viernes, 23 de diciembre de 2011

AQUELLAS YA LEJANAS NAVIDADES DE LOS 50

Ya han pasado tantos años…. Pero aun recuerdo mis años de rapa en Lober  cuando  llegaban las Navidades.  Unas  Navidades en las que no había regalos, pero quizá eran más esperadas y celebradas que en la actualidad.

El día de noche buena en casa no había una mesa decorada,  no  había marisco ni turrones, simplemente, una vez encerrado el ganado y toda la familia reunida al amor de la lumbre y, en el mejor de los casos arrimado a las brasas estaba el  enciscado pote con un pulpo  con patatas enteras cociendo dentro.  Este pulpo posiblemente lo habíamos adquirido el día 22 en la feria de Fonfría  si habíamos tenido la suerte de vender un saco de patatas que habíamos llevado a vender a lomos de la  sufrida burra. También, si todo había ido bien recuerdo que mi padre había comprado una culebra de mazapán que repartíamos un trozo pequeño con el fin de que hubiera para toda la familia. Pero recuerdo, que el postre más tradicional en casa eran las uvas, estas uvas  habían sido guardadas  de las mejores parras de la viña  del camino Tolilla, las cuales guardábamos colgadas en una viga en lo más alto del sobrado.

Acabada  la cena,  el día de noche buena,  ya no se hilaba como se hacía cada noche, después de haber alargado un poco más que de costumbre la sobre mesa,  se iba a dormir,( no había televisión) en aquellos años  en Lober no había misa de gallo, ya que la misa de gallo se hacía en el pueblo que habitaba el cura, misa,   en la que  los pastores hacían la “Cordera” en la cual los pastores ofrecían una cordera a la Virgen,  a esta especie de comedia  acudía  la mocedad de otros pueblos colindantes.
El día de Navidad, era una de las fiestas más celebradas del año, ese día en la mesa no faltaba el ya tradicional caldo de berzas con botillo,   que los comensales comían de una misma cazuela o tartera acompañado de una buena jarra de vino.

El día noche vieja no se celebraba nada en especial. El día de año nuevo era costumbre de los rapaces ir a pedir el aguinaldo a casa del padrino y la madrina, los rapaces acudían  a casa de los padrinos a dar los buenos días,  y estos los  obsequiaban con una longaniza de cuatro ramales, y en el mejor de los casos un paquete de galletas o unos cacahuetes.

Pero   igual que ahora, el día más esperado por los rapaces era el día de reyes,  no por que los reyes nos trajeran juguetes como ahora.  Nuestra   ilusión era el día 5 de enero al tiempo de oscurecer, salir todos los rapaces en grupo a cantar los reyes  de  en puerta en puerta, aunque conociendo el carácter del vecino podíamos actuar o no. Los cantares eran siempre los mismos, estos eran algunos entre otros:

Estas puertas son de pino,
Aquí vive un gran vecino,
Estas puertas son de oro
Aquí vive el Ti  Sidoro.
Hoy es víspera de reyes
Un día muy señalado
Y por eso se celebra
La primer fiesta del año.

Había algunos vecinos que para darnos algo nos hacían cantar hasta la saciedad,  prácticamente en todas las casas que nos daban, nos daban lo mismo, unos nos daban castañas, otros entre mozos, en alguna casa nos podían ofrecer una jarra de vino que bebíamos a morro todos por la misma jarra, y eran muy pocos los que nos podían ofrecer alguna moneda.

La casa más esperada para ir a cantar era la del Ti Sidoro el tabernero.  Allí si se nos ofrecían otras cosas que normalmente no teníamos a nuestro alcance, como cacahuetes higos pasos aceitunas o algunas galletas.
Y ya terminada la cantinela por las embarradas  y oscuras calles de Lober, a la luz de algún candil  o farol  repartíamos las castañas y entre mozos que nos habían dado, y con las monedas nos podíamos comprar alguna golosina.

Esa noche, solíamos dejar las “Cholas” en sitio visible par si los reyes nos dejaban algo, que en mi casa,(como creo que en la mayoría de el resto de rapaces), me dejaban en el mejor de los casos me dejaban unos cacahuetes o avellanas.

Muchas  veces  he oído comentar  y he visto imágenes  de los niños del tercer mundo, sabemos que  necesitan comida, que no tienen juguetes, que los hacen trabajar a una edad temprana, que  esas gentes no disponen de maquinaria para trabajar la tierra, que no tiene agua corriente en sus casa, que en sus casas no tienen electrodomésticos, que el medio de transporte que tienen es un burro y en el mejor de los casos una bicicleta, y a mi todo eso no me extraña nada, no me dice nada nuevo, por que esa fue la infancia que a mi, como a tos los alistanos de aquella época nos tocó vivir,  y no tenemos que ir muchos años atrás, ya hemos pasado y sabemos lo que es un tercer mundo.

¡¡¡FELICES  NAVIDADES Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
GUUMARO, 23 de Diciembre de 2011.

7 comentarios:

  1. Feliz año nuevo, Feliz Navidad, Gúmaro!!!! que me había perdido tantas cosas como has escrito últimamente... qué bien, ya tengo lectura. Sigue, que sabes que a muchos nos encanta lo que cuentas!!!!!

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  2. Hola IRM, igualmente deseo para ti y tu familia lo mejor para el año que dentro de pocas vamos a empezar.

    Que tiempos aquellos IRM, pero yo, de alguna manera encuentro a faltar todo aquello que a mi, como a otros muchos nos tocó vivir.

    Un cordial saludo.

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  3. Me encantó leer lo que escribiste!!! Mi padre es de Bercianos de Aliste y sus recuerdos son similares!!!
    gracias, saludos
    Fernanda Gallego
    de bs as, argentina

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  4. Muy bien narrado, igual que me han contado siempre mis abuelos y mi madre

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  5. Saludos para Fernanda Gallego de Argentina, nuestros recuerdos y costumbres son muy parecidos para todos los alistanos independientemente del pueblo que sean, al estudiar todos juntos en la Universidad de la vida en una comarca olvidada, pero con gentes valientes capaces de emigrar a los cinco continentes y triunfar allá donde quiera que han llegado. Pero eso si, siempre donde quiera que hayamos ido, llevamos nuestra tierra en le pensamiento por encima de todo.

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  6. Una vez más, genial. La historia, aparte de entretenida, tiene una gran posdata, que es la que haces referencia al tercer mundo. No hay que remontarse muy atrás para encontrar a quienes lo han vivido muy de cerca aquí mismo. No obstante, no puedo evitar pensar en lo tistes que debían de ser aquells navidades, siempre comparándolas con lo que hay hoy en día. Mi hijo, con solo tres años, tiene ya más de veinte veces los juguetes que tuve yo en toda mi vida. No me quiero imaginar, por ejemplo, si la comparación la hiciese entre mi hijo y mi padre. Un saludo, Gumaro. Y sigue con esas bellas historias. Por si no lo sabes, muchas veces identifico a mi padre en algunas de ellas.

    Mundos Azules (Salva)

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  7. Hola Salva, por supuesto que tu padre está identificado en estas historias, y estoy bien seguro que su disco duro almacenaba información suficiente para en parte engordar estos artículos. No coincidí muchas veces en anécdotas con el, por ser unos años mayor que yo, (unos 8 o 10 años, pero lo recuerdo inteligente y habilidoso. Digo inteligente por que resolvía las cuentas con facilidad cuando coincidimos en las clases nocturnas que nos daban a finales de los 50 y primeros de los 60, digo habilidoso por que comenzó a trabajar la madera de muy joven, recuerdo que hacía carracas y "taburetes", que seguro que por casa de tu abuelo los hay echos por el, hizo ventanas y puertas de madera de la casa de tu abuelo, y hasta un carro, que estoy seguro que aún rueda por las calles de Lober, tambien fue aficionado a tocar la gaita de fole.
    De las clases de nocturnidad, podíamos decir que lo recuerdo por dos anécdotas, que ahora no me voy a parar a explicar, pero si alguna vez coincidimos en Lober te contaré.

    Un cordial saludo.

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