Los años que sucedieron a la guerra civil no fueron fáciles, los desastres ocasionados por las bombas durante tres años que duró el conflicto bélico, la sequía que se ensañó en nuestro país, dio lugar a los llamados “años del hambre. La política económica de Franco y el aislamiento internacional por parte de algunos países dio lugar a una escasez de alimentos en España. El gobierno decidió controlar la distribución de las pocas mercancías asignando a cada persona cierta cantidad de los productos básicos más escasos: azúcar, arroz, aceite, pan, legumbres.., que había que recoger con la llamada “Cartilla de Racionamiento”. Las Cartillas de Racionamiento comenzaron al finalizar la guerra en 1939, y el racionamiento se alargo hasta el año 1952, justo cuando yo comenzaba a masticar los primeros trozos de pan.
En esos años de miseria, debemos decir que en nuestra comarca se apoderó una plaga de piojos que no quedo erradicada hasta bien entrados los años 50. Culpable de la miseria fue también la plaga de langosta que arrasó la mayor parte de las cosechas en Aliste en el año 1944.
Como podéis comprender, a mi no me toco vivir en estos trágicos años,(no había nacido) pero si oí muchas veces contar a personas del pueblo como se las tuvieron que arreglar para salir adelante con la familia
Dada la proximidad de Aliste con la raya portuguesa, el contrabando con Portugal era una de las salidas a la hambruna, que muchos padres de familias casi siempre numerosas, arriesgaban su salud, incluso su vida para llevar a su casa algo que llevar a la boca.
Lo más normal que solían traficar era azúcar, jabón, telas, aceite, y algo de café. Siempre pasaban la raya de noche, y por senderos donde no pudieran ser localizados, salían por la tarde hacia Portugal “Malladas” donde normalmente compraban la mercancía. Una vez comprada, se escondían en un pajar esperando que llegara la noche de nuevo para volver a pasar la raya, llegando a casa de madrugada, donde dormían todo el día, para a la noche siguiente tomar de nuevo el camino hacia destinos donde pudieran vender más caro, que normalmente eran los Valles (Zona de Benavente) o alrededores del Puente de la Estrella.
Más que beneficios eran disgustos lo que ganaban, algunas veces los pillaba la Guardia Civil, requisando la carga, y encima pagar la multa. Otras veces vendían la carga y con la ganancia compraban una saca de harina, si es que alguien también de estraperlo se la vendía, ya que eso en España estaba perseguido por la fiscalía, y si todo iba bien podían quedarse de vez en cuando con una lata de aceite, una barra de jabón o algún metro de tela, todo esto para el gasto de la casa, esta era la ganancia que tenían después de tantas noches por los senderos de entre el monte y muchas noches lloviendo.
Muchas veces oí contar a un familiar muy cercano, que una vez a él le salió la Guardia Civil en el Puente la Estrella,. Este sitio que era una trampa segura, pero que muchas veces se arriesgaban, ya que si tenían suerte de pasarlo podían vender más caro el producto al otro lado del Esla. Después de toda la noche andando, pasando el Puente la Estrella a la salida del sol, le sale la Guardia Civil a la otra punta del puente, el contrabandista que los vio., se volvió atrás abandonando la burra y la carga, pero como el corría más que los guardias se pudo distanciar, aunque la Guardia Civil le disparó en varias veces sin ser alcanzado por los disparos. Perdió las zapatillas en la huida, llegando por la noche a su casa descalzo, sin burra, sin la carga, sin dinero, y encima cansado y muerto de hambre. Vaya ánimos ¿verdad? Pues así era la vida de la raya.
También los portugueses traficaban con estos productos, pero estos más bien vendían la carga completa a determinadas personas ya en España para volver a revender. El portugués Domigo, muy conocido en Lober, Gallegos del Río, Domez y otros, fue muy perseguido por la Guardia Civil en varis ocasiones. Un día lo persiguieron en Gallegos del Río, y logró escapar escondiéndose en el campo entre el centeno. Pero la Guardia Civil que le seguía la pista no estaba muy lejos, y cuando Domingo levanto la cabeza por encima del centeno para ver si veía algo, fue abatido con tres tiros en la espalda por la Guardia Civil, y si no tengo mal entendido sus restos descansan en Gallegos del Río.
El pan, un bien muy escaso en aquellos años, aun que en Aliste tierra de agricultores siempre hubo un saco de trigo, aunque sí muchas dificultades para molerlo. En el año 1937 por decreto se creó el Servicio Nacional del Trigo para controlar la producción de cereal. Otra ley en el año 1941 obliga a precintar todos los molinos maquileros para moler trigo, por tal motivo se molía de estraperlo en los molinos de las riveras en que las piedras estaban preparadas para moler cereal para pienso de cerdos y vacas, luego se pasaba el harina por las piñeras para separar el salvado de la harina, aunque esta no era de buena calidad, y en consecuencia tampoco lo era el pan.
Normalmente se molía de noche para esquivar la presencia de la Guardia Civil en los caminos del molino, ya que esto podía era causa de multa. Pero como enseña más la necesidad que la universidad, para simular que lo que se llevaba en el saco era centeno, se ponían dos alqueres de este cereal arriba del saco, y si los guardias lo paraban y le miraban el saco, veían que ciertamente era centeno lo que en realidad iban a moler.
Para hacer el pan en aquellos años también lo hacían de noche para que la gente del pueblo no se enterara mucho, pues con la hambruna si se enteraban que en una casa había pan muchos vecinos acudían a pedir pan prestado, cosa que siendo el pan un bien muy escaso en aquellos años si se prestaba ya no se devolvía.
Y ya para terminar, voy a contar una anécdota que paso en mi pueblo en aquellos años del hambre, aquellos años en que no había pan.
Era por el mes de marzo cuando ya las paneras estaban vacías, un vecino del pueblo, uno de los más pobres fue a casa de otro más rico con el fin de que le prestara una saca de harina para hacer pan mientras su mujer quedaba calentando el horno. Llega el más pobre a casa del rico y le pide que le preste la saca de harina, el más rico después de pensarlo, y tras unos segundos de silencio le contesto con voz seca: No, no te puedo prestar harina, porque este año no ha llovido, no habrá cosecha, y por tanto no me podrás devolver la saca de harina. El más pobre se marcha a casa pensativo, su mujer tenía ya el horno caliente y no podían hacer el pan. Llega a su casa se lo explica a su mujer, y le dice: No te preocupes hombre, ya tengo el horno caliente, y en vez de pan asaremos unas patatas, y hartaremos la barriga. No pasaron muchos días, y una mañana cuando se levantaron amaneció el día lloviendo, y estuvo lloviendo todo el día. Entonces la mujer le volvió a decir al marido: Como hoy está lloviendo y habrá cosecha vuelve a ver si aquel hombre te presta la harina. Ni corto ni perezoso, el hombre coge el saco debajo del brazo marcha a casa del vecino, toca tres veces a la puerta, y una voz desde dentro de casa y lejos dice ¿Quién es? A la que contesta: soy yo, el que estuvo el otro día para que me prestara harina. Mi mujer y yo hemos pensado que como está lloviendo, tendré cosecha, podre devolverle la harina si me la presta hoy. El rico contesta sin abrir la puerta con voz pausada y seca: Pues si está lloviendo pon el saco en las goteras.
28 de abril de 2010.
Gúmaro
Tendrás que explicarme eso último del sado porque me ha jodido la anécdota!
ResponderEliminarLee de nuevo.
ResponderEliminarSi sabes más historias de la guerra y postguerra del entorno de Aliste, cuenta. Me encanta el tema.
ResponderEliminarMi padre era de Moveros,en los años 40 le destinaron fuera y pasadoslos años se casó,nacimos sus hijos y nunca olvidaré mi primera visita a Moveros,estuvimos en las fiestas de santa Columba,habia barro,vacas y una forma de vida a la que yo no estaba acostumbrada,pero viví allí unos dias maravillosos ,con mis tios,mis primos (muchos ya han falleccido).Inolvidable el gaitero tocando,las cholas,el café de Portugal...Los cacharros que hacian mis primos y que todavia conservo en mi casa de Cuenca.En fin,que me gustaria volver y poder rememorar "in situ" todo lo que antes viví.Saludos
ResponderEliminarPara anónimo: Desde esa tu primera visita a Moneros, el pueblo no ha cambiado mucho, pero ya no se cria barro en las calles, vacas tampoco hay. Los cacharros hay dos talleres que aún hacen pero con técnicas más avanzadas, en fin, en el més de agosto si te pasas unos dias en Moveros seguramte podrías volver a rememorar aquellos tiempos.
ResponderEliminarMuchas gracias por visitar este modesto Blog.
Salidos.
Gúmaro
yo recuerdo que en el puente ciervas, la guardia civil "cazaba" a la gente con alubias y otras cosas y alli le quitaban todo.Venían desde Videmala y no se hasta donde, una pena, una desgracia.......
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