Avanzando el
mes de junio con calores propias del mes en los atardeceres, y después de un
largo día de trabajo, se dejaba oír el
repicar de las guadañas sobre las bigornias a golpe de piqueta para dejar la
herramienta a punto de siega para la mañana siguiente. La guadaña es una
herramienta (hoy ya casi una pieza de museo) con la que se segaba la hierba de
los prados en el mes de junio, que una vez segada y seca convertida en heno, se
almacenaba en pajares para alimento en
el invierno principalmente para las vacas.
La guadaña
debía estar en su punto de preparación para llevar a cabo un buen segado del
césped de los prados, al mismo tiempo que, con una herramienta bien preparada
el esfuerzo físico era mucho menor que con una herramienta desajustada. En
muchos parados la existencia de topos y lombrices, (especialmente en los más
frescos) era frecuente encontrarse con pequeños montones de tierra sacadosdos
por los topos, y también las llamadas lombriceras, unos pequeños agujeros que
las lombrices hacían en la tierra sacando la tierra al exterior. Todo esto
contribuía a cegar la guadaña,(dejar el corte desgastado) cuando esto sucedía había que picar el corte
de la guadaña apoyada ésta en una bigornia a golpe de piqueta procurando que el
corte no quedara curvado, luego, periódicamente con una piedra esmeril, que
normalmente se llevaba metida en un cuerno de vaca colgado en el cinto con agua
para que la piedra permaneciera humedecida en el momento de sacar la piedra
para afilar.
La siega de
la hierba con la guadaña era un trabajo muy duro y cansado, generalmente este
trabajo era llevado a cabo por los hombres, para ello era imprescindible una
buena alimentación, por lo que se guardaban los lomos de los cerdos de la
matanza embutidos en las tripas culares, y un buen jamón curado acompañado de
un vino casero. La siega de la hierba,
generalmente se hacía por la mañana, por
la tarde se recogía la que se había segado tres o cuatro días antes, una vez se
había dejado secar y en el momento del guardado aprovechando las horas de calor
con el fin de que entrara en el pajar bien seca para evitar el posterior
fermentado a causa de la humedad.
Si el segado
de la hierba requería el esfuerzo físico anteriormente dicho, la recogida no lo
era menos. Primeramente se tenía que cargar en el carro con una tornadera
especial con tres dientes largos y un cuarto que la acompañaba por encima, con
esta tornadera se tiraba en el carro, subido en el carro la recibía una segunda
persona que la iba componiendo para que
durante el transporte la hierba no cayera por el camino, pues
dependiendo del terreno, a veces los caminos eran pedregosos produciendo
continuos movimientos en el carro.
Otra odisea
era cuando se llegaba al pajar, principalmente la hierba se recogía en pajares
con una puerta pequeña y sin ventilación, por tal motivo, la hierba despedía un
polvillo propio de la hierba, el cual se acumulaba en las vías respiratorias,
dando ligar a continuos estornudos, a lo que tenemos que añadir los posibles
picazos de los cardos que en muchas ocasiones acompañaban la hierba. Otras
veces se guardaba en tenadas o desvanes, principalmente las tenadas tenían más
respiración y el polvo no causaba tanto daño a las personas, pero era bastante
trabajoso por tener que subirla a golpe de tornadera a lo alto.
Quizá el mes
de junio fuese el más trabajoso, y en el que más tareas había que desarrollar.
En este mes también venia la siega de la cebada, que más o menos se segaba a mediados de mes. Llegada esta época los graneros
de casi todas las casas tocaban fondo, pues con la siega de la cebada y su
posterior trillado y limpiado y aprovechando las ultimas aguas de los ríos se
llevaba al molino con lo que de esta manera se hacía provisión de pienso y paja
principalmente para los cerdos.
También en
este mes de junio era frecuente atender los huertos, plantación de remolacha,
riego de patatas y lino y aún, el preparado de arada de algunas tierras de
cereal, (bima) que había que hacerlo durante las primeras horas de la mañana
antes de que apareciera la tan temida mosca que picaba a las vacas con la
posibilidad de que se produjera cualquier desgracia.
Otro trabajo
que también entraba dentro de este mes de junio era la esquila de las ovejas,
en este mes las ovejas se despojaban de su vellón, con lo cual se aliviaba
bastante el calor que la lana produce al animal.
Gúmaro, 16
de junio de 2015
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