viernes, 14 de marzo de 2008

El pan

En tiempos antiguos muy remotos en la mayoría de las casas se “amasaba”, no sólo en Aliste, sino en la mayor parte de los pueblos de todas las regiones de España.

Este trabajo, normalmente lo hacia la mujer de la casa. Dependiendo de la época del año se hacían más o menos hogazas, en invierno el pan aguantaba más, y en verano se quedaba más duro. Por eso algunas mujeres se ponían de acuerdo, y hacían tres o cuatro hogazas más que se prestaban entre las vecinas, devolviendo éstas, cuando ellas amasaban. Era una manera de comer el pan más tiempo sin estar tan duro, eso sí, cuando se prestaba pan ,siempre se pesaba. Yo recuerdo que el peso lo contaban por libras.

El trigo se molía en molinos especiales llamados fábricas, uno había en Doméz otro en Rabanales y como no podía ser menos, otro había en Alcañices. Hasta los años 70, iba tanta gente a moler, que que muchas veces se tenían que esperar al día siguiente, o incluso al otro, eran los años que en todas las casas se hacía el pan.

Para amasar era imprescindible tener varias herramientas o artilugios, el horno, y por supuesto harina, éstos artilugios eran: el organero, la pala, la estaca grande y otra pequeña, el rodro, el barredero, artesa y la caldera. Las materias primas que se necesitaban eran: Agua caliente, harina, sal, hurmiento y más tarde también levadura.

Lo primero que se hacía era la masa, envolviendo la harina con agua caliente, el hurmiento, la sal, y la levadura en la artesa, todo bien amasado y mullido, que después se dejaba reposar o dormir. Una vez hecha la masa, se encendía el horno, algunos tardaban más de dos horas en calentarse, para estar caliente se tenían que poner los adobes de la bóveda bancos. Cuando el horno estaba caliente, con el rodro se arrastraban las brasas hasta la boca, y con el barredero, que solía ser de trúvisco ó de escoba, se barrían las baldosas quedando éstas impias de ceniza. Ya estaba el horno a punto para cocer. Después de hora y edia o dos la masa ya estaba “despierta”, ya había crecido, y mientas el horno se había terminado de calentar, ya se habían hecho las hogazas y alguna rosca que espolvoreadas con harina esperaban en la artesa para entrar en el horno.

Al cabo de hora y medía o dos el pan estaba cocido, lo primero que se sacaba del horno eran las roscas, con éstas a veces se hacía “sopa en vino”. Para la sopa en vino, se partía la rosca en “cachos” pequeños en una cazuela y se ponía vino, azúcar y agua, esto era la sopa en vino, y se comía con cuchara.

Después del año 1970 muchas mujeres dejaron de amasar. La gente joven había emigrado de los pueblos, las familias se habían quedado pequeñas, y ya no se gastaba tanto pan. Algunos optaron por dar harina al panadero, y éste le devolvía los mismos kilos de pan, otras continuaron amasando hasta casi entrado el año 2000, y hoy los hornos ya son piezas de museo.








miércoles, 12 de marzo de 2008

Las primeras obras estructurales en Lober

En la primavera del año 1956, un grupo de mujeres uniformadas paseaban por las calles de Lober, eran las juventudes de la Sección Femenina.

La Sección Femenina era un organismo que la Falange tenía para apuntar en el mismo a todas las mujeres que voluntariamente querían ser ser falangistas. Fue fundada en el año 1934, y su misión principal consistía en educar las mujeres para que el día de mañana pudieran fundar una familia ejemplar. Su fundadora fue Pilar Primo de Rivera.

Durante su estancia en Lober enseñaban educación a los mayores y menores, enseñaban a coser y bordar a las muchachas, enseñaban a hacer manualidades entre otras cosas a toda la gente que voluntariamente se apuntaba, nos hacían cine dos veces por semana, cosa nunca vista en Lober por la mayor parte de la gente, la gente vio como se comunicaban entre ellas con una emisora, cosa que mucha gente de aquél tiempo no se podían imaginar. Todos los días se veían coches en el pueblo, cosa que no era muy normal en aquellos tiempos, vivían en un campamento en Gallegos y se desplazaban diariamente en coche.

Coincidiendo con la estancia en Lober de la Sección Femenina, hizo una visita al pueblo el Gobernador de la provincia y en el discurso que hizo prometió que nos haría una fuente en medio del pueblo y que nos traería la luz eléctrica.

En el mes de septiembre del mismo año llego un gran camión cargado de tubos al pueblo, eran las cañerías para el agua. En varios meses se hicieron las obras y se hizo un depósito nuevo, la mayoría de los trabajos se hicieron todos a prestación personal, y era el mes de mayo de 1957, que Lober tenía un charíz en “La Moral”. La obra fue algo que entusiasmó y alegró a todo el pueblo, porque Lober estrenaba una obra de tanta importancia, que algunos vecinos no se lo podían creer. Hubo algunos que cuando hacían la zanja no se creían que el agua no subiera la cuesta que hay desde la era, hasta la plaza de la punta arriba el pueblo.

En años venideros, se hicieron cuatro fuentes más en el pueblo y que todavía hoy existen, la única que ya no existe, es la de “La Moral”.

Meses más tarde se cambio el mobiliario de la escuela por nuevos pupitres más cómodos. Hasta entonces había unas incomodas banquillas, y para los más pequeños un banco, que para leer la cartilla se ponían de rodillas y la cartilla sobre él.

En el año 1960 se empezaron las obras para poner la luz, costó muchas discusiones en la casa concejo, había que hacer prestaciones personales, los postes los descargaban en la N. 122. Fue un otoño de los más lluviosos conocidos, los camiones no podían entrar al pueblo cargados por peligro de atasco por el camino morisco. Es que tampoco teníamos carretera ...

Los postes se tenían que ir a buscar a Ceadea con el carro y luego se tenían que repartir donde correspondían. Era otra obra de gran envergadura para el pueblo. En principio se pusieron ocho luces de alumbrado público, que se pagaron con dinero de los vecinos, esto era lo que provocaba las discusiones. En la primavera del año 1961 Lober tenia luz eléctrica.

En el año 1963 se empezó a hacer la carretera, desde la N 122 en dirección Gallegos del Río sólo 3 km. En aquellos años no había maquinaria, todo era pico y pala. Esos 3 km, quedaron sin asfaltar, y no fue hasta final de los años 70, que se asfaltó hasta Gallegos del Río. En la década de los 80 se asfaltó hasta Lober continuando hasta Tolilla, y de ésta dando salida a Rabanales.

En la década de los 80 se hicieron las obras de alcantarillado y pozo sondeo, pero por mal entendimiento entre vecinos no fué hasta ya entrado el nuevo milenio que por fin hubo agua corriente en la casa.

El pavimentado de calles se inició en la década de los 1980, hoy en su mayoría están todas pavimentadas, o si bien aún queda por hacer algún callejón.

¿Cuales serán las próximas estructuras de los pueblos de Aliste?. Todavía quedan muchas cosas por hacer y restaurar, esperamos que de vez en cuando se haga algo.








El día de Corpus

Cinco días hay en el año que relucen más que el sol: Navidad, Pascua de Flores, Jueves Santo, Corpus Crísty y el día de la Ascensión.

El día de Corpus, como bien dice el refrán, era una de las grandes fiestas del año, pero también es una de las que con el paso de los años ha perdido casi todo su esplendor.

Dicha fiesta se celebra un Jueves del mes de Junio, no tiene un día señalado por que es una de las fiestas movibles que hay. Era una fiesta religiosa, pero al mismo tiempo también folclórica.

El día de Corpus, la gente se levantaba temprano para hacer las “Jeras”cotidianas e imprescindibles de cada día, segar herraña, “forraje”, pelar hoja para los cerdos entre otras. A media mañana había que estar preparados para la celebración. Por la mañana cada vecino barría el trozo de calle que correspondía a su casa, o pajares, cortinas o lo que fuera, todo bien barrido y regado, dejando la calle cubierta de flores, “flores de San Juan”, ramas de hinojo, flores de piñón, y las paredes enramadas con ramas de chopo y de fresno, haciendo algún arco de vez en cuando con colchas sacadas del baúl para la ocasión. Todo el pueblo estaba vestido de gala entre el fuerte olor a tomillo que desprendían las flores. Es que tenía que pasar el Santísimo. A las doce más o menos se celebraba la misa, los mozos volteaban las campanas anunciando un gran día de fiesta, la Iglesia perfumada con flores y aquel agradable olor a incienso. Acabada la misa la Iglesia no se cerraba, quedaba el Señor expuesto, y custodiado por voluntarios que se iban relevando. Después de bien comidos, con la comida extra para aquel día, que solía ser un pollo de corral con arroz en la mayoría de las casas, luego se celebraba la procesión del Santísimo, el Santísimo iba bajo palio acompañado por seis mozos. Delante de la procesión iba el Pendón, el cual, era de enormes dimensiones, tenía que ser portado por un sólo mozo con excelentes condiciones físicas, éste mozo era llamado el jaqueton.

Acabada la procesión, a la salida se nombraba nuevo mayordomo para la función del Corpus del año siguiente, si no había voluntarios se nombraba uno siguiendo las rigurosas normas. El mayordomo entrante tenía que pagar la limonada para todos en aquél mismo momento, que después de bailar el baile de la medida, repartía a la “roda” un voluntario.

Acabado esto, era medía tarde, era hora de empezar el baile en “La Moral”, con una música compuesta por dos músicos, dulzaina y bombo y redoblante. Lober siempre fue un pueblo donde gustaba bailar a la mayor parte de la gente, ya fueran solteros o casados, por esto, toda la tarde seguía un baile con mucha animación, disfrutando todos de la fiesta, y como solían decir al tomar la limonada. “Que doy en un año”

lunes, 10 de marzo de 2008

Palomares, corrales y puentes


Por cualquier pueblo de Aliste que nos demos un paseo por las afueras, podemos contemplar bellas y antiguas estampas alistanas, con arquitecturas de épocas medievales, éstas estampas son: Los palomares, los corrales de ovejas o pariciones y los puentes.

Los palomares alistanos, son de formas simples, dentro de la arquitectura poular de la comarca.

Están levantados en sitios soleados, y siempre cercanos al pueblo, son construcciones de una sola planta, de forma rectangular, y a veces redondeada en su parte delantera, con una única caída de aguas al mediodía. Tienen paredes de piedra, y a veces revocados con barro o cal, el tejado es simple, cubierto casi siempre con pizarra. En la parte de arriba del tejado y el alero de éste van rodeados por una pequeña altura de piedras que hace de abrigo para las palomas. L a puerta es de madera rústica recubierta con grandes clavos y sin pintar. En la mayoría de los palomares alistanos la entrada y la salida de las palomas es por unos agujeros situados por debajo del alero de la parte central.

Hoy día como tantas otras cosas alistanas no hay garantías de su supervivencia. Los palomares han muerto lentamente en manos del olvido, la vida moderna ha acabado con su sentido.
Las palomas acudían al palomar con cebo o pienso que se le ponía sobre todo en invierno. En primavera se apareaban guerando o encubando los huevos. Los beneficios que daba el palomar eran dos: los pichones que aparte del consumo familiar, también se vendían, y el estiércol o palomina muy apreciado para abonar las tierras, las tierras que se abonaban con palomina el fruto era seguro.

En Aliste, otras edificaciones curiosas son las casetas o pariciones para encerrar las ovejas, son corrales hechos con pared de piedra seca , sin barro , de un metro y medio o dos de altura de forma cuadrada, o redonda, y un trozo cubierto con pizarra o teja, pero la mayor parte sin cubrir, facilitando así la ventilación y aireado del ganado. La parte superior de la pared, le ponían una gran bardiza de zarzas para evitar los ataques de las manadas de los hambrientos lobos que por toda la comarca se escondían durante todo el año. Estos corrales solían estar en cualquier parte del término de los pueblos, reduciendo así el camino a las ovejas, y nada más salir del corral podían empezar a pastorear.

Dado que el ganado ovino, también ha perdido mucho en Aliste en los últimos años, éstos corrales aún tienen actividad dado ala importante cabaña ovina que existe aún en la comarca alistana.

Otras arquitecturas medievales son los antiguos puentes y pasaderos, situados por todos nuestros ríos y arroyos, y son un claro un claro ejemplo del sentido práctico de los pueblos.
En Lober tenemos un puente de piedra de muy antiguo sobre el Río Mena a su paso por el camino de Fradellos, el puente de la puente bajo sobre el arroyo que da acceso al camino de Tolilla, hoy ya casi anulado al no haber agua en el arroyo debido a los desagües más profundos que bajan por el mismo, pero que en tiempos, en invierno era vital, igualmente los pasaderos que hay en el mismo arroyo unos metros más arriba por donde se accedía a la patera, el puente de fuente lugar hoy ya reformado, los pasaderos del arroyo de los cabaderos, los pasaderos para pasar el arroyo de la boca el valle, los pasaderos de los pontones y tantos otros que en tiempos no muy lejanos nos eran imprescindibles y que hoy en día ya los tenemos en el olvido.
















jueves, 6 de marzo de 2008

La supervivencia en Aliste


Aliste como toda su comarca, hasta bien entrada la década de los 60, fue una comarca de familias numerosas en la mayor parte de los pueblos. Los recursos con que se contaba no eran suficientes para subsistir, solo se podía contar con la agricultura y la ganadería, y que no siempre iba bien, pero era de lo que se sobrevivía.


De las ovejas se sacaba lana. De ésta, se vestía toda la familia, nuestras madres se pasaban hilando la mayor parte del año, pero no por eso dejaban de hacer otras labores del campo, para hilar cualquier momento era bueno, cuando más se hacía éste trabajo era por las noches, pero por el día también aprovechaban el rato que podían. De la lana se hacían, pantalones de paño para los hombres abrigos (jerséis) ,bufandas, calcetines, las camisas se hacían de lino ect. Para las mujeres hacían los manteos, medias , refajos, la bantal o faltriquera, chaquetas, mantones, mantas, colchones, colchas entre otras cosas.


El calzado, hecho por los hombres de la casa como: las famosas cholas y las albarcas para toda la familia, y que prácticamente era el calzado que se gastaba. El jabón, también era elaborado por las mujeres, iban juntando los desperdicios de grasas, las deshacían en una caldera, una vez deshechas le ponían una cantidad de sosa cáustica, lo vertían en un cajón rectangular destinado para tal fin, cuando estaba frío lo cortaban obteniendo los panales.


La agricultura era la principal fuente de alimento de Aliste, del trigo en el molino se hacía el harina, de la cual se hacía el pan, el pan estaba presente en todas las comidas. Todas las casas disponían de un horno, que solía estar en la cocina la boca, y la bóveda quedaba en la parte trasera que daba al corral, se amasaba cada 15 días más o menos, y se hacían doce ó catorce hogazas, y algunas veces también se hacía un hornazo, que era una hogaza con tocino y chorizo dentro, muy bueno, por cierto.


El almuerzo solían ser unas sopas de ajo, que era agua con ajos machacados, manteca, pimiento, y sal, muy digestivas, pero de alimento me parece que tenían poco. Mas consistentes eran los almuerzos de invierno cuando se almorzaba con las morcillas y los torrejones. Las comidas de medio día dependían de la época del año, en invierno solían ser berzas con patatas cocidas con tocino, parte de éste se dejaba para merendar a media tarde, tocino con pan, y cuando salían las acedas una ensalada de éstas o melujino o arrabazas. Los viernes de cuaresma, en vez de tocino solía ser tortilla, y alguna vez escabeche por aquello de que era emporada.


En el mes de julio cuando empezaban los fréjoles verdes, la comida eran fréjoles con patatas, y también con tocino, y en las meriendas, el tocino con ensalada de pimiento, tomates o lechuga. Las comida de medio día se solían alternar también con garbanzos ó fréjoles secos. Las cenas casi siempre eran de patatas cocidas, a veces con una raspa de bacalao y un refrito de tocino. En las grandes fiestas, a veces se mataba un pollo del corral, y el día de Santa Marina ese día en todas las casas se mataba un cordero y algún pollo, ese día había invitados y había que quedar bien.
La matanza de los cerdos era el gran sustento de las familias durante todo el año, en cada casa se mataban por lo menos dos o tres cerdos grandes. La matanza era un día de reunión familiar, se juntaban por la mañana temprano y se tomaba el aguardiente con pan, eso para coger fuerzas, luego ya se salía derecho al corral donde se cogian los cerdos con una soga por el hocico y se ponía el cerdo encima el banco, clavándole un gran cuchillo en el cuello, las mujeres cogian la sangre con un cubo para hacer las morcillas. Después se chamuscaba el cerdo con pajas de centeno guardadas para tal fin, después de bien labado se sacaban las tripas, las cuales se lavaban bien para hacer los chorizos, después el cerdo se colgaba de una biga del portal esperando al día siguiente que el veterinario diera el visto bueno, se deshacían las hebras para los chorizos, que luego se adobaban con los respectivos condimentos. Se echaban de sal los tocinos, jamones y espaldas, era el sustento de la familia de todo el año. Ha por cierto que buenas aquellas hebras asadas en la lumbre, parece que ahora so saben tan buenas, ¿eh.? La manteca se deshacía ese día por la noche en una gran caldera, cuando ya estaba deshecha se echaban dentro de la manteca grandes trozos de pan, que luego se sacaban y espolvoreándole azúcar por encima, eran las “pingadas”, después se sacaba la manteca con un cazo que se depositaba en grandes ollas que se guardaba para condimentar las comidas. En la caldera quedaban los chicharrones que bien machacados con pan migado y azúcar eran los torrejones, muy buenos por cierto. Los jamones no siempre se comían, a veces se vendían a los jamoneros, en las familias siempre había gastos y no siempre había de donde sacar dinero, y a veces se vendían jamones, y después se compraba tocino, ya que en muchas casas si había mucha familia faltaba tocino. Los terneros era la única fuente de dinero que se podía tener, y no siempre era suficiente para hacer frente a los pagos. Había que pagar los consumos y contribuciones al ayuntamiento, había que pagar guanos y nitratos, y los gastos imprevistos de cada día.


La viña era en aquellos tiempos la finca más bien cuidada en todas las familias, de ella salía el vino casi para todo el año, aunque no era de muy buena calidad, ya que el clima alistano no es propio para la viña, en verano las noches son más bien frescas, y eso no ayuda mucho a la maduración de la uva. En algunos pueblos de Aliste se hacía aguardiente, licor muy apreciado en la comarca, pero estaba prohibido por la ley, y se tenían que sacar unos permisos para elaborarlo. El aguardiente se obtenía de la destilación de bagazo, poniendo a hervir éste, y colocando encima un recipiente de agua fría, que daba lugar a la condensación del vapor y así se obtenía el aguardiente. A partir de los años 60, la vida en Aliste empezó a cambiar, la gente iba a los trabajos, se cobraban pensiones, los pesqueros empezaron a ir por los pueblos con pescados frutas y pollos, empezaron a funcionar carnicerías en Rabanales y San Vitero, la maquinaria empezó a funcionar en la agricultura. A partir de aquella década Aliste también empezó a morir, la gente joven empezó a emigrar a borbotones, la natalidad descendía a pasos agigantados, los pueblos se quedaban sin gente a un ritmo imparable, hoy muchos pueblos están a punto de desaparecer, pero los que hoy vivimos, cada vez que vamos a uestros pueblos estamos felices en la tierra que un día nos vio nacer.

martes, 4 de marzo de 2008

Los molinos

Los molinos en Lober y en general en Aliste, son edifícios simples, no muy grandes, de una forma rectangular, adaptados para el trabajo que desarrollaban. Yo diría que estos molinos hoy son ya edifícios históricos en Lober y en Aliste, de los cuales ya sólo nos quedan recuerdos.

Yo desde aquí diría a las administraciones que corresponda que tomen mano en este asunto, no para ponerlos en marcha, sino para rehabilitar los edifícios de estos molinos, que formaron parte de nuestra história y que hoy están a punto de desaparecer, y no creo que rehabilitarlos saliera muy costoso.

Todos los molinos tenían la misma forma, rectángular, y situados a un lado del río, sitio estudiado, de forma que el agua pudiera entrar bien en él, a través de una calienda que la llevaba a una presa llamada “Zuda” y que, en invierno, época de crecidas no quedara enaguado, ya que con las crecidas el agua retrocedía por el desague y el rodezno quedaba frenado.


Los edifícios no tenían mucha claridad, solo tenían una pequeña ventana para mirar desde dentro la Zuda si tenía suficiente agua, tampoco tenían chimenea aunque en todos ellos durante el invierno se hacía lumbre sobre todo cuando se tenía que ir a moler de noche. Los tejados solían ser de pizarra, en tiempos material barato en Aliste por existir canteras en diferentes pueblos de la comarca. Los mecanismos del molino eran muy primitivos, de ahí el valor histórico que tienen, aparte de las piedras o muelas y el rodezno, todo lo demás era de madera.


Podemos mencionar algunas partes de la máquinaria que hacía funcionar el molino: el rodezno, las piedras (muelas), la tolva, la caja (tambor) la críba (canaleja), el tocador (tarabillo) y el farnero. Cuando la tolva se quedaba sin grano, y las piedras continuaban funcionando se decía que andaba de “Rueso”. Las piedras eran de cantería como allí deciamos (granito), piedra muy abundante en Fornillosy Moveros, etc., había algunas que las llamaban francesas, éstas hacían el harina más fina. Estas piedras eran redondas, con un aro metálico, a su alrededor tenían un rayado, era lo que molia el grano, este rayado con el tiempo se gastaba, y había que picarlas périodicamente. Para sacar la piedra de arriba se disponía de un artilugio en forma de media luna con una especie de uña por cada lado, se enganchaba en dos agujeros que la piedra tenía por los lados dandole la vuelta.

La Canal era una canal estrecha en forma de embudo por donde salía el agua con mucha presión que hacía funcionar el rodecno.

El rodecno era una pìeza circular con muchas aspas metálicas, fijada sobre un eje, que al caer el agua sobre él volteaba con mucha fuerza provocando el movimiento de las piedras.

Las piedras se graduaban por medio de un tornillo, que con más o menos separación la harina salia más o menos granulada, la caja era de madera circular que cubría las piedras, la tolva era un artefacto de madera donde se echaba el grano, que resbalando poco apoco iba cayendo en la criba, la criba era un cajon pequeño de madera donde caía el grano que venía de la tolva, tenia una tela métalica agujereada donde quedaban algunas posibles espigas o pequeñas piedras que podia tener el grano, el tocador era un palo redondo, dentado, enganchado a la vara del rodezno,que al rozar los dientes con el cajón de la criba hacía que el grano cayera alas piedras donde éstas lo machacaban, el farnero era un deposito escabado en el suelo y forrado con pizarras donde caía el harina que salia de las piedras.

Normalmente los molinos solían ser comunales donde varios vecinos tenían parte , unos tenían un día, otros tenían dos, y otros podian tener horas, por que normalmente en las herencías se repartían , para que todos los herederos pudieran moler. Como ya he dicho anteriormente, los molinos si en breve no son rehabilitados, pronto sólo tendremos el recuerdo, y pensando sentiremos en la mente, aquel Tic- tac- tic- tac que era el corazón de los molinos.

La transhumancia de Lober en los años 60


La trashumancia en Lober ha existido desde tiempos remotos. Había otros pueblos vecinos que por su ubicación en riberas o pastos más frescos y con abundante agua, el ganado podía quedarse pastando sus terrenos durante la calurosa época estival sin hacer la trashumancia.


Lober, un pueblo siempre con un exceso de ganado ovino, llegando el verano los pastos se quedaban secos o escaseaban debido al exceso de reses, por eso en verano siempre se tenía que hacer la trashumancia hacia las sierras de Puebla de Sanabria, buscando los frescos pastos y el agua de aquellas sierras, la gente decía que si las ovejas iban a la sierra, en invierno enfermaban menos. Había unas gentes de algunos pueblos que se cuidaban de arrendar los pastos, éstos eran los llamados amos, que después contrataban ovejas cobrando un tanto por cada una. También éstos tenían que contratar pastores y arreadores para cuidar la gran cabaña de ovejas que se juntaban, y que siempre solían ser dueños de las ovejas.


La trashumancia se hacía a finales de junio, salíamos de Lober al atardecer y llegábamos a dormir a los corrales de Rabanales cerca del río Ceval, allí metíamos las ovejas en los corrales campestres, y los pastores íbamos a Rabanales al bar del “Rabiau,” allí recuerdo que vi yo la televisión por primera vez, era el año 1963, tenía yo 14 años. Al día siguiente, había que madrugar quedaba un largo y agotador camino por andar, así salíamos los siete u ocho ganaderos de Lober y allí se juntaban también otros dos o tres que había en Tolilla, y salíamos río Ceval arriba, que nos empezaba a salir el sol antes de llegar término de San Vitero, allí ya se empezaban a ver rebaños de diferentes pueblos de Aliste, las ovejas de Lober y Tolilla ya iban juntas, aunque los rebaños iban aglomerados, no se acababan de juntar, por el instinto que las ovejas tenían, ya que por el balar ellas se conocían. Ya llegábamos a los campos de Aliste, mochila llena de comida, y capa al hombro, para llevar todo esto durante todo el día, era un gran esfuerzo . La comida que solíamos llevar era pan y tocino, chorizo ya no había o si había alguno se guardaba para medicina. Por los campos de Aliste ya empezaba a calentar el sol, allí no había agua ni sombra, a veces se encontraba alguna fuente que no era agua corriente, era agua detenida, y para cogerla teníamos que quitar una gran cantidad de “saltones”saltamontes, que caían al agua y como no podían salir allí morían, pero como no había otra aquella era buena para saciar un poco la sed y mojar el pan que llevábamos que ya se había quedado duro. En los campos de Aliste el sol era agotador, teníamos que taparnos con la capa de paño, de esa manera no daba el sol tan directamente en la cabeza. De hay el dicho que dice que lo que quita el frío , también quita la calor.


A medio día estábamos frente a San Cristobal, y continuábamos caminando, las ovejas con el sol no caminan, había que esperar que cayera la tarde . Llegando al término de Gallegos del Campo ya empezaban a caminar más, y había que recuperar terreno, Allí, ya se veía la cabaña de todo Aliste, aún no iban juntas, era en la “Fuente el Horno” donde se juntaban todas las de Aliste unas 5000aproximadamente. La fuente “El Horno” en término de Gallegos del Campo era una fuente con abundante agua fresca y que todo el día pensábamos en llegar a ella, durante muchos años sació la sed de todos los pastores alístanos.


El camino continuaba, ya sólo se veían ovejas por todas partes, pero ningún pastor conocía las suyas, la noche ya se echaba encima, aún quedaba camino por recorrer. Por fin se llegaba ya al sitio llamado el “Carrilon” que era donde se dejaban, esto era termino de “Flechas”en la Sierra de la Culebra, cerca de Peña Mira. Allí , se hacían cargo de la cabaña los pastores y arreadores que las llevaban al destino, a la sierra de la Pedriña, la Escoba, entre otras. Llegando allí después de tres o cuatro días más de camino, los arreadores volvían a sus casas y ya sólo quedaban los pastores, con sus grandes perros para defenderse de los lobos, eran los que las cuidaban durante dos meses aproximados dependiendo del pasto que hubiera mas o menos.


Tomábamos el camino de regreso, hacía Mahide, llegando a ese pueblo, cenábamos en una taberna que había, la cena solía ser latas de sardinas y jarras de vino, esa noche eso no falta, y acabado de cenar el gasto se pagaba a “escote”, la cama era campestre, íbamos a la era donde trillaban y dormíamos entre la paja, por aquella zona las noches eran bastante frescas, nos tapábamos con paja solo dejando la cabeza fuera, que también teníamos que tapar con la capa, por que sino picaban los mosquitos. Por la mañana había que levantarse temprano, había que coger el autobús en Mahide, que nos llevaba hasta Ceadea. De allí caminando hacia Lober, parábamos a almorzar algo en la fuente la ferrada, que era algún trozo de pan duro que nos había quedado del día anterior, y llegando a casa final de viaje.


Al cabo de mes y medio o dos, los arreadores subían hasta Puebla en tren, buscaban la cabaña y emprendían el viaje de regreso, después de cuatro días de camino, llegaban al destino, que era algún pueblo de Aliste, normalmente era Grisuela. Allí acudían todos los ganaderos de Aliste, había que apartar las ovejas, cada uno tenía que buscarse un corral de algún amigo o conocido, las ovejas iban dando vueltas por la calle, y tenias que vigilar cuando pasaban para conocerlas y irlas metiendo en el corral que habías buscado. Para conocerlas, las ovejas tenían una señal en las orejas, ésta señal cada ganadero tenía la suya propia, de ésta manera nadie se las podía quitar. También tenían otra marca para conocerlas, era “la mela” cuando se esquilaban, se le hacía una señal con pez caliente, cada uno también tenía la suya, que solía ser una letra. Una vez apartadas venían los disgustos, a uno le faltaban dos, a otros cuatro, en fin, los pastores traían algunas pieles, la cuales unas decían que las había comido el lobo, otras que se habían caído de alguna peña y se había muerto, en fin cosas así.


Esta es la historia de la trashumancia en Lober en aquellos años 60. Hoy aún se continua haciendo,y no creo que el sistema mucho haya variado.


lunes, 3 de marzo de 2008

Turismo Rural en Moveros


Moveros de Aliste, pueblo de la próvincia de Zamora situado al sur se la comarca alistana haciendo frontera con Portugal, a dos horas y medía de Madrid y a treinta minutos de la ciudad de Zamoa.


En Moveros, te puedes alojar en casa de Chelo, donde encontrarás un buen ambiente familiar, y disfrutarás de los exquisitos asados de las prestigiosas carnes alistanas, regadas con los distinguidos vinos de “Toro” y de la “Ribera del Duero”, y en el supermercado de Jose Luis y Mari encontarás un gran surtido de los préstigiosos embutidos y jamones de la zona.
En Moveros, podrás disfrutar de su estupendo clima, de sus frescas noches de verano, donde puedes contemplar las brillantes estrellas en las silenciosas noches, donde lo único que interrumpe el silencio es el aullido de algún lobo, el canto de los grillos o de las ranas en alguna charca cercana. En las tardes puedes darte un paseo por los diferentes caminos rurales, y si tienes suerte, puedes presenciar algún ciervo pasturando en los frescos prados de “Cabeza el Mocho”, y por las mañanas si te gusta levantarte pronto y vas a caminar por la carretera, tal vez verás algún lobo o zorro saltando de un lado a otro.


En Moveros, pueblo de tradición alfarera, puedes ver varios hornos alfareros centenários, donde cocian la alfareria al fuego de leña. También puedes visitar los diferentes talleres alfareros, donde verás como se trabaja el barro de una manera tradicional y donde hay un gran surtido de piezas de alfáreria actuales y centenarias. En Moveros, puedes ver vacas por la calle y algún bucho, estos ya están casi extinguidos. También hay pequeñas explotaciones agrícolas, donde aún usan éstos animales para la labranza. Hay pequeños huertos familiares con pequeños pozos, que para sacar el agua usan un artilugio primitivo llamado “cigueño”, tres palos en forma de tigera y con unas piedras que hacen contrapeso,las cuales pesando más que el cubo del agua hacen subir el agua arriba con muy poco esfuerzo. Tambien puedes ver la arquitectura de Moveros, paredes centenarias hechas de piedra, y con barro mezclado con paja, que contrastan con las de nueva construcción hechas de ladrillo o piedra labrada.


Tenemos la vecina población de Portugal de Miranda de Douro a menos de veinte kilómetros, ciudad de tradición comercial, la cual no debes dejar de visitar, y diendo dirección a Miranda, llegando a la frontera portuguesa, verás un antiguo castro romano, en cuya cima está ubicada la ermita de la Virgen de la Luz, en la cual el último domingo de abril se celebrá la multitudinaria romería internacional con el mismo nombre, donde acuden gentes de ambos paises de todas las províncias colindantes. Ya entramos en tierras de Portugal, y pasando dos antiguos pueblos portugueses llegamos a Miranda, donde podrás visitar los diferentes comércios, tambien podrás visitar la antígua catedral, y las ruinas de las gruesas paredes de las antíguas murallas que cercabanla ciudad. Miranda dispone de varios restaurantes, en los cuales podrás saborear el exquisito bacalao regado con los buenos vinos verdes portugueses.


Miranda tiene unas impresionantes vistas en el río Duero a su paso por la ciudad que podrás ver desde diferentes sítios.Si te apetece, también puedes darte un paseo en barco por el río Duero pasando por los arribes y las estrechas gargantas que en algunas ocasiones alcanza hasta 200 mts hasta llegar al agua. Llegando un poco más arriba, puedes ver el impresionante puente de Pino sobre el río Duero (FOTO), que fué construido en el año 1929, y que fué diseñado por un alumno de Eífel.