A finales de los años 90 se esperaba el nuevo milenio con euforia por parte de mucha gente, todo mundo tiraba la casa por la ventana en años de vacas gordas , se esperaba el milenio que teníamos a la vuelta de lo esquina como un salto a el más allá. El día 1 de enero de 1999 se había introducido el € como moneda única que compartiríamos con once países que lo habían adoptado. A partir de entonces nos parecía que las cosas iban a ir mucho mejor en unos años en que la economía crecía sin parar y que parecía que los arboles crecerían hasta tocar en el cielo.
Se comenzaron a crear moles de ladrillos alrededor de las ciudades, se abrieron oficinas inmobiliarias por todos las esquinas donde acudían mayoritariamente jóvenes para sacar un billete y subir a un tren que no se podía perder.
Con solamente tener una nomina, las oficinas bancarias ofrecían créditos para comprar un adosado con todas las comodidades, y aún les sobraba dinero para comprar un coche de una gama más bien alta, firmando hipotecas a 40 años vista sin ni siquiera saber si una vez terminado el contrato de trabajo la empresa estaría dispuesta a renovar. Para conseguir todo esto, es necesariamente trabajar la pareja y poder destinar un sueldo a pagar la hipoteca mensualmente durante esos 40 años, y el otro para poder sufragar los gastos de la familia. Todo esto, yo particularmente no lo veía nada claro, pues 40 años es toda una vida laboral y que yo ya había vivido , y aun yendo todo bien, hay muchos altos y bajos, los cuales , a veces son difíciles de superar.
No pasó mucho tiempo, en el que en el horizonte comenzaron a salir nubarrones, los cuales cada vez se hacían más espesos hasta llegar las primeras tormentas, y es que todo, o casi todo, se comenzó a desmoronar, ya no se hacían horas extraordinarias, las cuales permitían hacer algunos extras durante el mes, pero lo peor llegaba cuando la mayoría de empresas dejó de renovar contratos o comenzaron a hacer E. R. E, la gallina que ponía los huevos de oro había enfermado y apenas ya ponía.
En ese momento es cunado de verdad, os arboles habían dejado de crecer, los meses de hipoteca se iban acumulando hasta que la entidad cumple su derecho de desahucio, dejando miles de familias en la calle y que aparte de perder el bien, les queda una carga con la entidad bancaria pendiente, vaya, atados de pies y manos.
Y las tormentas continúan. Se teme una salida de España del €uro, algunos economistas así lo creen, mucha gente de a pie se creen que volviendo a la peseta estaríamos mejor, pero si eso sucediera, en estos momentos sería el peor de los males para los hipotecados. Una salida de España del €uro provocaría una devaluación de la peseta de entre el 30% o el 40%, pero las hipotecas se seguirían pagando con €uros a su valor real, lo que haría que nada más con una devaluación de la peseta de un 30% los hipotecados pudieran hacer frente al pago de sus hipotecas.
Otros muchos se piensan que hubiera sido mejor haber continuado en el €uro, como lo ha hecho Inglaterra. Eso lo pueden hacer los ingleses que tienen una libra esterlina fuerte y nadie le mete mano. Nuestra peseta hubiera devaluado tanto que ni hubiéramos podido pagar lo que importamos y nuestra economía hubiera sufrido consecuencias aún más graves.
A corto plazo, no se ve que las tormentas escampen, vamos a pasar por lo menos un par o tres de años malos. Esperemos que surja el milagro y se arregle todo un poco, pero como antes de este batacazo, nunca volverá a ser como era antes.
Gúmaro, 8 de marzo de 2012
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