Recuerdo que los días 4 y 15 de cada mes en San Vitero y Rabanales respectivamente se celebraban las mejores ferias de la comarca, donde se concentraban comerciantes ambulantes de la zona incluso acudían de otras como León o Galicia. Generalmente acudían comercios textiles con telas que vendían a metros, y la medida era una vara de un metro de longitud, que aparte de servir para medir las telas, también la utilizaban para arrear las caballerías, dado que el medio de transporte de aquellos años era a lomos de sufridas caballerías.
También acudían a estas ferias gentes de los pueblos cercanos con algunos productos caseros, como podían ser linaza, nabina, grana de berza, o algún pollo de corral, y en tiempo de primavera con plantas hortícolas, como remolacha, berza, cebollino, pimientos y tomates. Tanpoco faltaban los sastres, puesto que los paisanos compraban pana para hacer pantalones siendo este el tejido más usado tanto en invierno como en verano, donde le tomaban medida quedando ya un día determinado para ir a probar antes de coser definitivamente. Si nos vamos a unos años más atrás, los paisanos también llevaban a vender telas de lino y paño casero casero, el cual habían elaborado ellos mismos y tejido en los telares de la comarca. Se usaba para hacer camisas y pantalones para los hombres.
Pero Aliste, que siempre fue una comarca ganadera, lo más destacado en las ferias era el comercio ganadero, donde había toda clase de ganado autóctono alistano, sobre todo las vacas alistanas muy apreciadas para el trabajo por los gallegos que pagaban a buen precio. Carbajales, un pueblo de la comarca de Alba con mucha actividad ganadera, concentraba el mayor trafico de ganado vacuno de la zona, donde una buena parte de carbajalinos se dedicaban al trato de ganado, normalmente, los carbajalinos más bien se dedicaban al trato de ganado vacuno viejo, cansado de arar tierras alistanas y arrastrar el carro, cuando le había llegado la hora de emprender un largo camino hacía el matadero.
Este ganado que se compraba en estas ferias, era trasportado por su propio pie hasta Zamora vía Carbajales, haciendo escala de una noche en Lober, podían llevar una vacada de 25 ó 30. Los arrieros, después de cenar una sardina de escabeche con una jarra de vino en casa el Ti Sidoro, dormían en el pajar, mientras las vacas eran recogidas en un corral o dormían en la misma calle. Por la mañana siguiente, emprendían camino de Carbajales, unas vacas uncidas a un palo, y otras sueltas, mientras los arrieros las guiaban cabalgando en sus caballos. Otra escala hacían en Carbajales, para al día siguiente llegar a Zamora donde el ganado era distribuido en camiones hacia los respectivos mataderos. Los arrieros siempre iban provistos de un saco con cebada para dar de comer al caballo.
En algunas de estas ferias, los ganaderos que tenían toros sementales bien hechos y guapos también acudían, no para vender el toro, sino para exposición para que los ganaderos vieran el semental para llevar a cubrir las vacas con miras de recría de ganado de buena calidad de raza autóctona alistana.
Esta raza autóctona alistana, como su nombre indica fue nacida para vivir en la sufrida” Tierra Alistana” destinada al trabajo diario bajo el sufrido yugo, desde arar la tierra en primavera hasta arrastrar el trillo después de un largo acarreo en los calurosos veranos alistanos, sembrar las tierras en otoño y, o acarrear leña para calentarnos en los gélidos y largos inviernos alistanos. Esta raza, no solo nos daba su trabajo, si no que también nos daba un ternero con el que sufragar la débil economía de las familias alistanas.
Gúmaro, 12 de Febrero de 2012.
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