Cuando hace pocos días que hemos acabado las vacaciones, cundo hace pocas horas escapábamos de el calor, cuando de la noche a la mañana vemos que aparecen nubes grises en el horizonte todo parece cambiar, tenemos que coger el paraguas, tenemos que buscar calzado y ropa para adaptarnos a á un cambio de estación que nos está llamando a la puerta. Las hojas de los árboles se están volviendo de un color ocre, las calles se ven más vacías, los parques están vacios por que los niños han comenzado un nuevo curso, todo se ve más triste, pero ya estábamos cansados de tanto calor, de meternos cada pocas horas debajo de la ducha para refrescarnos la piel sudorosa de este aterrador clima mediterráneo estival.
Con la nueva estación debemos adáptanos a otros menesteres, quizá debemos estar más tiempo encasa, pasar más horas en el ordenador, y leer periódicos y libros. La tardor es un tiempo propicio hacer paseos por el campo, por la montaña, por lo que podemos invertir muchas horas en buscar setas, castañas, nueces, ect, ect. En pocos días veremos los castañeros con las castañas asadas y los boniatos, estos últimos típicos de esta comunidad. Es tiempo de cazadores. La caza, una afición heredada de la prehistoria y que hasta hace menos de medio siglo se hacía para sobrevivir. Se cazaba todo el año y nunca por el hecho de cazar se extinguieron las especies, sino que se multiplicaban. Hoy es un deporte, y caro además, se han tenido que poner unas normas de veda para repoblar las especies, se ha tenido que echar caza criada en cautividad para que se adapte a la vida salvaje, y aún así los cotos están con muy poca caza y algunas especies al borde de la extinción.
Fruto de eso, en gran parte son las escopetas repetidoras que disponen de varios tiros y la pieza que sale pocas veces queda con vida. Yo recuerdo una escopeta que tenía mi padre de un solo tiro, y que cuando se cargaba se hacía por el cañón, por lo que se gastaba un tiempo y no daba lugar a una segunda oportunidad. Por eso, había que asegurar el tiro, y solo se le tiraba a una pieza en caso de estar bien seguro de que aquél tiro no iba a fallar. En aquél tiempo se cazaba para comer y cubrir las necesidades de la familia, por eso cuando se mataba una pieza o dos el cazador se marchaba satisfecho a su casa pensando que otro día debía continuar llevando el sustento a su casa.
En unas semanas comenzaremos a ver en las grandes superficies y zonas comerciales luces destellantes que nos anuncian la llegada de la Navidad para incitarnos a comprar productos navideños, pondremos los árboles de navidad en un rincón del salón, los típicos papa noeles trepando por los balcones y fachadas. Volverán las cenas de empresa con compañeros de trabajo brindando con una copa de cava para que el nuevo año nos depare cosas nuevas, y casi siempre acabamos diciendo: Ó por lo menos sea como este, aunque estemos en las listas del paro.
Gúmaro, 18 de Septiembre de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario