sábado, 5 de junio de 2010

EL MES DE JUNIO

EL MES DE JUNIO.


Y siguiendo con mis recuerdos de Aliste, esta mañana me viene a la memoria aquellas mañanas del mes de junio que me despertaba con el tic tic tic tic, aquel sonido que producían los golpes de piqueta que mi padre daba sobre el “gadaño (1)” fijado en un yunque o bigornia clavada en el suelo, lo que se decía picar el “gadaño(1)” Este trabajo era de artesanos, ya que los golpes dados en el corte del gadaño debían se rectos, de modo contrario el corte quedaba ondulado y no cortaba la hierba. Debía ser muy temprano cuando se ponía a hacer este trabajo mientras las vacas comían el último pienso antes de “uñirlas”(2) para mi madre o mi hermana coger la pareja con el arado encima del yugo para ir a bimar o vinar alguna tierra antes de que el sol calentase mucho por miedo a que la mosca picase a las vacas que uñidas(2) este pequeño insecto podía hacer un desastre.

Si bien mi padre al levantarse, ya me había llamado para que saliera de la cama para ir a pelar una cesta de hoja a los negillos (3) del prado de la patera para los gorrinos. Yo medio dormido movía las cholas sobre el suelo que era de madera para que oyera y me quedaba otro poco. Pero al rato y no verme por allí ya me avisaba haciendo acto de presencia, y la cosa se podía poner más tirante.

Muy trabajoso era en cualquier pueblo de Aliste este mes de junio que quedaba compensado con el descanso de los meses de invierno, pero en este mes se debía segar la hierba, recogerla el pajar o tenada. ¡¡¡ Que picotazos!!! de los cardos y agatinas mientras se encalcaba en el carro o en el pajar, en este último se sufría mucho por el polvo natural que soltaba ha hierba seca en el pajar normalmente poco o nada ventilado. Este trabajo se compaginaba con algunos otros que era de ley hacerlos como labrar los huertos y plantar algunas hortalizas como remolacha, pimientos, tomates, sembrar fréjoles y alubias, y por supuesto cavarlos. La viña también necesitaba cuidados que debían hacerse en este mes.

Como el invierno había sido muy largo, y seguido de una corta primavera, los graneros estaban bajo mínimos y los gorrinos en la corteja no dejaban de chillar, posiblemente por el poco alimento que tenía la hoja de los “negrillos”,(3) los yerbos, los ramayos y las abrietunas, todo esto acompañado de muy poca harina. Por eso, más o menos alrededor del 15 de este mes cuando ya la cebada cambiaba el color dorado que había adquirido e n la últimas semanas por un color más blanquecino, se procedía a la siega de esta mies, para en los próximos días llevarla a la era y posteriormente a la trilla, que al día siguiente aprovechando una mañana de aire castellano se limpiaba, que en acto seguido se cargaba un saco en los lomos de la burra para llevar al molino aprovechando antes que la sequia agotase el agua dejando de funcionar el molino. De esta manera podíamos tener harina para ya todo el verano para los gorrinos al mismo tiempo que podíamos disponer de paja para las cuadras.

Y ya en los últimos días de mes se esquilaban las ovejas despojándolas de su vellón, y las mujeres la lavaban aprovechando los últimos pozos de agua por dejar de correr el arroyo y aprovechando también los calurosos días del mes de junio para un posterior secado, guardándola para en el mes de septiembre en el hilandar o filandar comenzar el hilado. Una vez las ovejas esquiladas, a primeros de julio las ovejas comenzaban la trashumancia hacia las sierras de Sanabria buscando pastos mas verdes y aguas más claras, quedando el pastor libre para unirse a los trabajos de la siega que comenzaba con la siega del centeno en los últimos días de junio.

(1) Guadaño

(2) Uncir

(3) Olmos

5 de junio de 2010.

Gúmaro

3 comentarios:

  1. Saludos.

    Como siempre, de la fotografía precisa que relatas en esta ocasión, extraigo de mi memoria algunas de las cosas que hice, presentando unas similitudes con las que cuentas. Me recuerda a aquella vida de la que fui fiel testigo y que hace poco desapareció.

    Enhorabuena.

    UdB

    ResponderEliminar
  2. Cierto es, que antaño, el mes de junio era joiillo con la siega de la hierba.
    Picaban los cardos, ortigas y las gatinas, pero no todo era nocivo. Recuerdo el agradable olor que desprendían la manzanilla, hortelana y demás hierbas aromáticas al mover los baraños para que secara la hierba, y cuando se cargaba con mucho mimo al carro.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Gúmaro dijo...

    El trabajo formaba parte de nuestra vida, nuestro trabajo era el sustento de nuestros animales, los cuales eran unos miembros más de la familia,y por ellos hacíamos los mayores sacrificios.

    Gúmaro.

    ResponderEliminar