben por sí solas donde se hallan las flores.
Para eso estan las exploradoras. Las exploradoras son abejas que localizan flores con su olfato especial, y sus potentes ojos capaz de ver radiaciones ultravioleta, cosa que las abejas meliferas no pueden detectar sin la ayuda de esas especialistas. Cuando las exploradoras regresan a la colmena, avisan a la colonia de lo que han encontrado por medio de diferentes danzas y sonidos.
La reina vive unos tres años aproximadamente, sólo se aparea una vez en su vida en la danza nupcial, su misión es única y exclusivamente poner huevos que se encuban cada 21 días, y se alimenta de jalea real. Las abejas melíferas tienen una vida mucho mas corta, duran entre 6 u 8 semanas, de ahí que la reina tiene que poner muchos huevos en su vida para mantener la colonia activa. No creo que al día de hoy se hayan podido calcular los huevos que pone una abeja reina en su vida, teniendo en cuenta que tambien ponen huevos para alimentar la colonia en caso de que les falte alimento.
Las abejas disponen de un aguijon recto provisto de pequeños dientes microscópicos de manera que, cuando lo introducen queda anclado al objeto que lo introducen. Al intentar sacarlo se desgarra parte de su abdomen y muere al poco rato.
La "Pitoxina" que es el veneno que la abeja segrega, tiene una fuerza antiinflamatoria 100 veces superior a la "Cortisona" y se puede aplicar a muchas enfermedades que afectan a los huesos y a las vias respiratorias. De ahí, cuando nuestros ancestros decían que las picaduras de las abejas eran beneficiosas para el reuma.
Mucha gente confunde la picada de una abeja con la de una avispa. La picadura de una abeja produce una sensación como la picada de un mosquito. La picada de una avispa es mucho mas dolorosa, esto lo digo por la experiencía que tengo en las picaduras de ambas.
12-09-09 Gumaro
viernes, 11 de septiembre de 2009
Como yo hacía cabrear a mi padre...
Mas o menos por estas fechas, o por los días de alrededor del Cristo, o más bien dependiendo de cómo viniera el año comenzaban a madurar las uvas y los pájaros comenzaban a picotearlas, y algunas veces también acudían pajarracos que ni siquiera tenían alas, pero cuando se enseñaba uno de estos pajarracos el destrozo era grande, por que se llevaba en el saco y en el papo.
Mi padre siempre atento a la viña, casi cada día se daba una vuelta por allí para mirar que esto no sucediera, al mismo tiempo que frecuentaba la viña, pues los depredadores no acudían al saber que mi padre podía estar o no escondido en el chozo.
Un día, yo pensé y dije, voy a cabrear a mi padre, y me puse a registrar entre los atafales donde yo sabía que tirábamos las cholas y las albarcas viejas, para alomejor algún día utilizarlas para remendar otras viejas.
Pues buscando entre los atafales encontré unas albarcas medio desarmadas pero que tenían buena goma y el dibujo del piso en buenas condiciones que en definitiva era lo que lo pretendía.
Entonces yo vigilaba a mi padre cuando él iba y venía de la viña, cuando yo veía que mi padre llegaba de la viña, yo cogí las albarcas envueltas en un saco y marché para la viña, llegando allí me les puse y di una vuelta por toda la viña dejando las pistas bien marcadas, para que mi padre se diera cuenta de que alguien extraño andaba por la viña.
Al día siguiente el buen hombre se dio cuenta de que alguien le andaba en la viña al ver las pistas de las albarcas que yo había dejado marcadas. Entonces empezó a investigar haber de quien eran las albarcas que dejaban marcadas aquellas pistas. Durante días estuvo vigilando a todos los del pueblo que llevaban albarcas haber si las pistas coincidían con las que yo dejaba marcadas en la viña. Yo estuve repitiendo la operación durante días con dichas albarcas, y después de pasear por la viña las dejaba guardadas en un saco escondido entre unas escobas que había a la punta de arriba de la viña, y mi padre rompiéndose la cabeza y pensando que de quien serían aquellas pistas que no encontraba ni rastro ni aun cuando ya había observado todas las albarcas del pueblo. Todas las noches en casa no se oía más que esta conversación, pero yo sin darle importancia a la cosa nunca decía nada.
Pero mi padre que de tonto no tenía nada, y siempre observaba, por eso de que el demonio sabe más por viejo que por demonio, pues un día se puso a mirar por debajo de las escobas donde yo tenía las albarcas guardadas en el saco, cuando de pronto vio el saco, y dice: quien coños ha traído aquí este saco, si este saco es nuestro, cuando cogió el saco y vio que dentro del saco estaban las albarcas que el mismo había cosido con alambres muchas veces y eran las que dejaban las pistas en la viña. Como yo ya había hecho tantas travesuras no dudó que el de las albarcas era yo, y después decía: Ya yo había sospechado que todos los días alguien entraba en la viña, pero veía que no me faltaban uvas, por eso me daba que pensar, y mira tú el cabrón del rapa este……
11-09-2009. Gumaro
Mi padre siempre atento a la viña, casi cada día se daba una vuelta por allí para mirar que esto no sucediera, al mismo tiempo que frecuentaba la viña, pues los depredadores no acudían al saber que mi padre podía estar o no escondido en el chozo.
Un día, yo pensé y dije, voy a cabrear a mi padre, y me puse a registrar entre los atafales donde yo sabía que tirábamos las cholas y las albarcas viejas, para alomejor algún día utilizarlas para remendar otras viejas.
Pues buscando entre los atafales encontré unas albarcas medio desarmadas pero que tenían buena goma y el dibujo del piso en buenas condiciones que en definitiva era lo que lo pretendía.
Entonces yo vigilaba a mi padre cuando él iba y venía de la viña, cuando yo veía que mi padre llegaba de la viña, yo cogí las albarcas envueltas en un saco y marché para la viña, llegando allí me les puse y di una vuelta por toda la viña dejando las pistas bien marcadas, para que mi padre se diera cuenta de que alguien extraño andaba por la viña.
Al día siguiente el buen hombre se dio cuenta de que alguien le andaba en la viña al ver las pistas de las albarcas que yo había dejado marcadas. Entonces empezó a investigar haber de quien eran las albarcas que dejaban marcadas aquellas pistas. Durante días estuvo vigilando a todos los del pueblo que llevaban albarcas haber si las pistas coincidían con las que yo dejaba marcadas en la viña. Yo estuve repitiendo la operación durante días con dichas albarcas, y después de pasear por la viña las dejaba guardadas en un saco escondido entre unas escobas que había a la punta de arriba de la viña, y mi padre rompiéndose la cabeza y pensando que de quien serían aquellas pistas que no encontraba ni rastro ni aun cuando ya había observado todas las albarcas del pueblo. Todas las noches en casa no se oía más que esta conversación, pero yo sin darle importancia a la cosa nunca decía nada.
Pero mi padre que de tonto no tenía nada, y siempre observaba, por eso de que el demonio sabe más por viejo que por demonio, pues un día se puso a mirar por debajo de las escobas donde yo tenía las albarcas guardadas en el saco, cuando de pronto vio el saco, y dice: quien coños ha traído aquí este saco, si este saco es nuestro, cuando cogió el saco y vio que dentro del saco estaban las albarcas que el mismo había cosido con alambres muchas veces y eran las que dejaban las pistas en la viña. Como yo ya había hecho tantas travesuras no dudó que el de las albarcas era yo, y después decía: Ya yo había sospechado que todos los días alguien entraba en la viña, pero veía que no me faltaban uvas, por eso me daba que pensar, y mira tú el cabrón del rapa este……
11-09-2009. Gumaro
jueves, 10 de septiembre de 2009
Algunos recuerdos de mi infancia
Ya quedaron atrás aquellos lejanos años 50, los años de las cholas en invierno, de las albarcas en verano, pantalones cortos de pana, de las rodillas esmurriadas por las continúas caídas en las embarradas calles de nuestro pueblo.
Años aquellos en los que jugábamos a la píngula, al chito, a la tajuela. Tirábamos piedras con la onda construida por nosotros mismos, tirábamos flechas con el arco hecho con una vara de fresno y una cuerda, las pelotas para jugar al frontón en la pared de la iglesia hechas con cualquier trozo de goma y hilo de lana, mientras que nuestras madres interrumpían nuestro trabajo cuando nos llamaban a voces para ir a hacer alguna jera, como ir a buscar algún saco de paja o ir a llenar la barrila de agua al charíz de la era.
Era una costumbre que teníamos los rapaces cuando un camión o coche llegaba al pueblo, de ir corriendo detrás de él, incluso subirnos encima si se podía. Muchas veces pienso que como no pasaría algún accidente al subirnos y ir el camión en marcha y nosotros colgados en el. Los camiones que frecuentaban el pueblo en aquellos años no eran muchos, y solía ser en verano, ya que en invierno podían quedar atascados en el terreno pantanoso, más de una vez tuvieron que sacar alguno con alguna pareja de vacas, no había carreteras, si mal no recuerdo, en Aliste sólo había la N 122, y no siempre tenía buen firme. Los camiones que más frecuentaban el pueblo y casi los únicos era el camión de Colino de Fornillos, y el camión de las gaseosas de Ceadea. A mí, en particular le gustaba mucho ver las roderadas de un camión o coche cuando quedaban marcadas en el barro, incluso las iba a tocar y decía: voy a mirar a haber si todavía están calientes, y es que a mí los coches siempre me han gustado y me continúan gustando.
Pocas veces se veía por Lober alguna moto aparte de cuando venía el secretario del ayuntamiento D. Tomás con su Osa, o el ti competidor con su Guzzi, y cuando llegaban al pueblo, nos quedábamos todos los rapaces alrededor mirándolas con unos ojos como platos y comentando lo que era el carburador, y el tubo transparente por donde se alimentaba de gasolina.
Mas fácil era ver a algún forastero cuando llegaba con su bicicleta, la cual no dejaba de ser un vehículo de trasporte usado por todos los que estaba a su alcance, y igualmente los rapaces, cuando llegaba uno con este medio de transporte al pueblo nos volvíamos locos corriendo tras de él.
En Lober, yo siempre tuve de rapá la fama de ser un travieso, y ya que estamos hablando de bicicletas, pues contaré una anécdota que ocurrió con la bicicleta del Veterinario un día del mes de noviembre del año cincuenta y tantos un día que vino al pueblo: Como siempre, cuando llegaba al pueblo una bicicleta, pues los rapaces a correr detrás, yo seguramente el más atrevido de los que íbamos allí , me agarre al portabultos de la bicicleta y le dije al veterinario: “Bájate de esa bicicleta que lo mismo es mía que tuya” y el veterinario se cayó rodando de la bicicleta, y quedó lleno de barro, el cual se levantó del suelo rápidamente preguntado: Haber,¿ quien es el padre de este muchacho? ¡¡Ese tiene que pagar por lo que este niño ha hecho!! Exclamaba el veterinario. No tardo mi padre en enterarse del suceso, y le oí que dijo: ¡¡¡Qué vergüenza!!! Que el mi rapá haya hecho eso, a este hoy le mullo los huesos. Yo marche corriendo por la Patera hacía el Carrascal, y mi padre detrás al mismo tiempo que me “afumaba” el perro para que me cogiera. Me cogieron por el Carrascal. Todavía hoy parece que me duelen los vergajazos que me dio.
Y ya que me he puesto a contar las travesuras de mi niñez podía continuar contando muchas más, como cuando unte las cadenas de las campanas con excrementos y Eloy de embostonó y luego a mí me dio unas “ hostias “ el cura y luego me hizo confesar el pecado. Otra cuando le arranque los pimientos a Nicolasa que tenía el semillero en un montón de estiércol en el “Furmiguero”. O también cuando le maté los pollos de una gallina recién sacados del huevo y que eran de Mariana.
Y así podía continuar contando muchas más, pero puedo asegurar que nunca lo hice con malicia, creo que más bien pecaba de ignorante, y lo que sí puedo asegurar es que por todo eso pagué. Muchas veces pienso que fui travieso y pague caros mis errores, y por eso debió ser que de mayor no recuerdo haberme salido nunca de mi cauce, aprendí de mis errores, llegue a mayor con temor, porque recuero que el vergajo dolía mucho.
10-09- 09 Gumaro
Años aquellos en los que jugábamos a la píngula, al chito, a la tajuela. Tirábamos piedras con la onda construida por nosotros mismos, tirábamos flechas con el arco hecho con una vara de fresno y una cuerda, las pelotas para jugar al frontón en la pared de la iglesia hechas con cualquier trozo de goma y hilo de lana, mientras que nuestras madres interrumpían nuestro trabajo cuando nos llamaban a voces para ir a hacer alguna jera, como ir a buscar algún saco de paja o ir a llenar la barrila de agua al charíz de la era.
Era una costumbre que teníamos los rapaces cuando un camión o coche llegaba al pueblo, de ir corriendo detrás de él, incluso subirnos encima si se podía. Muchas veces pienso que como no pasaría algún accidente al subirnos y ir el camión en marcha y nosotros colgados en el. Los camiones que frecuentaban el pueblo en aquellos años no eran muchos, y solía ser en verano, ya que en invierno podían quedar atascados en el terreno pantanoso, más de una vez tuvieron que sacar alguno con alguna pareja de vacas, no había carreteras, si mal no recuerdo, en Aliste sólo había la N 122, y no siempre tenía buen firme. Los camiones que más frecuentaban el pueblo y casi los únicos era el camión de Colino de Fornillos, y el camión de las gaseosas de Ceadea. A mí, en particular le gustaba mucho ver las roderadas de un camión o coche cuando quedaban marcadas en el barro, incluso las iba a tocar y decía: voy a mirar a haber si todavía están calientes, y es que a mí los coches siempre me han gustado y me continúan gustando.
Pocas veces se veía por Lober alguna moto aparte de cuando venía el secretario del ayuntamiento D. Tomás con su Osa, o el ti competidor con su Guzzi, y cuando llegaban al pueblo, nos quedábamos todos los rapaces alrededor mirándolas con unos ojos como platos y comentando lo que era el carburador, y el tubo transparente por donde se alimentaba de gasolina.
Mas fácil era ver a algún forastero cuando llegaba con su bicicleta, la cual no dejaba de ser un vehículo de trasporte usado por todos los que estaba a su alcance, y igualmente los rapaces, cuando llegaba uno con este medio de transporte al pueblo nos volvíamos locos corriendo tras de él.
En Lober, yo siempre tuve de rapá la fama de ser un travieso, y ya que estamos hablando de bicicletas, pues contaré una anécdota que ocurrió con la bicicleta del Veterinario un día del mes de noviembre del año cincuenta y tantos un día que vino al pueblo: Como siempre, cuando llegaba al pueblo una bicicleta, pues los rapaces a correr detrás, yo seguramente el más atrevido de los que íbamos allí , me agarre al portabultos de la bicicleta y le dije al veterinario: “Bájate de esa bicicleta que lo mismo es mía que tuya” y el veterinario se cayó rodando de la bicicleta, y quedó lleno de barro, el cual se levantó del suelo rápidamente preguntado: Haber,¿ quien es el padre de este muchacho? ¡¡Ese tiene que pagar por lo que este niño ha hecho!! Exclamaba el veterinario. No tardo mi padre en enterarse del suceso, y le oí que dijo: ¡¡¡Qué vergüenza!!! Que el mi rapá haya hecho eso, a este hoy le mullo los huesos. Yo marche corriendo por la Patera hacía el Carrascal, y mi padre detrás al mismo tiempo que me “afumaba” el perro para que me cogiera. Me cogieron por el Carrascal. Todavía hoy parece que me duelen los vergajazos que me dio.
Y ya que me he puesto a contar las travesuras de mi niñez podía continuar contando muchas más, como cuando unte las cadenas de las campanas con excrementos y Eloy de embostonó y luego a mí me dio unas “ hostias “ el cura y luego me hizo confesar el pecado. Otra cuando le arranque los pimientos a Nicolasa que tenía el semillero en un montón de estiércol en el “Furmiguero”. O también cuando le maté los pollos de una gallina recién sacados del huevo y que eran de Mariana.
Y así podía continuar contando muchas más, pero puedo asegurar que nunca lo hice con malicia, creo que más bien pecaba de ignorante, y lo que sí puedo asegurar es que por todo eso pagué. Muchas veces pienso que fui travieso y pague caros mis errores, y por eso debió ser que de mayor no recuerdo haberme salido nunca de mi cauce, aprendí de mis errores, llegue a mayor con temor, porque recuero que el vergajo dolía mucho.
10-09- 09 Gumaro
miércoles, 25 de febrero de 2009
EL CONCEJO
El concejo es también una de tantas cosas perdidas en las pueblos de Aliste en nuestros días, y por la ausencia de este vemos como los caminos se quedan intransitables por falta de tránsito, por falta de arreglos ect, ect.
Eran varios días al año en que el Alcalde Pedáneo reunía a los vecinos para ir de concejo, el día de “Antruejo” y el día de “Jueves Santo” eran ya por tradición dos días de concejo, a parte durante el año había otros muchos días que si el Acalde lo consideraba oportuno reunía los vecinos para hacer cumplir esta misión.
PAGAR LA ENTRADA DE VECINO.
Cuando un hombre se casaba, para tener derecho a las cosas comunes del pueblo, como eran, Quiñones de leña, Quiñones de labranza, así como para tener derecho a poder pastorear con sus haciendas por los sitios comunales, era imprescindible estar dado de alta como vecino en su pueblo de residencia. Para eso era necesario pagar lo estipulado por las normas de cada pueblo, pero que más o menos, por todos los pueblos de Aliste, las normas eran parecidas. En mi pueblo, Lober, para poder ser vecino el requisito imprescindible era en un día de Concejo, pagar, vino suficiente para todos los vecinos, escabeche y aceitunas negras, para hacer una merienda todos juntos por la tarde a la hora que se acaba el Concejo.
EL TOQUE AL CONCEJO.
Para llamar los vecinos al concejo, se hacía con un toque de campana. Normalmente el día anterior por la noche al tiempo de oscurecer el Alcalde daba una señal, que era tocar la campana grande varias campanadas sin intervalos, con este toque los vecinos quedaban avisados que el día siguiente deberían tener el día libre para lo que el Alcalde ordenara. Por la mañana siguiente alrededor de las ocho de la mañana, otro toque de la misma característica pero al final del toque se añadían tres campanadas sueltas, las cuales confirmaban que debían personarse los vecinos en la plaza de la Iglesia, donde el Alcalde pasaba lista, y posteriormente daba la orden del trabajo comunal que tenía previsto hacer. Al toque al Concejo debían asistir todos los vecinos, y si por las circunstancias que fueran alguno no podía asistir, debía pedir permiso al Alcalde, y este lo concedía si era por una falta justificada, pero siempre le quedaba pendiente una “gera” que este vecino debía devolver al pueblo en día que de común acuerdo se acordara. Una vez leída la orden por el Alcalde y avisados los vecinos de las herramientas que debían ir provistos, se podían marchar a almorzar, para luego una hora más tarde, el Alcalde daba el toque definitivo, y los vecinos se debían personar en el sitio de trabajo acordado donde otra vez se pasaba lista.
TRABAJOS MAS SE HACÍAN DE CONCEJO.
Las tareas que más se hacían de concejo era arreglar caminos, para este trabajo a veces era necesario un carro o más con la correspondiente pareja de vacas, para transportar relleno de tierras o grabas para el relleno de baches. La limpieza de zarzas de las callejas estrechas en el “pago” de las callejas de la Huerta, el Arroyo Baldelmayo, y la Rivera, hoy en día todas ellas en difícil acceso por las zarzas y arbustos que han crecido. Partir las “eras”que se solía hacer el día de Santiago, y luego se echaban a suertes. Hacer “Quiñones” de leña, y “Quiñones para arar, limpiar fuentes, bebederos, pozas de riego comunales y albañales. Limpieza de valles como el “Campetón” y “Baldelmayo” entre otros, esparciendo la “muñicas” y limpieza de regaderas para el riego en primavera.
ALCALDE PEDANEO.
Casi por lo general en Aliste al ser pedanías pequeñas el Ayuntamiento está compuesto por varios pueblos, el caso de mi pueblo, Lober, el Ayuntamiento está en Gallegos del Río, el cual está compuesto por siete pueblos. Cada pueblo tiene su Alcalde pedáneo independientemente del Ayuntamiento, el cual es nombrado a dedo por el Alcalde Presidente, siendo acompañan dos” regidores” nombrados por el, cuya misión de estos es ayudar al Alcalde Pedáneo a vigilar los sitios comunes del pueblo acotados para el pasto, y vigilar las rayas de los pueblos colindantes, para que las haciendas de no traspasen la demarcación de estos, si así lo hicieran, los ganaderos prendados por los regidores, deberán pagar al pueblo la correspondiente multa impuesta por el Alcalde Pedáneo. Si se negaran a ello, el cobro de estas multas lo pasarían al Ayuntamiento, siendo después este el encargado de cobrarlas por vía de apremio.
25 de Febrero de 2009.
Gumaro.
Eran varios días al año en que el Alcalde Pedáneo reunía a los vecinos para ir de concejo, el día de “Antruejo” y el día de “Jueves Santo” eran ya por tradición dos días de concejo, a parte durante el año había otros muchos días que si el Acalde lo consideraba oportuno reunía los vecinos para hacer cumplir esta misión.
PAGAR LA ENTRADA DE VECINO.
Cuando un hombre se casaba, para tener derecho a las cosas comunes del pueblo, como eran, Quiñones de leña, Quiñones de labranza, así como para tener derecho a poder pastorear con sus haciendas por los sitios comunales, era imprescindible estar dado de alta como vecino en su pueblo de residencia. Para eso era necesario pagar lo estipulado por las normas de cada pueblo, pero que más o menos, por todos los pueblos de Aliste, las normas eran parecidas. En mi pueblo, Lober, para poder ser vecino el requisito imprescindible era en un día de Concejo, pagar, vino suficiente para todos los vecinos, escabeche y aceitunas negras, para hacer una merienda todos juntos por la tarde a la hora que se acaba el Concejo.
EL TOQUE AL CONCEJO.
Para llamar los vecinos al concejo, se hacía con un toque de campana. Normalmente el día anterior por la noche al tiempo de oscurecer el Alcalde daba una señal, que era tocar la campana grande varias campanadas sin intervalos, con este toque los vecinos quedaban avisados que el día siguiente deberían tener el día libre para lo que el Alcalde ordenara. Por la mañana siguiente alrededor de las ocho de la mañana, otro toque de la misma característica pero al final del toque se añadían tres campanadas sueltas, las cuales confirmaban que debían personarse los vecinos en la plaza de la Iglesia, donde el Alcalde pasaba lista, y posteriormente daba la orden del trabajo comunal que tenía previsto hacer. Al toque al Concejo debían asistir todos los vecinos, y si por las circunstancias que fueran alguno no podía asistir, debía pedir permiso al Alcalde, y este lo concedía si era por una falta justificada, pero siempre le quedaba pendiente una “gera” que este vecino debía devolver al pueblo en día que de común acuerdo se acordara. Una vez leída la orden por el Alcalde y avisados los vecinos de las herramientas que debían ir provistos, se podían marchar a almorzar, para luego una hora más tarde, el Alcalde daba el toque definitivo, y los vecinos se debían personar en el sitio de trabajo acordado donde otra vez se pasaba lista.
TRABAJOS MAS SE HACÍAN DE CONCEJO.
Las tareas que más se hacían de concejo era arreglar caminos, para este trabajo a veces era necesario un carro o más con la correspondiente pareja de vacas, para transportar relleno de tierras o grabas para el relleno de baches. La limpieza de zarzas de las callejas estrechas en el “pago” de las callejas de la Huerta, el Arroyo Baldelmayo, y la Rivera, hoy en día todas ellas en difícil acceso por las zarzas y arbustos que han crecido. Partir las “eras”que se solía hacer el día de Santiago, y luego se echaban a suertes. Hacer “Quiñones” de leña, y “Quiñones para arar, limpiar fuentes, bebederos, pozas de riego comunales y albañales. Limpieza de valles como el “Campetón” y “Baldelmayo” entre otros, esparciendo la “muñicas” y limpieza de regaderas para el riego en primavera.
ALCALDE PEDANEO.
Casi por lo general en Aliste al ser pedanías pequeñas el Ayuntamiento está compuesto por varios pueblos, el caso de mi pueblo, Lober, el Ayuntamiento está en Gallegos del Río, el cual está compuesto por siete pueblos. Cada pueblo tiene su Alcalde pedáneo independientemente del Ayuntamiento, el cual es nombrado a dedo por el Alcalde Presidente, siendo acompañan dos” regidores” nombrados por el, cuya misión de estos es ayudar al Alcalde Pedáneo a vigilar los sitios comunes del pueblo acotados para el pasto, y vigilar las rayas de los pueblos colindantes, para que las haciendas de no traspasen la demarcación de estos, si así lo hicieran, los ganaderos prendados por los regidores, deberán pagar al pueblo la correspondiente multa impuesta por el Alcalde Pedáneo. Si se negaran a ello, el cobro de estas multas lo pasarían al Ayuntamiento, siendo después este el encargado de cobrarlas por vía de apremio.
25 de Febrero de 2009.
Gumaro.
lunes, 2 de febrero de 2009
LAS CABAÑUELAS
De siempre se ha conocido que de una manera u otra ha habido diferentes maneras de predecir el tiempo. Según leyendas los pastores siempre fueron pioneros, con sus observaciones en la dirección de los vientos, el color de las nubes, la presencia de aves migratorias, oír más o menos claras las campanas de algunos pueblos, y como no, tampoco podían faltar numerosos refranes dedicados a la meteorología. En Lober se decía, que si las campanas de Gallegos del Río o de Flores se oían claras, era señal de tiempo claro y seco, en cambio , si se oían claras las campanas de Mellanes, seña que a los pocos días llovía. Estos son algunos de los refranes que yo oí siempre a los más viejos que conocí en Lober, y que tenían reacción con la meteorología:
Duero claro y sierra oscura, agua segura.
Si la abeja ves beber, mu pronto veras llover.
Si la sierra se pone la capa, no dejes la tuya en casa.
Cielo aborregau, a los tres días mojau.
Enero hiela el agua en el caldero.
Si llueve en la luna nueva de octubre, agua para todo el invierno.
Los pastores, siempre pendientes de la meteorología, eran los más entendidos en cuanto a la predicción meteorológica, y alguno de estos descubrió las “Cabañuelas” que junto con el calendario zaragozano fueron los únicos argumentos que los alistanos se regían hasta que por los años 60 llegaron a los pueblos de Aliste las primeras radios de las que escuchaban el parte con el correspondiente pronóstico meteorológico recibido del satélite Meteosat.
Las cabañuelas, recuerdo por poco contar a los más viejos del pueblo, cuando decían: Hoy es la cabañuela de tal o cual mes, y siempre puse interés en preguntar a alguno de ellos que me enseñara, pensando que eso con el tiempo se perdería, pocos sabrían después explicarnos tal manera de predecir el tiempo.
Mi madre, era una de las que las sabía contar por haberlas oído a los más viejos, aunque ella, decía, nunca se acordaba de contarlas cuando era la época.
Las cabañuelas, como su propio nombre indica, provienen de “cabaña”, de ahí se dice que fueran pensadas por un pastor. Unas “ andan” y otras “desandan.”
Las que “andan” comienzan el día de Santa Lucia 13 de diciembre, y acaban el día de noche buena 24 de diciembre ambos inclusive, correspondiendo así un día a cada mes. Por ejemplo: El día 13 de diciembre sería la de enero, el día 14 sería la de febrero y así sucesivamente hasta acabar los meses. Dependiendo el día que haga la cabañuela, dependerá el tiempo el mes que le corresponda.
Las que “desandan” comienzan el día 26 de diciembre y acaban el día 6 de enero, estas van alrevés,el día 26 sería la de diciembre, e día 27 la de noviembre, y así sucesivamente hasta agotar los meses, pero siempre el tiempo con el mismo método que las anteriores.
Como parece lógico pensar no siempre coinciden las que "andan" con las que "desandan" y por eso tradicionalmente decían que son más fiables las que van hacia atrás.
1 de enero de 2009. Gumaro
Duero claro y sierra oscura, agua segura.
Si la abeja ves beber, mu pronto veras llover.
Si la sierra se pone la capa, no dejes la tuya en casa.
Cielo aborregau, a los tres días mojau.
Enero hiela el agua en el caldero.
Si llueve en la luna nueva de octubre, agua para todo el invierno.
Los pastores, siempre pendientes de la meteorología, eran los más entendidos en cuanto a la predicción meteorológica, y alguno de estos descubrió las “Cabañuelas” que junto con el calendario zaragozano fueron los únicos argumentos que los alistanos se regían hasta que por los años 60 llegaron a los pueblos de Aliste las primeras radios de las que escuchaban el parte con el correspondiente pronóstico meteorológico recibido del satélite Meteosat.
Las cabañuelas, recuerdo por poco contar a los más viejos del pueblo, cuando decían: Hoy es la cabañuela de tal o cual mes, y siempre puse interés en preguntar a alguno de ellos que me enseñara, pensando que eso con el tiempo se perdería, pocos sabrían después explicarnos tal manera de predecir el tiempo.
Mi madre, era una de las que las sabía contar por haberlas oído a los más viejos, aunque ella, decía, nunca se acordaba de contarlas cuando era la época.
Las cabañuelas, como su propio nombre indica, provienen de “cabaña”, de ahí se dice que fueran pensadas por un pastor. Unas “ andan” y otras “desandan.”
Las que “andan” comienzan el día de Santa Lucia 13 de diciembre, y acaban el día de noche buena 24 de diciembre ambos inclusive, correspondiendo así un día a cada mes. Por ejemplo: El día 13 de diciembre sería la de enero, el día 14 sería la de febrero y así sucesivamente hasta acabar los meses. Dependiendo el día que haga la cabañuela, dependerá el tiempo el mes que le corresponda.
Las que “desandan” comienzan el día 26 de diciembre y acaban el día 6 de enero, estas van alrevés,el día 26 sería la de diciembre, e día 27 la de noviembre, y así sucesivamente hasta agotar los meses, pero siempre el tiempo con el mismo método que las anteriores.
Como parece lógico pensar no siempre coinciden las que "andan" con las que "desandan" y por eso tradicionalmente decían que son más fiables las que van hacia atrás.
1 de enero de 2009. Gumaro
domingo, 18 de enero de 2009
MILAGRO O FARSA
Siempre los más viejos del pueblo son dignos de escuchar por sus anécdotas e historias, no sólo vividas por ellos, si no contadas a ellos por nuestros ancestros.
Hoy me he recordado de una historia que oí muchas veces contar a mi madre, la cual a ella habían contado sus antecesores pueda que haga más de 150 años que ocurrió, pero que ella afirmaba que es verdadera, al conocer a gente que esta historia la había vivido.
Cuando iba yo a la escuela de Lober, el catecismo hablaba de los Diezmos. Los Diezmos eran una renta que obligatoriamente los vecinos debían pagar a la iglesia para la subsistencia del Sacerdote y mantenimiento de la Iglesia, y al final enriquecerse este, puesto que los Diezmos equivalen a un 10% de las cosechas y haciendas. Todo esto limpio de polvo y paja y sin poner en riego ningún capital, solamente por decir misa todas las mañanas. Los bautizos y entierros se contabilizaban fuera parte de los Diezmos.
Un día los vecinos cansados de ver como una buena parte de sus haciendas y cosechas desaparecía en pagar los Diezmos a la Iglesia, decidieron negarse a pagar.
A partir de ahí, un día los que asistían a misa que eran todos los del pueblo se dieron cuenta de que uno de los santos que están en el altar mayor desapareció indignado por la decisión tomada por los fieles.
Un buen día un pastor que pastoreaba con su ganado en el campo por el Sierro, encima de una peña habitaba el santo que había desaparecido de la Iglesia en una choza hecha de leña, indignado por qué no se pagaban los Diezmos. Por la noche cuando llego a casa con su ganado fue a casa del cura para comunicarle el hallazgo.
El domingo siguiente el cura explico a los fieles el hallazgo del santo que había marchado de su casa indignado porque ya no se pagaban los Diezmos a la iglesia, proponiendo a los fieles hacer una procesión hacía el sitio que se encontraba el habitáculo del santo para recuperarlo y devolverlo a la iglesia.
El sacerdote pidió a los fieles que retiraran su decisión de no pagar los Diezmos, y prometieran ser fieles al pago de los mismos.
Esta es una estrofa del cantico que cantaban en la procesión:
Santo Faburiño
pagaremus nos,
el Diezmo de las habas
pagaremus nos.
A partir de aquél día el santo se quedo tranquilo en su altar, mientras los fieles continuaron pagando muchos años el 10% de sus haciendas y cosechas.
Gumaro, 18.01.09.
sábado, 20 de diciembre de 2008
Que oscuro te quedas "Lober"
Ay Lober, que largas son tus noches de invierno des de el ocaso hasta el amanecer.
Ay Lober, como caen tus hojas cuando llega la tardor.
¡¡Que sólo te quedas cuando tus hijos te abandonan…!!
Que oscuras quedan tus laderas y galazas por la soledad y las sombra que la rodea.
Ay Lober, como se han perdido tus caminos por la sombra de tus montes, y la oscuridad se agrava entre la niebla que el mortecino sol no tiene fuerzas para romper.
¡¡Que solas se quedan las calles cuando llega el atardecer…!!
Solo el humo que sale de las chimeneas pueden decirnos que dentro de las cocinas quedan corazones que todavía laten.
¡¡Ay Lober, quien te ha visto y quién te ve.!!
20.12.08 Gumaro
miércoles, 10 de diciembre de 2008
LA MATANZA
La matanza
A cada cerdo se le llega su San Martin, ese es el refrán que siempre se ha dicho, no tanto en estos últimos años dado, que las matanzas han dejado de ser protagonistas en todos los pueblos alistanos, perseguidas por el problema del envejecimiento de la población, y las enfermedades derivadas de los ricos productos de las carnes porcinas.
Se decía que del cerdo se aprovechaba todo menos las cascañetas, también se decía que del cerdo eran buenos hasta los andares.
La matanza en los pueblos alistanos era considerada como una de las fiesta familiares más grandes del año. El día de la matanza se harta la casa, era otro antiguo refrán que se dejaba oír por los días que antecedían a ésta familiar fiesta.
Si nos remontamos a los años 50 ó 60 años que por lo regular casi todas las familias alistanas eran numerosas, pasado el verano las despensas quedaban con las estacas vacías, pues de una manera u otra preparaban para hacer la matanza tan pronto como el tiempo lo permitiera, las primeras comenzaban entrando en el 15 de noviembre, los más pobres, y los que se creían más ricos la solían hacer por aquellos días de navidad, y eran los menos que se esperaban a pasado año nuevo.
Por los días que antecedían a la matanza nos teníamos que prevenir de leña, por tanto había que rajar cepos y hacer las tizas, el día de la matanza se hacía buena lumbre todo el día, y con la caldera colgada de las llares por que el agua caliente era necesaria en cualquier momento en los días de la matanza.
Pocos días antes se había amasado pasara prevenirnos de pan de
pocos días. El pan era necesario para elaborar algunos productos como podían ser los torrejones o torriones y las morcillas.
Las morcillas alistanas son elaboradas muy diferentes a lo que pueden ser en otras comarcas los ingredientes son: Pan, azúcar, sangre fresca del cerdo, untos del cerdo y tripas para embutirlas.
Primeramente se miga el pan el día anterior en un recipiente que podía ser una caldera o dornajo. Al día siguiente cuando se mata el cerdo se recoge la sangre suficiente en un cubo removiéndola constante mente, y se vierte en el dornajo o caldera donde está migado el pan, una vez envuelto y bien removido se le añade el azúcar hasta el punto de quedar dulce al gusto, y por último se fríen los untos, envolviéndolo todo y queda hecho el llamado mondongo , que pasadas unas horas en reposo ya se pueden embutir las morcillas, que en acto seguido se entrecuecen unos 20 minutos. Una vez frías se cuelgan en la cocina y a los pocos días listas para comer, cociéndolas otra vez, y se sólian comer para desayunar.
Llegado el día de la matanza, bien temprano se juntaban familiares y invitados en la cocina alrededor de la buena lumbre para tomar el aguardiente, pues aparte de la fiesta familiar era un día de intenso trabajo, tanto para los hombres como para las mujeres.
Una vez que se había tomado el aguardiente se comenzaba manos a la obra, se entraba en la corteja con un gancho de hierro se arrastraba el cerdo hacia el banco donde se ponía el cerdo estirado y bien sujeto con sogas hasta el punto de dejarlo inmóvil donde se sangraba, recogiendo la sangre para el menester anterior mente dicho. Una vez sangrado, se bajaba del banco y se estiraba en el suelo cubierto con pajas, a las cuales se le prendía fuego con el fin de chamuscarlo.
Después de chamuscado se subía de nuevo al banco donde se lavaba con agua caliente y a continuación se abría en canal, las tripas se ponían en un dornajo donde las mujeres las repasaban quitándole las grasas para posteriormente ir a lavarlas al río. El cerdo ya en canal se colgaba de una viga para el oreo hasta el día siguiente.
Era hora de almorzar, era tradicional en éste almuerzo la chanfaina, cocinada con migas de pan y sangre que anteriormente se había entrecocido, también era tradición comer oreja y morro del cerdo del año anterior, todo acompañado de buen vino casero.
Después de almorzar los hombres cargaban los dornajos a hombros dirección al río para lavar las tripas, que una vez lavadas el trabajo quedaba terminado hasta el día siguiente. Pero la fiesta continuaba llegaba la hora de la comida con un buen cocido de alguna machorra que se tenía destinada para tal evento.
Por la noche, todos alrededor de la lumbre, puesto que solían ser noches gélidas, donde se jugaba a las cartas y los abuelos nos contaban sus historias vividas en Cuba o en Buenos Aires donde emigraron por los primeros años de 1900. También eran muy frecuentes contar historias o cuentos de lobos, animal muy conocido por nuestra comarca de Aliste. Con estos cuentos de lobos, más de una vez los más pequeños tenían pesadillas de noche, siendo el lobo una fiera a la que siempre se le tenía mucho respeto en nuestra comarca.
Llegaba el segundo día de la matanza. A primera hora este segundo día igual que el primero lo primero que se hacía era preparar una buena lumbre, y que luego los asistentes al evento esperaban al Sr. Alcalde que llegaba con la romana para pesar los cerdos. Era porque el ayuntamiento tenía un impuesto grabado para recaudar impuestos a los cerdos de la matanza, dado que en la zona no se disponía de otras muchas fuentes de ingresos.
A la llegada del alcalde se tomaba el aguardiente,( licor muy apreciado por los alistanos) con torradas a la lumbre, y después se procedía a pesar los cerdos, que después de pesados comenzaba el trabajo de deshacer las canales.
El segundo día siempre fue mejor trabajo que el primero. Los hombres deshacían las piezas separando la carne del tocino, sacando lomos, jamones y espaldas, las mujeres clasificaban las carnes para hacer diferentes calidades de chorizos. Mientras duraba este trabajo se iban asando hebras y el jarro del vino no paraba, era quizás el mejor momento de la matanza. Llegaba la hora de la comida, el trabajo de desecho había terminado. La comida podía ser un cocido de garbanzos con carne de la machorra, pero este día la comida no era ya muy deseada por las hebras asadas que se habían comido durante la mañana.
Después de comer quedaba el trabajo de picar la carne, que luego sería adobada por las mujeres, ponieno ajos, pimiento y sal, la cual quedaba macerando hasta el día siguiente que se hacían los chorizos, botillos y lomos.
En Aliste disponemos de unos de los mejores chorizos caseros, no sé si son los ingredientes, la calidad de las carnes, o el clima. Al día de hoy, las fábricas de embutidos de San Vitero y Rabanales elaboran los mejores chorizos a nivel nacional.
Los hombres ponían los tocinos y jamones de sal, así también los huesos del espinazo, y de la cabeza. Los tocinos tenían que estar unas tres semanas de sal, que después se colgaban en la cocina para el ahumado.
La noche ya llegaba, sólo quedaba poner a deshacer la manteca, en una gran caldera al fuego, cuando ya estaba casi deshecha se ponían manzanas para cocer en la manteca que luego se comían, las “ pingadas” eran rebanadas de pan que se hacían también en la manteca, que una vez sacadas se espolvoreaba azúcar, que a pesar de ser una buena fuente de colesterol eran deliciosas.
Una vez que se había retirado la caldera con la manteca del fuego se dejaba reposar unos minutos que después se filtraba al tiempo que se metía en las ollas donde se guardaba para el consumo y sustento de todo el año. Cuando ya se había sacado la manteca de la caldera, en ésta quedaban los cuscarones, los cuscarones se volvían a poner en el fuego dentro de lacaldera, con un cucharon de madera se iban machacando, se añadía pan migado y azúcar al gusto, eran los torrejones o turriones. Este exquisito dulce se guardaba en un escriño y era el desayuno de las frías mañanas de invierno.
10 de diciembre de 2008.
Gumaro
A cada cerdo se le llega su San Martin, ese es el refrán que siempre se ha dicho, no tanto en estos últimos años dado, que las matanzas han dejado de ser protagonistas en todos los pueblos alistanos, perseguidas por el problema del envejecimiento de la población, y las enfermedades derivadas de los ricos productos de las carnes porcinas.
Se decía que del cerdo se aprovechaba todo menos las cascañetas, también se decía que del cerdo eran buenos hasta los andares.
La matanza en los pueblos alistanos era considerada como una de las fiesta familiares más grandes del año. El día de la matanza se harta la casa, era otro antiguo refrán que se dejaba oír por los días que antecedían a ésta familiar fiesta.
Si nos remontamos a los años 50 ó 60 años que por lo regular casi todas las familias alistanas eran numerosas, pasado el verano las despensas quedaban con las estacas vacías, pues de una manera u otra preparaban para hacer la matanza tan pronto como el tiempo lo permitiera, las primeras comenzaban entrando en el 15 de noviembre, los más pobres, y los que se creían más ricos la solían hacer por aquellos días de navidad, y eran los menos que se esperaban a pasado año nuevo.
Por los días que antecedían a la matanza nos teníamos que prevenir de leña, por tanto había que rajar cepos y hacer las tizas, el día de la matanza se hacía buena lumbre todo el día, y con la caldera colgada de las llares por que el agua caliente era necesaria en cualquier momento en los días de la matanza.
Pocos días antes se había amasado pasara prevenirnos de pan de
pocos días. El pan era necesario para elaborar algunos productos como podían ser los torrejones o torriones y las morcillas.
Las morcillas alistanas son elaboradas muy diferentes a lo que pueden ser en otras comarcas los ingredientes son: Pan, azúcar, sangre fresca del cerdo, untos del cerdo y tripas para embutirlas.
Primeramente se miga el pan el día anterior en un recipiente que podía ser una caldera o dornajo. Al día siguiente cuando se mata el cerdo se recoge la sangre suficiente en un cubo removiéndola constante mente, y se vierte en el dornajo o caldera donde está migado el pan, una vez envuelto y bien removido se le añade el azúcar hasta el punto de quedar dulce al gusto, y por último se fríen los untos, envolviéndolo todo y queda hecho el llamado mondongo , que pasadas unas horas en reposo ya se pueden embutir las morcillas, que en acto seguido se entrecuecen unos 20 minutos. Una vez frías se cuelgan en la cocina y a los pocos días listas para comer, cociéndolas otra vez, y se sólian comer para desayunar.
Llegado el día de la matanza, bien temprano se juntaban familiares y invitados en la cocina alrededor de la buena lumbre para tomar el aguardiente, pues aparte de la fiesta familiar era un día de intenso trabajo, tanto para los hombres como para las mujeres.
Una vez que se había tomado el aguardiente se comenzaba manos a la obra, se entraba en la corteja con un gancho de hierro se arrastraba el cerdo hacia el banco donde se ponía el cerdo estirado y bien sujeto con sogas hasta el punto de dejarlo inmóvil donde se sangraba, recogiendo la sangre para el menester anterior mente dicho. Una vez sangrado, se bajaba del banco y se estiraba en el suelo cubierto con pajas, a las cuales se le prendía fuego con el fin de chamuscarlo.
Después de chamuscado se subía de nuevo al banco donde se lavaba con agua caliente y a continuación se abría en canal, las tripas se ponían en un dornajo donde las mujeres las repasaban quitándole las grasas para posteriormente ir a lavarlas al río. El cerdo ya en canal se colgaba de una viga para el oreo hasta el día siguiente.
Era hora de almorzar, era tradicional en éste almuerzo la chanfaina, cocinada con migas de pan y sangre que anteriormente se había entrecocido, también era tradición comer oreja y morro del cerdo del año anterior, todo acompañado de buen vino casero.
Después de almorzar los hombres cargaban los dornajos a hombros dirección al río para lavar las tripas, que una vez lavadas el trabajo quedaba terminado hasta el día siguiente. Pero la fiesta continuaba llegaba la hora de la comida con un buen cocido de alguna machorra que se tenía destinada para tal evento.
Por la noche, todos alrededor de la lumbre, puesto que solían ser noches gélidas, donde se jugaba a las cartas y los abuelos nos contaban sus historias vividas en Cuba o en Buenos Aires donde emigraron por los primeros años de 1900. También eran muy frecuentes contar historias o cuentos de lobos, animal muy conocido por nuestra comarca de Aliste. Con estos cuentos de lobos, más de una vez los más pequeños tenían pesadillas de noche, siendo el lobo una fiera a la que siempre se le tenía mucho respeto en nuestra comarca.
Llegaba el segundo día de la matanza. A primera hora este segundo día igual que el primero lo primero que se hacía era preparar una buena lumbre, y que luego los asistentes al evento esperaban al Sr. Alcalde que llegaba con la romana para pesar los cerdos. Era porque el ayuntamiento tenía un impuesto grabado para recaudar impuestos a los cerdos de la matanza, dado que en la zona no se disponía de otras muchas fuentes de ingresos.
A la llegada del alcalde se tomaba el aguardiente,( licor muy apreciado por los alistanos) con torradas a la lumbre, y después se procedía a pesar los cerdos, que después de pesados comenzaba el trabajo de deshacer las canales.
El segundo día siempre fue mejor trabajo que el primero. Los hombres deshacían las piezas separando la carne del tocino, sacando lomos, jamones y espaldas, las mujeres clasificaban las carnes para hacer diferentes calidades de chorizos. Mientras duraba este trabajo se iban asando hebras y el jarro del vino no paraba, era quizás el mejor momento de la matanza. Llegaba la hora de la comida, el trabajo de desecho había terminado. La comida podía ser un cocido de garbanzos con carne de la machorra, pero este día la comida no era ya muy deseada por las hebras asadas que se habían comido durante la mañana.
Después de comer quedaba el trabajo de picar la carne, que luego sería adobada por las mujeres, ponieno ajos, pimiento y sal, la cual quedaba macerando hasta el día siguiente que se hacían los chorizos, botillos y lomos.
En Aliste disponemos de unos de los mejores chorizos caseros, no sé si son los ingredientes, la calidad de las carnes, o el clima. Al día de hoy, las fábricas de embutidos de San Vitero y Rabanales elaboran los mejores chorizos a nivel nacional.
Los hombres ponían los tocinos y jamones de sal, así también los huesos del espinazo, y de la cabeza. Los tocinos tenían que estar unas tres semanas de sal, que después se colgaban en la cocina para el ahumado.
La noche ya llegaba, sólo quedaba poner a deshacer la manteca, en una gran caldera al fuego, cuando ya estaba casi deshecha se ponían manzanas para cocer en la manteca que luego se comían, las “ pingadas” eran rebanadas de pan que se hacían también en la manteca, que una vez sacadas se espolvoreaba azúcar, que a pesar de ser una buena fuente de colesterol eran deliciosas.
Una vez que se había retirado la caldera con la manteca del fuego se dejaba reposar unos minutos que después se filtraba al tiempo que se metía en las ollas donde se guardaba para el consumo y sustento de todo el año. Cuando ya se había sacado la manteca de la caldera, en ésta quedaban los cuscarones, los cuscarones se volvían a poner en el fuego dentro de lacaldera, con un cucharon de madera se iban machacando, se añadía pan migado y azúcar al gusto, eran los torrejones o turriones. Este exquisito dulce se guardaba en un escriño y era el desayuno de las frías mañanas de invierno.
10 de diciembre de 2008.
Gumaro
sábado, 15 de noviembre de 2008
Nunca te vayas de Aliste.
Nunca te vayas de Aliste,
nunca te vayas vecino,
que en Aliste ya no hay nadie,
que sepa matar los cuchinos
Nunca te vayas de aquí,
nunca te vayas amigo,
que las escuelas se cierran,
porque ya no quedan niños.
Las fuentes ya se han secado,
las viñas ya no hacen vino,
los negrillos ya sean secado,
ya no se matan cuchinos.
Los linares ya no se aran,
ya no se siembra lino,
las mujeres ya no hilan,
ya no hay camisas de lino.
Nunca te vayas de Aliste,
que te lo dice un amigo,
que un día él se marcho,
y nunca lo tiene en olvido.
Las calles están desiertas,
los pueblos medio vacios.
¡!Quien ira con la ovejas,!!
¿Quien guardara los vacios.?
Ya no se carda la lana,
ni tampoco se teje lino,
ya no se baila la jota,
todo se lo llevó el río.
Las tierras ya no se aran,
los valles están perdidos,
ya no se echa la ronda,
porque los mozos nos fuimos.
Nunca te vayas de Aliste,
nunca te vayas amigo,
te lo dice un alistano,
Que quizás está arrepentido.
Autor: Gumaro,15/11/08
viernes, 19 de septiembre de 2008
LA TRASHUMANCIA EN LOS AÑOS 60 EN LOBER
La trashumancia en Lober ha existido desde tiempos remotos. Había otros pueblos vecinos que por su ubicación en riberas o pastos más frescos y con abundante agua, el ganado podía quedarse pastando sus terrenos durante la calurosa época estival sin hacer la trashumancia.
Lober, un pueblo siempre con un exceso de ganado ovino, llegando el verano los pastos se quedaban secos o escaseaban debido al exceso de reses, por eso en verano siempre se tenía que hacer la trashumancia hacia las sierras de Puebla de Sanabria, buscando los frescos pastos y el agua de aquellas sierras, la gente decía que si las ovejas iban a la sierra, en invierno enfermaban menos. Había unas gentes de algunos pueblos que se cuidaban de arrendar los pastos, éstos eran los llamados amos, que después contrataban ovejas cobrando un tanto por cada una. También éstos tenían que contratar pastores y arreadores para cuidar la gran cabaña de ovejas que se juntaban, y que siempre solían ser dueños de las ovejas.
La trashumancia se hacía a finales de junio, salíamos de Lober al atardecer y llegábamos a dormir a los corrales de Rabanales cerca del río Ceval, allí metíamos las ovejas en los corrales campestres, y los pastores íbamos a Rabanales al bar del “Rabiau,” allí recuerdo que vi yo la televisión por primera vez, era el año 1963, tenía yo 14 años. Al día siguiente, había que madrugar quedaba un largo y agotador camino por andar, así salíamos los siete u ocho ganaderos de Lober y allí se juntaban también otros dos o tres que había en Tolilla, y salíamos río Ceval arriba, que nos empezaba a salir el sol antes de llegar término de San Vitero, allí ya se empezaban a ver rebaños de diferentes pueblos de Aliste, las ovejas de Lober y Tolilla ya iban juntas, aunque los rebaños iban aglomerados, no se acababan de juntar, por el instinto que las ovejas tenían, ya que por el balar ellas se conocían. Ya llegábamos a los campos de Aliste, mochila llena de comida, y capa al hombro, para llevar todo esto durante todo el día, era un gran esfuerzo . La comida que solíamos llevar era pan y tocino, chorizo ya no había o si había alguno se guardaba para medicina. Por los campos de Aliste ya empezaba a calentar el sol, allí no había agua ni sombra, a veces se encontraba alguna fuente que no era agua corriente, era agua detenida, y para cogerla teníamos que quitar una gran cantidad de “saltones”saltamontes, que caían al agua y como no podían salir allí morían, pero como no había otra aquella era buena para saciar un poco la sed y mojar el pan que llevábamos que ya se había quedado duro. En los campos de Aliste el sol era agotador, teníamos que taparnos con la capa de paño, de esa manera no daba el sol tan directamente en la cabeza. De hay el dicho que dice que lo que quita el frío , también quita la calor.
A medio día estábamos frente a San Cristobal, y continuábamos caminando, las ovejas con el sol no caminan, había que esperar que cayera la tarde . Llegando al término de Gallegos del Campo ya empezaban a caminar más, y había que recuperar terreno, Allí, ya se veía la cabaña de todo Aliste, aún no iban juntas, era en la “Fuente el Horno” donde se juntaban todas las de Aliste unas 5000aproximadamente. La fuente “El Horno” en término de Gallegos del Campo era una fuente con abundante agua fresca y que todo el día pensábamos en llegar a ella, durante muchos años sació la sed de todos los pastores alístanos.
El camino continuaba, ya sólo se veían ovejas por todas partes, pero ningún pastor conocía las suyas, la noche ya se echaba encima, aún quedaba camino por recorrer. Por fin se llegaba ya al sitio llamado el “Carrilon” que era donde se dejaban, esto era termino de “Flechas”en la Sierra de la Culebra, cerca de Peña Mira. Allí , se hacían cargo de la cabaña los pastores y arreadores que las llevaban al destino, a la sierra de la Pedriña, la Escoba, entre otras. Llegando allí después de tres o cuatro días más de camino, los arreadores volvían a sus casas y ya sólo quedaban los pastores, con sus grandes perros para defenderse de los lobos, eran los que las cuidaban durante dos meses aproximados dependiendo del pasto que hubiera mas o menos.
Tomábamos el camino de regreso, hacía Mahide, llegando a ese pueblo, cenábamos en una taberna que había, la cena solía ser latas de sardinas y jarras de vino, esa noche eso no falta, y acabado de cenar el gasto se pagaba a “escote”, la cama era campestre, íbamos a la era donde trillaban y dormíamos entre la paja, por aquella zona las noches eran bastante frescas, nos tapábamos con paja solo dejando la cabeza fuera, que también teníamos que tapar con la capa, por que sino picaban los mosquitos. Por la mañana había que levantarse temprano, había que coger el autobús en Mahide, que nos llevaba hasta Ceadea. De allí caminando hacia Lober, parábamos a almorzar algo en la fuente la ferrada, que era algún trozo de pan duro que nos había quedado del día anterior, y llegando a casa final de viaje.
Al cabo de mes y medio o dos, los arreadores subían hasta Puebla en tren, buscaban la cabaña y emprendían el viaje de regreso, después de cuatro días de camino, llegaban al destino, que era algún pueblo de Aliste, normalmente era Grisuela. Allí acudían todos los ganaderos de Aliste, había que apartar las ovejas, cada uno tenía que buscarse un corral de algún amigo o conocido, las ovejas iban dando vueltas por la calle, y tenias que vigilar cuando pasaban para conocerlas y irlas metiendo en el corral que habías buscado. Para conocerlas, las ovejas tenían una señal en las orejas, ésta señal cada ganadero tenía la suya propia, de ésta manera nadie se las podía quitar. También tenían otra marca para conocerlas, era “la mela” cuando se esquilaban, se le hacía una señal con pez caliente, cada uno también tenía la suya, que solía ser una letra. Una vez apartadas venían los disgustos, a uno le faltaban dos, a otros cuatro, en fin, los pastores traían algunas pieles, la cuales unas decían que las había comido el lobo, otras que se habían caído de alguna peña y se había muerto, en fin cosas así.
Esta es la historia de la trashumancia en Lober en aquellos años60.Hoy aún se continua haciendo,y no creo que el sistema mucho haya variado.
Gumaro
Lober, un pueblo siempre con un exceso de ganado ovino, llegando el verano los pastos se quedaban secos o escaseaban debido al exceso de reses, por eso en verano siempre se tenía que hacer la trashumancia hacia las sierras de Puebla de Sanabria, buscando los frescos pastos y el agua de aquellas sierras, la gente decía que si las ovejas iban a la sierra, en invierno enfermaban menos. Había unas gentes de algunos pueblos que se cuidaban de arrendar los pastos, éstos eran los llamados amos, que después contrataban ovejas cobrando un tanto por cada una. También éstos tenían que contratar pastores y arreadores para cuidar la gran cabaña de ovejas que se juntaban, y que siempre solían ser dueños de las ovejas.
La trashumancia se hacía a finales de junio, salíamos de Lober al atardecer y llegábamos a dormir a los corrales de Rabanales cerca del río Ceval, allí metíamos las ovejas en los corrales campestres, y los pastores íbamos a Rabanales al bar del “Rabiau,” allí recuerdo que vi yo la televisión por primera vez, era el año 1963, tenía yo 14 años. Al día siguiente, había que madrugar quedaba un largo y agotador camino por andar, así salíamos los siete u ocho ganaderos de Lober y allí se juntaban también otros dos o tres que había en Tolilla, y salíamos río Ceval arriba, que nos empezaba a salir el sol antes de llegar término de San Vitero, allí ya se empezaban a ver rebaños de diferentes pueblos de Aliste, las ovejas de Lober y Tolilla ya iban juntas, aunque los rebaños iban aglomerados, no se acababan de juntar, por el instinto que las ovejas tenían, ya que por el balar ellas se conocían. Ya llegábamos a los campos de Aliste, mochila llena de comida, y capa al hombro, para llevar todo esto durante todo el día, era un gran esfuerzo . La comida que solíamos llevar era pan y tocino, chorizo ya no había o si había alguno se guardaba para medicina. Por los campos de Aliste ya empezaba a calentar el sol, allí no había agua ni sombra, a veces se encontraba alguna fuente que no era agua corriente, era agua detenida, y para cogerla teníamos que quitar una gran cantidad de “saltones”saltamontes, que caían al agua y como no podían salir allí morían, pero como no había otra aquella era buena para saciar un poco la sed y mojar el pan que llevábamos que ya se había quedado duro. En los campos de Aliste el sol era agotador, teníamos que taparnos con la capa de paño, de esa manera no daba el sol tan directamente en la cabeza. De hay el dicho que dice que lo que quita el frío , también quita la calor.
A medio día estábamos frente a San Cristobal, y continuábamos caminando, las ovejas con el sol no caminan, había que esperar que cayera la tarde . Llegando al término de Gallegos del Campo ya empezaban a caminar más, y había que recuperar terreno, Allí, ya se veía la cabaña de todo Aliste, aún no iban juntas, era en la “Fuente el Horno” donde se juntaban todas las de Aliste unas 5000aproximadamente. La fuente “El Horno” en término de Gallegos del Campo era una fuente con abundante agua fresca y que todo el día pensábamos en llegar a ella, durante muchos años sació la sed de todos los pastores alístanos.
El camino continuaba, ya sólo se veían ovejas por todas partes, pero ningún pastor conocía las suyas, la noche ya se echaba encima, aún quedaba camino por recorrer. Por fin se llegaba ya al sitio llamado el “Carrilon” que era donde se dejaban, esto era termino de “Flechas”en la Sierra de la Culebra, cerca de Peña Mira. Allí , se hacían cargo de la cabaña los pastores y arreadores que las llevaban al destino, a la sierra de la Pedriña, la Escoba, entre otras. Llegando allí después de tres o cuatro días más de camino, los arreadores volvían a sus casas y ya sólo quedaban los pastores, con sus grandes perros para defenderse de los lobos, eran los que las cuidaban durante dos meses aproximados dependiendo del pasto que hubiera mas o menos.
Tomábamos el camino de regreso, hacía Mahide, llegando a ese pueblo, cenábamos en una taberna que había, la cena solía ser latas de sardinas y jarras de vino, esa noche eso no falta, y acabado de cenar el gasto se pagaba a “escote”, la cama era campestre, íbamos a la era donde trillaban y dormíamos entre la paja, por aquella zona las noches eran bastante frescas, nos tapábamos con paja solo dejando la cabeza fuera, que también teníamos que tapar con la capa, por que sino picaban los mosquitos. Por la mañana había que levantarse temprano, había que coger el autobús en Mahide, que nos llevaba hasta Ceadea. De allí caminando hacia Lober, parábamos a almorzar algo en la fuente la ferrada, que era algún trozo de pan duro que nos había quedado del día anterior, y llegando a casa final de viaje.
Al cabo de mes y medio o dos, los arreadores subían hasta Puebla en tren, buscaban la cabaña y emprendían el viaje de regreso, después de cuatro días de camino, llegaban al destino, que era algún pueblo de Aliste, normalmente era Grisuela. Allí acudían todos los ganaderos de Aliste, había que apartar las ovejas, cada uno tenía que buscarse un corral de algún amigo o conocido, las ovejas iban dando vueltas por la calle, y tenias que vigilar cuando pasaban para conocerlas y irlas metiendo en el corral que habías buscado. Para conocerlas, las ovejas tenían una señal en las orejas, ésta señal cada ganadero tenía la suya propia, de ésta manera nadie se las podía quitar. También tenían otra marca para conocerlas, era “la mela” cuando se esquilaban, se le hacía una señal con pez caliente, cada uno también tenía la suya, que solía ser una letra. Una vez apartadas venían los disgustos, a uno le faltaban dos, a otros cuatro, en fin, los pastores traían algunas pieles, la cuales unas decían que las había comido el lobo, otras que se habían caído de alguna peña y se había muerto, en fin cosas así.
Esta es la historia de la trashumancia en Lober en aquellos años60.Hoy aún se continua haciendo,y no creo que el sistema mucho haya variado.
Gumaro
TURISMO RURAL
Lober de Aliste es un pueblo de turismo rural de la provincia de Zamora, situado al sureste de la comarca de Aliste a dos horas y media de Madrid y a treinta minutos de la ciudad de Zamora por la N. 122 y donde te podrás alojar en las casas rurales de Lober ó en el hotel la “JAFRIZ” de Fornillos.
Aquí no tenemos museos, ni tampoco catedrales, pero puedes disfrutar de una naturaleza sin nada de continuación, y disfrutar de sus noches de estrellas brillantes y que el único ruido es el aullido de algún lobo, el canto de los grillos o de las ranas en alguna charca.
Podrás visitar las antiguas minas de hierro de la Ferrada, o la fuente con abundante agua con el mismo nombre, en primavera veras abundantes praderas repletas de margaritas y campanillas, y las blancas flores de las jaras, las amarillas de las escobas y codesos que hacen contraste con las azules del abundante tomillo en todas sus laderas y colinas. En Lober encontraras gentes humildes que nunca te defraudaran, sus antiguas casas y pajares están hechas de piedra y una mezcla de paja y barro y algunas con sus tejados de pizarra y contrastan con las modernas de nueva reconstrucción hechas de ladrillo.
En Lober puedes ver vacas y burros por la calle, éstos ya en peligro de extinción, hay pequeñas explotaciones agrícolas que todavía se usan éstos animales para la labranza, también se pueden ver dos molinos harineros centenarios en la rivera que todavía funcionan alguna vez.
La gastronomía en Aliste es muy rica en carnes, por ejemplo: el chuletón de la muy conocida “TERNERA DE ALISTE”, en San Vitero, los buenos callos y mollejas de casa Matellan en Rabanales y de casa Catalina en Grisuela, el buen solomillo de casa Alfonso y el sabroso cordero de Grisuela, con un gran surtido de jamones y embutidos de la zona, todo esto regado con los distinguidos vinos de Toro y la Rivera del Duero.
Tenemos Miranda de Douro a 19 kmt., ciudad muy conocida de Portugal por su gran número de comercios, donde antes de llegar, pasaremos por Moveros pueblo de tradición alfarera, donde podrás visitar los diferentes talleres de alfarería con un gran surtido de piezas actuales y centenarias. Llegando a Miranda puedes darte una vuelta por la gran cantidad de comercios, y también te encontraras con el exquisito bacalao que allí cocinan, y si te apetece te puedes dar un paseo en barco por los arribes del Duero, donde pasa el río por un estrecho cañón durante varios kms que hasta llegar al agua hay hasta 200 mts de profundidad, y llegando un poco más arriba `puedes ver el puente de Pino construido en el año 1914 y que fue diseñado por un alumno de Eifel.
Ven a Lober te encontraras a gusto.
Gúmaro
Aquí no tenemos museos, ni tampoco catedrales, pero puedes disfrutar de una naturaleza sin nada de continuación, y disfrutar de sus noches de estrellas brillantes y que el único ruido es el aullido de algún lobo, el canto de los grillos o de las ranas en alguna charca.
Podrás visitar las antiguas minas de hierro de la Ferrada, o la fuente con abundante agua con el mismo nombre, en primavera veras abundantes praderas repletas de margaritas y campanillas, y las blancas flores de las jaras, las amarillas de las escobas y codesos que hacen contraste con las azules del abundante tomillo en todas sus laderas y colinas. En Lober encontraras gentes humildes que nunca te defraudaran, sus antiguas casas y pajares están hechas de piedra y una mezcla de paja y barro y algunas con sus tejados de pizarra y contrastan con las modernas de nueva reconstrucción hechas de ladrillo.
En Lober puedes ver vacas y burros por la calle, éstos ya en peligro de extinción, hay pequeñas explotaciones agrícolas que todavía se usan éstos animales para la labranza, también se pueden ver dos molinos harineros centenarios en la rivera que todavía funcionan alguna vez.
La gastronomía en Aliste es muy rica en carnes, por ejemplo: el chuletón de la muy conocida “TERNERA DE ALISTE”, en San Vitero, los buenos callos y mollejas de casa Matellan en Rabanales y de casa Catalina en Grisuela, el buen solomillo de casa Alfonso y el sabroso cordero de Grisuela, con un gran surtido de jamones y embutidos de la zona, todo esto regado con los distinguidos vinos de Toro y la Rivera del Duero.
Tenemos Miranda de Douro a 19 kmt., ciudad muy conocida de Portugal por su gran número de comercios, donde antes de llegar, pasaremos por Moveros pueblo de tradición alfarera, donde podrás visitar los diferentes talleres de alfarería con un gran surtido de piezas actuales y centenarias. Llegando a Miranda puedes darte una vuelta por la gran cantidad de comercios, y también te encontraras con el exquisito bacalao que allí cocinan, y si te apetece te puedes dar un paseo en barco por los arribes del Duero, donde pasa el río por un estrecho cañón durante varios kms que hasta llegar al agua hay hasta 200 mts de profundidad, y llegando un poco más arriba `puedes ver el puente de Pino construido en el año 1914 y que fue diseñado por un alumno de Eifel.
Ven a Lober te encontraras a gusto.
Gúmaro
EL PAN
En tiempos antiguos muy remotos en la mayoría de las casas se “amasaba”, no sólo en Aliste, sino en la mayor parte de los pueblos de todas las regiones de España.
Este trabajo, normalmente lo hacia la mujer de la casa. Dependiendo de la época del año se hacían más o menos hogazas, en invierno el pan aguantaba más, y en verano se quedaba más duro. Por eso algunas mujeres se ponían de acuerdo, y hacían tres o cuatro hogazas más que se prestaban entre las vecinas, devolviendo éstas, cuando ellas amasaban. Era una manera de comer el pan más tiempo sin estar tan duro, eso sí, cuando se prestaba pan ,siempre se pesaba. Yo recuerdo que el peso lo contaban por libras.
El trigo se molía en molinos especiales llamados fábricas, uno había en Doméz otro en Rabanales y como no podía ser menos, otro había en Alcañices. Hasta los años 1970, iba tanta gente a moler, que que muchas veces se tenían que esperar al día siguiente, o incluso al otro, eran los años que en todas las casas se hacía el pan.
Para amasar era imprescindible tener varias herramientas o artilugios, el horno, y por supuesto harina, éstos artilugios eran: el organero, la pala, la estaca grande y otra pequeña, el rodro, el barredero, artesa y la caldera. Las materias primas que se necesitaban eran: Agua caliente, harina, sal, hurmiento y más tarde también levadura.
Lo primero que se hacía era la masa, envolviendo la harina con agua caliente, el hurmiento, la sal, y la levadura en la artesa, todo bien amasado y mullido, que después se dejaba reposar o dormir. Una vez hecha la masa, se encendía el horno, algunos tardaban más de dos horas en calentarse, para estar caliente se tenían que poner los adobes de la bóveda bancos. Cuando el horno estaba caliente, con el rodro se arrastraban las brasas hasta la boca, y con el barredero, que solía ser de trúvisco ó de escoba, se barrían las baldosas quedando éstas impias de ceniza. Ya estaba el horno a punto para cocer. Después de hora y edia o dos la masa ya estaba “despierta”, ya había crecido, y mientas el horno se había terminado de calentar, ya se habían hecho las hogazas y alguna rosca que espolvoreadas con harina esperaban en la artesa para entrar en el horno.
Al cabo de hora y medía o dos el pan estaba cocido, lo primero que se sacaba del horno eran las roscas, con éstas a veces se hacía “sopa en vino”. Para la sopa en vino, se partía la rosca en “cachos” pequeños en una cazuela y se ponía vino, azúcar y agua, esto era la sopa en vino, y se comía con cuchara.
Después del año 1970 muchas mujeres dejaron de amasar. La gente joven había emigrado de los pueblos, las familias se habían quedado pequeñas, y ya no se gastaba tanto pan. Algunos optaron por dar harina al panadero, y éste le devolvía los mismos kilos de pan, otras continuaron amasando hasta casi entrado el año 2000, y hoy los hornos ya son piezas de museo.
Gumaro
Este trabajo, normalmente lo hacia la mujer de la casa. Dependiendo de la época del año se hacían más o menos hogazas, en invierno el pan aguantaba más, y en verano se quedaba más duro. Por eso algunas mujeres se ponían de acuerdo, y hacían tres o cuatro hogazas más que se prestaban entre las vecinas, devolviendo éstas, cuando ellas amasaban. Era una manera de comer el pan más tiempo sin estar tan duro, eso sí, cuando se prestaba pan ,siempre se pesaba. Yo recuerdo que el peso lo contaban por libras.
El trigo se molía en molinos especiales llamados fábricas, uno había en Doméz otro en Rabanales y como no podía ser menos, otro había en Alcañices. Hasta los años 1970, iba tanta gente a moler, que que muchas veces se tenían que esperar al día siguiente, o incluso al otro, eran los años que en todas las casas se hacía el pan.
Para amasar era imprescindible tener varias herramientas o artilugios, el horno, y por supuesto harina, éstos artilugios eran: el organero, la pala, la estaca grande y otra pequeña, el rodro, el barredero, artesa y la caldera. Las materias primas que se necesitaban eran: Agua caliente, harina, sal, hurmiento y más tarde también levadura.
Lo primero que se hacía era la masa, envolviendo la harina con agua caliente, el hurmiento, la sal, y la levadura en la artesa, todo bien amasado y mullido, que después se dejaba reposar o dormir. Una vez hecha la masa, se encendía el horno, algunos tardaban más de dos horas en calentarse, para estar caliente se tenían que poner los adobes de la bóveda bancos. Cuando el horno estaba caliente, con el rodro se arrastraban las brasas hasta la boca, y con el barredero, que solía ser de trúvisco ó de escoba, se barrían las baldosas quedando éstas impias de ceniza. Ya estaba el horno a punto para cocer. Después de hora y edia o dos la masa ya estaba “despierta”, ya había crecido, y mientas el horno se había terminado de calentar, ya se habían hecho las hogazas y alguna rosca que espolvoreadas con harina esperaban en la artesa para entrar en el horno.
Al cabo de hora y medía o dos el pan estaba cocido, lo primero que se sacaba del horno eran las roscas, con éstas a veces se hacía “sopa en vino”. Para la sopa en vino, se partía la rosca en “cachos” pequeños en una cazuela y se ponía vino, azúcar y agua, esto era la sopa en vino, y se comía con cuchara.
Después del año 1970 muchas mujeres dejaron de amasar. La gente joven había emigrado de los pueblos, las familias se habían quedado pequeñas, y ya no se gastaba tanto pan. Algunos optaron por dar harina al panadero, y éste le devolvía los mismos kilos de pan, otras continuaron amasando hasta casi entrado el año 2000, y hoy los hornos ya son piezas de museo.
Gumaro
LA ERMITA YA ES HISTORIA
En la mitad del camino entre Lober y Tolilla existe un paraje que se llama “LA ERMITA, pero yo creo que hoy hay gente en Lober y Tolilla que no saben que allí existió una Ermita, en la cual yo me acuerdo siendo un niño de 6 ó 7 años de ir a Misa el Domingo de Ramos y el día de Jueves Santo, a la salida de Misa, los vecinos de Lober y de Tolilla podían verse, saludarse o hacer alguna conversación o comentario.
También había una fuente cerca de la Ermita por encima del camino. Yo no la conocí con agua pero los antepasados contaban que siempre tenía agua, si acaso se secaba algún año de los más secos, los monaguillos siempre cojian allí el agua para consagrar en la Misa y el cura D. Pedro (años 1910 1920) no gustándole la idea esa de coger de aquella agua les dijo: de esa fuente no cogereis más agua, y desde aquel año dicen que la fuente se fue secando poco a poco, hoy aún puede verse en aquel sitio la hierba verde incluso en verano, pero de agua, ni cuando llueve.
Los Santos que había en el retablo, San Fabián y San Sebastián creo que eran, si no recuerdo mal, fueron robados de la Ermita por el año 1960 , y denunciado el robo a la Guardia Civil fueron encontrados en Madrid, hoy día dicen que están en la Iglesia de Tolilla.
Después, por los años 1963 ó 1964 ya estando la estructura de la Ermita en estado ruinoso decidieron derrumbarla, la piedra se subastó, y hoy día pede verse como cierre en una finca de Lober.
El año 2004 fueron al sitio de la Ermita el pueblo de Lober y Tolilla con el párroco de ambos pueblos D. Mariano y clavaron allí una cruz que es lo que hoy allí existe.
Gumaro 8 de Febrero de 2008.
También había una fuente cerca de la Ermita por encima del camino. Yo no la conocí con agua pero los antepasados contaban que siempre tenía agua, si acaso se secaba algún año de los más secos, los monaguillos siempre cojian allí el agua para consagrar en la Misa y el cura D. Pedro (años 1910 1920) no gustándole la idea esa de coger de aquella agua les dijo: de esa fuente no cogereis más agua, y desde aquel año dicen que la fuente se fue secando poco a poco, hoy aún puede verse en aquel sitio la hierba verde incluso en verano, pero de agua, ni cuando llueve.
Los Santos que había en el retablo, San Fabián y San Sebastián creo que eran, si no recuerdo mal, fueron robados de la Ermita por el año 1960 , y denunciado el robo a la Guardia Civil fueron encontrados en Madrid, hoy día dicen que están en la Iglesia de Tolilla.
Después, por los años 1963 ó 1964 ya estando la estructura de la Ermita en estado ruinoso decidieron derrumbarla, la piedra se subastó, y hoy día pede verse como cierre en una finca de Lober.
El año 2004 fueron al sitio de la Ermita el pueblo de Lober y Tolilla con el párroco de ambos pueblos D. Mariano y clavaron allí una cruz que es lo que hoy allí existe.
Gumaro 8 de Febrero de 2008.
LOS MOLINOS
Los molinos en Lober y en general en Aliste, son edificios simples, no muy grandes, de una forma rectangular, adaptados para el trabajo que desarrollaban. Yo diría que éstos molinos hoy ya son edificios históricos en Lober y en Alite, de los cuales ya sólo nos quedan recuerdos. Yo desde aquí diría a las administraciones que corresponda que tomen mano en éste asunto, no para ponerlos en marcha, sino para rehabilitar los edificios de éstos molinos, que formaron parte de nuestra historia y que hoy están a punto de desaparecer, y no creo que rehabilitarlos saliera muy costoso.
Todos los molinos tenían la misma forma, forma rectangular, y situados a un lado del río, sitio estudiado, de forma que el agua pudiera entrar bien en él, a través de una calienda que la llevaba a una presa llamada “Zuda”, y que en invierno, época de crecidas no quedara enaguado, ya que con las crecidas el agua retrocedía por el desagüe y el rodezno quedaba frenado.
Los edificios no tenían mucha claridad, solo tenían una pequeña ventana para mirar desde dentro la Zuda si tenía suficiente agua, tampoco tenían chimenea aunque en todos ellos durante el invierno se hacía lumbre sobre todo cuando se tenía que ir a moler de noche. Los tejados solían ser de pizarra, en tiempos material barato en Aliste por existir canteras en diferentes pueblos de la comarca.
Los mecanismos del molino eran muy primitivos, de ahí el valor histórico que tienen, aparte de las piedras o muelas y el rodezno, todo lo demás era de madera. Podemos mencionar algunas partes de la maquinaria que hacía funcionar el molino: el rodezno,l as piedras (muelas), la tolva, la caja (tambor) la criba (canaleja), el tocador (tarabillo) y el farnero. Cuando la tolva se quedaba sin grano, y las piedras continuaban funcionando se decía que andaba de “Rueso”.
Las piedras eran de cantería como allí decíamos (granito), piedra muy abundante en Fornillos y Moveros, tc., había algunas que las llamaban francesas, éstas hacían el harina más fina .Estas piedras eran redondas, con un aro metálico, a su alrededor tenían un rayado, era lo que molía el grano, este rayado con el tiempo se gastaba, y había que picarlas periódicamente. Para sacar la piedra de arriba se disponía de un artilugio en forma de media luna con una especie de uña por cada lado, se enganchaba en dos agujeros que la piedra tenía por los lados dándole la vuelta.
La Canal era una canal estrecha en forma de embudo por donde salía el agua con mucha presión que hacía funcionar el rodecno. El rodecno era una pieza circular con muchas aspas metálicas, fijada sobre un eje, que al caer el agua sobre él volteaba con mucha fuerza provocando el movimiento de las piedras. Las piedras se graduaban por medio de un tornillo, que con más o menos separación la harina salía más o menos granulada, la caja era una caja de madera circular que cubría las piedras, la tolva era un artefacto de madera donde se echaba el grano, que resbalando poco apoco iba cayendo en la criba, la criba era un cajón pequeño de madera donde caía el grano que venía de la tolva, tenia una tela metálica agujereada donde quedaban algunas posibles espigas o pequeñas piedras que podía tener el grano, el tocador era un palo redondo, dentado, enganchado a la vara del rodezno, que al rozar los dientes con el cajón de la criba hacía que el grano cayera alas piedras donde éstas lo machacaban, el farnero era un deposito escavado en el suelo y forrado con pizarras donde caía el harina que salía de las piedras.
Normalmente los molinos solían ser comunales donde varios vecinos tenían parte , unos tenían un día, otros tenían dos, y otros podían tener horas, por que normalmente en las herencias se repartían , para que todos los herederos pudieran moler.
Como ya he dicho anterior mente, los molinos si en breve no son rehabilitados, pronto solo tendremos el recuerdo, y pensando sentiremos en la mente, aquel. Tic- tac- tic- tac que era el corazón de los molinos.font>
Gumaro
Todos los molinos tenían la misma forma, forma rectangular, y situados a un lado del río, sitio estudiado, de forma que el agua pudiera entrar bien en él, a través de una calienda que la llevaba a una presa llamada “Zuda”, y que en invierno, época de crecidas no quedara enaguado, ya que con las crecidas el agua retrocedía por el desagüe y el rodezno quedaba frenado.
Los edificios no tenían mucha claridad, solo tenían una pequeña ventana para mirar desde dentro la Zuda si tenía suficiente agua, tampoco tenían chimenea aunque en todos ellos durante el invierno se hacía lumbre sobre todo cuando se tenía que ir a moler de noche. Los tejados solían ser de pizarra, en tiempos material barato en Aliste por existir canteras en diferentes pueblos de la comarca.
Los mecanismos del molino eran muy primitivos, de ahí el valor histórico que tienen, aparte de las piedras o muelas y el rodezno, todo lo demás era de madera. Podemos mencionar algunas partes de la maquinaria que hacía funcionar el molino: el rodezno,l as piedras (muelas), la tolva, la caja (tambor) la criba (canaleja), el tocador (tarabillo) y el farnero. Cuando la tolva se quedaba sin grano, y las piedras continuaban funcionando se decía que andaba de “Rueso”.
Las piedras eran de cantería como allí decíamos (granito), piedra muy abundante en Fornillos y Moveros, tc., había algunas que las llamaban francesas, éstas hacían el harina más fina .Estas piedras eran redondas, con un aro metálico, a su alrededor tenían un rayado, era lo que molía el grano, este rayado con el tiempo se gastaba, y había que picarlas periódicamente. Para sacar la piedra de arriba se disponía de un artilugio en forma de media luna con una especie de uña por cada lado, se enganchaba en dos agujeros que la piedra tenía por los lados dándole la vuelta.
La Canal era una canal estrecha en forma de embudo por donde salía el agua con mucha presión que hacía funcionar el rodecno. El rodecno era una pieza circular con muchas aspas metálicas, fijada sobre un eje, que al caer el agua sobre él volteaba con mucha fuerza provocando el movimiento de las piedras. Las piedras se graduaban por medio de un tornillo, que con más o menos separación la harina salía más o menos granulada, la caja era una caja de madera circular que cubría las piedras, la tolva era un artefacto de madera donde se echaba el grano, que resbalando poco apoco iba cayendo en la criba, la criba era un cajón pequeño de madera donde caía el grano que venía de la tolva, tenia una tela metálica agujereada donde quedaban algunas posibles espigas o pequeñas piedras que podía tener el grano, el tocador era un palo redondo, dentado, enganchado a la vara del rodezno, que al rozar los dientes con el cajón de la criba hacía que el grano cayera alas piedras donde éstas lo machacaban, el farnero era un deposito escavado en el suelo y forrado con pizarras donde caía el harina que salía de las piedras.
Normalmente los molinos solían ser comunales donde varios vecinos tenían parte , unos tenían un día, otros tenían dos, y otros podían tener horas, por que normalmente en las herencias se repartían , para que todos los herederos pudieran moler.
Como ya he dicho anterior mente, los molinos si en breve no son rehabilitados, pronto solo tendremos el recuerdo, y pensando sentiremos en la mente, aquel. Tic- tac- tic- tac que era el corazón de los molinos.font>
Gumaro
LA CAPA ALISTANA
La capa alistana se usó en Lober, hasta la década de los años 70 aproximadamente, hoy ya prácticamente, desaparecida. Unas acabaron de espantajo para los pájaros en las viñas, otras las cortaban para hacer alforjas, o para poner de melenas cuando se uñian las vacas, y otras todavía los más cuidadosos las conservan como prendas muy valiosas; las podemos ver en la procesión del Viernes Santo en Bercianos, y en otras procesiones de la Semana Santa en Zamora.
La capa era una prenda usada mayoritariamente por los hombres, hecha de paño pardo casero, y tenía tres partes diferenciadas, la capucha de forma puntiaguda, la esclavina con flecos a veces con un remate llamado “chiva”, y la capa sin mangas, que llegaba casi hasta los pies.
Casi todos tenían dos capas, la ordinaria de cada día que se usaba para ir al campo, con vacas u ovejas, para quitar el frío o la lluvia, y la de las fiestas, que se usaba para ir a misa los Domingos y otros actos religiosos, antiguamente la capa se usaba no solo para quitar el frío, sino que se ponía siempre que se entraba en la Iglesia.
La capa en tiempos pasados se usó también como traje de boda de los novios, iban tapados de arriba a bajo que apenas se le veía la cara, y las novias con el manto de crista, eran las indumentarias de rigor para ésta ceremonia. También se usaba la llamada casca parda también, y hecha de mismo paño, pero con mangas, ésta se usaba como hoy se usa un abrigo, por la parte de Pobladura, La torre, y por esa zona se usaba también la “Jerga” hecha también del mismo paño, pero ésta era en forma de manta.
En Portugal por la zona de Miranda, aún se fabrican estas capas, la confección es igual ó muy parecida, pero el paño ya es de fábrica, no es casero como era el alistano.
Gumaro
La capa era una prenda usada mayoritariamente por los hombres, hecha de paño pardo casero, y tenía tres partes diferenciadas, la capucha de forma puntiaguda, la esclavina con flecos a veces con un remate llamado “chiva”, y la capa sin mangas, que llegaba casi hasta los pies.
Casi todos tenían dos capas, la ordinaria de cada día que se usaba para ir al campo, con vacas u ovejas, para quitar el frío o la lluvia, y la de las fiestas, que se usaba para ir a misa los Domingos y otros actos religiosos, antiguamente la capa se usaba no solo para quitar el frío, sino que se ponía siempre que se entraba en la Iglesia.
La capa en tiempos pasados se usó también como traje de boda de los novios, iban tapados de arriba a bajo que apenas se le veía la cara, y las novias con el manto de crista, eran las indumentarias de rigor para ésta ceremonia. También se usaba la llamada casca parda también, y hecha de mismo paño, pero con mangas, ésta se usaba como hoy se usa un abrigo, por la parte de Pobladura, La torre, y por esa zona se usaba también la “Jerga” hecha también del mismo paño, pero ésta era en forma de manta.
En Portugal por la zona de Miranda, aún se fabrican estas capas, la confección es igual ó muy parecida, pero el paño ya es de fábrica, no es casero como era el alistano.
Gumaro
La lengua alistana
En la comarca de Aliste, no siempre se ha hablado el castellano, anteriormente era el “Charro”,o en otros términos, el asturleones, era una mezcla de gallego, asturiano, castellano y portugués, hoy día, todos los que hemos nacido en Aliste, aun nos queda un acento de aquel charro, pero, aquel idioma se ha perdido para siempre.
En diferentes provincias españolas hay comarcas que tienen su propia lengua dentro de la misma región, y que, con el paso de los años, han sabido conservar, ó incluso la han enriquecido. En Aliste es todo lo contrario, la hemos dejado perder, como tantas otras cosas.
He aquí, algunas palabras que yo guardo, de algunas conversaciones oídas a las gentes de pueblos que hace unas cuantas décadas, todavía hablaban algo el charro:
En la feria del 15 en Rabanales, había un hombre que tenia unos vacios a vender, llega un comprador y pregunta: Caballero, ¿quien los vende? R. ui no me digais eso, por que el otrudie pola mañana se mos murió la burra y tenemos un disgusto mu grande, ontavia no semos ha pasau, ui que cueño...Bueno, canto quereis polos vacios. R. dos mil riales. P.ui....., por hai los hi visto, y no quieren tanto.R.Pero no seran tan buenos.P. Bueno, pa que veais que bolos quiero comprar, vos doy cin riales menos i si quereis chambar cambelos y si no dejelos. R. pues no volos doy; Bueno, peque la feria ya sesta estrupiando, porque comostá amenazando agua tolamañana, nusotros marchamos pa casa nosiendo que agarremos una chupa dagua, y dispues esa frescura simpre le sale a uno.
------------------------------
Tí Justo, que andais faciendo......Ya facía mucho tiempo que no vos via. R Si, ya hacie, ya, es que i estau algo ruin i no salie mucho, P. Uei.... Jesus, sí peque teneis ontavia los ojos fundius. ...R. .Si, es que ontavia no ando bien, el oturdie diemos aconsulta, y me mando unas melecinas, ayer fuei el rapa a buscalas a la Villa. P. Y la tí MarÍa aunde la teneis... R..Bueno, la tí Maria en casa quedo, dié que dieba a masar, por que tiniemos un cuchino, que tamien habíe andau algo ruin, y lo dejemos havesi agradicie algo y hora lo quiriemos matar, y dijo que dieba a hichar unas uguazas, pa migar, pa facer unas morcillas, y unos torrejones pa los rapaces. Bueno tí Justo, haber si otro día que vos vea ya is arribau. Ala quedaivos con Dios.
Eeste era el idioma de nuerstras raices Alistanas....
Gumaro
En diferentes provincias españolas hay comarcas que tienen su propia lengua dentro de la misma región, y que, con el paso de los años, han sabido conservar, ó incluso la han enriquecido. En Aliste es todo lo contrario, la hemos dejado perder, como tantas otras cosas.
He aquí, algunas palabras que yo guardo, de algunas conversaciones oídas a las gentes de pueblos que hace unas cuantas décadas, todavía hablaban algo el charro:
En la feria del 15 en Rabanales, había un hombre que tenia unos vacios a vender, llega un comprador y pregunta: Caballero, ¿quien los vende? R. ui no me digais eso, por que el otrudie pola mañana se mos murió la burra y tenemos un disgusto mu grande, ontavia no semos ha pasau, ui que cueño...Bueno, canto quereis polos vacios. R. dos mil riales. P.ui....., por hai los hi visto, y no quieren tanto.R.Pero no seran tan buenos.P. Bueno, pa que veais que bolos quiero comprar, vos doy cin riales menos i si quereis chambar cambelos y si no dejelos. R. pues no volos doy; Bueno, peque la feria ya sesta estrupiando, porque comostá amenazando agua tolamañana, nusotros marchamos pa casa nosiendo que agarremos una chupa dagua, y dispues esa frescura simpre le sale a uno.
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Tí Justo, que andais faciendo......Ya facía mucho tiempo que no vos via. R Si, ya hacie, ya, es que i estau algo ruin i no salie mucho, P. Uei.... Jesus, sí peque teneis ontavia los ojos fundius. ...R. .Si, es que ontavia no ando bien, el oturdie diemos aconsulta, y me mando unas melecinas, ayer fuei el rapa a buscalas a la Villa. P. Y la tí MarÍa aunde la teneis... R..Bueno, la tí Maria en casa quedo, dié que dieba a masar, por que tiniemos un cuchino, que tamien habíe andau algo ruin, y lo dejemos havesi agradicie algo y hora lo quiriemos matar, y dijo que dieba a hichar unas uguazas, pa migar, pa facer unas morcillas, y unos torrejones pa los rapaces. Bueno tí Justo, haber si otro día que vos vea ya is arribau. Ala quedaivos con Dios.
Eeste era el idioma de nuerstras raices Alistanas....
Gumaro
LOS DUROS TRABAJOS DEL CAMPO EN LOBER.
Los trabajos del campo eran realizados por los hombres y mujeres indistintamente, unas veces solos y otras acompañados. Había trabajos que indispensablemente tenían que ser dos personas o más.
El recoger los cereales del campo, fue siempre la principal preocupación de los labradores, unas veces por miedo al fuego, otras por las tormentas, y ya con las mieses en la era, la preocupación más grande era la lluvia, siempre estaba el sufrimiento presente.
El cultivo de los cereales se hacía tradicionalmente a una “hoja”, con un sistema de año y vez, quedando un año sin sembrar hasta el año siguiente.
Después de abonada la tierra se sembraba a voleo, y se araba para tapar el grano. Esto era la sementera en el mes de octubre, anteriormente, se había hecho la rielva en marzo, y la bima ó “bina” a primeros de junio. En el mes de junio era también la siega de la hierba, se segaba con el gadaño “guadaña,” después de dejarla secar varios días se cargaba en el carro, y con el rastro se arrastraba para que no quedara nada en el prado. Para cargar el carro se necesitaban por lo menos dos personas, una a bajo para darla y otra arriba para componerla. El carro bién cargado, sobrepasaba por encima de los picones, y con unas sogas gordas echadas por encima que sujetaban la carga.
Con estas fechas de la hierba también coincidía la siega de la cebada, ya se había secado, y había que segarla y trillarla, había que ir al molino para hacer pienso, ya que los graneros se habían quedado vacíos y los cuchinos estaban cuincando en la corteja.
A primeros de julio se segaba el centeno , y a continuación el trigo, la siega hasta no hace muchos años se hacía manual con la hoz. Los segadores usaban “dediles”especie de fundas de cuero que se ponían para proteger sus dedos, y hacer la manada de mies más grande, a la izquierda se dejaban las manadas formando gabillas, y después se juntaban en manojos ceñidos com pajas de centeno llamadas ataderas ó garañuelas, y éstos se juntaban en montones llamados mornales ó morenas.
La comida era en el campo y a veces a pleno sol de julio, o también si había algún árbol o arbusto cerca se aprovechaba la sombra. El cántaro y la barrila para el agua, y el barril para el vino, eran siempre fieles compañeros de los segadores.
El día de Santiago se partían las eras, y el acarreo empezaba al día siguiente, los manojos se daban para el carro con el “urcon”, cuando el carro estaba cargado, se echaban unas sogas cruzadas y tensadas fuertemente para sujetar la carga por los largos caminos pedregosos y polvorientos. Llegando a la era se descargaba en grandes montones llamados “medas.”
A continuación venía la trilla, los trillos estaban formados por cuatro fuertes tablas juntas, y por debajo fuertes piedras de “siles”que cortaban la paja y desgranaban las espigas, el trillo lo arrastraba una pareja de vacas o de burros, en el trillo siempre iba una persona para hacer peso y recoger los excrementos de los animales. Durante la trilla había que dar varias vueltas a la parba con tornaderas, y cuando la paja estaba más fina, se daba con una pala de madera para sacar las espigas del fondo. Cuando estaba la paja desmenuzada se juntaba en un montón largo llamado parbón, en Lober se alineaban con la “Peña el Burro” de la sierra de la culebra, por que decían que entraba el aire más recto.
La limpia consistía en aventar la paja y el grano para separar éste de la paja, la limpia no requería mucho viento, para que no se llevara también el grano, el aire se llamaba portugués y el castellano. Cuando ya se había aventado casi toda la paja, se empezaba a sacar el grano con la pala de madera, era el Pejo, las granzas se pasaban por una ceranda o críba para separar el grano, el grano se juntaba en un montón llamado muelo, que después se metía en sacas hechas de lino para llevarlo al granero. El día que se recogía el grano se llamaba el día del gallo, por que ese día se solía matar algún gallo para celebrarlo. La paja era lo último que se recogía, se guardaba en pajares, la cual servía en invierno para envolver con pienso a las vacas y como abrigo en las cuadras para los animales .
Gumaro
El recoger los cereales del campo, fue siempre la principal preocupación de los labradores, unas veces por miedo al fuego, otras por las tormentas, y ya con las mieses en la era, la preocupación más grande era la lluvia, siempre estaba el sufrimiento presente.
El cultivo de los cereales se hacía tradicionalmente a una “hoja”, con un sistema de año y vez, quedando un año sin sembrar hasta el año siguiente.
Después de abonada la tierra se sembraba a voleo, y se araba para tapar el grano. Esto era la sementera en el mes de octubre, anteriormente, se había hecho la rielva en marzo, y la bima ó “bina” a primeros de junio. En el mes de junio era también la siega de la hierba, se segaba con el gadaño “guadaña,” después de dejarla secar varios días se cargaba en el carro, y con el rastro se arrastraba para que no quedara nada en el prado. Para cargar el carro se necesitaban por lo menos dos personas, una a bajo para darla y otra arriba para componerla. El carro bién cargado, sobrepasaba por encima de los picones, y con unas sogas gordas echadas por encima que sujetaban la carga.
Con estas fechas de la hierba también coincidía la siega de la cebada, ya se había secado, y había que segarla y trillarla, había que ir al molino para hacer pienso, ya que los graneros se habían quedado vacíos y los cuchinos estaban cuincando en la corteja.
A primeros de julio se segaba el centeno , y a continuación el trigo, la siega hasta no hace muchos años se hacía manual con la hoz. Los segadores usaban “dediles”especie de fundas de cuero que se ponían para proteger sus dedos, y hacer la manada de mies más grande, a la izquierda se dejaban las manadas formando gabillas, y después se juntaban en manojos ceñidos com pajas de centeno llamadas ataderas ó garañuelas, y éstos se juntaban en montones llamados mornales ó morenas.
La comida era en el campo y a veces a pleno sol de julio, o también si había algún árbol o arbusto cerca se aprovechaba la sombra. El cántaro y la barrila para el agua, y el barril para el vino, eran siempre fieles compañeros de los segadores.
El día de Santiago se partían las eras, y el acarreo empezaba al día siguiente, los manojos se daban para el carro con el “urcon”, cuando el carro estaba cargado, se echaban unas sogas cruzadas y tensadas fuertemente para sujetar la carga por los largos caminos pedregosos y polvorientos. Llegando a la era se descargaba en grandes montones llamados “medas.”
A continuación venía la trilla, los trillos estaban formados por cuatro fuertes tablas juntas, y por debajo fuertes piedras de “siles”que cortaban la paja y desgranaban las espigas, el trillo lo arrastraba una pareja de vacas o de burros, en el trillo siempre iba una persona para hacer peso y recoger los excrementos de los animales. Durante la trilla había que dar varias vueltas a la parba con tornaderas, y cuando la paja estaba más fina, se daba con una pala de madera para sacar las espigas del fondo. Cuando estaba la paja desmenuzada se juntaba en un montón largo llamado parbón, en Lober se alineaban con la “Peña el Burro” de la sierra de la culebra, por que decían que entraba el aire más recto.
La limpia consistía en aventar la paja y el grano para separar éste de la paja, la limpia no requería mucho viento, para que no se llevara también el grano, el aire se llamaba portugués y el castellano. Cuando ya se había aventado casi toda la paja, se empezaba a sacar el grano con la pala de madera, era el Pejo, las granzas se pasaban por una ceranda o críba para separar el grano, el grano se juntaba en un montón llamado muelo, que después se metía en sacas hechas de lino para llevarlo al granero. El día que se recogía el grano se llamaba el día del gallo, por que ese día se solía matar algún gallo para celebrarlo. La paja era lo último que se recogía, se guardaba en pajares, la cual servía en invierno para envolver con pienso a las vacas y como abrigo en las cuadras para los animales .
Gumaro
El Intruejo
El Intruejo en Lober hasta los años1970,era muy diferente de lo que es en la actualidad, bueno en la actualidad no se de cierto si se celebra tal evento ó no, ya que eso son cosas de la juventud, y de juventud hoy en Lober hay poca.. Yo hoy boy a explicar un poco lo que era el intruejo en tiempos pasados. Este día, la gente mayor ya lo esperaba con anhelo, ya era tradición el toque al concejo por la mañana, el alcalde disponía y mandaba lo que se tenía que hacer, que cada año más ó menos era lo mismo: una parte de vecinos los mandaba a guiar el agua al valle de Balde el Mayo, y esparcir las boñigas y lo que es limpiar un poco el valle en lo que se podía, otra parte de gente la mandaba a arreglar algún camino, éstos trabajos solo duraban hasta medio día. Las mujeres se quedaban en casa haciendo los típicos dulces de este día, las “fiyuelas”, que eran huevos batidos con harina y azúcar, y la masa frita en la sartén, con aceite y manteca, después de fritas se le espolvoreaba más azúcar por encima. Cuando los hombres llegaban del concejo, era la hora de comer, ese día era ya a base de, cocido con chorizo, tocino, y algún hueso del espinazo, y de postre las fiyuelas, al día siguiente, ya no se podía comer nada de esto por que era tempora.
Por la tarde ya empezaba la fiesta, a medía tarde el Sr. Alcalde volvía a tocar a concejo, se juntaban los vecinos, mujeres y la mocedad, en la casa concejo, y el alcalde invitaba a todos a vino, y si las cuentas del pueblo andaban bien, también había aceitunas o escabeche, por que todo esto lo cargaban en las cuentas del pueblo.
A esa hora, también se empezaba a escuchar el fol y el tamboril, era la hora que salían los intruejos, los más pequeños no sabían donde esconderse de miedo, ya que los disfrazados eran irreconocibles, se enciscaban la cara con corcha quemada, se ponían una prótesis dentaria hecha de patata, y vestidos con andrajos, corrían detrás de las mozas para enciscarle la cara, y todos bailaban en “La Moral”, al son de la gaita y el tamboril.
Los intruejos a la hora, ó hora y media ya marchaban, pero la fiesta continuaba hasta cerca de la media noche. Los vecinos continuaban también tomando rodas de vino, y algunos de ellos cuando marchaban a casa, toda la calle era suya.
Al día siguiente era el “entierro la sardina”, y poca cosa era lo que se hacía, los mozos con una escalera y unas jaras encima tapadas con una manta, iban a enterrar la sardina, quemando trozos de pellejos y trozos de gomas y dando voces, pero ya no había ni baile, había entrado la cuaresma.
Durante toda la cuaresma, estaba prohibido hacer baile, no se bautizaba y tampoco había bodas, se tenía que esperar al día Pascua. Pero, no por eso, la mocedad dejaba de divertirse, los domingos por la noche salían a la “Moral”, punto de encuentro de toda la vida, y allí jugaban a las “Tierras”, a los “Casaos,” y a la “Guardadica”, y la juventud se divertía así.
Llegaba el día Pascua una de las grandes fiestas del año, para aquel día, casi siempre se esperaba algún pregón, y la víspera era el día de la famosa “Chisca”, que consistía en hacer una gran lumbre a la puerta de la que se apregonaba, quemándole casi todo el cabañal que tenían, luego salían los protagonistas del casamiento, invitando a la gente a pan y vino.
El día de pascua, siempre se formaba un gran baile en la Moral desde media tarde, hasta cerca de la media noche, había que recuperar todo lo de la cuaresma, el baile ese día se solía hacer con una música mas buena que un domingo normal: Faustino, con la dulzaina, y Paulino de Gallegos con bombo y redoblante, y así acababa la fiesta.
Gumaro
Por la tarde ya empezaba la fiesta, a medía tarde el Sr. Alcalde volvía a tocar a concejo, se juntaban los vecinos, mujeres y la mocedad, en la casa concejo, y el alcalde invitaba a todos a vino, y si las cuentas del pueblo andaban bien, también había aceitunas o escabeche, por que todo esto lo cargaban en las cuentas del pueblo.
A esa hora, también se empezaba a escuchar el fol y el tamboril, era la hora que salían los intruejos, los más pequeños no sabían donde esconderse de miedo, ya que los disfrazados eran irreconocibles, se enciscaban la cara con corcha quemada, se ponían una prótesis dentaria hecha de patata, y vestidos con andrajos, corrían detrás de las mozas para enciscarle la cara, y todos bailaban en “La Moral”, al son de la gaita y el tamboril.
Los intruejos a la hora, ó hora y media ya marchaban, pero la fiesta continuaba hasta cerca de la media noche. Los vecinos continuaban también tomando rodas de vino, y algunos de ellos cuando marchaban a casa, toda la calle era suya.
Al día siguiente era el “entierro la sardina”, y poca cosa era lo que se hacía, los mozos con una escalera y unas jaras encima tapadas con una manta, iban a enterrar la sardina, quemando trozos de pellejos y trozos de gomas y dando voces, pero ya no había ni baile, había entrado la cuaresma.
Durante toda la cuaresma, estaba prohibido hacer baile, no se bautizaba y tampoco había bodas, se tenía que esperar al día Pascua. Pero, no por eso, la mocedad dejaba de divertirse, los domingos por la noche salían a la “Moral”, punto de encuentro de toda la vida, y allí jugaban a las “Tierras”, a los “Casaos,” y a la “Guardadica”, y la juventud se divertía así.
Llegaba el día Pascua una de las grandes fiestas del año, para aquel día, casi siempre se esperaba algún pregón, y la víspera era el día de la famosa “Chisca”, que consistía en hacer una gran lumbre a la puerta de la que se apregonaba, quemándole casi todo el cabañal que tenían, luego salían los protagonistas del casamiento, invitando a la gente a pan y vino.
El día de pascua, siempre se formaba un gran baile en la Moral desde media tarde, hasta cerca de la media noche, había que recuperar todo lo de la cuaresma, el baile ese día se solía hacer con una música mas buena que un domingo normal: Faustino, con la dulzaina, y Paulino de Gallegos con bombo y redoblante, y así acababa la fiesta.
Gumaro
LAS BODAS EN ALISTE
Las bodas en Aliste en la actualidad poco se diferencian de las de cualquier otra parte, pero no siempre ha sido así, hoy trataré de explicar lo que era una boda en Lober ó en Aliste hace unas décadas, para que los más jóvenes tengan una idea como se casaron nuestros abuelos ó bisabuelos y un día lo puedan contar a generaciones venideras.
El día de la boda, desde muy de mañana los invitados estaban ya vestidos de rigor rural a la puerta de sus casas haciendo tiempo para los actos.
Cuando sonaba el primer cohete, los invitados se ponían en camino hacia la casa de uno de los protagonistas, el novio, y acompañados por el estruendo de los cohetes, los rapaces ilusionados corrían saltando paredes de los prados y cortinas persiguiendo la caída de las varillas.
La comitiva se reunía en el corral de la casa del novio, era el momento de tomar el aguardiente, cosa que los invitados no podían renunciar. Cuando se suponía que éste evento ya había terminado, y ya animados por el artesanal licor, se encaminaba la comitiva a la casa de la novia, presidida por el novio por el padre y el padrino.
Al llegar el acompañamiento del novio a la casa de la novia, las mozas invitadas cantaban los cantos de llegada:
Bienvenidos caballeros,
que esperando están por ella;
bienvenidos, bien llegados
sean todos los invitados.
Acabados los cantos, llegaba el emocionado momento de la bendición paterna. El padre siempre con emoción la despedía dándole su bendición, recordándole su vida en casa y diciéndole de la responsabilidad del cambio de vida, refiriéndose a la fidelidad a su esposo. Este era el canto de la bendición del padre:
Arrodíllate, niña hermosa,
en éste patio barrido,
que te eche la bendición
el padre que te ha querido.
Despídete, niña hermosa,
de la casa de tus padres,
que ésta es la última vez
que de ella soltera sales.
Después, todos los invitados juntos , y los novios con sus trajes regionales, llevando él sobre los hombros la típica capa Alistana, y ella el manto de “crista”, y se dirigían camino de la Iglesia acompañados también del gaitero, en ese día no faltaba nunca la gaita.
Las mozas continuaban sus cantares, refiriéndose al paso que iban a dar:
Mira, niña, lo que haces,
mira lo que vas a hacer,
que ese nudo que se hace
no se vuelve a deshacer.
El canto de éstos cantares, se iba repitiendo hasta llegar a la Iglesia. Al llegar a la puerta de la Iglesia, como era de costumbre tenía lugar la primera parte de la ceremonia. El momento más grave y Emocionante era el del “si” . Era el momento más sonado del día. En el momento que los novios decían “si quiero”,una verdadera tormenta de cohetes y bombas rompían el silencio de la mañana, ocho ó diez mozos prendían cohetes sin interrupción y se llenaba el aire de humo cogiendo la dirección del viento.
Después ya comenzaba la misa, y durante el ofertorio tenía lugar la tradicional ofrenda de la novia, unas velas en una cesta engalanada con un paño de lino que seguramente ella misma habrá hilado el lino, y el novio ofrecía una jarra de vino que también habría salido del sudor de su frente.
A la salida de misa todos le daban la “enhorabuena”, y emprendían el camino hacia la casa de la novia, ya después comenzaba la comida, había un menú tradicional, de entrada sopa de fideos a base de caldo de cocido, y no cabe duda que de bebida era el tinto vino de casa que con él se empezaba a animar la comida desde el primer momento, después venían los garbanzos, cocidos con la carne de los carneros sacrificados el día anterior, luego el plato fuerte; grandes trozos de carne cocida. Se servía en grandes cazuelas encima de las mesas provisionales que días ante habían preparado para tal fin, se ponía una cazuela cada ocho ó diez personas y todos comían del mismo recipiente.
El postre eran las típicas rosquillas de las bodas, que habían sido elaboradas por las mozas que habían sido invitadas, se lo hacían como obsequio a la novia, y las repartía la madrina.
Terminada la comida salían los novios e invitados, nunca faltaba la gaita y el tamboril todos juntaban su alegría entre la vueltas y revueltas de las jotas, baile charro, agarrao, baile llano, corrido.
Era tradición el baile de la medida el día de la boda, era un recipiente lleno de vino, y a su alrededor se movían los bailadores levantando sobre él las dos piernas, esto se hacía por la tarde a la hora de los “cachos”. Los cachos eran trozos de pan y vino que repartía la madrina y el padrino a toda la gente del pueblo. Después venia “el carro” se subían los novios y los padrinos encima de un carro, tirando los mozos de él y cantando.
Quien fuera gato ésta noche,
para entrar por la gatera
para dormir con la novia,
y echar al novio pa fuera.
Al día siguiente se hacia el segundo día de boda, que soila ser en domingo. Se hacía una comida de lo sobrante del anterior, y a media tarde el estallido de un cohete anunciaba el final de la fiesta.
Gumaro
El día de la boda, desde muy de mañana los invitados estaban ya vestidos de rigor rural a la puerta de sus casas haciendo tiempo para los actos.
Cuando sonaba el primer cohete, los invitados se ponían en camino hacia la casa de uno de los protagonistas, el novio, y acompañados por el estruendo de los cohetes, los rapaces ilusionados corrían saltando paredes de los prados y cortinas persiguiendo la caída de las varillas.
La comitiva se reunía en el corral de la casa del novio, era el momento de tomar el aguardiente, cosa que los invitados no podían renunciar. Cuando se suponía que éste evento ya había terminado, y ya animados por el artesanal licor, se encaminaba la comitiva a la casa de la novia, presidida por el novio por el padre y el padrino.
Al llegar el acompañamiento del novio a la casa de la novia, las mozas invitadas cantaban los cantos de llegada:
Bienvenidos caballeros,
que esperando están por ella;
bienvenidos, bien llegados
sean todos los invitados.
Acabados los cantos, llegaba el emocionado momento de la bendición paterna. El padre siempre con emoción la despedía dándole su bendición, recordándole su vida en casa y diciéndole de la responsabilidad del cambio de vida, refiriéndose a la fidelidad a su esposo. Este era el canto de la bendición del padre:
Arrodíllate, niña hermosa,
en éste patio barrido,
que te eche la bendición
el padre que te ha querido.
Despídete, niña hermosa,
de la casa de tus padres,
que ésta es la última vez
que de ella soltera sales.
Después, todos los invitados juntos , y los novios con sus trajes regionales, llevando él sobre los hombros la típica capa Alistana, y ella el manto de “crista”, y se dirigían camino de la Iglesia acompañados también del gaitero, en ese día no faltaba nunca la gaita.
Las mozas continuaban sus cantares, refiriéndose al paso que iban a dar:
Mira, niña, lo que haces,
mira lo que vas a hacer,
que ese nudo que se hace
no se vuelve a deshacer.
El canto de éstos cantares, se iba repitiendo hasta llegar a la Iglesia. Al llegar a la puerta de la Iglesia, como era de costumbre tenía lugar la primera parte de la ceremonia. El momento más grave y Emocionante era el del “si” . Era el momento más sonado del día. En el momento que los novios decían “si quiero”,una verdadera tormenta de cohetes y bombas rompían el silencio de la mañana, ocho ó diez mozos prendían cohetes sin interrupción y se llenaba el aire de humo cogiendo la dirección del viento.
Después ya comenzaba la misa, y durante el ofertorio tenía lugar la tradicional ofrenda de la novia, unas velas en una cesta engalanada con un paño de lino que seguramente ella misma habrá hilado el lino, y el novio ofrecía una jarra de vino que también habría salido del sudor de su frente.
A la salida de misa todos le daban la “enhorabuena”, y emprendían el camino hacia la casa de la novia, ya después comenzaba la comida, había un menú tradicional, de entrada sopa de fideos a base de caldo de cocido, y no cabe duda que de bebida era el tinto vino de casa que con él se empezaba a animar la comida desde el primer momento, después venían los garbanzos, cocidos con la carne de los carneros sacrificados el día anterior, luego el plato fuerte; grandes trozos de carne cocida. Se servía en grandes cazuelas encima de las mesas provisionales que días ante habían preparado para tal fin, se ponía una cazuela cada ocho ó diez personas y todos comían del mismo recipiente.
El postre eran las típicas rosquillas de las bodas, que habían sido elaboradas por las mozas que habían sido invitadas, se lo hacían como obsequio a la novia, y las repartía la madrina.
Terminada la comida salían los novios e invitados, nunca faltaba la gaita y el tamboril todos juntaban su alegría entre la vueltas y revueltas de las jotas, baile charro, agarrao, baile llano, corrido.
Era tradición el baile de la medida el día de la boda, era un recipiente lleno de vino, y a su alrededor se movían los bailadores levantando sobre él las dos piernas, esto se hacía por la tarde a la hora de los “cachos”. Los cachos eran trozos de pan y vino que repartía la madrina y el padrino a toda la gente del pueblo. Después venia “el carro” se subían los novios y los padrinos encima de un carro, tirando los mozos de él y cantando.
Quien fuera gato ésta noche,
para entrar por la gatera
para dormir con la novia,
y echar al novio pa fuera.
Al día siguiente se hacia el segundo día de boda, que soila ser en domingo. Se hacía una comida de lo sobrante del anterior, y a media tarde el estallido de un cohete anunciaba el final de la fiesta.
Gumaro
EL LINO.
El lino formó parte de la economía y de la cultura de aliste durante yo diría que cientos de años ya que no se sabe bien cuando se introdujo ésta planta en la comarca de Aliste, pero yo diría que los celtas ya la cultivaban.
Hasta principios de los años1970 se cultivó el lino en Lober, y era una buena parte de la economía de nuestro pueblo, ya que de él se sacaba la mayor parte de la ropa que se usó hasta finales de la década de los años 1960, esta ropa también llevaba un composición de lana, otro de los motores económicos que daban sustento a la mayor parte de las familias.
De el lino se hacían ya desde tiempos muy antiguos, por ejemplo las camisas de los hombres, manteles, sacas para meter el grano, alforjas para las caballerías, también se usaba la hebra del lino para las espitas de las cubas. Hoy todavía se conservan en los baúles de muchas casas, de las mujeres más cuidadosas, y con aquel fuerte olor a alcanfor muchas de éstas apreciadas prendas.
El lino era muy trabajoso desde que se sembraba hasta el final de la elaboración, se empezaba por trabajar la tierra, la cual tenía que estar en muy buenas condiciones, fina y sin terrones, se sembraba por el mes de abril en un sitio con suficiente agua para regar, después había que entresacarle la hierba que nacía y regarlo periódicamente cuando tenía falta.
Había dos clases de lino, uno se llamaba abertizo y el otro cerradizo, a la hora de la recolección había que vigilarlo por que el abertizo se le abría la vaina y se perdía la linaza sino se arrancaba a tiempo, y el cerradizo no se abría, ese se tenía que mayar para sacar la linaza. La linaza se guardaba alguna para la siembra del año siguiente, otra se guardaba para medicina de remedios caseros,(para cataplasmas para curar catarros,) la sobrante se vendía a los linaceros que pasaban por los pueblos comprándola, si se quería cobrar alguna perra gorda más, se iba a vender a la feria del Cristo de San Vitero el día 14 de septiembre.
El lino se elaboraba con gran trabajo, después de arrancarlo en el mes de junio, se sacaba la linaza, luego allá a finales de agosto se llevaba a curtir: se tenía unos 21 días tapado de agua en el río, después se sacaba y se dejaba secar bien, a finales de octubre se mayaba , que consistía en machacarlo encima de una piedra (poyo) para romper el tallo de la hebra dándole golpes con una mayadera, luego se espadaba, consistía darle golpes cociéndolo en manadas poniéndolo encima de una tabla clavada de punta en un madero, (fitera) y dándole con la espadilla, (forma de cuchillo grande de madera,) con ésta operación se separaba el tallo de la hebra, la hebra quedaba en la mano y el tallo caía al suelo (tascos.)En ésta operación ya nos quedaba solo la hebra, después venia el rastrillo, se peinaba la hebra con un artilugio de madera con púas de hierro en el centro y conseguíamos una hebra aún más fina, de ésta hebra ya se hacían los cerros, que era lo que se iba. Luego ya se ponía el cerro en la rueca y se hilaba. Yo trabajé en una fábrica de tejidos, y cuando elaborábamos lino se dejaba el tejido con un 10% de humedad, de hay que cando nuestras madres o abuelas hilaban el lino tenían que ir mojando el hilo con saliva tal como se iba empezando ha hacer el hilo para que éste quedara más suave. Una vez hilado se hacían las madejas con la naspa, (aspa) que era un artilugio de madera con cuatro aspas y una manivela que dando vueltas se hacían las madejas. Hechas ya las madejas se cocían éstas en potes grandes con ceniza de fresno para que quedaran más blancas, después de cocidas con otro artilugio llamado argadillo se hacían los duvillos (ovillos) y ya quedaba el lino a punto para ir al telar. Los telares que han existido en ésta comarca son primitivos, hoy ya son piezas de museo, en Lober todavía se conservan varios de éstos telares, igual que en la mayor parte de la comarca. Para confeccionar las prendas de éste tejido que éstos telares hacían, había las llamadas costureras, mujeres que se dedicaban a coser por las casas, en una casa cosían un día , en otra una semana, dependiendo siempre de las prendas que tuvieran que hacer, pero siempre cosido a mano, más tarde ya había máquinas de coser y cada mujer se hacía sus prendas.
Las mujeres siempre eran las que cargaban con éste duro trabajo, desde que se sembraba el lino hasta que se hacían las prendas, el hilado requería mucho tiempo, se reunían para hilar en los llamados hilandares, yo recuerdo que en casa de mi madre había un hilandar, comenzaban a finales de octubre y acababa el día de las candelas que hacían una cena, que solía ser botillo con arroz,
!!bien merecida se la tenían!!. el hilandar comenzaba sobre las ocho y media de la noche hasta las doce aproximadamente, en aquellos años aún no había luz eléctrica, y lucían con la pobre luz de un candil de aceite o de petróleo, al humor de la lumbre y siempre contando alguna historia, o algún suceso ocurrido en el pueblo o en la comarca.
Esta es la historia del lino, aunque aún me podría extender algo más con lo del hilandar y otras anécdotas que ocurrían.
Gumaro
Hasta principios de los años1970 se cultivó el lino en Lober, y era una buena parte de la economía de nuestro pueblo, ya que de él se sacaba la mayor parte de la ropa que se usó hasta finales de la década de los años 1960, esta ropa también llevaba un composición de lana, otro de los motores económicos que daban sustento a la mayor parte de las familias.
De el lino se hacían ya desde tiempos muy antiguos, por ejemplo las camisas de los hombres, manteles, sacas para meter el grano, alforjas para las caballerías, también se usaba la hebra del lino para las espitas de las cubas. Hoy todavía se conservan en los baúles de muchas casas, de las mujeres más cuidadosas, y con aquel fuerte olor a alcanfor muchas de éstas apreciadas prendas.
El lino era muy trabajoso desde que se sembraba hasta el final de la elaboración, se empezaba por trabajar la tierra, la cual tenía que estar en muy buenas condiciones, fina y sin terrones, se sembraba por el mes de abril en un sitio con suficiente agua para regar, después había que entresacarle la hierba que nacía y regarlo periódicamente cuando tenía falta.
Había dos clases de lino, uno se llamaba abertizo y el otro cerradizo, a la hora de la recolección había que vigilarlo por que el abertizo se le abría la vaina y se perdía la linaza sino se arrancaba a tiempo, y el cerradizo no se abría, ese se tenía que mayar para sacar la linaza. La linaza se guardaba alguna para la siembra del año siguiente, otra se guardaba para medicina de remedios caseros,(para cataplasmas para curar catarros,) la sobrante se vendía a los linaceros que pasaban por los pueblos comprándola, si se quería cobrar alguna perra gorda más, se iba a vender a la feria del Cristo de San Vitero el día 14 de septiembre.
El lino se elaboraba con gran trabajo, después de arrancarlo en el mes de junio, se sacaba la linaza, luego allá a finales de agosto se llevaba a curtir: se tenía unos 21 días tapado de agua en el río, después se sacaba y se dejaba secar bien, a finales de octubre se mayaba , que consistía en machacarlo encima de una piedra (poyo) para romper el tallo de la hebra dándole golpes con una mayadera, luego se espadaba, consistía darle golpes cociéndolo en manadas poniéndolo encima de una tabla clavada de punta en un madero, (fitera) y dándole con la espadilla, (forma de cuchillo grande de madera,) con ésta operación se separaba el tallo de la hebra, la hebra quedaba en la mano y el tallo caía al suelo (tascos.)En ésta operación ya nos quedaba solo la hebra, después venia el rastrillo, se peinaba la hebra con un artilugio de madera con púas de hierro en el centro y conseguíamos una hebra aún más fina, de ésta hebra ya se hacían los cerros, que era lo que se iba. Luego ya se ponía el cerro en la rueca y se hilaba. Yo trabajé en una fábrica de tejidos, y cuando elaborábamos lino se dejaba el tejido con un 10% de humedad, de hay que cando nuestras madres o abuelas hilaban el lino tenían que ir mojando el hilo con saliva tal como se iba empezando ha hacer el hilo para que éste quedara más suave. Una vez hilado se hacían las madejas con la naspa, (aspa) que era un artilugio de madera con cuatro aspas y una manivela que dando vueltas se hacían las madejas. Hechas ya las madejas se cocían éstas en potes grandes con ceniza de fresno para que quedaran más blancas, después de cocidas con otro artilugio llamado argadillo se hacían los duvillos (ovillos) y ya quedaba el lino a punto para ir al telar. Los telares que han existido en ésta comarca son primitivos, hoy ya son piezas de museo, en Lober todavía se conservan varios de éstos telares, igual que en la mayor parte de la comarca. Para confeccionar las prendas de éste tejido que éstos telares hacían, había las llamadas costureras, mujeres que se dedicaban a coser por las casas, en una casa cosían un día , en otra una semana, dependiendo siempre de las prendas que tuvieran que hacer, pero siempre cosido a mano, más tarde ya había máquinas de coser y cada mujer se hacía sus prendas.
Las mujeres siempre eran las que cargaban con éste duro trabajo, desde que se sembraba el lino hasta que se hacían las prendas, el hilado requería mucho tiempo, se reunían para hilar en los llamados hilandares, yo recuerdo que en casa de mi madre había un hilandar, comenzaban a finales de octubre y acababa el día de las candelas que hacían una cena, que solía ser botillo con arroz,
!!bien merecida se la tenían!!. el hilandar comenzaba sobre las ocho y media de la noche hasta las doce aproximadamente, en aquellos años aún no había luz eléctrica, y lucían con la pobre luz de un candil de aceite o de petróleo, al humor de la lumbre y siempre contando alguna historia, o algún suceso ocurrido en el pueblo o en la comarca.
Esta es la historia del lino, aunque aún me podría extender algo más con lo del hilandar y otras anécdotas que ocurrían.
Gumaro
YO TAMBIÉN SOY DE LOBER
Yo nací en Lober y me bautizaron en la Iglesia de Santa Marina, en cuya torre, la cruz ya no existe porque una malvada tormenta se la arrebató en el mes de septiembre del año 2007. Yo, cuando era un niño, también iba a jugar a la Moral con alguna pelota hecha por nosotros mismos con trozos de goma por dentro y con hilo de lana por fuera, o con algún camión hecho con un trozo de madera y una lata de las sardinas.
Yo también era de los que iban por las calles de Lober corriendo detrás de un aro, guiado con un artilugio hecho de alambre y un palo llamado gancho. Yo también era uno de tantos niños que todas las tardes ibamos a buscar agua con los cántaros al chariz de la era. Yo también fui a la escuela con Dª Casiana y el Sr. Pedro y jugábamos en la plaza de debajo de la escuela durante el recreo. Yo también, los días 18 y 19 de septiembre, compraba chirrilletes y petardos al Araujo y a Santiguiñas, con las pocas pesetas que conseguíamos para la fiesta de nuestros padres. Yo también pagué la media para ser mozo y poder estar en la calle después de que tocaban a la oración.
Yo también iba a echar la partida los sábados por la noche a casa del tío Sidoro. Yo también bailé en la casa concejo los Domingos de aquellas oscuras noches de invierno, a la tímida luz del candíl de petróleo, al son de aquel viejo tamboril cuyas pieles habían sido arrebatadas a un perro y labradas por los mozos más habilidosos y que lo tocaban aquellas buenas mozas que había en Lober en la década de los años 60. Yo también era de los que volteaban las campanas las vísperas de las grandes fiestas y que echaban la ronda alrededor del pueblo cantando, acompañados por la dulzaina o el fol de Paulino. Y yo también fui uno, como tantos de Lober, que un día dejaron su querido pueblo y nos fuimos a otras tierras desconocidas mirando a ver si se encontraba algo mejor.
Hoy ya han pasado 36 años y yo, todavía, cada día, pienso en Lober.
Un saludo para Aliste y, en especial, para todos aquellos que, como yo, son de Lober.
Gumaro
Yo también era de los que iban por las calles de Lober corriendo detrás de un aro, guiado con un artilugio hecho de alambre y un palo llamado gancho. Yo también era uno de tantos niños que todas las tardes ibamos a buscar agua con los cántaros al chariz de la era. Yo también fui a la escuela con Dª Casiana y el Sr. Pedro y jugábamos en la plaza de debajo de la escuela durante el recreo. Yo también, los días 18 y 19 de septiembre, compraba chirrilletes y petardos al Araujo y a Santiguiñas, con las pocas pesetas que conseguíamos para la fiesta de nuestros padres. Yo también pagué la media para ser mozo y poder estar en la calle después de que tocaban a la oración.
Yo también iba a echar la partida los sábados por la noche a casa del tío Sidoro. Yo también bailé en la casa concejo los Domingos de aquellas oscuras noches de invierno, a la tímida luz del candíl de petróleo, al son de aquel viejo tamboril cuyas pieles habían sido arrebatadas a un perro y labradas por los mozos más habilidosos y que lo tocaban aquellas buenas mozas que había en Lober en la década de los años 60. Yo también era de los que volteaban las campanas las vísperas de las grandes fiestas y que echaban la ronda alrededor del pueblo cantando, acompañados por la dulzaina o el fol de Paulino. Y yo también fui uno, como tantos de Lober, que un día dejaron su querido pueblo y nos fuimos a otras tierras desconocidas mirando a ver si se encontraba algo mejor.
Hoy ya han pasado 36 años y yo, todavía, cada día, pienso en Lober.
Un saludo para Aliste y, en especial, para todos aquellos que, como yo, son de Lober.
Gumaro
AGRADECIMIENTO
Gúmaro da las gracias a todos cuantos hayan leído sus artículos. No es mucho lo que en ellos he aportado, a los mayores, recuerdos de sus maravillosos años en Lober, y en Aliste, a los jóvenes , tal vez alguna pista, y pudiera ser que en años venideros éstos artículos alguien los pueda ampliar.
Un saludo, y muchas gracias.
gumaroep@hotmail.com
Un saludo, y muchas gracias.
gumaroep@hotmail.com
sábado, 6 de septiembre de 2008
jueves, 4 de septiembre de 2008
miércoles, 3 de septiembre de 2008
40 años atrás...
Esta poesía la dedico a una niña de 15 años que conocí en Moveros de Aliste en el año 1968, que después de 5 años de novios nos casamos el día 18 de agosto de 1973, hace 35 años.
Una tarde de abril,
por primera vez estaba
en el pueblo de Moveros
y con una quinceña bailaba.
El mes de abril ya pasaba,
y el mes de mayo llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por que en Lober arando estaba.
El mes de mayo pasaba,
Y el de junio ya llegaba,
y yo a Moveros no iba,
por qué en Lober segando estaba.
El mes de julio pasaba,
Y el de Agosto ya llegaba
Y grande fue mi disgusto,
Por qué la moza que yo bailaba,
en Moveros ya no estaba.
Se marcho pa Barcelona,
La gente así comentaba,
y yo con gran disgusto,
a Lober yo regresaba.
No paraba de pensar,
en aquella moza guapa,
que el 27 de abril
yo con ella bailaba.
El mes de agosto pasó
Y el de septiembre llegaba,
Y en la fiesta de Lober
con Nati yo me encontraba.
Con ella yo fui a bailar,
para poder preguntar
por aquella moza guapa,
que yo en Moveros bailaba.
En la fiesta de Lober,
sólo con Nati bailaba,
haber si me podía dar,
las señas que yo preguntaba.
Por eso no te preocupes,
Nati me comentaba,
las señas yo las conseguiré,
aunque a mí me cuesten caras.
El día 10 del mes de octubre,
por Moveros yo pasaba,
y aquella chica tan buena,
las señas a mí me daba.
No pasaron muchas horas,
que yo escribiendo ya estaba,
a aquella quinceña guapa,
que yo en Moveros bailaba.
Los días largos se hacían,
y los meses no pasaban,
al ver que aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.
Casi un año pasó,
yo, desesperado estaba,
al ver aquella quinceña,
que a mí no me contestaba.
Un día del mes de junio,
uñendo las vacas yo estaba,
cuando pasó el cartero,
y a mí una carta me daba.
Grande fue mi sorpresa,
cuando el remite miraba,
por que aquella carta era,
de aquella quinceña guapa.
Des aquel día, todo cambio,
yo aquella carta guardaba,
al ver que de mí se acordó
aquella quinceña guapa.
Ya en el mes de julio,
la siega ya comenzaba,
y yo deseando estaba,
que el verano se acabara.
El verano se pasó,
y yo sólo me preguntaba,
el día que volveré a ver,
aquella quinceña guapa.
Pasamos todo el invierno,
cada semana dos cartas,
ya no podíamos pasar,
sin saber que nos pasaba.
Llega ya el mes de abril,
y el ejército me llama,
siento tener que ir,
y dejar mi novia guapa.
Llego ya al campamento,
contenta ya tengo el alma,
pensando que en 15 meses,
veré la quinceña guapa.
Quince meses duró,
aquella pesadilla larga,
sólo con el consuelo,
que me daba con sus cartas.
Al cabo de 15 meses,
aquello ya se acababa,
pensando que estaría al lado,
de aquella quinceña guapa.
El día 15 de julio,
a Malgrat yo ya llegaba,
para no separarme mas
de la quinceña que bailaba.
Trabajando estuve un año,
al lado de mi quinceña del alma,
y el día 18 de agosto,
en Moveros me casaba.
35 años han pasado,
de aquella boda tan blanca
y aunque hoy ya no es quinceña,
la quiero con toda el alma.
Malgrat Gumaro.
de Mar,3 de septiembre de 2008
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