Ya han pasado tantos años…. Pero aun recuerdo mis años de rapa en Lober cuando llegaban las Navidades. Unas Navidades en las que no había regalos, pero quizá eran más esperadas y celebradas que en la actualidad.
El día de noche buena en casa no había una mesa decorada, no había marisco ni turrones, simplemente, una vez encerrado el ganado y toda la familia reunida al amor de la lumbre y, en el mejor de los casos arrimado a las brasas estaba el enciscado pote con un pulpo con patatas enteras cociendo dentro. Este pulpo posiblemente lo habíamos adquirido el día 22 en la feria de Fonfría si habíamos tenido la suerte de vender un saco de patatas que habíamos llevado a vender a lomos de la sufrida burra. También, si todo había ido bien recuerdo que mi padre había comprado una culebra de mazapán que repartíamos un trozo pequeño con el fin de que hubiera para toda la familia. Pero recuerdo, que el postre más tradicional en casa eran las uvas, estas uvas habían sido guardadas de las mejores parras de la viña del camino Tolilla, las cuales guardábamos colgadas en una viga en lo más alto del sobrado.
Acabada la cena, el día de noche buena, ya no se hilaba como se hacía cada noche, después de haber alargado un poco más que de costumbre la sobre mesa, se iba a dormir,( no había televisión) en aquellos años en Lober no había misa de gallo, ya que la misa de gallo se hacía en el pueblo que habitaba el cura, misa, en la que los pastores hacían la “Cordera” en la cual los pastores ofrecían una cordera a la Virgen, a esta especie de comedia acudía la mocedad de otros pueblos colindantes.
El día de Navidad, era una de las fiestas más celebradas del año, ese día en la mesa no faltaba el ya tradicional caldo de berzas con botillo, que los comensales comían de una misma cazuela o tartera acompañado de una buena jarra de vino.
El día noche vieja no se celebraba nada en especial. El día de año nuevo era costumbre de los rapaces ir a pedir el aguinaldo a casa del padrino y la madrina, los rapaces acudían a casa de los padrinos a dar los buenos días, y estos los obsequiaban con una longaniza de cuatro ramales, y en el mejor de los casos un paquete de galletas o unos cacahuetes.
Pero igual que ahora, el día más esperado por los rapaces era el día de reyes, no por que los reyes nos trajeran juguetes como ahora. Nuestra ilusión era el día 5 de enero al tiempo de oscurecer, salir todos los rapaces en grupo a cantar los reyes de en puerta en puerta, aunque conociendo el carácter del vecino podíamos actuar o no. Los cantares eran siempre los mismos, estos eran algunos entre otros:
Estas puertas son de pino,
Aquí vive un gran vecino,
Estas puertas son de oro
Aquí vive el Ti Sidoro.
Hoy es víspera de reyes
Un día muy señalado
Y por eso se celebra
La primer fiesta del año.
Había algunos vecinos que para darnos algo nos hacían cantar hasta la saciedad, prácticamente en todas las casas que nos daban, nos daban lo mismo, unos nos daban castañas, otros entre mozos, en alguna casa nos podían ofrecer una jarra de vino que bebíamos a morro todos por la misma jarra, y eran muy pocos los que nos podían ofrecer alguna moneda.
La casa más esperada para ir a cantar era la del Ti Sidoro el tabernero. Allí si se nos ofrecían otras cosas que normalmente no teníamos a nuestro alcance, como cacahuetes higos pasos aceitunas o algunas galletas.
Y ya terminada la cantinela por las embarradas y oscuras calles de Lober, a la luz de algún candil o farol repartíamos las castañas y entre mozos que nos habían dado, y con las monedas nos podíamos comprar alguna golosina.
Esa noche, solíamos dejar las “Cholas” en sitio visible par si los reyes nos dejaban algo, que en mi casa,(como creo que en la mayoría de el resto de rapaces), me dejaban en el mejor de los casos me dejaban unos cacahuetes o avellanas.
Muchas veces he oído comentar y he visto imágenes de los niños del tercer mundo, sabemos que necesitan comida, que no tienen juguetes, que los hacen trabajar a una edad temprana, que esas gentes no disponen de maquinaria para trabajar la tierra, que no tiene agua corriente en sus casa, que en sus casas no tienen electrodomésticos, que el medio de transporte que tienen es un burro y en el mejor de los casos una bicicleta, y a mi todo eso no me extraña nada, no me dice nada nuevo, por que esa fue la infancia que a mi, como a tos los alistanos de aquella época nos tocó vivir, y no tenemos que ir muchos años atrás, ya hemos pasado y sabemos lo que es un tercer mundo.
¡¡¡FELICES NAVIDADES Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
GUUMARO, 23 de Diciembre de 2011.