jueves, 27 de septiembre de 2012

                                                CANCIONES DE AYER Y DE HOY

Aquí vamos a poner  canciones de ayer y de hoy, canciones que ya cantaron nuestro bisabuelos, nuestros abuelos las continuaron, las oímos cantar a nuestros padres especialmente en el trillo y en la segada, que en nuestra juventud cantaban las mozas al son de una lata o tamboril en los bailes en los pueblos de Aliste, y que al día de hoy siguen alegrando las fiestas al son de gaita las fiestas de nuestros pueblos.

Vamos a empezar con el MANOLO MIO. A continuación se irán poniendo algunas otras.

Gúmaro, 27 de septiembre de 2012.


MANOLO MIO

Manolo mío tu bien lo sabes
Que desde niña te di mi amor,
Tu me besabas y me abrazabas
Por la ventana del comedor
Tu me besabas y me abrazabas
Por la ventana del comedor.

A los quince años, tenia un novio
Que lo quería mas que el vivir,
Y al poco tiempo dicen mis padres
Que lo tenia que despedir
Y al poco tiempo dicen mis padres
Que lo tenia que despedir.

Manolo mío a mi me han dicho
Que por tres meses te vas a ir
Esos tres meses serán tres siglos
Manolo mío llévame a mí,
Esos tres meses serán tres siglos
Manolo mío llévame a mí.

La primera carta cayó en mis manos
Y la segunda en el corazón
Y la tercera cayó en la arena,
Donde Manolo se enamoró,
Y la tercera cayó en la arena,
Donde Manolo se enamoró.

Allá en las islas hay un cadáver,
Que no se sabe de quien será,
Seguramente es el de Manolo,
Que habrá muerto de soledad,
Seguramente es el de Manolo,
Que habrá muerto de soledad.

martes, 11 de septiembre de 2012

COSAS DE RAPACES

Yo siempre tuve de rapá la fama de ser uno de los más malos o traviesos del pueblo, y es cierto que hice muchas travesuras, unas veces solo, otras acompañado, y algunas de ellas comprendo que estaban fuera de lo normal. De estas solamente recuerdo dos que hice indignar a la gente, y fue cuando en una ocasión arranque los pimientos del semillero a Nicolasa que en aquella ocasión lo tenía el semillero en el “Furmiguero” encima de un montón de estiércol, un día fui por allí yo solo sin pensar en semejante cosa y me dio por arrancarle los pimientos. Otra fue cuando en una ocasión entré en el corral de Mariana y tenía una gallina con pollos salidos del huevo hacía pocos días, yo corría tras de los pollos, la gallina se tiraba a mi y yo a los pollos hasta que se los estrangulé casi todos, esto fue indignante para Mariana.

Recuerdo una vez entre unos cuantos rapaces que encontramos un ñal de huevos en un pajar de la ti Dorotea, había más de una docena de huevos, esta vez pensamos en hacer una tortilla y así fue. Nos fuimos a la cortina del ti Sidoro del “Palllerico”, hoy propiedad de herederos de Salvador Fernández (Hijo del tío Tomás Belver), allí en aquella cortina había un barranco ligeramente más bajo que el terreno,  donde preparamos la lumbre para hacer la tortilla, era ya finales  de mayo, y la gente se extrañaba al ver la humareda que  salía del barranco de la lumbre echa con leña de jara. Alfredo, también uno de los implicados trajo una sartén para hacer la tortilla que su padre guardaba con restos de grasa y sebo para untar el carro y con aquello hicimos la tortilla, con aquella grasa la tortilla daba un sabor repugnante, pero entre todos la comimos, parece que todavía en este momento siento al recordarlo me llega aquel sabor tan malo del gusto de la grasa de untar el carro.

Esto fue un poco sonado por el pueblo y hasta llegó a oídos de la maestra D. Casiana, la que nos reprendió fuertemente por haber  robado los huevos. A los pocos días para nuestra vergüenza nos hizo pedir dos huevos a cada una de nuestras madres, a los implicados, y  nos hizo ir a devolver los huevos a la ti Dorotea en comitiva, los presuntos ladrones íbamos delante con un huevo en cada mano con el brazo ligeramente levantado, y el resto de rapaces y rapazas que por causalidad no habían estado en el evento iban detrás  juntamente con D. Casiana diciendo, ladroenes, ladrones, ladrones.

Recuerdo en aquellos años cuando comenzaba mi vida pastoril con pocos años de edad cuando dos pastoras una ya casada y otra soltera pero que las dos ya habían andado el mundo adelante, y ellas por los motivos que fuera aquel día tambien andaban con las ovejas, era a finales de febrero o primeros días de marzo cuando empezaron a tontear las dos conmigo a que te hacemos esto, que  te hacemos lo otro, hasta que las dos se cogieron de mi, me quitaron los pantalones (calzoncillos no traía) y los tiraron a la corona de un roble, se pusieron las dos debajo y no me dejaban subir a cogerlos, si bien antes me pintaron ciertas partes del cuerpo con una barra de pintar los labios. Yo todo el día alrededor de ellas para que me dejaran coger los pantalones, pero no fue hasta bien entrada la tarde cuando se cansaron de tenerme desnudo cuando me dejaron subir al roble a coger los pantalones, baya putada que me hicieron, yo no tenía más de 11 o 12 años y ellas ya andarían alrededor de los 25 años. Las dos viven, todos los años las veo en Lober, pero yo nunca he vuelto a comentar con ellas semejante historia, no se si se acuerdan o no. Ha veces pienso que ya después de más de cincuenta años le volviera a recordar aquella inolvidable experiencia.


En otros artículos de Tierrasdealiste ya he contado otras andanzas mías propias de nuestra niñez, en conjunto, son vivencias de una etapa de la vida de la que creo que todos tenemos  muchas cosas que contar.
Pero a mi también me las hicieron, y me las hicieron gente adulta  creo que ya con otros tintes. Recuerdo en una ocasión una persona  que podía tener alomejor unos 35 o 40 años más que yo del pueblo de Lober que un día me dijo: (yo podía tener unos 10 u 11 años)  Oye rapa, ven acá que te voy a decir una cosa: mira si quieres que te el pito se te haga muy grande lo untas todos los días con leche de higuera, coges un  higo verde y con esa leche que echa se la refriegas bien, verás  como se te hace de grande. Yo, ni corto ni perezoso en la primera higuera que vi corté un higo,  eché el pellejo  del pito para atrás y comencé a hacer lo que aquel malvado me había dicho, pero hay  cuando aquello empezó a reaccionar,  ¡¡¡ que escozores…!!!, entonces marché a  Urrietanaval donde mi abuelo tenía la noria, le di unas vueltas  para llenar de agua una poza que tenía, quité los pantalones y me metí dentro, ya había pasado un buen  rato desde que había echo la operación, por lo que ya tenía tiempo de sobras de hacer efecto. Aquellos escozores ni con el agua se quitaban y al final se me hicieron hasta llagas que me tardaron tiempo en curar al mismo tiempo que las pasé putas. Yo  aquello lo viví en secreto, no dije a nadie nada. Aquel tío cada vez que me veía me decía, rapá… ven acá que te voy a preguntar una cosa, yo echaba a correr y si podía ni por su lado pasaba. Esta fue una broma pesada, fue una salvajada más propia de salvajes que de otra cosa, que de haber sido hoy aquel hombre podía haber dado con los huesos en la cárcel.

Gúmaro. 11 de septiembre de 2012.

viernes, 7 de septiembre de 2012


LA FIESTA EN LOBER.

Cuando llega el mes de septiembre me recuerdan mis de niño en la fiesta del pueblo, si bien antiguamente y hasta finales de los años 20 creo que fue según comentarios de los más viejos del pueblo de hace 50 años atrás que la fiesta de Santa Marina se celebraba el día que viene marcada en el calendario, el día 18 de julio, pero  al coincidir estas fechas con los trabajos de la siega época no muy propicia para celebraciones pues decidieron cambiarla al 18 de septiembre, siendo esta ya una época en la que los hogareños podían prescindir de más tiempo. En aquellos años en todas las casas se cocinaba con leña,  incluso en muchas cocinas estaba el horno de hacer el pan, y después de tiempo las paredes se quedaban ahumadas, motivo el cual que para la fiesta se debía encalar con barro blanco, así como fregar los escaños tamboretes y banquillas para que a la llegada de los festajeros que solían venir de otros pueblos (familiares o amigos) vieran nuestras casa lo más limpias posibles dentro de lo que cabía. El día anterior a la fiesta, prácticamente en todas las casa se mataba un cordero para la celebración, ya que la res no se debía comprar por que en aquellos años casi todos los vecinos del pueblo tenían ganado lanar, y si alguno no tenía pues lo compraba , pues tampoco había carnicerías en la zona y cada uno de debía suministrar por si mismo. La víspera  acudían los zamarreros a comprar las pieles ( el ti Pedrin de Fradellos y más tarde sus yernos  el ti Migue y el ti Celestino).

La fiesta del pueblo era muy esperada por todo el pueblo, pues todo el mundo y sobre todo los mozos y las mozas compraban vestidos para estrenar aquel día, pues acudía mocedad de todos los pueblos colindantes y se podía producir alguna oportunidad de ligue. Los mayores la esperaban para por lo menos por un par de días  salían de la rudimentaria gastronómica diaria (los frejoles verdes de esa epoca ) para degustar el sabroso cordero alistano.  Y los rapaces la esperábamos por que íbamos a vivir dos días de fiesta y todo era diferente, llegaban los confiteros, a Lober  venían dos el Araujo de Alcañices y Santiaguito de Domez y nuestros padres y abuelos nos podían dar alguna peseta para comprar unos caramelos, los mas mayores compraban restralletes petardos o bonbas, pero no mucho por que el presupuesto era pequeño. Los caramelos pequeños costaban dos perras chicas y los grandes a perra gorda, los restralletes por una peseta te daban 10, y las bombas por una peseta cuatro. Los  rapaces más grandes jugaban a los cartones, que eran cuatro cartas pegadas en un cartón y se componía de 10 cartones que hacían las 40 cartas de la baraja, podías comprar los cartones que quisieras (entre más cartones compraras más oportunidades)  luego uno barajaba la baraja y cortaba y la carta que saliera el que la tuviera en el cartón ganaba, y el confitero te daba el equivalente a una peseta o a lo que pusieran la tirada.

La víspera ya se hacía baile con los gaiteros del pueblo, y era el día de la fiesta a la salida de misa cuando comenzaba el primer baile con la música que se hubiera ajustado, pues ya en los años 60 recuerdo que se ajustaba la música de Faramontanos de Tábara, eran tres músicos, un batería un acordeón y un saxofón,  en aquellos años se consideraba una música como él no va más,   sobre todo mayores de pueblo acudían a escucharla  mu alucinados. Costaba 700 pesetas, las cuales se debían pagar a escote, los mozos ponían una cantidad, y las mozas ponían la mitad de la cuota que los mozos, y el trabajo que había para juntar el dinero. Después de comer comenzaba el baile, en aquellos años era baile fiado, a primera hora bailaban las mozas  juntas en parejas, y dos mozos debían ir a cortarlas para bailar con ellas, los mozos astutos,  hasta que no oscurecía no comenzaban a bailar para que no los vieran, pues si bien las madres de las mozas estaban cerca y no querían ni los mozos ni las mozas que sus madres los vieran bailar juntos. Al oscurecer era cuando comenzaban los mozos a ir a fiar, pues a veces estaba uno bailando a gusto con una moza, o una moza con un mozo y no te dejaban parar, pues  era baile fiado, y en aquellos años los mozos tenían unas normas en el baile que se debían cumplir, pues si una moza no quería bailar con un mozo, esta se exponía a que por el resto de el año ningún mozo fuera a bailar con ella. Bueno entonces, los que ya estaban medio novios, en le baile salían a bailar aun lado y ya muy arrimados, entonces ya ningún mozo los molestaba.

El segundo día el baile comenzaba a las 10  u 11 de la mañana, pues la noche anterior el baile no acababa más tarde de las 12  o como mucho la una de la mañana, entonces el baile de la fiesta de el segundo día casi acababa con la hora de la comida alrededor de las dos de la tarde, después de comer los festajeros forasteros ya se marchaban quedando solo para el baile de la noche la mocedad del pueblo y pocos más.
En la década de los 80, no recuerdo que año, ya la fiesta en decadencia por la emigración,  prácticamente la fiesta se estaba acabando, no quedaban niños, no quedaban mozos ni mozas, simplemente se hacía una misa y era ya lo único que quedaba de la fiesta. Un año de esa década no recuerdo cual, en el mes de agosto un grupo de emigrados del pueblo pensaron cambiar la fiesta  para el día 18 de septiembre, pues en agosto están en el pueblo  con sus hijos y nietos todos  y todas los/as que un día emigraron. Los primeros años hubo gente del pueblo reacia a cambiar la fiesta, pues algunos aquél día uñeron las vacas y marcharon a trillar, pero sus hijos si se habían añadido a la fiesta, ya así estuvo unos cuantos años entre tira y afloja, hasta que poco a poco se dieron cuenta que   la fiesta se debida cambiar definitivamente ya que la fiesta había cogido gran popularidad y se cambio definitivamente cediendo a dar para el festejo el dinero que aporta el ayuntamiento, cosa que hasta entonces y durante los años que duro aquella transición la música de la fiesta  la debíamos pagar entre los que la aceptaban  o cogiendo algún dinero de lo de la caza, de el que todos como propietarios de fincas tenemos parte. Y desde entonces continuamos celebrando Santa Marina  patrona del pueblo de  Lober el día 18  y 19 de agosto de cada año. Si bien ya comienza el día 17 por noche con una merienda popular pagada a  “escote” entre los asistentes, y en la actualidad yo casi considero que es lo mejor de la fiesta, pues una noche en la que te encuentras con gente que saludas y puedes hablar con unos y otros acabando con una charanga  con la que podemos disfrutar del baile  o escuchando canciones de nuestro tiempo en un pueblo del que tantos recuerdos guardamos.

Gúmaro, 7 de septiembre de 2012.

lunes, 3 de septiembre de 2012


LA SEGADA EN COSTANTIN

Este año el vecino pueblo luso “Costantin” puso en marcha la iniciativa de promover  la segada, ya  casi olvidada por  el paso del tiempo para muchos que en aquellos años empuñaron la hoz,  un  trabajo desconocido para los más jóvenes, a los cuales iba dirigido tal evento, para que muchos pudieran vivir  por un día el trabajo que sus padres o abuelos desarrollaron durante toda la vida en unos años en que la maquinaria agrícola brillaba por su ausencia en nuestras comarcas alistanas y en las comarcas lusas de Tras os Montes.

Era el día 11 de agosto a eso de las 11 de la mañana después de almorzar la sopa de segada en la Casa do Povo de Costantin, los segadores y segadoras se dirigían  al campo  donde se reservaba una parcela sin segar para poder revivir la segada  a modo de romería. Los participantes acudían previstos de una fardela donde llevaban  pan  y un vaso de aluminio para el agua, y en la mano la hoz y los dediles, otros llevaban un cuelmo remojado para hacer ataderas para hacer los haces.

Llegando a la tierra se comenzó a segar como estaba previsto,  unos, lo más expertos segaban como casi toda su vida lo habían echo, otros, los más jóvenes  mientras se prepararon y cogieron la hoz, apenas le quedo tiempo para practicar, un servidor segó cuatro gabillas y hizo el  manojo con una garñuela  hecha  con pajas de centeno al estilo tradicional.

Acabada la siega se juntó en mornal, y una vez hecho, cantaron y bailaron  con la música de un acordeón  y las voces de las portuguesas entonando canciones populares de la siega. Al terminar se cargaron los haces en un carro tirado por dos mulas iniciando el acarreo de las mieses  (dos carros) hasta la era donde previamente se había preparado  el seco césped para la trilla donde se hizo la parva.

Ya eran las dos de la tarde y era hora de comer todos juntos en la casa do povo, por la tarde se trilló la parva con dos mulas y un trillo que apenas si le quedaban piedras, pero se trilló juntando luego en un parvón para limpiar al aire. Al día siguiente  y después de almorzar se limpio el parvón,  y se hizo una demostración con otra meda trillando con la “trilladeira” una máquina motriz que llegó a los pueblos de Aliste y Tras os Montes en los años 80 cuando en otras comunidades se despojaban de ellas por la llegada de la cosechadora.

Como más arriba comente, después de más de 40 años volví a empuñar la hoz, esta vez no era para segar el  trigo que más tarde convertido en harina y masa  coceríamos en el horno para nuestras necesidades una vez convertido en pan, si no para hacer una demostración  hacía los que nacieron unas décadas más tarde de como se llevaba a cabo tras un largo proceso elaboraciones el pan que cada día  se ponía encima de nuestras mesas.
Gúmaro, 3 de septiembre de 2012