Aliste fue una comarca donde desde muy temprana edad se
debía ganar el pan que en algunos tiempos no todos los días se podía llevara al
aboca. Ya desde los primeros días de nuestra vida nuestras madres nos
llevaban al campo, ellas mismas nos
cuidaban mientras trabajaban. En tiempo de primavera, y aún con pocas semanas
de vida nos llevaban la espalda sujetos
con un mantón, las manos debían quedar sueltas para en una mano llevar la vara,
en la otra una barrila con agua, y en el
brazo una cesta con algo de merienda, posiblemente un poco de pan más bien duro
que en el mejor de los casos podían acompañar con un poco de tocino. Nuestras
madres muchas veces debían hacer diferentes labores en el campo, la más normal
era coger la pareja de vacas uncidas al yugo con el arado y a veces la rastra
encima. Llegando a la tierra nuestra madre se
disponía arar con la pareja de
vacas, mientras nosotros, los niños, nos dejaban a la punta del surco
tapados con un mantón, nuestra madre iba
y venía detrás de la pareja de vacas con mano firme cogida a la mancera del
arado romano con la cantinela de arre
dorada arre garbosa al mismo tiempo que susurraba alguna canción, pero como
buena madre, cada vez que llegaba a la punta del surco hacía un breve
paréntesis para dar un vistazo al niño para que no fuera atacado por algún bicho, pues
parece ser que el olor a la leche atraía a posibles culebras.
Después de haber dormido un rato el niño, la madre paraba la
pareja de vacas, mientras se sentaba en
el suelo para comer un trozo de pan al mismo tiempo que daba la teta al niño,
para luego continuar con el ir y venir detrás de el arado hasta la hora volver
a casa, que era más o menos a media tarde.
Como mas arriba comente, el olor de la leche dicen que atrae
a las serpientes, y se dice que en una ocasión una mujer se quedo dormida en el
campo mientras estaba amantando a su
hijo. Al olor de la leche acudió una sigilosa y observadora culebra, que mientras
la madre dormía cansada del trabajo, la culebra le quito la teta al niño para
mamar ella al mismo tiempo que le puso
su cola en la boca del niño para que mamara y así no ser sorprendida.
Cuando fuimos creciendo, nuestros primeros pasos fueron entre
la tierra, seguramente llorando detrás del arado para alcanzar a nuestra madre,
ella no nos podía atender, pero seguramente si nos daba palabras de consuelo
tratando de conformarnos.
Que grandes eran… que fuerza de voluntad tenían
aquellas mujeres alistanas vestidas de
oscuro con pañuelo negro en la cabeza que trabajaron incansablemente hasta la saciedad con el
único fin de sacarnos adelante.
Creo que nosotros no
fuimos justos con nuestras madres, nuestras madres igual que nosotros se
criaron entre la tierra. Nosotros cuando fuimos mayores las abandonamos, nos
marchemos de casa buscando una vida mejor. Cuando fueron mayores las trajimos a
las ciudades tratando de darles nuestro calor, si bien le ofrecíamos lo mejor
que teníamos en casa, pero eso no era
suficiente, querían su pueblo, querían la vida que siempre vivieron y
sobre todo descansar envueltas en la tierra que las vio crecer.
Nuestras madres y abuelas se merecen un monumento en el
cerro de Peña Mira mirando a Aliste con aquella indumentaria alistana símbolo
del trabajo, sudor y fatiga a las que debemos nuestra vida.
La imagen muestra el duro trabajo, la cual es propiedad de Julio Pelaez de La Torre de Aliste.
La imagen muestra el duro trabajo, la cual es propiedad de Julio Pelaez de La Torre de Aliste.
Gúmaro, 9 de Mayo de 2012
Merecido homenaje a nuestras madres y profunda emoción me han transmitido tus palabras.
ResponderEliminarGracias, Gúmaro..
¡Qué precioso retrato has hecho de las madres alistanas, Emilio! y es tan real que mientras lo iba leyendo pensaba que, si no lo hubiera conocido por mí misma, lo habría imaginado perfectamente por lo bien que lo has descrito, todo, lo material y lo emocional. Un abrazo y gracias por hacer público ese sentir tuyo tan bonito.
ResponderEliminarLo enlazo.
Gloria Castaño
Me uno a la propuesta de hacer ese monumento en el cerro de Peñamira.
ResponderEliminarUn enorme saludo desde Alcañices.
Ángela
Muy verdadero este relato, ¡cuantas mujeres han pasado por esto!Y que cierto es que al llegar a las ciudades, echaban de menos su pueblo, mi enhorabuena para tí Gúmaro es una narración preciosa. Enhorabuena a todas las alistanas a las
ResponderEliminarque sus hijos han sabido reconocer sus esfuerzos.
Precioso, nuestras madres se merecen lo mejor, y la verdad que las tierras Alistanas lo tienen, ¡sí señor! una tierra estupenda
ResponderEliminarEdurne
Muchas gracias a todos/as por vuestros comentarios. Me alegra un montón saber que encontráis sabor en un blog que escribe un expastor alistano, gracias por ello.
ResponderEliminarDecir que fuy lector de gran parte de los Nº de Renacimiento, su desaparición fue un trauma para mi en unos años que a casi 1000 km era el único medio para saber de los pueblos de nuestro querido Aliste.
Un cordial saludo, hoy desde Moveros
A través de Facebook y, concretamente, de Renacimiento de Aliste, descubro este blog. Mi enhorabuena por tu manera de transmitir en tus palabras tantos sentimientos. Aún he leido pocas entradas pero presiento que van a ocupar gran parte de mis horas de ocio. Gracias por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarUn saludo Geno Rodríguez (Alcañices)
Hermosa tu descripción, claro que mi madre también fue una de las que trabajaba la tierra, cuidaba de su madre enferma, de sus hermanos más pequeños, qué vida sacrificada!!!
ResponderEliminarGracias por el hermoso relato, desde Argentina
Fernanda
Soy el autor de la imagen que ilustra tu descripción de las madres alistanas y si se viera el video al que pertenecen veriamos el trabajo que es eso de arar las tierras.Las magenes corrsponden a mes de abril de 2009 y hoy dia es muy raro encontrarnos a alguien en esta tarea de la arada.Muy buena descripción.Julio Pelaez.
ResponderEliminarLa Torre de Aliste.
Doy la direción de mi canal en youtube por si quieren ver el video.Gracias.
Hola julio: La imagen que acompaña a el articulo de las madres alistanas es sacada de tu video arando en llamera redonda, el cual encontre interesante, ya que hoy día es dificil encontrar una señora alistana arando.
ResponderEliminarNo creas ni mucho menos que me he apropiado de la imagen, simplemente con ella he querido mostrar el duro trabajo que representa para una mujer cuando tenía que cuidar a sus hijos.
Seguidamente etiquetaré la foto con tu nombre.
Un cordial saludo.
no te preocupes por la imagen ,me parece bien que la hayas usado para ilustrar tu narración de las mujeres alistanas y reflejar el duro trabajo que realizaban todas ellas en el campo alistano.Gracias a esta foto he podido ver tu blog y las historias que cuentas.Un saludo de un alistano.
EliminarGúmaro. Es ingrehible la descrición tan esacta que has hecho de las mujeres alistanas, en especial de las MADRES, que tanto hicieron por nosotros, como tu bien dices, nosotros no hemos podido compensarlas, por tanto sacrificio, ya que salimos de casa en busca de una vida mejor... bueno (distinta). Porque, cuando llegaban del trabajo tan duro, tenian la oportunidad de disfrutar de la familia, principalmente en Invierno, cuando se reunian alrrededor de la lumbre, comemtando las anezdotas que habián vivido durante toda la jornanda,(que bonito)yo lo añoro mucho
ResponderEliminarQue veridico es lo que cuentas y que homenaje mas merecido a las madres Alistanas de la posguerra yo fue uno de esos hijos.
ResponderEliminarQue veridico es lo que cuentas en este comentario sobre las madres Alistanas de la posguerra yo me veo reflejado.
ResponderEliminarLa descripción que haces de las Madres alistabas como ya queda reflejado en anteriores comentarios es real como la vida misma; yo nací en el año 40 por lo tanto alguna teta tomaría con sabor a tierra.Y es cierto que no le hemos devuelto en sus años de mayores todo lo que se merecían, por el problema de la emigración;quizás nuestras abuelas que pasaron lo mismo tuvieron mas suerte en la vejez, a aún a pesar de ser una vida dura al menos acababan sus días acompañadas de toda la familia.
ResponderEliminarComo ya se ha comentado, mejor contado imposible. Yo que soy un chico de ciudad hasta he visto a la serpiente mamando y "dando de mamar" y me he emocionado.
ResponderEliminar