LA ERMITA DE TOLILLA Y LOBER: HISTORIA TRADICION Y MEMORIA,
La ermita de Tolilla y Lober hoy desaparecida forma parte inseparable de la historia común de estos dos pueblos. Durante siglos antes de que cada localidad contara con su propia parroquia, fue el templo en el que los vecinos se reunían cada domingo para participar en la misa. Su importancia no era solo religiosa, si no también social, pues constituía un lugar de encuentro que reforzaba los lazos de unión entre ambas comunidades.
La ermita de Tolilla y Lober hoy desapareida, foSe cuenta que en sus alrededores vivió
un ermitaño, figura muy vinculada a la espiritualidad rural de la Edad Media y
la Edad Moderna. La presencia de estos hombres de fe, entregados a la oración y
la penitencia, confería a los templos un carácter especial y los convertía en
centros de devoción y respeto.
El retablo de la ermita estaba
presidido por las imágenes de San Fabian y San Sebastián, santos protectores y
muy venerados en la tradición rural castellana. Sin embargo, hacia los años 60
del siglo XX, las tallas fueron expoliadas y desaparecieron, provocando un gran
pesar en la comunidad. Con el tiempo las imágenes fueron localizadas en Madrid,
recuperadas y devueltas y hoy se custodian en la iglesia parroquial de Tolilla
donde siguen recibiendo la devoción de los fieles.
La construcción de iglesias en
Lober y Tolilla allá por los años 1700, la ermita perdió su función como parroquia
común, aunque se mantuvo como lugar de celebración en dos fechas señaladas: El Jueves
Santo y el Domingo de Ramos. En estas jornadas,
ambos pueblos acudían juntos a la
ermita, reforzando el sentimiento de comunidad y recordando el papel que el
templo había tenido en sus orígenes.
Junto al camino cercano a la
ermita manaba una fuente de agua abundante, los monaguillos solían recoger allí
el agua para el servicio litúrgico, aunque, según la tradición oral esta
practica no era del agrado del sacerdote, y dicen que tras rezar en la fuente
con un libro santo, el manantial empezó a perder caudal hasta secarse popr
completo. En la actualidad, el lugar de
la fuente solo crece algún junco como testimonio mudo que aquella agua que dio
vida a la ermita.
En tiempos más recientes, siendo párroco
Don Mariano Pérez, se quiso recuperar la memoria del lugar. Se clavó una cruz
de madera que aún persiste en el emplazamiento de la ermita donde aún pueden
verse algún resto de muros, y desde entonces cada primer sábado del mes de
junio, la comunidad celebra allí una misa en forma de romeria. Tras la
ceremonia, los asistentes comparten una merienda campestre bajo las encinas algunas
centenarias que aún persisten, acompañada de música popular, tradicionalmente
con la gaita de Paulino.