lunes, 19 de noviembre de 2012


LOS ARBOLES NUNCA LLEGAN AL CIELO

Esta mañana como ya tengo costumbre salí a dar un paseo, un paseo que se convierte cada mañana en unos 12 o 14 kilómetros. Y mira hoy por cuantas que a los 15 minutos de salir de casa me sorprendió una borrasca de agua que me hizo meterme en un bar, cosa que no acostumbro, pero esta vez  no tenía muchas mas opciones si no quería  que la camiseta se me quedara pegada al pellejo.

Pues bien, mientras estaba tomando un cortado sentado en una mesa, y los cristales del bar se iban empañando por el calor que hacía dentro y el fresco que producía la lluvia fuera,  yo hojeaba un periódico leyendo un artículo que trataba de los desahucios, cosa que parce que cada día está más en las noticias de cada día, pero que no es una cosa nueva, sino que eso hasta yo mismo lo predije antes que  se pronunciaran los abuelos de Soria, y no había que tener muchas luces para ver la que   se podía venir encima.
Y es que” los arboles nunca llegan al cielo”

Hace unos siete u ocho años aun estando yo activo en mi vida laboral y ya con una experiencia, no por nada, sino por el rodaje que uno ya con más de medio siglo de historia tiene en el cuerpo. En aquellos años, aun años de vacas gordas en la empresa que yo trabajaba  se firmaban contratos nuevos,  no por la expansión de la empresa, si no más bien por cubrir las bajas de los que se jubilaban, si bien ya no en las mismas condiciones que se había venido haciendo, si no con unas clausulas que de alguna manera mermaban la nomina si se comparaba con  otra que ya hacía algunos lustros que estaba en activo. Toda esta gente de nuevos contratos, los que podíamos llamar hijos de la abundancia, o por lo menos yo así los llamaba, porque  entre otras cosas de alguna manera eran reacios a hacer una hora extra y menos si era en fines de semana que un servidor siempre estuvo dispuesto a hacer desde el primero hasta el ultimo día en los 35 años y  cuatro meses que estuve trabajando en la empresa.

A mi me chocaba como estos chavales con veinte tantos o treinta años(“los hijos de la abundancia”) pero eso si, con toda una vida por delante se embarcaban en comprarse un adosado de 60 millones de las antiguas pesetas y un coche de gama media alta en el garaje con un préstamo hipotecario a 35 años, cuando yo a su edad   trabajando 12 horas diarias no me atreví a comprar más que un piso de 70 metros e iba los domingos por la mañana a hacer horas en bicicleta.

Y es que esta generación, la que son nuestros hijos, estudiaron más que nosotros, y uno no pode dar consejos a quien sabe más que nosotros, contaban con dos sueldos, uno para pagar la hipoteca y el otro para ir tirando de guita y esperar potra vez a final de mes. Pero yo pensaba,  si los arboles crecieran  un trozo cada año ya llegarían al cielo, pero al cielo nunca he visto que haya llegado ninguno, unos por que se secan y otros simplemente por que le cortan la guía. Desde entonces han pasado unos siete u ocho años, y aquel  bosque de arboles jóvenes recién plantados que parecía llegarían al cielo muchos ya se han secado, otros quizá será por el otoño, pero ya tienen las hojas mustias. ¿  Es que no lo veían venir.? Claro es que son los hijos de la abundancia.

Gúmaro, 19 de Noviembre de 2012.

jueves, 8 de noviembre de 2012


Yo  un día en Lober  nací,
y de niño en Lober lloré
de mayor lo hice tambien
 pero el destino de la vida,
de  me separo de Lober.

Han pasado muchos años
desde que  yo  abandoné a Lober,
dejando el sudor en otras tierras
pero siempre pensando en volver.

Malgrat de Mar me recogió,
con bonito atardecer,
con playas de fina arena,
pero para mi no hay como Lober.

Allí dejé muchas cosas,
que nunca yo olvidaré,
lo que más el sentimiento
que guardo del día de ayer.

Allí quedo Valdelmayo
y el Carrascal también,
cuando bajo el Sierro abajo
Peñalba es lo primero que se ve.

Los rapaces de la escuela
siempre los recordaré,
muchos después de pastores,
y Antonio Baz que en paz esté.

El repicar de las campanas,
también lo recuerdo bien,
por tenerlas tan cerca
y subir a repicar también.

Me alegra cuando las vuelcan,
cuando las repican también,
me entristece  el toque a fuego,
y el toque a difuntos también.

Guardo muchos recuerdos
unos buenos y otros malos.
hoy me quedo con los buenos,
los malos mejor no recordarlos.

Aquí  voy a terminar
pero antes decir también,
que si yo algún día me pierdo,
¡¡¡Que me busquen en Lober….!!!

Gúmaro,  8 de noviembre de 2012

sábado, 3 de noviembre de 2012


Pino del Oro: Secreto bajo tierra
La confesión de allegados al supuesto asesino de Salvador Domínguez, desaparecido en 1963, anima a su familia a pedir la autorización judicial para exhumar el cuerpo


Al atardecer del 24 de diciembre de 1963 Salvador Domínguez se despidió de su hermana pequeña, Victoria, con un: «Ten cuidado ahora que te quedas sola con las vacas, a ver si te va a caer la mula». Emprendió camino a pie hacia Villalcampo, donde su primo lo esperaba para que lo ayudara con las cabras mientras operaban a su esposa. Tenía 28 años y era el hijo mayor de una familia de agricultores de Pino del Oro. Nadie lo volvió a ver.
Casi medio siglo después, la familia confía en que una orden judicial permita remover la zona de la finca conocida como «Las Tallas», a dos kilómetros del pueblo. Allí es donde, han confesado familiares y allegados del supuesto asesino, fue enterrado Salvador. Una supuesta disputa por cazar conejos con cepo en parcelas del asesino terminó tiñendo de sangre una tierra en la que hasta ahora solo se ha excavado en busca del oro que ya explotaban las antiguas minas romanas. La próxima vez que se horade la tierra será para desenterrar un secreto mejor guardado que los yacimientos auríferos.

Fue un vecino del pueblo quien, años después, se presentó ante los Domínguez Rodríguez para contarles lo que había escuchado de boca del hijo del supuesto asesino de Salvador, en su lecho de muerte. Confesó el crimen y describió el lugar donde le dieron tierra. Y la historia comenzó a reescribirse. Son los propios descendientes del homicida los que ayudan ahora a la familia de la víctima, que trata de recuperar los restos del infortunado joven para «darles sepultura» en el panteón familiar. El Juzgado número dos de Zamora, que instruye las diligencias, ya ha recabado los informes y testimonios fundamentales en los que avalar, si así lo estima oportuno, la autorización para excavar el terreno en busca de los restos del joven.

Salvador fue el primero de los hijos que tuvo el matrimonio formado por Rosa y Ángel, y desde muy joven ayudó a sus padres en las tareas agrícolas y ganaderas. Luego llegarían Elisardo, ahora de 77 años; Laura, de 70, y Victoria, de 62, y que con el apoyo de todos tomó la decisión de poner el caso en manos de la justicia. 

Victoria, la más pequeña de la familia, aprendió a vivir desde aquella aciaga Navidad con la angustia que se adueñó de su cuerpo cuando tuvo el presentimiento de que nunca más volvería a ver a su hermano. Fue cuatro días más tarde, cuando la madre la envió en una mula hasta Villalcampo. «Como Salvador se fue a casa de los primos con lo puesto, yo le llevaba ropa para que se cambiara, unos días después», revive con los ojos empañados por la emoción. Aún conserva su última imagen, «con una camisa de cuadros y en tonos azules, ¿cómo me voy a olvidar?». Esperaba encontrarlo pastoreando a las cabras, pero en su lugar, lo que encontró fueron las caras de sorpresa de sus familiares, convencidos de que finalmente había surgido algún imprevisto y no había podido hacerles el favor. «Lo primero que me vino a la cabeza fue que algo malo había pasado. Lo peor, que estuviera muerto». Aquella niña, con 13 años, tuvo que emprender sola el regreso a Pino del Oro para comunicar la noticia a sus padres, puesto que sus otros hermanos —Elisardo y Laura— habían emigrado a Brasil para librarse de la miseria.

Rosa, la madre, «estaba totalmente desesperada», rememora Victoria. Dieron aviso a las autoridades de la zona y se organizó hasta una batida por las inmediaciones, en la que participaron guardias civiles y la mayor parte de los vecinos de la localidad, sin resultados.

Tuvieron que pasar siete años para surgiera una mínima pista que llegó desde un lugar a miles de kilómetros de Pino. Ángel, el padre, no resistió tanta ausencia y falleció poco antes «desesperado con lo de su hijo mayor y sin saber nada de él». Amparadas en la distancia, y una vez que supieron que el presunto asesino había fallecido, dos jóvenes de otra localidad cercana, Carbajosa, emigrantes en Alemania comentaron entre sus paisanos que ellas mismas habían visto discutir a Salvador con un conocido vecino del pueblo la tarde de la desaparición en el camino hacia Villalcampo «y que estaban pegándose». A partir de ahí, los rumores en la comarca de Aliste se disparan. Hay quien cree esta versión, pero también quien aventura que el joven agricultor y ganadero —de carácter afable y que tras un intento de labrarse futuro en Bilbao había decidido regresar a su pueblo— podía haberse fugado. Hasta le inventaron una novia: «cosas que se hablaban pero sin ningún fundamento», puntualiza su hermana.

Isidro Domínguez Castaño, de 66 años, era apenas un chaval cuando cuidaba una veintena de ovejas de su familia en las fincas próximas a la localidad. Recuerda «como si fuera hoy», que un día vio en «Las Tallas» una zona de tierra que había bajado de nivel, «como cuando remueves y luego se asienta». Muy cerca estaba uno de los hijos del propietario, al que preguntó: «¿Por qué hay un hoyo ahí?». Como respuesta obtuvo: «Es una marrana que se nos ha muerto y la hemos enterrado». Poco podía imaginar aquel joven que quizá dentro del agujero pudiera estar el que, de haber vivido, se hubiera convertido en su cuñado. Con el tiempo se casó con Victoria, y es de los que está convencido de que esa finca esconde el misterio de la desaparición de Salvador. «Si hasta crecieron hierbas frescas sobre lo que habían removido en aquellos días...».

Casi medio siglo. Este es el tiempo que ha transcurrido hasta que los descendientes del hombre que supuestamente mató a Salvador Domínguez y ocultó su cuerpo dieran a conocer la verdad. Un mes antes de morir, uno de los vecinos del pueblo se sinceró con los hermanos del desaparecido, les contó todo lo que sabía, y les facilitó la localización exacta de sus restos. «Nos lo contó porque a él se lo había contado a su vez el hijo del hombre que dijo haber matado a mi hermano... Por lo visto no quería morir con ese peso, porque a fin de cuentas los descendientes no tienen la culpa de nada», reflexiona en voz alta Victoria Domínguez.
El hijo del presunto homicida confesó a un amigo justo antes de morir y le describió el paraje donde fue enterrado Salvador 

A la espera de la decisión judicial que podría solucionar la desaparición y el supuesto crimen de Salvador, sus hermanos solo tienen una obsesión: «Saber si de verdad es él el que está ahí y que descanse en paz ». En Pino del Oro, todos se miran y comentan por lo bajo. Lo único bueno, dice una mujer de edad avanzada, «es que aquí las dos familias son muy buena gente y lo que quieren es terminar con esto, porque los que quedan no han hecho nada y bastante tienen».

El remordimiento que no pudo con el vecino que mató a Salvador Domínguez Rodríguez aquella Nochebuena de 1963 sí hizo mella en sus descendientes. La clave de uno de los secretos mejor guardados de esta localidad conocida por sus minas de oro está, cómo no, bajo tierra.

BEGOÑA GALACHE. DE  LA OPINIÓN DE ZAMORA

jueves, 27 de septiembre de 2012

                                                CANCIONES DE AYER Y DE HOY

Aquí vamos a poner  canciones de ayer y de hoy, canciones que ya cantaron nuestro bisabuelos, nuestros abuelos las continuaron, las oímos cantar a nuestros padres especialmente en el trillo y en la segada, que en nuestra juventud cantaban las mozas al son de una lata o tamboril en los bailes en los pueblos de Aliste, y que al día de hoy siguen alegrando las fiestas al son de gaita las fiestas de nuestros pueblos.

Vamos a empezar con el MANOLO MIO. A continuación se irán poniendo algunas otras.

Gúmaro, 27 de septiembre de 2012.


MANOLO MIO

Manolo mío tu bien lo sabes
Que desde niña te di mi amor,
Tu me besabas y me abrazabas
Por la ventana del comedor
Tu me besabas y me abrazabas
Por la ventana del comedor.

A los quince años, tenia un novio
Que lo quería mas que el vivir,
Y al poco tiempo dicen mis padres
Que lo tenia que despedir
Y al poco tiempo dicen mis padres
Que lo tenia que despedir.

Manolo mío a mi me han dicho
Que por tres meses te vas a ir
Esos tres meses serán tres siglos
Manolo mío llévame a mí,
Esos tres meses serán tres siglos
Manolo mío llévame a mí.

La primera carta cayó en mis manos
Y la segunda en el corazón
Y la tercera cayó en la arena,
Donde Manolo se enamoró,
Y la tercera cayó en la arena,
Donde Manolo se enamoró.

Allá en las islas hay un cadáver,
Que no se sabe de quien será,
Seguramente es el de Manolo,
Que habrá muerto de soledad,
Seguramente es el de Manolo,
Que habrá muerto de soledad.

martes, 11 de septiembre de 2012

COSAS DE RAPACES

Yo siempre tuve de rapá la fama de ser uno de los más malos o traviesos del pueblo, y es cierto que hice muchas travesuras, unas veces solo, otras acompañado, y algunas de ellas comprendo que estaban fuera de lo normal. De estas solamente recuerdo dos que hice indignar a la gente, y fue cuando en una ocasión arranque los pimientos del semillero a Nicolasa que en aquella ocasión lo tenía el semillero en el “Furmiguero” encima de un montón de estiércol, un día fui por allí yo solo sin pensar en semejante cosa y me dio por arrancarle los pimientos. Otra fue cuando en una ocasión entré en el corral de Mariana y tenía una gallina con pollos salidos del huevo hacía pocos días, yo corría tras de los pollos, la gallina se tiraba a mi y yo a los pollos hasta que se los estrangulé casi todos, esto fue indignante para Mariana.

Recuerdo una vez entre unos cuantos rapaces que encontramos un ñal de huevos en un pajar de la ti Dorotea, había más de una docena de huevos, esta vez pensamos en hacer una tortilla y así fue. Nos fuimos a la cortina del ti Sidoro del “Palllerico”, hoy propiedad de herederos de Salvador Fernández (Hijo del tío Tomás Belver), allí en aquella cortina había un barranco ligeramente más bajo que el terreno,  donde preparamos la lumbre para hacer la tortilla, era ya finales  de mayo, y la gente se extrañaba al ver la humareda que  salía del barranco de la lumbre echa con leña de jara. Alfredo, también uno de los implicados trajo una sartén para hacer la tortilla que su padre guardaba con restos de grasa y sebo para untar el carro y con aquello hicimos la tortilla, con aquella grasa la tortilla daba un sabor repugnante, pero entre todos la comimos, parece que todavía en este momento siento al recordarlo me llega aquel sabor tan malo del gusto de la grasa de untar el carro.

Esto fue un poco sonado por el pueblo y hasta llegó a oídos de la maestra D. Casiana, la que nos reprendió fuertemente por haber  robado los huevos. A los pocos días para nuestra vergüenza nos hizo pedir dos huevos a cada una de nuestras madres, a los implicados, y  nos hizo ir a devolver los huevos a la ti Dorotea en comitiva, los presuntos ladrones íbamos delante con un huevo en cada mano con el brazo ligeramente levantado, y el resto de rapaces y rapazas que por causalidad no habían estado en el evento iban detrás  juntamente con D. Casiana diciendo, ladroenes, ladrones, ladrones.

Recuerdo en aquellos años cuando comenzaba mi vida pastoril con pocos años de edad cuando dos pastoras una ya casada y otra soltera pero que las dos ya habían andado el mundo adelante, y ellas por los motivos que fuera aquel día tambien andaban con las ovejas, era a finales de febrero o primeros días de marzo cuando empezaron a tontear las dos conmigo a que te hacemos esto, que  te hacemos lo otro, hasta que las dos se cogieron de mi, me quitaron los pantalones (calzoncillos no traía) y los tiraron a la corona de un roble, se pusieron las dos debajo y no me dejaban subir a cogerlos, si bien antes me pintaron ciertas partes del cuerpo con una barra de pintar los labios. Yo todo el día alrededor de ellas para que me dejaran coger los pantalones, pero no fue hasta bien entrada la tarde cuando se cansaron de tenerme desnudo cuando me dejaron subir al roble a coger los pantalones, baya putada que me hicieron, yo no tenía más de 11 o 12 años y ellas ya andarían alrededor de los 25 años. Las dos viven, todos los años las veo en Lober, pero yo nunca he vuelto a comentar con ellas semejante historia, no se si se acuerdan o no. Ha veces pienso que ya después de más de cincuenta años le volviera a recordar aquella inolvidable experiencia.


En otros artículos de Tierrasdealiste ya he contado otras andanzas mías propias de nuestra niñez, en conjunto, son vivencias de una etapa de la vida de la que creo que todos tenemos  muchas cosas que contar.
Pero a mi también me las hicieron, y me las hicieron gente adulta  creo que ya con otros tintes. Recuerdo en una ocasión una persona  que podía tener alomejor unos 35 o 40 años más que yo del pueblo de Lober que un día me dijo: (yo podía tener unos 10 u 11 años)  Oye rapa, ven acá que te voy a decir una cosa: mira si quieres que te el pito se te haga muy grande lo untas todos los días con leche de higuera, coges un  higo verde y con esa leche que echa se la refriegas bien, verás  como se te hace de grande. Yo, ni corto ni perezoso en la primera higuera que vi corté un higo,  eché el pellejo  del pito para atrás y comencé a hacer lo que aquel malvado me había dicho, pero hay  cuando aquello empezó a reaccionar,  ¡¡¡ que escozores…!!!, entonces marché a  Urrietanaval donde mi abuelo tenía la noria, le di unas vueltas  para llenar de agua una poza que tenía, quité los pantalones y me metí dentro, ya había pasado un buen  rato desde que había echo la operación, por lo que ya tenía tiempo de sobras de hacer efecto. Aquellos escozores ni con el agua se quitaban y al final se me hicieron hasta llagas que me tardaron tiempo en curar al mismo tiempo que las pasé putas. Yo  aquello lo viví en secreto, no dije a nadie nada. Aquel tío cada vez que me veía me decía, rapá… ven acá que te voy a preguntar una cosa, yo echaba a correr y si podía ni por su lado pasaba. Esta fue una broma pesada, fue una salvajada más propia de salvajes que de otra cosa, que de haber sido hoy aquel hombre podía haber dado con los huesos en la cárcel.

Gúmaro. 11 de septiembre de 2012.

viernes, 7 de septiembre de 2012


LA FIESTA EN LOBER.

Cuando llega el mes de septiembre me recuerdan mis de niño en la fiesta del pueblo, si bien antiguamente y hasta finales de los años 20 creo que fue según comentarios de los más viejos del pueblo de hace 50 años atrás que la fiesta de Santa Marina se celebraba el día que viene marcada en el calendario, el día 18 de julio, pero  al coincidir estas fechas con los trabajos de la siega época no muy propicia para celebraciones pues decidieron cambiarla al 18 de septiembre, siendo esta ya una época en la que los hogareños podían prescindir de más tiempo. En aquellos años en todas las casas se cocinaba con leña,  incluso en muchas cocinas estaba el horno de hacer el pan, y después de tiempo las paredes se quedaban ahumadas, motivo el cual que para la fiesta se debía encalar con barro blanco, así como fregar los escaños tamboretes y banquillas para que a la llegada de los festajeros que solían venir de otros pueblos (familiares o amigos) vieran nuestras casa lo más limpias posibles dentro de lo que cabía. El día anterior a la fiesta, prácticamente en todas las casa se mataba un cordero para la celebración, ya que la res no se debía comprar por que en aquellos años casi todos los vecinos del pueblo tenían ganado lanar, y si alguno no tenía pues lo compraba , pues tampoco había carnicerías en la zona y cada uno de debía suministrar por si mismo. La víspera  acudían los zamarreros a comprar las pieles ( el ti Pedrin de Fradellos y más tarde sus yernos  el ti Migue y el ti Celestino).

La fiesta del pueblo era muy esperada por todo el pueblo, pues todo el mundo y sobre todo los mozos y las mozas compraban vestidos para estrenar aquel día, pues acudía mocedad de todos los pueblos colindantes y se podía producir alguna oportunidad de ligue. Los mayores la esperaban para por lo menos por un par de días  salían de la rudimentaria gastronómica diaria (los frejoles verdes de esa epoca ) para degustar el sabroso cordero alistano.  Y los rapaces la esperábamos por que íbamos a vivir dos días de fiesta y todo era diferente, llegaban los confiteros, a Lober  venían dos el Araujo de Alcañices y Santiaguito de Domez y nuestros padres y abuelos nos podían dar alguna peseta para comprar unos caramelos, los mas mayores compraban restralletes petardos o bonbas, pero no mucho por que el presupuesto era pequeño. Los caramelos pequeños costaban dos perras chicas y los grandes a perra gorda, los restralletes por una peseta te daban 10, y las bombas por una peseta cuatro. Los  rapaces más grandes jugaban a los cartones, que eran cuatro cartas pegadas en un cartón y se componía de 10 cartones que hacían las 40 cartas de la baraja, podías comprar los cartones que quisieras (entre más cartones compraras más oportunidades)  luego uno barajaba la baraja y cortaba y la carta que saliera el que la tuviera en el cartón ganaba, y el confitero te daba el equivalente a una peseta o a lo que pusieran la tirada.

La víspera ya se hacía baile con los gaiteros del pueblo, y era el día de la fiesta a la salida de misa cuando comenzaba el primer baile con la música que se hubiera ajustado, pues ya en los años 60 recuerdo que se ajustaba la música de Faramontanos de Tábara, eran tres músicos, un batería un acordeón y un saxofón,  en aquellos años se consideraba una música como él no va más,   sobre todo mayores de pueblo acudían a escucharla  mu alucinados. Costaba 700 pesetas, las cuales se debían pagar a escote, los mozos ponían una cantidad, y las mozas ponían la mitad de la cuota que los mozos, y el trabajo que había para juntar el dinero. Después de comer comenzaba el baile, en aquellos años era baile fiado, a primera hora bailaban las mozas  juntas en parejas, y dos mozos debían ir a cortarlas para bailar con ellas, los mozos astutos,  hasta que no oscurecía no comenzaban a bailar para que no los vieran, pues si bien las madres de las mozas estaban cerca y no querían ni los mozos ni las mozas que sus madres los vieran bailar juntos. Al oscurecer era cuando comenzaban los mozos a ir a fiar, pues a veces estaba uno bailando a gusto con una moza, o una moza con un mozo y no te dejaban parar, pues  era baile fiado, y en aquellos años los mozos tenían unas normas en el baile que se debían cumplir, pues si una moza no quería bailar con un mozo, esta se exponía a que por el resto de el año ningún mozo fuera a bailar con ella. Bueno entonces, los que ya estaban medio novios, en le baile salían a bailar aun lado y ya muy arrimados, entonces ya ningún mozo los molestaba.

El segundo día el baile comenzaba a las 10  u 11 de la mañana, pues la noche anterior el baile no acababa más tarde de las 12  o como mucho la una de la mañana, entonces el baile de la fiesta de el segundo día casi acababa con la hora de la comida alrededor de las dos de la tarde, después de comer los festajeros forasteros ya se marchaban quedando solo para el baile de la noche la mocedad del pueblo y pocos más.
En la década de los 80, no recuerdo que año, ya la fiesta en decadencia por la emigración,  prácticamente la fiesta se estaba acabando, no quedaban niños, no quedaban mozos ni mozas, simplemente se hacía una misa y era ya lo único que quedaba de la fiesta. Un año de esa década no recuerdo cual, en el mes de agosto un grupo de emigrados del pueblo pensaron cambiar la fiesta  para el día 18 de septiembre, pues en agosto están en el pueblo  con sus hijos y nietos todos  y todas los/as que un día emigraron. Los primeros años hubo gente del pueblo reacia a cambiar la fiesta, pues algunos aquél día uñeron las vacas y marcharon a trillar, pero sus hijos si se habían añadido a la fiesta, ya así estuvo unos cuantos años entre tira y afloja, hasta que poco a poco se dieron cuenta que   la fiesta se debida cambiar definitivamente ya que la fiesta había cogido gran popularidad y se cambio definitivamente cediendo a dar para el festejo el dinero que aporta el ayuntamiento, cosa que hasta entonces y durante los años que duro aquella transición la música de la fiesta  la debíamos pagar entre los que la aceptaban  o cogiendo algún dinero de lo de la caza, de el que todos como propietarios de fincas tenemos parte. Y desde entonces continuamos celebrando Santa Marina  patrona del pueblo de  Lober el día 18  y 19 de agosto de cada año. Si bien ya comienza el día 17 por noche con una merienda popular pagada a  “escote” entre los asistentes, y en la actualidad yo casi considero que es lo mejor de la fiesta, pues una noche en la que te encuentras con gente que saludas y puedes hablar con unos y otros acabando con una charanga  con la que podemos disfrutar del baile  o escuchando canciones de nuestro tiempo en un pueblo del que tantos recuerdos guardamos.

Gúmaro, 7 de septiembre de 2012.

lunes, 3 de septiembre de 2012


LA SEGADA EN COSTANTIN

Este año el vecino pueblo luso “Costantin” puso en marcha la iniciativa de promover  la segada, ya  casi olvidada por  el paso del tiempo para muchos que en aquellos años empuñaron la hoz,  un  trabajo desconocido para los más jóvenes, a los cuales iba dirigido tal evento, para que muchos pudieran vivir  por un día el trabajo que sus padres o abuelos desarrollaron durante toda la vida en unos años en que la maquinaria agrícola brillaba por su ausencia en nuestras comarcas alistanas y en las comarcas lusas de Tras os Montes.

Era el día 11 de agosto a eso de las 11 de la mañana después de almorzar la sopa de segada en la Casa do Povo de Costantin, los segadores y segadoras se dirigían  al campo  donde se reservaba una parcela sin segar para poder revivir la segada  a modo de romería. Los participantes acudían previstos de una fardela donde llevaban  pan  y un vaso de aluminio para el agua, y en la mano la hoz y los dediles, otros llevaban un cuelmo remojado para hacer ataderas para hacer los haces.

Llegando a la tierra se comenzó a segar como estaba previsto,  unos, lo más expertos segaban como casi toda su vida lo habían echo, otros, los más jóvenes  mientras se prepararon y cogieron la hoz, apenas le quedo tiempo para practicar, un servidor segó cuatro gabillas y hizo el  manojo con una garñuela  hecha  con pajas de centeno al estilo tradicional.

Acabada la siega se juntó en mornal, y una vez hecho, cantaron y bailaron  con la música de un acordeón  y las voces de las portuguesas entonando canciones populares de la siega. Al terminar se cargaron los haces en un carro tirado por dos mulas iniciando el acarreo de las mieses  (dos carros) hasta la era donde previamente se había preparado  el seco césped para la trilla donde se hizo la parva.

Ya eran las dos de la tarde y era hora de comer todos juntos en la casa do povo, por la tarde se trilló la parva con dos mulas y un trillo que apenas si le quedaban piedras, pero se trilló juntando luego en un parvón para limpiar al aire. Al día siguiente  y después de almorzar se limpio el parvón,  y se hizo una demostración con otra meda trillando con la “trilladeira” una máquina motriz que llegó a los pueblos de Aliste y Tras os Montes en los años 80 cuando en otras comunidades se despojaban de ellas por la llegada de la cosechadora.

Como más arriba comente, después de más de 40 años volví a empuñar la hoz, esta vez no era para segar el  trigo que más tarde convertido en harina y masa  coceríamos en el horno para nuestras necesidades una vez convertido en pan, si no para hacer una demostración  hacía los que nacieron unas décadas más tarde de como se llevaba a cabo tras un largo proceso elaboraciones el pan que cada día  se ponía encima de nuestras mesas.
Gúmaro, 3 de septiembre de 2012

miércoles, 18 de julio de 2012

VIVENCIAS Y RECUERDOS DE ALISTE POR SIMÓN KATON ALVAREZ NACIDO EN TOLILLA Y EMIGRADO A ARGENTINA EN EL AÑO 1950


PARA LA PUBLICACIÓN, PREVIO ANÁLISIS, EN LA WEB DE ALISTE

UN SALUDO A LOS ALISTANOS, ORIGINALES Y DERIVADOS, DESDE BUENOS AIRES, EN LAS FIESTAS Y VACACIONES VERANIEGAS.

Por Simón KATON ÁLVAREZ.

Si vuelvo la vista atrás (sin deseos de estatua de sal), al verano de 1950 (y anteriores), mi último verano en España, puedo recordar casi a la perfección las tareas de los días y los sueños despiertos de  parte de las noches de aquellos duros y lejanos, pero recordados, tiempos veraniegos.

Transplantados los quehaceres de rutinas anuales, tan necesarias como imprescindibles, a este mes de Julio de 2012 (1), me vería en estas fechas de mediados de mes, todavía en la parte de la siega del centeno con la hoz; que en este año 2012, sería el turno de la Hoja de Arriba, que yo conocí siempre como de años pares. Y, supongo lo sería, desde muchos años atrás.

Con Lober de Aliste, las Hojas eran coincidentes; con Mellanes, Fradellos y Flores, todos de Aliste, los Hojas eran invertidas. Con Rabanales de Aliste, sí había raya común, pero las praderas y montes limítrofes de Rabanales eran patrimonio común del pueblo, que yo nunca conocí sembradas. En general, las tierras sembradas de la Comarca eran de propiedad privada, pero de espacio totalmente abierto, de manera que liberadas de los cultivos, hasta la nueva siembra, pasaban a ser un espacio común de pastoreo libre. De ahí la necesidad que los cultivos y las tierras libres de pastoreo, entre pueblos vecinos, fueran en todo lo posible compatibles. Es decir, que los cultivos de un Pueblo, a través de la raya común, no coincidieran con los rastrojos de pastoreo del vecino, para evitar las tentaciones y daños de los cultivos por las ganaderías vecinas. Esa normativa formaba parte del Digesto Municipal, que yo de vez en cuando de pequeño  me entretenía en leer, y luego a años vista profundicé, para los pasos previos de unas posibles oposiciones; tema en el que mi padre fue un experto por interés personal de saber, y haber desempeñado los cargos de Alcalde pedáneo en Tolilla (1931-32) y Alcalde ordinario en el Ayuntamiento de Gallegos del Río (1933-Julio de 1936).

Voy a imaginarme la reproducción de “aquellas tareas”, de un día tipo, con las herramientas en la mano desde el amanecer hasta el ir a la cama a descansar las fatigas del día, no por mucho rato.

La vigilia empezaba cuando el Alba  iba marcando su claridad en semicírculo por el horizonte del lado del vecino pueblo de Lober de Aliste, que como es natural queda al Este de Tolilla (de Aliste), mi pueblo de origen. Ese Alba muy tempranera, a veces era de claridad refulgente, y otras venía con una carga difusa de telaraña alumbrada color brasa, que los abuelos más entendidos (2) por sus experiencias, solían endilgarle “día de más calor”, que los cercanos días pasados.
De hecho, Julio era el mes más caluroso, sobre todo en los días que rondaban al de Santiago Apóstol, día 25, Santo Patrono de Mellanes de Aliste, a cuya Fiesta yo concurrí en varias oportunidades.

Los más jóvenes de la partida, nos levantábamos con desgano, dado que músculos y articulaciones de manos y rodillas, en especial las bisagras a nivel lumbar / renal ( por el agacharse  y volverse a levantar, al ritmo de las manadas y compases de la hoz), no habían tenido tiempo de la tonificación adecuada mediante el descanso. También era común levantarse inapetente, apetito que reaparecía a medida que subía el Sol y los golpes de hoz se aceleraban, en espera del almuerzo, pues  más o menos de las 8 a las 12 horas, era el tiempo de la siega con más productividad.

Recuerdo bien al romper las madrugadas, que extremadamente temprano, en nuestro caso, por la ventana del sobrado de afuera, que daba a la gran hiedra que cubría la pared que daba al Corral de Atrás, era impresionante el zumbido de las abejas que venían a libar los tempranos frutos de la misma, unas bolitas arracimadas que empezaban verdes para culminar en un color morado. Por añadidura, siempre solían anidar alguna pareja de mirlos, y de vez en cuando algún ruiseñor, que a pesar de sus bellos trinos, oficiaban de despertadores molestos, en especial para los jóvenes y cansados segadores. Los jilgueros, que también eran abundantes, tenían un despertar más soleado, aunque los cantares del vistoso macho, estaban también en la pirámide de los mejores cantores, pero todos después del ruiseñor. Los jilgueros y  los ruidosos y nerviosos negrilleros, anidaban en los sotos de negrillos u olmeras asociadas, que eran los “árboles urbanos por excelencia”, hasta que llegara la peste de la “grafiosis”, en el caso de Tolilla, allá por la década del 50/60, que había empezado en Holanda por la década de 1920.

Venía el toque de diana sin corneta, ejecutado por mi padre Pablo (madrugador empedernido, si los había) y, poco después, el toque de la campana grande, con los tan, tan, tan sucesivos, llamando a la suelta de las  vacas de los corrales en procura del armado de la Vacada, que en el caso, de este mes y año, supuesto 2012, el destino sería la pradera de las Fontaninas, con extensión a la de Ferradales, para recalar en las praderas del Río Tubal a beber agua, Río Mena abajo, y subir luego pasado el mediodía  por las cuestas de las Cortinonas hacia los Carrascones del Campo (yo me sigo imaginando dos, aunque hace años sólo hay uno), que era el recinto de las siesta de la Vacada.

Armada la Vacada, en manos de los dos vecinos vaqueros de turno, con sus dos ayudantes infantiles cargados de sueño, de los que formé parte de 1936 a más o menos 1939-40. El grupo de segadores, con la hoz acomodada en la mano-brazo izquierdo, Pueblo arriba por la llamada calle Real (había otra más corta, La Moral), camino del Campo hacia las tierras del Sierro las Corzas, encima el Camino, o las Perinquinas. Como nosotros, por culpa de mi padre, éramos de los más madrugadores, desde la parte alta del camino del Ramallal ó Ramajal, se veían al resto de las cuadrillas familiares, encarar el polvoroso camino ( pero fresco en las mañanas ), no con mucho brío, hasta llegar a las respectivas tierras (fincas abiertas) de la zona, pues era común, que por razones de madurez de los cereales/mieses, se encarara en forma conjunta y al mismo tiempo la siega de las zonas geográficas comunes.

Como no sólo de siega vive el hombre, siendo la misma consumidora de muchas energías y calorías biológicas, las mismas había que reponerlas. Como dije, la costumbre del desayuno en la madrugada era poco común; de manera que se esperaba, a eso de las horas 07:00 a 08:00, hora solar, el almuerzo. Almuerzo que traía el ama de casa, generalmente la esposa/madre ( que se había quedado en casa para prepararlo), a bordo de las alforjas cargadas en la burra de turno de cada familia, burra que venía debidamente albardada para la carga, que transportaba además a la cocinera.

Uno de los almuerzos tipo que más recuerdo, en  nuestro caso (aunque era común en Tolilla y la Comarca), era el formado por : Patatas nuevas de la Cortina de Atrás; raspas de bacalao, con espinas incluidas, que eran las grandes saborizantes; arroz a gusto a punto; un refrito de manteca-aceite con cebolla, tomate, rodajitas finas de chorizo y pimentón, que se iba infiltrando con suavidad por el camino, para llegar a punto al lugar de las operaciones. Mezcla que era trasvasada a los estómagos con cierta celeridad, para reanudar las tareas, hasta la colación de las llamadas 10:00; donde se ingería con cierta rapidez, algo de tortilla, con algo de pan y chorizo, enjuagado con un trago de vino tinto; de ahí, hasta la comida, a eso de las 13:00 ó 01:00 de la tarde ( cuando el reloj solar de referencia, que era la Peña el Burro en la Sierra la Culebra, entre Cabañas y Sarracín, enviaba la propia sombra del observador, de la Peña hacia el pueblo de Sarracín, a la derecha, mirando de frente 1/3 del recorrido), que el ama de casa había dejado en preparación en horas de la mañana, con el cálculo  del fuego necesario para la justa cocción, que casi al 100% era una logística infalible; propia de la natural intuición de las amas de casa de Aliste.

La comida solía ser, con frecuencia, alubias cocidas (a veces garbanzos) con algo de tocino y espinazo de cerdo, o algo así, que se comía a la sombra de alguna encina o roble de la misma finca, donde la mesa eran unos surcos de tierra nivelados a patadas con cholas o abarcas, para que más o menos llano, se pudiera extender sobre el suelo el rústico mantel, y poner la olla de la comida encima; dado que la olla era común para todo el corro de circundantes, que en forma acompasada cada uno iba metiendo y sacando la cuchara llena, para meterla a la boca. Luego de la comida, aligerada con algo de vino tinto, se dormía unos 30-40 minutos de siesta a la sombra de roble o encina, que eran las sombras más saludables, en las horas de mayor calor.

A eso de las 05:00 de la tarde, se volvía a repostar con algo de chorizo, jamón y pan, mezclados con cebolla dulce cortada con cuchillo ó navaja, que se entendía ( y con razón, como está demostrado) que era saludable , digestiva y depurativa. La tarea de la siega seguía, hasta mucho después que el Sol apagara sus luminarias tras los cerros de Mellanes / Rabanales, con la cortina portuguesa, que es decir el punto cardinal Oeste.

Oculto el Sol nuclear, por un largo rato quedaban esos colores rojizos  que seguían alumbrando por reflejos , hasta que la manta de la noche cubría los Cielos Alistanos, y el seguir segando, implicaba el cierto peligro que la hoz cortara aparte de las pajas del centeno, alguna falange de los dedos de la mano izquierda, sólo útil para tirársela al gato.

En esa penumbra que corría la noche hacia el Oriente, las cuadrillas, previo ordenamiento de dejar atados los manojos ó haces de lo segado, con el retorno de su hoz en mano, debidamente acomodada en brazo y mano izquierda, medio doloridos por la faena (que ya venía con las cargas, para los varones mayores, de la antecesora siega de la hierba a guadaña del mes de Junio), arrastrando los pies por el camino polvoriento, que en muchos casos los varones con pies en abarcas, como era el de mi hermano Paco y el mío, el polvo se metía por la punta de las abarcas y oficiaba como molido talco de color entre marrón y gris.

Por el camino a casa, centellaban abundantemente las luciérnagas, en sus giros de ballet desordenado, con legiones de murciélagos que con sus radares desplegados, hacían la cosecha nocturna de su sostén alimentario. Aquí y allá, unas aves nocturnas grises (no recuerdo el nombre) que se aplastaban metros adelante de los caminantes en el mismo camino, hasta que casi se las volvía a pisar, de nuevo levantaban ese mismo corto vuelo, y así sucesivamente hasta las cercanías del poblado. Por ahí en los costados del camino, desde alguna de las añosas encinas del Campo, el silencioso grito de algún mochuelo hacia los congéneres, con su algodonoso y bajo vuelo, hacia el lugar donde su profunda y angular vista había descubierto la presa.
Se llegaba maltrechos a casa, y si esa noche no había turno de riego, por ejemplo en las huertas del Alisón, tampoco había apetito; de manera que con una ensalada de lechuga, se iba a dormir. En mi caso, solía tumbarme en una larga banqueta de las del comedor, donde dormía un par de horas; luego me despertaba y recurría a la cama a la segunda corta parte de la noche, camino de la cercana madrugada, hasta escuchar el llamado de mi padre Pablo, previo a los ¡tan! ¡tan! a repetición de la campana grande de la torre de la Iglesia, accionada por el largo ramal de una soga, que colgaba desde el campanario hasta las cercanías del suelo, llamando a desalojar las vacas de los respectivos corrales para formar la Vacada de ese día.

Si por contrario imperio, había turnos de riego en las huertas del Alisón (u otras), esas tareas a mi me encantaban y no había cansancio que me excusara. Al contrario esas tareas de riego me rejuvenecían, pues desde muy niño empecé a comprender al drama que representaba la falta de agua para la economía de Aliste (3) en general, incluida Tolilla y, naturalmente, el impacto muy negativo  en la familiar, donde las patatas eran fruto esencial de la alimentación de todos los días. De ahí surgía el dicho popular, que respondía a la alimentación de la Comarca:”Por la mañana patatas, al medio día patatolas, y por la noche patatas solas ”.

En esas noches de riego de las llamadas huertas del Alisón; riego que provenía de una de las grandes azudas (azud) del Pueblo, la de la Azuda el Ancho, que también abastecía a la calienda/canal conductor del agua del Molino harinero, a cuyo efecto se había construido un terraplén de piedras/lajas calzadas las unas con las otras, al debido nivel hidráulico que manejaban los vecinos entendidos en base a sus experiencias. Cuando el nivel del agua, a través de la  corriente y su dinámica de presión, superaba el terraplén, el agua discurría por el lecho natural del Río (Mena), que metros más abajo se atajaba de nuevo, por parecido procedimiento artesanal, hacia otro retén de regaderas. Una de esas regaderas iba hacia las Huertas del Alisón; la otra, con un nivel más bajo, lateralizaba las huertas del Alisón por la parte del Río, cruzaba el entonces camino de rodera hacia Rabanales de Aliste, por la zona de la Güera / Huera, para el riego de esa zona y la llamada La Juncal.

Pues bien, en esas noches de Julio  por el Alisón, solíamos encontrarnos en el riego por turno, Brígida, Teodora y Yo; eran huertas vecinas, ya fruto de las repetidas particiones hereditarias, generadoras del famoso y destructivo “minifundio”, que tiempos atrás (como otras muchas de todos los vecinos) habían formado, juntas las tres, una sola unidad económica.

En Julio, los patatales florecidos en profusión con sus frondosos ramajes verdes, y con las patatas bajo tierra en plena formación, eran un encanto placentero, potenciado por las expectativas de “una buena cosecha”, al ser todos los habitantes, grandes y pequeños, conscientes de la importancia que las patatas tenían en la dieta alimentaria. El riego era por inundación, si bien habían surcos iniciales que se iban aplanando con la tierra desmoronada por los efectos del agua.

Era una delicia escuchar el burbujeo del agua al empapar la tierra, producido por los gases de los estiércoles orgánicos esparcidos para fertilizar la tierra antes de la siembra, más el desalojo del aire acomodado en las cavernas subterráneas de las raíces y las patatas en crecimiento, a 15-20 centímetros debajo de la superficie del suelo.
Asimismo, era divertido observar la fuga de los grillos ramas arriba de las patatas (4) , que durante el día por efectos del calor, se habían refugiado en los huecos de la tierra, que abrían las raíces de las plantas y la presión del crecimiento acelerado de los tubérculos.

Por añadidura, si la primavera había venido lluviosa, el Río traía mucho más caudal de agua, y frente a las huertas, por debajo de una puente de piedra el agua cantarina formaba una pequeña cascallera/cascajera, donde por Mayo / Junio solían desovar los “barbos” (como lo hacían los de la Juncal / Pozo el Pontón en otra cercana cascajera más extensa) situados en la inmediata azuda (azud), una azuda, que como casi todo el recorrido del Río Mena por el término de Tolilla, en la parte de la Ribera, estaba colmado de alisos con profusos y frescos ramajes, y sus raíces abundantes y entrelazadas asentadas en agua y tierra. En esa azuda, durante Julio, todavía se podían hacer buenas pescas de cangrejos a cangrejera, dado que por el calor buscaban las aguas más profundas y más frescas, a lo que contribuían en buen grado, las tupidas y frescas sombras de los alisos. Al fondo de la noche, si luna llena mejor, se escuchaban en varias direcciones los cruzados, inigualables y competitivos cantos de los ruiseñores, siempre con sus nidos en las cercanías del agua.

Río abajo, con la azada/sajo al hombro camino de la Puente de Arriba, parte de la Calzada (de Arriba), escuchando parecidos trinos de otros ruiseñores, interferidos por el volumen de los de algún mirlo. Subida al sendero peatonal de las Cortinas de tras las Casas ( con patatas, muelas y garbanzos en gestión verde), salto por la pared del Corral de Atrás, escalera normalizada del sobrado de fuera, y a la cama a dormir, siempre y cuando (antes del DDT, luego prohibido) no saliera algún chinche de su madriguera, que con su mordedura rabiosa dejaba listas las uñar para el rascado de la aureola epidérmica. La mañana no tardaría en llegar, para repetir las rutinas de cada día en esos densos meses de verano ¡ La Vida en Aliste de los referidos tiempos así lo exigía !

Es entendible, que para la mayoría de los descendientes de Aliste de las nuevas generaciones, en gran mayoría nacidos en otras latitudes, estos relatos de modos de vida le resulten muy extraños. Pero conste que la vida en la Comarca era así. Así de sencilla, así de complicada, donde a partir de los 5-6 años había que empezar a asumir adecuadas responsabilidades de colaboración familiar, para contribuir en todo lo posible con la precaria y difícil subsistencia.

Y esto es una pequeña muestra, pues en carencias y necesidades de medios de comunicación, instrucción, sanidad y cobertura social, no existía nada, de nada. En la gran mayoría de los pueblos de la Comarca, empezando por el mío, no había luz eléctrica (yo en Tolilla, de donde salí en Abril de 1951 para Argentina, no la conocí). Tolilla tuvo Escuela y Maestros allá por 1930, Flores y Fradellos avanzados los 40; los caminos, de caballerías y roderas, fangales en invierno y polvorientos y llenos de socavones en verano. La salud ¡Ah la salud ! Estaba sujeta a los principios darwinianos de Evolución y adaptación de las especies:”Sobrevivían los más aptos”. Y así eran las condiciones de la Vida en la Comarca ¿De qué se murió fulano, fulana, etcétera ? De un ataque, de un cólico miserere, de…¡No se sabe…!

Pero como dice el refrán :” Lo que no mata engorda”, que en términos actuales quiere decir “ fortalece”, pues el engordar de antaño era sinónimo (falso, a la luz actual) de salud. De manera que esos estados crónicos de necesidades, convertidos en “angustia existencial”, del permanente rogar al cielo y llorar al suelo, de los vecinos de Aliste (que lamentablemente no eran los únicos), fueron creando un biotipo, aparte de bastante endogámico, por el minifundio imparable, perseverante y luchador; teniendo claro que entre el desear y el llegar, hay un duro camino de voluntad, esfuerzo y trabajo. Y cuando el desarrollo económico global hizo posible la movilidad social, la Comarca (como otras muchas), fue liberada por el “gran éxodo” hacia otras muchas latitudes, que como todo éxodo en todos los tiempos, siempre lleva consigo un alto grado de carga traumática, en especial el desarraigo familiar en su primera fase. Pero obtenido el cociente de Beneficio/Costo (e), el mismo ha sido ampliamente favorable.

Aliste es Historia. Pero en los Cementerios de la Comarca, están concentrados los genes de casi todas nuestras generaciones precedentes. Y de la misma manera que nuestro ADN mitocondrial, refiere una identidad de no menos del 99,99 %, la fidelidad a las raíces, siempre tiran y enlazan los sentimientos.


¡Felices vacaciones! Veraniegas para el Norte, Invernales para el Sur, y en el Medio para los residentes Tropicales.

Buenos Aires, 17 de Julio de 2012


Un abrazo.

Simó

NOTAS:

(1).Yo en forma oficial, comencé a segar con la hoz, luego de algunas pruebas en Julio de 1939, con 09 años, donde alternaba las funciones de aguatero para la muy reducida cuadrilla familiar de la siega, con algunas tardes de tanto en tanto, que dedicaba a la pesca de los cangrejos en el Río (Mena), para el propio consumo, con la dotación de la docena de cangrejeras que poseía. Pesca reducida a un par de azudas, más profundas y sombreadas por los alisos ribereños, con agua más fría, donde los cangrejos  y su amplia reproducción se iban refugiando a partir del mes de Junio, cuando empezaban los calores fuertes. En 1940, potencié la participación en forma voluntaria, casi a pleno, para pasar definitivamente a la acción en el año 1941.De 1942 a 1944, era un buen segador, y del 1945 al 50 (mi última siega) un segador excelente. También llegué en esos años a la excelencia en la siega de la hierba con guadaña, superando en mucho a mi padre, que era bueno; asimismo, de los mejores en el arar, tanto en la paridad de los surcos, como en la derechura de los mismos, los longitudinales, los atravesados en pequeña diagonal de desagüe, o en diagonal profunda, tomando como referencia algún punto lejano fijo, enfocado en la muesca – era el punto de mira – de la parte de arriba del yugo que uncía a la pareja de vacas, que tiraba del arado, una versión moderna del antiguo arado romano.

Sobre estos elogios señalados, decía Cervantes por boca de Don Quijote, en el Capítulo XVI, Segunda Parte, en el relato del Caballero del verde gabán, el rico don Diego de Miranda:”…y puesto que las propias alabanzas envilecen, esme forzoso decir yo tal vez las mías, y se entiende cuando no se halla presente quien las diga…”. Pero bueno, yo lo cuento, porque ya no tengo abuelas que lo puedan decir, ni padres que lo puedan testificar y, de los de mi generación, en el escenario de origen, ya quedan muy pocos que lo puedan contar.

(2).En esos remotos años, no había televisión, ni noticieros, ni otros medios que difundieran el tiempo que hacía, ni previsiones del tiempo por horas, días y semanas. Sí había presagios de los que acumulaban años en las espaldas, en función de las experiencias de la vida.

No obstante algunos vecinos, en Tolilla mi abuelo Simón lo compraba cada año, adquirían un pequeño calendario, un opúsculo, que se llamaba Calendario Zaragozano para todo el año. El mismo día por día, traía las horas de salida y puestas del Sol y de la Luna, las fases de la Luna, y una serie de consejos prácticos para las siembras, las podas, las plantaciones, los injertos y otros consejos prácticos. España se dividía en regiones, y les iba asignando fenómenos meteorológicos obvios, a lo que solía suceder en las distintas latitudes: Lluvias en Galicia y el litoral cantábrico, casi todo el año; tormentas y granizo por Mayo Junio  en muchos lados; heladas y nevadas en el invierno; calores en verano, con largas sequías; lluvias torrenciales por Agosto-Septiembre en el Este peninsular, y cosas por el estilo. Era una recopilación informativa de lo que solía suceder, en los distintos lugares, expresado por los habitantes con experiencia a través de varios años antecedentes.

Que dijera que del 20 de Julio al 05 de Agosto, en el Noroeste de la provincia de Zamora iba a hacer mucho calor, de día y de noche; o que los viñedos del Sur del Duero y cultivos aledaños de las Tierras del Vino, podrían ser afectados por el granizo de Mayo a Julio, era una obviedad, pues sí podía suceder, y de hecho de vez en cuando sucedía. Si por desgracia granizaba, el calendario acertaba, y si por suerte no pasaba nada, nadie se acordaba.

Algo parecido a un médico obstetra, renombrado por los aciertos de pronosticar el sexo de los embarazos en curso y consulta, en función de unas variables de auscultación y revisación de las embarazadas. Se cita como hecho real en el Buenos Aires de antaño. Cuando las embarazadas venían a la consulta, y le preguntaban qué iba a ser ¿varón ó mujer?, el galeno le contestaba con total seguridad ¡ Será mujer, le decía ¡ Él médico llenaba una ficha, en la que entre otros datos ponía: Sexo: Varón. La inversa, mujer, si había pronosticado varón. De esta manera, si el médico había acertado, la familia divulgaba el acierto, y era un genio. Si se había equivocado (+-50%) vendría el reclamo, pero ¡claro!, él recurría a la ficha, y decía: No, está equivocada ¡Mire! Le mostraba la ficha (donde había asegurado varón, había escrito meses atrás mujer, o la inversa, según las promesas).De manera que  la mitad eran aciertos, y el otro 50%, no eran equivocaciones.

(3).Yo tengo muy presentes las sequías de 1943 a 1945, en especial la del 45, donde en el término de Tolilla se secaron todos los manantiales ( a excepción de la Fuente del Pueblo, de agua ferruginosa, sita en la parte baja del Campo, fuera del Pueblo), y desde 1943, en el lugar del Río Mena denominado Los Llenaderos, seco total con el limo del fondo resquebrajado por el calor, hubo que cavar un pozo bastante profundo para llegar a una napa de agua subterránea que estaría relacionada con la que surtía al Pozo de Arriba y al Pozo de Abajo, que también se secaron. Algunos pocos manantiales no se recuperaron, o cambiaron de curso, eso a pesar del año muy lluvioso de 1946, lluvias que habían comenzado en los últimos meses de 1945.

Fueron años muy angustiosos para los vecinos de Aliste. Hubo escasez de todo, empezando por un invierno 44 / 45 muy seco, la primavera ventosa y seca, de manera que sin pastos ni hierba en los prados para el ganado: ovino y bovino; casi nada de legumbres ni hortalizas, con una pésima cosecha de patatas, pocas y raquíticas.
Lamentablemente esos ciclos de sequías se repetían con bastante frecuencia, y los ánimos comarcales se caían por los suelos.

(4).Allá por los años por los años 1942-43, los patatales que siempre en Aliste habían gozado de buena salud, resistentes a las plagas, allá por el mes de Junio, florecidos o a punto de florecer, de la noche a la mañana aparecieron muchas plantas de patatas con todas sus hojas desaparecidas, por el roído de unas orugas glotonas. En las primeras observaciones aparecieron una especie de pequeños escarabajos amarillentos con rayas y pintas negras, llamado dorífora o escarabajo de la patata; en la parte opuesta de todas las hojas, gran cantidad de huevos, que se convertían en larvas, que comían las hojas, luego se enterraban, y reaparecían como nuevos escarabajos. Era su ciclo vital, y desde muchos años atrás en los EE.UU de Norteamérica, ya venían combatiendo la plaga, dado que allí al parecer comenzó a fines del siglo XIX en el Estado de Colorado.
El combate o pesticida aplicado a la agresiva plaga por las tierras de Aliste, hasta por lo menos principios de 1951 (fecha de mi viaje a la Argentina), era una solución acuosa de arseniato de plomo, con la que se pulverizaban las plantas en crecimiento de los patatales. Sin duda era un elemento tóxico, no sé en qué grado. Tampoco sé si se siguió aplicando, o siguió el camino del famoso y pernicioso DDT, el liquidador final de todos los insectos ¡¡¡La solución definitiva!!! Poco después, se determinó que era portador de una toxicidad incompatible con la Vida; naturalmente se prohibió para el uso masivo, pero el bienhallado Dicloro-Difenil-Tricloretano quedó circulando por el ambiente por mucho tiempo, y a ciencia cierta, no se sabe de cuántas muertes de personas y animales ha sido causante, pero seguro de muchas. De cualquier manera, ha sido un elemento tóxico más, de los muchos productos de la industria farmacéutica, que son la panacea, y años después son prohibidos por los daños producidos en la salud. Son retirados del mercado, pero el negocio y los daños ya estaban hechos ¡ Que pase el siguiente !

Buenos Aires, 17 de Julio de 2012.SKA.///

miércoles, 13 de junio de 2012

COPLAS DE CIEGO


Corrían los años cuarenta y cincuenta cuando yo daba mis primeros pasos, y unos años más cuando  empezaba a correr por las calles de Lober. Recuerdo por muy poco, pero recuerdo cuando  los ciegos deambulaban de un pueblo a otro acompañados de su lazarillo o de su propia mujer evocando el interés de los vecinos para escuchar las coplas y otras historias que solían explicar.

Ya por norma, estas coplas e historias estaban basadas en hechos reales casi siempre ocurridos en la comarca: Crímenes, engaños pasionales, y robos. Las solían cantar en la plaza del pueblo, formando un gran corro alrededor del  ciego. Conforme iba cantando las macabras historias causaba lágrimas entre los más débiles abriendo estos un menos precio hacía los causantes de la tragedia que como ya he comentado siempre era real.

Una vez habían acabado de cantar las coplas, el lazarillo o acompañante del ciego vendía las coplas imprimidas en un papel de un color amarillento que alguna gente  del pueblo compraba y leía y releía hasta quedar grabada de por vida en su disco duro. Estas coplas eran cantadas por aquellos/as que las habían aprendido en tiempos de la segada y sobre todo en el trillo. Recuerdo de niño oír cantar algunas de estas melancólicas, pero verdaderas coplas dando vueltas alrededor de la parva en el trillo acabando por entristecer a todo el que las escuchaba las escuchaba.



Gumaro, 13 de junio de 2012


Terrible crimen cometido en Zamora

Cantado por Inés Rodríguez Gazapo, grabada en el año 1992, contando con la edad de 82 años



Horroroso y doble asesinato cometido en una casa a orillas del puente del Rio Esla, próximo a dos kilómetros del pueblo Ricobayo, partido de Alcañices, provincia de Zamora. el día 3 de diciembre de 1931.


PRIMERA PARTE

Tiembla la pluma en mi mano
cuando me pongo a pensar
el doble y horrible crimen
que causa miedo fatal.

Escuchar con atención,
mujeres, niños y ancianos,
para poder explicar
este suceso inhumano.

En el sitio ya nombrado
un matrimonio habitaba
por su honradez y cariño
todo el mundo apreciaba.

Ella Magdalena Santos
y Ángel Cartón el se llamaba
estos tuvieron tres hijos
dos infantes y una infanta.

Isaac y Sebastián
los dos varones se llaman
y la hembra Honorina
mujer prudente y honrada.

Honorina que a sus padres,
hace tiempo acompañaba
con amor entrañable
siempre a su obediencia estaba.

Están de Carabineros
ejerciendo en Salamanca,
don Isaac y su hermano,
su padre también estaba.

Y ya que cogió el retiro
con ahorros que alcanzaba
compró una pequeña josa,
y allí el sustento ganaban.

Este noble matrimonio
honradamente vivían
amando la humanidad
diversiones no tenían.

Ya sabrán nuestros lectores
de que el los Saltos del Duero.
en gran cantidad de pueblos
inundarán sus terrenos.

Los dueños de aquella josa
ésta noticia sabiendo
a la compañía del Salto
sus posesiones vendieron.

Dos individuos infames
que en el Salto trabajaban,
Antonio nombre fingido
y el otro Fabián se llama.

Al saber esta noticia,
todos los día buscaban
los medios para robar
esta mencionada casa.

Anduvieron cerca un mes
dedicados a la caza,
 y otra veces a la pesca,
y así los días pasaban.

Fingiendo ser muy decentes
esta casa frecuentaban,
 como ya eran conocidos
en ellos tenían confianza.

Le entregó la compañía
diez y siete mil pesetas,
y ellos por estar tranquilos
a un hijo se las entregan.

La venturosa Honorina
a sus padres le decía,
debemos irnos al pueblo
que está muy mala la vida.

Tienes razón hija mía
su padre le contestaba
 hay que aprovechar la fruta
que no quede abandonada.

Luego después nos iremos
juntitos a Salamanca,
algún tanto convencida
Honorina ya quedaba.

El día 3 de diciembre
los dos marcharon a caza
y a eso del obscurecer
a la casa regresaban.

Como era de costumbre
salió Honorina de casa
al pueblo de Ricobayo,
al rosario se marchaba.

Aquellos dos criminales
como ya en acecho estaban
cuando se marchó Honorina,
luego al punto se preparan.

Entre los dos convinieron
de que el Fabián se quedara
 a las orillas del puente
por si acaso alguien pasaba.

Y Marcelino Colino
a la puerta se acercaba
y aguardando unos instante,
luego a la puerta llamaba.

Y don Ángel salió a abrir
por ser gente confiada
sin aguardar más razones
ni atender a sus palabras.

Descargando su escopeta
un tiro le disparaba,
cayendo al suelo mortal
luego difunto quedaba.

Cerró en seguida la puerta
y allí de nuevo cargaba
por segunda vez su escopeta
con intención muy dañada.

Luego salió Magdalena
y a su esposo se abrazaba
entre ayes de dolor
afligida y angustiada.

Magdalena abrió la puerta
y luego el disparaba
sobre la infeliz mujer
y difunta la dejaba.

Ya tendidos en el suelo
los dos difuntos quedaban
todos bañados en sangre
en aquella triste casa.

Ya realizado el hecho
al momento se marchaba
a donde estaba Fabián
y le ha dicho esta palabras.

Mis hechos están cumplidos
ahora sólo a ti te falta
que tu mates a Honorina,
y quede la casa franca.

Le entregaba la escopeta
y al momento se marchaba
a unos cuantos cientos metros
y allí a Honorina esperaba.

Aquí da fin el romance
en esta parte primera,
y en la segunda que sigue
daré fin a la tragedia.


Solían hacer intermedios que a veces aprovechaban para vender medicinas, cartas, o el típico calendario zaragozano.
SEGUNDA PARTE

Ya salieron del rosario
y Honorina regresaba
sin sospechar la traición
a que estaba sentenciada.

La carretera hace curvas
y por llegar pronto a casa
por un estrecho sendero
Honorina caminaba.

Pasaba una camioneta
por donde Fabián estaba
 y como estaba oscurecido
con impaciencia esperaba.

En tanto que la Honorina
presurosa llegó a casa
en el sitio ya indicado
allí el Fabián le esperaba.

Ella a la puerta llamaba
y al ver que no contestaban
luego pasó para dentro
y aquel cuadro se encontraba.

Contemplar cuál quedaría
afligida y angustiada
aquélla pobre mujer
sin amparo y sin compaña.

Entre ayes de dolor
y los gritos que ella daba
en aquélla solidad
auxilio al cielo clamaba.

Tres ó cuatro pasajeros
que a Ricobayo pasaban
oyendo aquéllos lamentos
se acercaron a la casa.

Al ver aquél triste cuadro
asombraos se quedaban
unos se fueron a dar cuenta
y otros le hicieron compaña.

Luego pidieron el alto
cuando a Fabián se acercaban
él les dijo su camino
que con ustedes no es nada.

Llegaron a Ricobayo
y luego cuenta le daban
a la autoridad del pueblo
de todo lo que pasaba.

Enterado Marcelino
fue donde Fabián estaba
y conversando unos momentos
distintos rumbos tomaban.

La justicia y todo el pueblo
cuando de eso se enteraba
de compasión conmovidos
dirigieronsé a la casa.

El Marcelino Colino
con la Pilar en compañía
vivían maritalmente
y en Ricobayo habitaban.

Pasan aviso a los guardias
diciéndole lo que pasaba
a los autores del crimen
por odas partes buscaban.

El Fabián se dirigió
a la casa que habitaba
la mencionada Pilar
y ella dijo estas palabras.

Fabián bien debes saber
y estarás bien enterado
que a los autores del crimen
muchos los andan buscando.

Tu serás el criminal
yo tengo por entendido
pues si tú has sido también
matarías a mi marido.

Y entonces él le contesta
colérico enfurecido
el canalla y criminal
sólo ha sido tu marido.

El Fabián desesperado
al mesón se encaminaba
porque allí estaban los guardia
aquellos que lo buscaban.

Con su escopeta apuntando
para matar a algún guardia
aunque perdiera su vida
ya desesperado estaba.

Y estando así por detrás
luego las manos le echaba
un servicial del teniente
y al punto lo maniataban.

Lo llevaron a Alcañices
declaración le tomaban
y el referido suceso
todo al punto lo contaba.

Y que él la muerte a Honorina
se la tenia sentenciada
y por varias dificultades
no ha podido ejecutarla.

Lo buscan por todas partes
y a Ferreras no encontraban
a Mombuey telegrafiaron
y la Puebla de Sanabria.

Era su pueblo natal
Manzanal de los Infantes
del mencionado Ferreras
y allí fue a refugiarse.

Y desde allí le escribió
a la Pilar una carta
invitándolo que fuera
luego allí sin más tradanza.

Que se irán a Buenos Aires
los dos juntos en compaña
y los guardias la noticia
tuvieron de dicha carta.

Y al pueblo referido
al punto se dirigieron
lo buscan por todas partes
paro nada consiguieron.

Y también por las fronteras
y varios puntos de España
lo buscan sin sosiego
y a Ferreras no encontraban.

Y viendo que era inútil
el ausentarse de España
pasando algunos días
el se presentó a los guardias.

Una vez que se entregó
amarrado lo llevaban
donde está prisionero
a allí pagará su infamia.

Al pasar por Ricobayo
preso en coche lo llevaban
con armas,  palos y piedras
todo el pueblo se prepara.

Para quitarle la vida
y así tranquilos quedaban
por evitar compromisos
rápido el auto marchaba.

Esos viles asesinos
no pagarán con presidio,
según el público opina
debe hacerse cruel martirio.

Para que sirva de ejemplo
a nuestra humana nación
respetar su libertad
vivir coma manda Dios.

Y ahora el humilde autor
a sus oyente encarga
que en sus mal trazados versos
dispenses todas sus faltas.

FIN.


CAMBIO DE LOS CALZONES POR ALFORJAS.








Todo casado me escuche,
todo viudo se suspenda,
todos los mozos y niños
les suplico que me atiendan,
que miren con quien se casan,
que no se fíen de viejas,
de mozas, ni de casadas,
ni de viudas zalameras,
ni tampoco de beatas,
ni de las niñas pequeñas,
porque aquel que se fiare
le saldrá muy mala cuenta:
y si me dan atención
explicaré con presteza
lo que las mujeres son,
manifestando sus tretas,
sus chismes y sus enredos,
sus marañas y cautelas,
dando principio al asunto
comenzaré por las viejas.
Estas por lo regular
la mitad son alcahuetas,
llevando chismes y enredos,
armando donde hay paz guerra;
al argumento está claro,
pues se ve por la experiencia
en cualquier parte del mundo,
ciudad, villa, casa ó venta
que por desdicha ó desgracia
llegare a entrar una vieja,
meterá tanta cizaña
como metió Ana Bolena
con el cardenal Bolseo
cuando perdió la Inglaterra [...].