jueves, 6 de marzo de 2008

La supervivencia en Aliste


Aliste como toda su comarca, hasta bien entrada la década de los 60, fue una comarca de familias numerosas en la mayor parte de los pueblos. Los recursos con que se contaba no eran suficientes para subsistir, solo se podía contar con la agricultura y la ganadería, y que no siempre iba bien, pero era de lo que se sobrevivía.


De las ovejas se sacaba lana. De ésta, se vestía toda la familia, nuestras madres se pasaban hilando la mayor parte del año, pero no por eso dejaban de hacer otras labores del campo, para hilar cualquier momento era bueno, cuando más se hacía éste trabajo era por las noches, pero por el día también aprovechaban el rato que podían. De la lana se hacían, pantalones de paño para los hombres abrigos (jerséis) ,bufandas, calcetines, las camisas se hacían de lino ect. Para las mujeres hacían los manteos, medias , refajos, la bantal o faltriquera, chaquetas, mantones, mantas, colchones, colchas entre otras cosas.


El calzado, hecho por los hombres de la casa como: las famosas cholas y las albarcas para toda la familia, y que prácticamente era el calzado que se gastaba. El jabón, también era elaborado por las mujeres, iban juntando los desperdicios de grasas, las deshacían en una caldera, una vez deshechas le ponían una cantidad de sosa cáustica, lo vertían en un cajón rectangular destinado para tal fin, cuando estaba frío lo cortaban obteniendo los panales.


La agricultura era la principal fuente de alimento de Aliste, del trigo en el molino se hacía el harina, de la cual se hacía el pan, el pan estaba presente en todas las comidas. Todas las casas disponían de un horno, que solía estar en la cocina la boca, y la bóveda quedaba en la parte trasera que daba al corral, se amasaba cada 15 días más o menos, y se hacían doce ó catorce hogazas, y algunas veces también se hacía un hornazo, que era una hogaza con tocino y chorizo dentro, muy bueno, por cierto.


El almuerzo solían ser unas sopas de ajo, que era agua con ajos machacados, manteca, pimiento, y sal, muy digestivas, pero de alimento me parece que tenían poco. Mas consistentes eran los almuerzos de invierno cuando se almorzaba con las morcillas y los torrejones. Las comidas de medio día dependían de la época del año, en invierno solían ser berzas con patatas cocidas con tocino, parte de éste se dejaba para merendar a media tarde, tocino con pan, y cuando salían las acedas una ensalada de éstas o melujino o arrabazas. Los viernes de cuaresma, en vez de tocino solía ser tortilla, y alguna vez escabeche por aquello de que era emporada.


En el mes de julio cuando empezaban los fréjoles verdes, la comida eran fréjoles con patatas, y también con tocino, y en las meriendas, el tocino con ensalada de pimiento, tomates o lechuga. Las comida de medio día se solían alternar también con garbanzos ó fréjoles secos. Las cenas casi siempre eran de patatas cocidas, a veces con una raspa de bacalao y un refrito de tocino. En las grandes fiestas, a veces se mataba un pollo del corral, y el día de Santa Marina ese día en todas las casas se mataba un cordero y algún pollo, ese día había invitados y había que quedar bien.
La matanza de los cerdos era el gran sustento de las familias durante todo el año, en cada casa se mataban por lo menos dos o tres cerdos grandes. La matanza era un día de reunión familiar, se juntaban por la mañana temprano y se tomaba el aguardiente con pan, eso para coger fuerzas, luego ya se salía derecho al corral donde se cogian los cerdos con una soga por el hocico y se ponía el cerdo encima el banco, clavándole un gran cuchillo en el cuello, las mujeres cogian la sangre con un cubo para hacer las morcillas. Después se chamuscaba el cerdo con pajas de centeno guardadas para tal fin, después de bien labado se sacaban las tripas, las cuales se lavaban bien para hacer los chorizos, después el cerdo se colgaba de una biga del portal esperando al día siguiente que el veterinario diera el visto bueno, se deshacían las hebras para los chorizos, que luego se adobaban con los respectivos condimentos. Se echaban de sal los tocinos, jamones y espaldas, era el sustento de la familia de todo el año. Ha por cierto que buenas aquellas hebras asadas en la lumbre, parece que ahora so saben tan buenas, ¿eh.? La manteca se deshacía ese día por la noche en una gran caldera, cuando ya estaba deshecha se echaban dentro de la manteca grandes trozos de pan, que luego se sacaban y espolvoreándole azúcar por encima, eran las “pingadas”, después se sacaba la manteca con un cazo que se depositaba en grandes ollas que se guardaba para condimentar las comidas. En la caldera quedaban los chicharrones que bien machacados con pan migado y azúcar eran los torrejones, muy buenos por cierto. Los jamones no siempre se comían, a veces se vendían a los jamoneros, en las familias siempre había gastos y no siempre había de donde sacar dinero, y a veces se vendían jamones, y después se compraba tocino, ya que en muchas casas si había mucha familia faltaba tocino. Los terneros era la única fuente de dinero que se podía tener, y no siempre era suficiente para hacer frente a los pagos. Había que pagar los consumos y contribuciones al ayuntamiento, había que pagar guanos y nitratos, y los gastos imprevistos de cada día.


La viña era en aquellos tiempos la finca más bien cuidada en todas las familias, de ella salía el vino casi para todo el año, aunque no era de muy buena calidad, ya que el clima alistano no es propio para la viña, en verano las noches son más bien frescas, y eso no ayuda mucho a la maduración de la uva. En algunos pueblos de Aliste se hacía aguardiente, licor muy apreciado en la comarca, pero estaba prohibido por la ley, y se tenían que sacar unos permisos para elaborarlo. El aguardiente se obtenía de la destilación de bagazo, poniendo a hervir éste, y colocando encima un recipiente de agua fría, que daba lugar a la condensación del vapor y así se obtenía el aguardiente. A partir de los años 60, la vida en Aliste empezó a cambiar, la gente iba a los trabajos, se cobraban pensiones, los pesqueros empezaron a ir por los pueblos con pescados frutas y pollos, empezaron a funcionar carnicerías en Rabanales y San Vitero, la maquinaria empezó a funcionar en la agricultura. A partir de aquella década Aliste también empezó a morir, la gente joven empezó a emigrar a borbotones, la natalidad descendía a pasos agigantados, los pueblos se quedaban sin gente a un ritmo imparable, hoy muchos pueblos están a punto de desaparecer, pero los que hoy vivimos, cada vez que vamos a uestros pueblos estamos felices en la tierra que un día nos vio nacer.

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