lunes, 21 de mayo de 2012

TIEMPO DE ENJAMBRES


Un año más una de mis aficiones preferidas  me hace regresar  a Aliste: las abejas.  Nunca había  tenido esta afición, hasta que hace unos 6 años descubrí esté  apasionante mundo. Desde entonces me intereso por todo lo que sea referente  a estos dulces  pero a la vez espeluznantes insectos, leo, observo y escucho,  pero  yo mismo hago mis propias reflexiones.

Y no me he introducido en este mundo por el dulce de la miel, y  aunque si me gusta, normalmente no la como por mi organismo producir  grandes cantidades de glucosa, por tal motivo paso de chuparme el dedo.
A primeros de mayo, dependiendo de la floración si el tiempo la adelanta o atrasa, la reina pone miles de huevos fecundados, convirtiéndose en larvas a los cuatro días, y es a los 21 cuando sale una nueva abeja. Entre los miles de nuevas abejas también salen algunas reinas, solo una de estas reinas formará un nuevo enjambre, siendo el resto eliminadas por las propias obreras. El nuevo enjambre no puede continuar trabajando, dado que la casa se queda pequeña, es entonces cuando la vieja reina cede la colmena a el nuevo enjambre y es el viejo el que sale buscando un nuevo habitáculo, si bien antes de salir todas las abejas se han aprovisionado de comida (miel),  deben llevar comida y material para un largo viaje, y para en el momento que encuentran casa comenzar a construir el nuevo panal.

Casi siempre cuando un enjambre abandona la colmena, no se marcha muy lejos del colmenar, se suele poner a escasos metros de la colmena en cualquier rama formando un racimo protegiendo a la reina, y  perdiendo su agresividad, en ese momento no tienen que defender nada, aún no tienen una casa fija, están en la calle. Cuando han formado el racimo, unas cincuenta exploradoras salen buscando un cobijo donde alojarse, regresando antes de las 24 horas avisando a la colonia con sus movimientos donde se encuentra el nuevo cobijo, es entonces cundo el enjambre emprende vuelo, que a veces puede ser de algunos kilómetros para estrenar su nueva casa. Antes de establecerse definitivamente limpian bien el habitáculo, y si les gusta comienzan a construir el nuevo panal donde la reina pueda poner los huevos.

Para mí, como yo creo que para todos los apicultores es una satisfacción recoger un enjambre, por eso, cuando comienza la época de enjambrazón me paso las horas de más calor del día observando las colmenas, normalmente salen en días de calor entre las 12 de la mañana y las 7 de la tarde. Algunas veces las exploradoras antes de salir el enjambre ya han salido a buscar habitáculo, es por eso que a veces cuando sale el enjambre emprende vuelo directamente hacía la nueva casa.

Las exploradoras disponen de un olfato especial que desde lejos pueden oler la miel o la cera fabricada por las mismas abejas,  por lo que una manera fácil de cazar enjambres es dejar una colmena vieja con cera usada en sitios alejados del colmenar. Este año cuando recogí  las alzas de las colmenas sin abejas  para invernar, las dejé con la cera en un cobertizo de una casa vieja en  el casco urbano. Mi sorpresa fue que el primer día que llegué fui  a preparar dichas alzas para llevarlas al colmenar, cuando vi que un enjambre se había alojado dentro de una, otra sorpresa fue al día siguiente cuando volví, que un nuevo enjambre había entrado en otra, y así hasta cuatro. Viendo todo esto con mi escasa experiencia, he tomado buena nota para el año que viene.

No pretendo ser un apicultor para producir cantidades industriales, como ya he comentado no debo comer miel, simplemente recoger para el gasto familiar al mismo tiempo que puedo disfrutar del apasionante mundo de las abejas, por eso cada mes de mayo me acerco a Aliste para vivir semejantes aventuras.
Dicen que  el veneno de la picada de una abeja es cien veces más fuerte que la cortisona, lo cual es bueno para quien padecemos frecuentes lumbalgias, ya que el  veneno actúa como un fuerte antiflamatorio.

A veces las abejas  pillan al apicultor desprevenido y aprovechan para atacar. Ayer mismo fui a poner cuatro alzas provisto de traje de medio cuerpo careta y guantes, y las abejas apenas salieron de la colmena, hoy fui a poner solo un alza con la misma protección, y me picaron las que quisieron, unas se metieron por las piernas del pantalón, otras encontraron aguejero por la cintura, en resumidas cuentas que tuve que salir corriendo mientras me corrían por todo el cuerpo  clavando su aguijón. La picada me duele como supongo dolerá a todo el mundo por unos minutos, pero no me produce inchazón.
Gúmaro,   Moveros, 21 de mayo de 2012.

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